Cómo hacer de una línea de pijamas una marca fashion de entre casa

Fuente: La Nación ~ Después de más de diez años trabajando el diseño de moda, tras bambalinas, entre colecciones y producciones, tendencias, marcas grandes y comerciales, Celina Carzoglio se quemó. El «burn out», que está tan de moda entre ejecutivos, también le tocó trabajando en la industria de indumentaria a los 36 años, y en el 2016, decidió dejar ese mundo que constantemente la tenía «a un metro del piso».

«Me metí en mi casa, me acovaché, y así nació la idea del mundo de entrecasa», contó a la nacion, acerca de cómo empezó a hacer el mono producto de Carzoglio: piyamas.

Piyamas de nicho, todos hechos siempre con una misma moldería, telas y colores (blanco, negro, celeste chofer, azul marino y rojo), que ya vendió más de 2000 unidades. Repone constantemente el producto pensado para una indumentaria más lenta, disfrutable y que se preste a un estilo de vida a contramano del ajetreo diario.

«Cuando decidí alejarme del rubro y bajar un cambio, me volví un poco descreída de lo que amaba y sabía hacer y transité una duda existencial profesional», explicó, «también tuvo que ver con mi edad, empecé a pensar dónde queda la energía, el tiempo, el dinero, y la cabeza que ponía en mi trabajo».

Desde 2017 trabaja de manera independiente en su proyecto donde los piyamas son «la columna vertebral» de Carzoglio, aunque también tuvo pequeñas variaciones como una línea del mismo producto para chicos, camisones, pequeñas colecciones periféricas de sastrería y, pronto, se sumarán sábanas.

Los piyamas pasaron a ocupar un lugar en la moda más allá que la prenda que se usa para dormir; hace pocas temporadas. En los locales de ropa de todas las gamas de precio aparecieron camisas y pantalones en conjunto, batas, o camisones pensados para salir. Sobra con un rápido googleo de «piyama para salir» que el buscador sugiere «fiesta», «la calle», o «de día». Más allá de la tendencia del momento la emprendedora dijo: «Lo propuse como algo clásico, apunté a un puertas adentro, a mostrarlos a través de personajes reales en situaciones cotidianas, sin estilismo ni maquillaje ni peinado». Comentó que muchos de sus clientes le mandaban fotos usando el piyama saliendo a comer, con tacos altos o en la calle pero igual optó por presentarlo como atemporal. «Toda la vida existió el personaje que sale a la calle en piyama, y de hecho soy yo. Creo que hay que verlo como lo que es: un pantalón y una camisa, una prenda esperando el mote de cada uno», confirmó Carzoglio.

Desde el primer momento quiso que las prendas sean «unisex», o como se dice ahora «no gender», con cuatro talles distintos para todo el mundo. «La moldería es masculina, yo soy muy masculina en mi gusto, y encuentro que la feminidad está en la persona».

Los piyamas no tienen ningún adorno: quiero que el valor agregado sea la calidad, una super confección y un buen género», comentó la emprendedora. «Todas las costuras son francesas, con cinco puntadas por centímetro, los botones son de nácar, se mandan a grabar y se cosen cruzados. Mientras tanto, el local también aporta a la experiencia de compra en un equilibrio entre nostalgia urbana: está ubicado en una galería en la calle Seguí, en Palermo, vecino de una carnicería y una verdulería.

Profesión: directora creativa

Empresa: Carzoglio

Edad: 39 años

En 2016 decidió dejar su trabajo como diseñadora de indumentaria en empresa del rubro y lanzó su propuesta de ropa para dormir «de nicho», trabajando en forma artesanal. Hoy cuenta con su propio local en Palermo, apuntando a un segmento de clientes premium

Anti-crisis. Churba se asocia con creadores locales y abre un restó en su tienda

Fuente: La Nación ~ «Pienso como el jacquard», dice Martín Churba. Y alude a ese tejido para explicar cómo aborda él la creación: lo hace en diferentes dimensiones. Referente del diseño de autor con más de veinticinco años de trabajo en moda, ya hace dieciocho que fundó Tramando, la marca con la que realizó cerca de cuarenta colecciones y que cristalizó, además, la tarea colaborativa que viene desarrollando en la Cooperativa La Juanita y la Fundación Hogar de Cristo, entre otras experiencias. Hace cuatro años que Churba le respondió al afán por emprender subvirtiendo el sentido hasta hacer lo contrario: desemprender. Así es que, aun en una coyuntura completamente adversa, se enfocó en los últimos tiempos en la refundación de la firmaque hoy configura un nuevo entramado en su histórica Casa Matriz, en Rodríguez Peña al 1900, al que denominó Ecosistema y que incluye el trabajo de artistas y artesanos de todo el país, quienes en ese espacio pueden exhibir y vender sus productos (calzado, joyas, pañuelos, tapices, entre otros). Además, se fusionará con una propuesta gastronómica del reconocido chef argentino Germán Martitegui, para la cual se está terminando de acondicionar un espacio en la tienda que funcionará a partir del mes próximo como restaurante.

-¿Cuál es la principal novedad en este relanzamiento?

-Es el renacimiento, porque es la posibilidad de reformular un proyecto en un país tan crítico, con una economía tan frágil y con relaciones económicas con el exterior tan lábiles que te pueden aplastar las ganancias de un negocio con la suba de una décima de dólar. Acá lo que debería ser estable es inestable. Entonces hay que transformar en estabilidad otras cuestiones que dependen de nosotros. En ese sentido el renacimiento está basado en otro paradigma: si bien está presente la idea de la marca de autor, las prendas de línea, las dos colecciones por temporada, lo que cambia es la proporción. Hay todo un espacio en el nuevo Tramando que está dedicado a la promoción, visibilización y a la capilarización de proyectos que tienen como coeficiente el diseño, pero que, de alguna manera, están ligados al vínculo de nuevas relaciones comerciales. Pueden ser creadores de las provincias, organizaciones cooperativas u otras dinámicas que inclusive llegan a esta idea de que la ecuación comercial también puede ser distinta. Tal vez más parecida al comercio justo, bastante más transparente, más trazable, con el nombre de los creadores en las etiquetas, en un Ecosistema que tiene presencia física pero también online, con la narrativa de toda la historia detrás del diseño.

-En la metáfora de la trama que trabajás desde que existe la marca -de ahí el nombre-, ponés en valor el trabajo colectivo, ¿la estabilidad tiene que ver con eso?

-La estabilidad parte del trabajo, del diseño colectivo. La experiencia de todas las colecciones con Tramando hizo que podamos trabajar asesorando sobre temas de materialidades y comerciales, o creando con otros. Y es verdad, la estabilidad está dada por los vínculos colectivos a través del diseño.

-¿Cómo se hizo la selección para configurar este Ecosistema?

-No me estaba yendo bien económicamente, necesitaba generar otro tipo de ingresos. La venta de ropa estuvo muy golpeada, tuve que hacer una reestructuración y necesité el doble de presupuesto porque desarmar es más caro que armar. Me llamaron de Rosario, provincia de Buenos Aires y Mendoza, y en esos encuentros tuve la posibilidad de conocer a gente que estaba interesada en trabajar en workshops conmigo. Vi sus producciones, ahí pude hacer una selección bastante interesante y, sobre todo, hacer clínica con los creadores, buscar cuál era el valor que ese creador podía agregar, la ventaja que le podía dar o una mirada de diseño curatorial. Fue una mayoría de gente que aprovechando la oportunidad pudo producir y eso hoy está exhibido en la tienda. Tenemos zapatos, collares, carteras y todo tipo de investigaciones en materiales muy diversos. Y eso genera una cofradía interesante, entre ellos comienzan a darse recursos.

-En un mundo virtualizado, es algo contracultural, es volver a lo primigenio…

-Claro, además es darle una oportunidad a alguien que se siente lejos de las oportunidades y lo que sucede es que, cuando la adquiere, se esmera mucho. Eso se ve en el trabajo, pasión y producción.

-¿Cómo es la respuesta de los clientes?

-Excelente, a la gente le encanta lo que ve y después se entera de que surge de una cooperativa y que su plata tiene llegada al que lo necesita. En cuanto al diseño, me animo a decir que está a niveles internacionales, no porque lo internacional sea mejor, sino porque viene gente que está acostumbrada a consumir diseño, sean locales o turistas, y encuentran total empatía con las producciones.

– ¿Cómo se inserta la propuesta gastronómica?, ¿en qué consiste la idea?

-El restaurante es de Germán Martitegui, quien tiene la característica de ser un chef bien autoral. Él va a diseñar una propuesta vegetariana que va a ir en línea con los nuevos paradigmas de la alimentación, acorde a nuevas tendencias actuales. Hay una idea como muy artesanal porque no habrá mesas, sino que los cocineros van a preparar los platos frente a cada comensal en una gran barra. Se sentarán y verán cómo se procesa la comida.

-Volviendo a lo colectivo: en la moda en general para algunos ya queda fuera de lugar la idea del diseñador estrella, ¿cómo lo ves?

-A mí me parece que los íconos de la moda son bienvenidos, divertidos, comerciales, pero es ineludible la fuerza que tienen las nuevas generaciones o las nuevas visiones de la moda. Tal vez la iconografía que habla de una idea más épica y de crear una historia es un juego divertido, pero creo que le gana el hecho de cómo nos vestimos y cómo nos vamos a vestir, qué podemos aportar a lo que ya existe, cómo lo podemos construir. Me parece que lo participativo incluye a las nuevas generaciones. Entonces la idea del trabajo se vuelve más atractiva. Aquella que está preparada para transformarse generacionalmente, pensar qué somos y cómo buscamos impactar. Lo sustentable no solo desde lo ecológico sino también desde lo social. Encontrar espacios para hablar de una moda más inclusiva que, sin dudas, nos va a dar más futuro.

-¿Qué le sumarías al documento fundacional de Tramando?

-Muchas veces caí antes de tiempo, por eso ese manifiesto tal vez tenga lugar hoy. Le sumaría que es posible. Es lo que está aconteciendo. Cuando te metés a hacer cosas nuevas no sabés si será posible o no, ahora ya sabemos que el mundo necesita un diseño social, colectivo, una mirada inclusiva. Ya no, la moda exclusiva como se jugó durante tanto tiempo en un país tan pobre. Todos los que estamos un poco mejor podemos tratar de arreglar las cosas en general, ser inspiradores de buenas prácticas. Finalmente, los que tenemos un poco de visibilidad la tenemos que usar en ese sentido. Si nos están mirando, inspiremos a ser buenos ciudadanos. Si nosotros creamos diseños genuinos y auténticos estamos construyendo algo más allá de nuestro propio resultado, que es nuestra identidad colectiva y eso sirve para todos.

-¿Cuál fue tu ganancia -no monetaria- hasta ahora?

-Hace cuatro años me puse a desemprender. Nuestra sociedad te enseña el éxito. Pero ¿quién te enseña a decrecer?, ¿cómo hacer cuando no tenés un mango porque el negocio no te da? Hoy, si me preguntaras qué consejo le daría a alguien que está empezando, le diría que sea muy cuidadoso en lo que construya porque la idea de éxito queda obsoleta y deja de ser oportuna. A veces una pequeña escala es lo mejor, habla de pequeños vínculos, pero sólidos, en un territorio un poco más firme. Crecer en la Argentina en general y en la moda en particular es complicado. Hay que entender más allá del mercado. No es la única variable, es muy importante, pero también hay otras.

-¿Te genera alguna expectativa el nuevo gobierno?

-Mucha, porque me interesa la alternancia. Como me pasó cuando vino el gobierno anterior, sentí la posibilidad de que algunas estructuras no quedaran instaladas. Ahora con este recambio tengo esperanzas. No quiero llenarme de expectativas, pero soy un tipo bastante positivo. Sigo creyendo que con buenas políticas, conectadas, puede haber agilidad, cambio, dinámicas, y voy a estar apoyando y empujando este proceso de alternancia, usando la democracia como medio. Más allá de que elija o no a los gobernantes, es nuestro gobierno, nuestro país, nuestra producción, economía y comunidad. No tengo dudas de que la alternancia es sana. Hoy estoy acá y mañana estoy enfrente. Eso me hace un ser humano más maduro, más inteligente.

Diseñadora santiagueña participó en el Sustainable Challenge RE Barcelona 2019

Fuente: Diario Panorama ~ La diseñadora santiagueña Luciana Manfredi participó del Sustainable Challenge RE Barcelona 2019, foro anual e internacional organizado por Moda Sostenible Barcelona e impulsado desde el Ayuntamiento catalán, que abordó la Industria de la Moda Textil y Ética, llevado a cabo durante los días 29 y 30 de noviembre en el Disseny Hub de esta ciudad convertida en punto de encuentro internacional para la sostenibilidad del sector.

Expertos de compañías e instituciones de primera línea como Make Fashion Circular, Veja, Fashion Revolution, Ellen MacArthur Foundation y Kering, entre otros, participaron de presentaciones, proyecciones, charlas y talleres, donde se dieron a conocer innovadoras iniciativas relacionadas con los retos que se plantea el sector de la moda alrededor de la sostenibilidad.

Concebido como altavoz y foro de discusión, el encuentro generó ámbitos de debate entre los líderes del sector que apuestan por la creación, producción y comercialización de moda sostenible. Las ponencias cubrieron temáticas como la investigación de materiales innovadores, nuevos modelos de negocio o el mindset del consumidor.

Sustainable Challenge abordó también la transformación de los residuos textiles en nuevos productos de valor a través del diseño y de la creatividad, congregando a estudiantes y graduados recientes, trabajando en grupos y desarrollando nuevas marcas a partir de los residuos textiles.

En ese marco la diseñadora santiagueña Luciana Manfredi participó del evento, al cual había accedido tras completar en abril de este año el Master en creación y dirección de marcas de moda en ESDesign Barcelona, quedando seleccionada.

“Fue un gran desafío participar en un grupo donde ninguno nos conocíamos y además provenimos de diferentes ramas del diseño, en distintas partes del mundo. También fue muy gratificante poner en práctica lo aprendido en mi carrera, e incluso poder combinarlo y enriquecerlo con otras técnicas de diferentes regiones”, señaló la diseñadora santiagueña.

Quipu

En el Sustainable Challenge, Luciana formó parte de un grupo que creó Quipu, que significa ligadura o nudos, un instrumento de la cultura precolombina que tenía un alma del que se desprendían hilos. El concepto estuvo representado a través de un poncho tejido con técnicas de telar y macramé, muy utilizado por las comunidades andinas.

“Quipu quiere simbolizar el gran problema de la industria de la moda: la mezcla de materiales en los tejidos de las prendas de ropa. Dicha mezcla hace que nos sintamos cómodos pero tiene como consecuencia que no tengamos la posibilidad de ser sostenibles porque son materiales imposibles de separar y reciclar. El ADN de Quipu es la crítica, pero aportando soluciones que pasaría por poner en valor lo artesanal”, indicó.

Estudió en el exterior y fabrica trajes de baño con plástico

Fuente: La Nación ~ Sofía Curi, oriunda de Buenos Aires, tuvo el privilegio de estudiar en Londres, en Central Saint Martins, considerada la mejor escuela de diseño del mundo. Y, luego de cursar la carrera de grado y un máster, vendió sus creaciones en grandes cadenas internacionales como Topshop y en boutiques independientes a nivel mundial.

De regreso a la Argentina, decidió iniciar su propio emprendimiento: Isla de Lobos, una marca de trajes de baño cuyos materiales provienen aproximadamente en un 60% de redes y botellas de plástico recolectadas de costas y océanos.

«La tela es igual a la de cualquier traje de baño: poliéster o poliamida. No hay una diferencia visual o de tacto. El tema es que el poliéster o poliamida viene de botellas de plástico o redes sacadas del mar», afirmó Curi, de 41 años, en diálogo con LA NACION y dijo que trabaja con proveedores que son líderes mundiales en prácticas sustentables y acatan las más altas normas de control e impacto en el medio ambiente (monitoreando constantemente cada estadío de su producción para reducir al máximo el uso de agua, energía, químicos y basura).

Además, la diseñadora reutiliza cada retazo de tela o muestra de color o las dona a ONGs y organismos de caridad que puedan hacer uso de eso. Y, por último, practica «la ética de diseño»: busca generar prendas que puedan ser re-utilizadas una y otra vez porque las colecciones trascienden temporadas y los nuevos artículos se pueden combinar con otros de años anteriores.

En tanto, consultada acerca de qué la motivó a producir ropa sustentable, Curi dijo que es importante que los diseñadores produzcan sin destruir el planeta. «No tiene futuro seguir haciendo cosas que el mundo no necesita para destruirlo. Es una tristeza. Tiene más sentido hacer algo que no dañe y que sume además. Lo bueno del proyecto es que además de que no generas algo nuevo para hacerlo a la vez limpiamos el mar», consideró.

La base del emprendimiento está en Buenos Aires donde tienen un showroom en el barrio de Palermo y presencia online a través de su ecommerce. Pero la comercialización empezó en José Ignacio, Uruguay, donde los trajes también se venden en tiendas y hoteles.

«El emprendimiento tiene un año, pero esta es la primera colección que lanzamos en Buenos Aires. Estamos muy asombradas por la buena recepción que está teniendo. Sabíamos que iba a ser buena, pero no esperábamos tanta repercusión. Todos los feedbacks son muy positivos», aseguró.

De acuerdo con la web de la firma, una enteriza puede partir de $4300 a $10.200, mientras que un set de corpiño y bombacha va desde $3600 a $13.200.

En cuanto a la facturación con la que espera cerrar este año, Curi dijo que todavía es muy reciente como para tener un estimativo y dijo que, en principio, se centrará en la categoría swimwear aunque no descartó una futura incursión en el rubro de la ropa deportiva.

Circuito de Tendencias 36 Edición Digital

Fuente: INTI ~ El Observatorio de Tendencias de INTI Textiles vuelve a preparar a las empresas para el futuro con el Circuito de Tendencias que ya lleva 18 años inspirando colores, tipologías, siluetas de temporada e innovaciones de marca que aumentan la conexión con los consumidores en el escenario actual.

La edición 36 se comercializa exclusivamente en formato digital, brindando a los profesionales de diseño, producción y negocios la confianza para tomar decisiones informadas sobre el futuro.

  • Tendencias sociales
  • Tendencias en comunicación de moda
  • Preview Hombre/Mujer Verano 20.21
  • Paleta de color Hombre/Mujer Verano 20.21
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Qué tiene en su armario Josefina Ayerza, creadora de Renée

Fuente: TN ~  La influencer y emprendedora nos cuenta todo sobre su vestidor: sus prendas fetiches y aquellas que más identifican su estilo propio.

Josefina Ayerza es la creadora de Renée, una firma de indumentaria que crece cada día más y se instala como una de las referentes en la venta online de nuestro país. Tiene más de 21 mil seguidores en Instagram y junto a su hermana, Helena Ayerza, son unas de las influencers del momento.

Con calzas de cuero negras, remera de manga larga y un recogido tirante recibe con una sonrisa a TN Estilo en su local de Palermo para contarnos todo acerca de su guardarropas. Jose tiene una forma de vestirse única que la caracteriza: prolija, sporty, con onda y toques de aire vintage.

Fiel a su emprendimiento, es fanática de las piezas de Renée y las incorpora en su día a día. «La prenda que más se repite en mi vestidor son las camparas y los tapados«, explica y agrega: «Heredé mucho de mi mamá y de mi abuela y me encantan las prendas vintage y creo que eso es como que te viste. Después todo lo básico de abajo puede ser tranquilamente todo muy Renée, pero arriba voy a tener siempre un saco raro, una campera divertida, me encantan las camperas de cuero. Y siempre zapatillas de Nike».

Dentro de su vestidor hay tres prendas de las cuales no puede desprenderse. Una de ellas es una campera de cuero negra, otra una boina de lino beige que usa hace ocho años y un turbante negro: «Me pongo muchas cosas en la cabeza», dice entre risas.

La joven empresaria también tiene piezas favoritas según cada estación: «Mi preferida de verano es una camisa gigante vintage, que puede ser de un varón. La uso todos los dias, para la playa, para la noche. Me identifica un montón porque es vintage, porque es cómoda y es amplia». En cuanto al invierno comenta: «Una calza básica negra de Reneé que va con zapatillas, con botitas con peluche si hace mucho frío, queda linda con tapados, con camperas más cortas, es ideal».

Jose tiene un estilo muy definido pero a veces, compra cosas que después no usa porque que no se siente ella misma. «Los vestidos de fiesta no me gustan, no me identifican, no van conmigo. Cada vez que me compré alguno de viaje porque tenía un casamiento, a la hora de ponerlo digo esto no va conmigo y siempre elijo ponerme un pantalón suelto o un vestido irregular con un pantalón abajo; o pollera con saco. Pero los vestidos de fiesta me quedan colgaditos así como llegan en el perchero, me cuestan mucho»

Una mujer determinada, que sabe exactamente lo que va con su personalidad y lo que de ninguna manera entra en su vestidor. Simple, canchera y con estilo propio. Mirá el video y conocé más secretos sobre el vestidor de Jose Ayerza.

Las marcas que nacen en las redes y triunfan en la economía real

Fuente: La Nación ~ Comenzaron en Instagram y lograron convertir lo que era poco más que un pasatiempo en un negocio rentable; las claves para monetizar los proyectos y los peligros de los contenidos patrocinadosNi actrices, ni cantantes, ni deportistas profesionales o empresarias prominentes: son influencers, porque su fama nació en las redes sociales, y no tenían una vida pública antes de que cientos de miles de personas las empezaran a seguir en Instagram.

«Influencer» no tiene una traducción posible ni una definición de diccionario. Instagram tiene más de mil millones de usuarios, según Bloomberg, y algunos de ellos generan contenido tan atractivo que muchas personas eligen seguirlos. Abrir una cuenta, seguir a otro, comentar y compartir es totalmente gratis en la red social, sin embargo, los posteos pagos, las colaboraciones entre marcas y referentes han creado el mejor negocio de publicidad para Facebook, que la compró por US$1000 millones en el 2012, y además una nueva industria en sí misma: la de influencers. Mueve millones de dólares en todo el mundo, aunque sea muy difícil de contabilizar porque no siempre el contenido sponsoreado es transparente, o blanqueado.

Los influencers son un invento del mundo digital, pero una herramienta muy usada en el departamento de marketing de cualquier empresa hoy en día. Tener presencia e impacto en redes sociales, donde todo el alcance, las menciones, los likes y los comentarios pueden ser medidos con exactitud es el objetivo de todo el equipo de marketing. Hacen grandes esfuerzos por llegar a las métricas, muchas veces contratan agencias externas, o a «community managers» para capturar al santo grial de las redes sociales: los seguidores. Los influencers muchas veces tienen más seguidores que las marcas y las empresas pagan por poder publicitar productos o servicios en sus redes.

Una nueva generación de Instagramers tomó un nuevo rumbo y con una audiencia ya cautiva emprenden sus propios negocios: desde barritas de cereal, zapatos artesanales, agencias de marketing, o cursos digitales, aunque las emprendedoras admiten que el camino está lleno de beneficios y dificultades.

Nana sabe mucho sobre cremas y el cuidado de la piel, muestra un viaje a Italia con los precios en pesos argentinos, los mejores bloopers de animales y su feed está lleno de tapas de revistas. Además de tener una agencia de marketing digital que emplea a ocho personas ahora ofrece cursos de la misma temática online, una escuela para emprendedores y marketers que quieren conocer los secretos de las plataformas virtuales, con una suscripción mensual. Nana es influencer y su contenido es adictivo, no importa de qué tema se trate las 218.000 personas que la siguen (218K, en la jerga instagramera) siempre quieren más. Detrás de la cuenta está Mariana, una argentina que emigró en el 2002 a Estados Unidos, luego vivió en México y finalmente en Corea, donde se ganó su usuario @nanainseul.

Desde el exterior mostraba con ojo curioso las perlitas de ciudades exóticas y al mismo tiempo se reía de la farándula cuando todavía desenmascarar a las celebrities era una transgresión. Las redes eran su hobby hasta que se dio cuenta de su poder. «Cuando llegué a 100.000 seguidores dije: ‘tengo que hacer algo con esta gente'» contó a LA NACION, Su primer idea fue un gesto solidario conocida como «movida dar» y consistía en convocar a hacer una donación una vez por semana, por pequeña que fuera.

Una de sus secciones era «petite emprendedor» donde impulsaba los proyectos de los cuentapropistas que la seguían. Su propia experiencia en las redes le había dado una buena cantidad de herramientas para entender cómo funciona la comunicación digital. Los emprendedores le mandaban sus piezas y ella los aconsejaba en cómo mejorarlos antes de publicarlos en su cuenta. Cuando quiso monetizar su conocimiento, algo para nada fácil, optó por abrir una agenda virtual y cobraba la consultoría. Desde Corea y con la dificultad de la diferencia horaria, se llenó rápido. También tuvo una línea de productos, tazas y remeras con las frases de la comunidad como por ejemplo «soy mi mejor contenido». Abrió una Tienda Nube y vendió todo: «Yo también soy una emprendedora llena de miedos y lo hice para entender qué se siente estar del lado de quien emprende», explica. Desde ahí nació Nana in Seul Branding, sus cursos y agencia.

La influencer que se ríe de las frases de la farándula y no deja un Photoshop mal hecho sin identificar también tiene su lado serio. «Mi sueño es estar parada dando una charla de marketing digital, no hablando de chimentos», dijo a LA NACION. Acerca de empezar por la comunicación contó: «Si conservás los valores y resistís archivos es hermoso el nexo entre la gente y vos. Yo siempre digo que hay que cuidar a los seguidores que tenés: son personas, no un número».

La red como único objetivo

@MissLittleTouch, la señorita detalle, es Gapsi Pizzoleo y en sus redes muestra todo acerca del mundo de la moda, pero también de llevar y traer a sus hijos, decorar su casa y, desde hace un año, todo el trabajo de crear una marca de zapatos conocida como Aurora Alfonso.

Arrancó con un blog mientras vivía en Nueva York, trabajaba en el costado comercial y comunicacional de la moda y escribía acerca de ese mundo inaccesible reservado para actrices, modelos, y editoras de moda que se sienta -solo- en primera fila . Las redes eran un segundo plano virtual a su trabajo real, con nombres reconocidos como Ann Taylor. La descripción de la cuenta apunta a esto: «Aquí el mientras tanto de todo lo demás».

Años después sus lectoras, convertidas en seguidoras cuando la audiencia migró a Instagram, la habían visto mudarse a Chile, trabajar en Cranberry Chic, una comunidad virtual de moda y ser mamá. «En mi tercer embarazo decidí que era hora de reperfilar mi vida: hacer algo mas tangible y manual que estar en el minuto a minuto de las redes sociales», comentó Pizzoleo. Inicialmente quería hacer carteras, pero el curso de zapatos era más viable por la cercanía a su casa. «Los primeros pares los hice para mí y me di cuenta que tenía un feedback muy fuerte de mi comunidad, terminé de validar que era un grupo muy participativo», describió. El gran desafío es que las redes son instantáneas y desde cualquier lugar, la producción requiere planificación y el condimento extra de que la Argentina cambia con facilidad las reglas del juego.

En sus redes se ve el detrás de bambalinas de hacer un negocio, en general se la ve sacando las fotos de los nuevos productos, llevando y trayendo el stock a los diferentes locales, actualizando la página y probando herrajes y moños para próximos modelos. También comprando golosinas al por mayor, armando cumpleaños infantiles, tomando mate y probándose looks y, desde hace poco, vinchas para el pelo.

«Antes de crear la marca de zapatos nunca pensé que mis redes sociales podían ser un comercio. No vivía de esto, y no me gusta que me denominen «influencer» porque no es el sueño de mi vida estar sacándome una foto para venderles algo. Después de muchos años de hacerlo profesionalmente para otras marcas pienso que las redes son un canal que sirve si hay una historia más importante de fondo», aclaró Pizzoleo.

En contra de los talibanes

Laura Romano comenzó su cuenta @integralnutricion para darse a conocer cuando se mudó de Carmen de Areco a Buenos Aires. Resulta que Dios atiende en Buenos Aires, pero ella no conocía a nadie en busca de una consulta nutricional. Mientras tanto, en 2015, veía que las redes sociales estaban llenas de haters de los carbohidratos e influencers que con poca información eran cruzados contra el chocolate.

Romano arrancó a postear sus recetas con el valor agregado de comentar algo acerca de nutrición, hoy tiene una audiencia de más de 600.000 seguidores, un consultorio con ocho nutricionistas y cuatro secretarias trabajando y una marca de alimentos naturales, con barritas de cereal en el mercado y granola en proceso. Se acuerda bien de los grandes saltos que dio su cuenta de Instagram: el primero fue cuando Dalma Maradona la recomendó y el segundo fue el #kiosquito, con opciones de menos de 100 calorías fuera del alfajor de arroz o las barritas de cereal que consume cualquiera que está a dieta (resulta que el Havana mini tiene menos calorías y menos grasa que un Chocoarroz). «La gente quiere que le rompan el mito, y había otras cosas así por contar», explica.

El gran problema con las barritas del quiosco, explicó, es que ni siquiera llenan porque no tienen la fibra ni la proteína necesarias. Además, tienen una cantidad de azúcar que las descarta como un alimento de buena calidad. Se le ocurrió hacer una tanda casera, con una receta armada desde la tabla nutricional para compartir con sus seguidores. Esa primer tanda de barritas se le quemó, luego de varios intentos obtuvo la barrita que quería y ante la sugerencia de un amigo decidió empezar a venderlas. La marca de barritas se llama Íntegra, Creada en Comunidad, porque la gente tomó decisiones como el sabor (¿arándanos o pasas de uva?), el packaging y el nombre. De hecho, Romano quería que se llamara Cosa Nostra y los seguidores votaron Íntegra, como el usuario de su cuenta. El año pasado, cuando salieron a la venta, se agotó en un día y medio la producción de 5000 unidades. «Vendíamos por caja y se agotaban rápido, y la gente se enojaba», comentó. Hoy están en dietéticas, en su consultorio o por el canal online. Se topó con todos los problemas de la producción, como por ejemplo, hacer la receta con ingredientes naturales. El insumo secreto que marca la cuota de fibra, la raíz de achicoria, es importado, un costo que en las barritas se justifica, pero en la granola no.

El próximo paso es ambicioso: «Los argentinos somos de los mayores consumidores de galletitas del mundo, y ahora que soy madre, quiero estar en las mochilas de los colegios y las viandas con una opción sana», finalizó.

Juega al hockey desde los 13 años y creó una marca de ropa deportiva multitalle

Fuente: Punto Biz ~ Silvana Roude es contadora y subdirectora de Industrias de la ciudad de Santa Fe y decidió dejar de lado los números por un rato para dar nacimiento a Scoop, su marca de indumentaria deportiva e inclusiva para niñas y adolescentes. Con un local propio en la Galería Florida, la emprendedora asegura que se insertó en un nicho muy poco explorado en el mercado y que quiere llegar a todo el país a través del modelo de franquicias.

“Comencé a jugar al hockey a los 13 años y creé mi emprendimiento con la idea de confeccionar ropa deportiva de diseño para niñas que juegan este deporte, luego de observar el mercado y darme cuenta que lo que hago no existe y podía ser una oportunidad”, detalló Roude, quien además de ropa, diseña y comercializa otros artículos como: calcomanías, tazas, frascos, bags, riñoneras, bandejas.

Algo en lo que Roude pudo reparar, debido a su profesión, fue que en la mayoría de los locales de ropa no hay variedad en los talles que se ofrece a las clientas. La diseñadora destacó que esto se debe a que muchos negocios no tienen plata para producir e importan ropa que ya viene pre fabricada, muchas veces con talles únicos. Esta situación la llevó a apostar a la confección de prendas en distintos talles que llegan hasta el XXL.

“La idea es que las niñas vistan con prendas acordes a su edad cualquiera sea su peso. La preadolescencia es una etapa muy importante desde el punto de vista emocional y la imagen corporal comienza a ser un tema importante y el vestir es el ingrediente fundamental. Sentirse aceptado por sus iguales forma parte del desarrollo de su identidad y autoestima.”, remarcó la emprendedora.

La visión de Roude es posicionar la marca no solo a nivel local en Santa Fe, sino también a nivel provincial y nacional, con el sueño de ver su marca en gran cantidad de niñas que juegan al hockey y también en otros deportes. Otro objetivo está puesto en expandir su negocio en todo el país a través del modelo de franquicias.

“Mi misión como empresa es promover el sentido de pertenencia al deporte, cualquiera sea. Es un momento muy difícil para la industria textil en general, ingresan productos importados que dificultan la supervivencia y creo que la clave está, como en cualquier empresa, en la diferenciación. El diseño de autor es una oportunidad para muchos emprendedores”, remarcó

Epson y el Club de la Tela brindaron charlas y demostraciones sobre sublimación e impresión de prendas

Fuente: Prensa Epson ~  Epson marca líder en impresión e imagen digital se unió con el Club de la Tela y juntos brindaron el pasado sábado 26 la posibilidad única de dar a conocer la impresión textil digital como una nueva forma de producción y comercialización de la industria en general y en este caso del mercado de la moda.

El club de la tela, es un espacio ubicado en Palermo, orientado al diseño y la moda que proporciona un servicio colaborativo e integral que apuesta a los diseñadores emergentes. En este espacio, se cubre todo el ciclo productivo, desde la raíz hasta la prenda terminada brindando: asesoramiento, el producto terminado, un espacio de trabajo equipado con las mejores herramientas, capacitaciones y punto de venta.

Desde que comenzó a operar en el mercado textil, Epson ha seguido de cerca la evolución del mercado y ha desarrollado productos que ayudan a fomentar este sector, como las impresoras SureColor F-Series. La impresión textil digital brinda opciones de diseño casi ilimitadas, ya que gran parte de lo que se puede diseñar en una computadora se puede imprimir también.

En esta oportunidad, los asistentes pudieron conocer los sistemas de impresión digital de Sublimación y DTG, impresión directa en las prendas realizados con Epson Sure Color Línea F. La F7100 y la F2100.

La “sublimación” es el proceso que consiste en el cambio de estado sólido a estado gaseoso sin pasar por el estado líquido. La Sublimacion textil consiste en la impresión sobre un papel especial utilizando equipos diseñados especialmente con tintas de Sublimación. Dichas impresiones se transfieren por temperatura y presión a la tela cuya composición debe tener como mínimo 70% de poliester.

DTG o impresión directa nos permite la impresión en prendas de algodón, creando diseños personalizados de alta calidad y duraderas que presentan colores intensos y blancos sólidos. Ideal para la impresión de remeras, buzos y material de merchandising.

Epson también presento en el marco de la charla sobre la producción textil la impresora SureColor T5170, impresora técnica de 90 cm de ancho con un diseño compacto y elegante ideal para la impresión de planos, dibujos lineales, gráficos y posters de hasta 2400 dpi. Este modelo permite la impresión de moldes para indumentaria a alta velocidad y con un manejo muy sencillo. El lineal posee la versión en 60 cm de ancho la SureColor T3170.

De esta manera, Epson, experimenta junto a la industria textil este momento de cambios en la estrategia de desarrollo y percepción hacia los consumidores. La impresión digital textil permite la personalización inmediata del producto y ayuda a evitar el desperdicio lo que genera un mejor rendimiento y mayor rentabilidad, comento Rossana Gil, Gerente de la Línea de Gran Formato para Argentina, Uruguay y Paraguay.

La di­se­ña­do­ra siem­pre su­po cuál era su se­llo. Con el reality so­bre mo­da, “Cor­te y Con­fec­ción”, al­can­zó la po­pu­la­ri­dad.

Fuente: Noticas ~ Cuan­do apa­re­ce en la pa­sa­re­la o en te­le­vi­sión se la in­tu­ye co­mo una mu­jer ex­cén­tri­ca, trans­gre­so­ra y po­co co­mún. Sin em­bar­go, Ve­ró­ni­ca de la Ca­nal se de­fi­ne co­mo “sim­ple, fa­mi­li­era y bue­na ami­ga”. A la di­se­ña­do­ra de al­ta cos­tu­ra, ju­ra­do del pro­gra­ma “Cor­te y con­fec­ción”, que se emi­te dia­ria­men­te por El Tre­ce, ya la eli­gie­ron las má­xi­mas es­tre­llas ver­ná­cu­las, co­mo Su­sa­na Gi­mé­nez, La­li Es­pó­si­to, Ti­ni Stoes­sel y las que sue­len es­tar en el can­de­le­ro me­diá­ti­co.

NO­TI­CIAS: ¿Có­mo sur­gió el na­ci­mien­to de la di­se­ña­do­ra Ve­ró­ni­ca de la Ca­nal?

Ve­ró­ni­ca de la Ca­nal: Siem­pre me gus­tó ha­cer­me la ro­pa por­que ten­go un es­ti­lo muy par­ti­cu­lar. Cuan­do era chi­ca mi ma­má y mi abue­la me ar­ma­ban los ves­ti­dos que yo les pe­día.

Cuan­do cum­plí 15 años no en­con­tra­ba nin­gún ves­ti­do que me gus­ta­ra, y eso que re­co­rrí to­dos los ne­go­cios. Que­ría un ves­ti­do a lo Romeo y Ju­lie­ta, te­ner to­da su his­to­ria pues­ta en mí. Y cla­ro que lo tu­ve por­que mi ma­má y mi abue­la ter­mi­na­ron ha­cién­do­me­lo. En aque­lla épo­ca to­dos los ves­ti­dos de 15 eran blan­cos, el mío fue de co­lor té, muy ro­mán­ti­co, con man­gas ja­món.

NO­TI­CIAS: ¿Es­tu­dió di­se­ño, la ca­rre­ra exis­tía en ese mo­men­to?

De la Ca­nal: No exis­tía to­da­vía. Hi­ce el ciclo bá­si­co de Ar­qui­tec­tu­ra y ese mis­mo año se in­cor­po­ró la ca­rre­ra de Di­se­ño de in­du­men­ta­ria, in­me­dia­ta­men­te me ins­cri­bí. Tam­bién es­tu­dié Di­se­ño y ves­tua­rio en el Tea­tro Co­lón y al­gu­nos pos­gra­dos en la Uni­ver­si­dad de Pa­ler­mo. Mien­tras es­tu­dia­ba ha­cía mo­de­los y des­fi­les pa­ra mis ami­gas, pe­ro mi pri­me­ra co­lec­ción ofi­cial fue en el año 2001.

De la Ca­nal: No exis­tía to­da­vía. Hi­ce el ciclo bá­si­co de Ar­qui­tec­tu­ra y ese mis­mo año se in­cor­po­ró la ca­rre­ra de Di­se­ño de in­du­men­ta­ria, in­me­dia­ta­men­te me ins­cri­bí. Tam­bién es­tu­dié Di­se­ño y ves­tua­rio en el Tea­tro Co­lón y al­gu­nos pos­gra­dos en la Uni­ver­si­dad de Pa­ler­mo. Mien­tras es­tu­dia­ba ha­cía mo­de­los y des­fi­les pa­ra mis ami­gas, pe­ro mi pri­me­ra co­lec­ción ofi­cial fue en el año 2001.

NO­TI­CIAS: Lin­da épo­ca pa­ra em­pe­zar…

De la Ca­nal: (Ríe) ¡Lin­do año! Por eso cuan­do doy cla­ses en la fa­cul­tad, les di­go a los chi­cos que tie­nen que creer en ellos. Por­que si es el mo­men­to, la ma­gia siem­pre sur­ge. Creo en el des­tino, pe­ro hay que ayu­dar­lo ge­ne­ran­do co­sas.

NO­TI­CIAS: Sus di­se­ños son úni­cos, ¿con qué es­ti­lo se iden­ti­fi­ca?

De la Ca­nal: A mí me gus­tan dos épo­cas muy particulares: to­do lo que ten­ga que ver con el Re­na­ci­mien­to, que pa­ra mí es­tá aso­cia­do al ar­te, y los años 20, don­de ha­bía mu­cho sen­ti­mien­to. En las dos épo­cas se en­con­tra­ba mu­cha fe­mi­nei­dad. Mi es­ti­lo tie­ne mu­cho ro­man­ti­cis­mo e iden­ti­dad.

De la Ca­nal: A mí me gus­tan dos épo­cas muy particulares: to­do lo que ten­ga que ver con el Re­na­ci­mien­to, que pa­ra mí es­tá aso­cia­do al ar­te, y los años 20, don­de ha­bía mu­cho sen­ti­mien­to. En las dos épo­cas se en­con­tra­ba mu­cha fe­mi­nei­dad. Mi es­ti­lo tie­ne mu­cho ro­man­ti­cis­mo e iden­ti­dad.

NO­TI­CIAS: De di­se­ña­do­ra de al­ta cos­tu­ra a ju­ra­do de un reality show, ¿por qué acep­tó la pro­pues­ta?

De la Ca­nal: Síííí (ríe). Me con­vo­có la pro­duc­ción y creo que es­ta­ba bus­can­do un di­se­ña­dor con se­llo pro­pio, que es lo que les va­mos a trans­mi­tir a los par­ti­ci­pan­tes. To­do el tiem­po les es­ta­mos exi­gien­do una iden­ti­dad en sus di­se­ños. A mí me en­can­tó la pro­pues­ta por­que, ade­más, me fas­ci­na ac­tuar. Soy muy his­trió­ni­ca y me pa­re­ce que el pro­gra­ma re­va­lo­ri­za el ofi­cio.

NO­TI­CIAS: ¿Qué cri­te­rio uti­li­za pa­ra dar­les el pun­ta­je a los par­ti­ci­pan­tes?

NO­TI­CIAS: ¿Qué cri­te­rio uti­li­za pa­ra dar­les el pun­ta­je a los par­ti­ci­pan­tes?

De la Ca­nal: A mí siem­pre me gus­ta po­ner­me en el lu­gar del otro y tal vez no ten­go tan en cuen­ta que la pren­da no es­té muy pro­li­ja, pe­ro sí va­lo­ro una bue­na idea. Tam­bién es im­por­tan­te pa­ra mí que el di­se­ño ten­ga la iden­ti­dad de ca­da par­ti­ci­pan­te. Y cuan­do lo van lo­gran­do ahí sí pon­go la exi­gen­cia en la cos­tu­ra, en las ter­mi­na­cio­nes y en la mol­de­ría.

NO­TI­CIAS: ¿Siem­pre usa sus di­se­ños o tam­bién com­pra ro­pa de una mar­ca que le gus­te?

De la Ca­nal: Pa­ra el día a día uso jeans y re­me­ras que las compro en mar­cas que me gus­tan. Y pa­ra la te

Me ins­pi­ro en la vi­da mis­ma. Tra­ba­jo con te­las vin­ta­ge, de un mo­ño chi­qui­to pue­de lle­gar a sur­gir to­da una co­lec­ción. Siem­pre en­cuen­tro al­go que sur­ge co­mo dis­pa­ra­dor.

Me ins­pi­ro en la vi­da mis­ma. Tra­ba­jo con te­las vin­ta­ge, de un mo­ño chi­qui­to pue­de lle­gar a sur­gir to­da una co­lec­ción. Siem­pre en­cuen­tro al­go que sur­ge co­mo dis­pa­ra­dor.

Soy muy se­lec­ti­va a la ho­ra de com­prar ro­pa. Cuan­do via­jo pre­fie­ro ir a un vin­ta­ge que traer lo úl­ti­mo que sa­lió de una mar­ca sú­per ca­ra. Me gus­tan las pren­das úni­cas.

Soy muy se­lec­ti­va a la ho­ra de com­prar ro­pa. Cuan­do via­jo pre­fie­ro ir a un vin­ta­ge que traer lo úl­ti­mo que sa­lió de una mar­ca sú­per ca­ra. Me gus­tan las pren­das úni­cas.

le uso mis di­se­ños y has­ta he usa­do ro­pa he­cha por los par­ti­ci­pan­tes. Tam­bién me vis­tió Be­ni­to (Fer­nán­dez), y eso es­tá bueno.

NO­TI­CIAS: ¿Cuál es el di­se­ña­dor in­ter­na­cio­nal que más le gus­ta y la re­pre­sen­ta?

De la Ca­nal: Ad­mi­ro mu­chí­si­mo a John Ga­lliano, tie­ne una ca­be­za muy crea­ti­va. Y pa­ra mí es im­por­tan­te que to­das las pren­das ten­gan ar­te. Tam­bién me gus­ta Jean Paul Gaul­tier y Vi­vien­ne West­wood.

NO­TI­CIAS: ¿En qué se ins­pi­ra cuan­do tie­ne que pre­sen­tar una co­lec­ción?

De la Ca­nal: En el mo­men­to que es­toy vi­vien­do, pue­de ser un via­je que me ins­pi­re, un li­bro, una pe­lí­cu­la, al­go que me to­có atra­ve­sar. Me ins­pi­ro en la vi­da mis­ma. A mí me gus­ta mu­cho tra­ba­jar con te­las vin­ta­ge, en­ton­ces a ve­ces de un mo­ño chi­qui­to pue­de sur­gir to­da una co­lec­ción. Siem­pre en­cuen­tro al­go que sur­ge co­mo dis­pa­ra­dor.

NO­TI­CIAS: Vis­te a mu­chos fa­mo­sos, ¿cuál fue el pe­di­do más exó­ti­co a la ho­ra de las exi­gen­cias?

De la Ca­nal: Ves­tí a Su­sa­na (Gi­mé­nez), Ti­ni (Stoes­sel), A Mirt­ha (Le­grand), a La­li (Es­pó­si­to), a Pam­pi­ta… A to­das las gran­des. Me lle­na de or­gu­llo y la ver­dad que ca­da una tie­ne su per­so­na­li­dad pa­ra ves­tir­se y ya sa­ben lo que quie­ren y có­mo es mi tra­ba­jo.

Na­die me pi­dió ex­cen­tri­ci­da­des.

NO­TI­CIAS: ¿Có­mo es fue­ra de la pa­sa­re­la y del set te­le­vi­si­vo?

De la Ca­nal: Es­toy en pa­re­ja con Fa­bián ha­ce 20 años, to­da la vi­da. Y te­ne­mos a Va­len­tino, de 11. Me gus­ta mu­cho dis­fru­tar de la vi­da, de las co­sas sim­ples, soy una per­so­na sen­ci­lla. Dis­fru­to en fa­mi­lia, de la gen­te que quie­ro… Por lo ge­ne­ral las reunio­nes se ha­cen en mi ca­sa, y eso me en­can­ta. Ten­go po­cos ami­gos, pe­ro de esos que nun­ca te fa­llan, me gus­ta cons­truir víncu­los só­li­dos. Amo co­ci­nar y di­cen que lo ha­go muy bien, que soy bue­na an­fi­trio­na. Tam­bién me en­can­ta mi­rar una bue­na pe­lí­cu­la con Fa­bián. Soy muy tran­qui­la, to­da la ex­tra­va­gan­cia se la pon­go a la ro­pa.

NO­TI­CIAS: ¿Cuál es el di­ne­ro me­jor gas­ta­do?

De la Ca­nal: Ado­ro via­jar, co­no­cer, te abre la ca­be­za, te nu­tre, te da fe­li­ci­dad, co­no­cés gen­te. Y mi lu­gar pre­fe­ri­do es Pa­rís, cuan­do lle­gué por pri­me­ra vez sen­tí que es­ta­ba en ca­sa.

De la Ca­nal: Ado­ro via­jar, co­no­cer, te abre la ca­be­za, te nu­tre, te da fe­li­ci­dad, co­no­cés gen­te. Y mi lu­gar pre­fe­ri­do es Pa­rís, cuan­do lle­gué por pri­me­ra vez sen­tí que es­ta­ba en ca­sa.

NO­TI­CIAS: En “Cor­te y con­fec­ción” pa­re­ce un ser an­ge­li­cal que nun­ca se enoja. ¿Có­mo es eno­ja­da?

De la Ca­nal: La ver­dad es que no sue­lo eno­jar­me, mi don es la pa­cien­cia, siem­pre es­toy en es­ta­do zen. Pe­ro eno­ja­da soy to­do lo opues­to, po­cas co­sas me enojan, co­mo las in­jus­ti­cias. Eso me sa­ca.

NO­TI­CIAS: ¿Có­mo de­fi­ne su per­so­na­li­dad?

De la Ca­nal: Ten­go muy buen hu­mor, soy muy his­trió­ni­ca, ro­mán­ti­ca, bue­na com­pa­ñe­ra, ami­ga. Me gus­ta res­pe­tar los es­pa­cios del otro. Me gus­ta lo que no es co­mún. Soy muy se­lec­ti­va, por ejem­plo, pa­ra com­prar ro­pa. Cuan­do via­jo pre­fie­ro ir a un vin­ta­ge que traer lo úl­ti­mo que sa­lió de una mar­ca sú­per ca­ra. Me gus­tan las pren­das úni­cas. Y me con­si­de­ro una trans­gre­so­ra.

NO­TI­CIAS: ¿Có­mo es el es­ti­lo de las mu­je­res que eli­gen sus di­se­ños?

De la Ca­nal: Son mu­je­res a las que les gus­ta ser pro­ta­go­nis­tas, que tie­nen mu­cha actitud. Tam­bién son mu­je­res fe­me­ni­nas, em­po­de­ra­das.

De la Ca­nal: Son mu­je­res a las que les gus­ta ser pro­ta­go­nis­tas, que tie­nen mu­cha actitud. Tam­bién son mu­je­res fe­me­ni­nas, em­po­de­ra­das.

NO­TI­CIAS: ¿Có­mo de­be­ría ser una no­che ro­mán­ti­ca?

De la Ca­nal: Muy re­la­ja­da, co­mien­do al­go ri­co, dis­fru­tan­do de una pe­lí­cu­la. Me gus­ta dis­fru­tar de los pla­ce­res de la vi­da. No ne­ce­si­to que me ba­jen la lu­na.