Precios: llega el acuerdo textil y de alimentos con las importaciones como «zanahoria»

Fuente: Ámbito ~ En las próximas semanas se anunciarán los acuerdos que congelarán el precio de hilado, telas y productos de consumo masivo, como parte de un nuevo programa llamado Precios Justos. Empresas analizan sumarse, pese a la inflación, si implica facilidades para importar, ante las nuevas regulaciones.

El Ministerio de Economía, que encabeza Sergio Massa, cerrará dos nuevos acuerdos de precios, luego de lanzar el de electrodomésticos y tecnología. En las próximas dos semanas podría anunciarse el que fije el precio de textiles e hilados, y luego el de Precios Justos para consumo masivo. La “zanahoria” que podría utilizar la Secretaría de Comercio es el acceso más fluido a las importaciones, en un contexto de máxima preocupación para las empresas.

Por el momento, Economía definió que el camino para bajar la inflación será gradual, con acuerdos de precios, y no con un plan de shock. Para eso, durante octubre avanzó con Precios Cuidados para alimentos en los supermercados, congelamiento de las principales marcas de indumentaria y mantener sin cambios los celulares y electrodomésticos de Ahora30.

Preguntas cruzadas: “¿Quién fue?”

El lunes por la mañana, en el encuentro semanal que realizan en la cámara que agrupa a las alimenticias (Copal), el tema de conversación fue preguntarse unas a otras: “¿Quién fue?”. Es que ese mismo lunes, muchos de los ejecutivos se enteraron por los diarios que siete empresas acordaron sumarse a Precios Justos, un nuevo acuerdo de precios para alimentos, productos de limpieza e higiene personal, que regirá entre noviembre y marzo, y mantendrá congelados los precios, con el valor inscripto en el paquete. Economía apunta a que sean 2.500, pero podría arrancar con una primera etapa de unos 1.000.

Solo una empresa aseguró haber dicho que había cerrado para entrar a Precios Justo con un solo producto. “Estábamos todos bastante desconcertados, preguntándonos quién había sido, nadie sabía nada, salvo que sean ultra reservados”, contó uno de los participantes. Desde otra compañía agregaron: “A lo sumo decían que estaban en conversaciones, pero también es cierto que hay veces que nos hacemos trampa».

La situación actual del acuerdo de Precios Justos consiste en que ya culminaron todas las reuniones con las grandes compañías que llevó a cabo la Secretaría de Comercio, encabezada por Matías Tombolini. De todos modos, no se descarta una segunda convocatoria, para definir qué productos ingresan en el congelamiento, en un acuerdo que el Gobierno plantea como voluntario.

Como en política, también en las empresas hay “halcones y palomas”. Están los ejecutivos que se niegan a Precios Justos, al asegurar que hace dos semanas cerraron Precios Cuidados. De todos modos, en las compañías ya analizan qué productos podrían llegar a aportar. La gran duda es “a qué precio entrar” en ese congelamiento. La inflación proyectada para el período es de 32%, según EcoGo.

Importaciones como zanahoria

Massa reveló en Radio10 un dato central: “Pretendemos armar con las empresas un programa que les permita trabajar en la previsión de importaciones, usando canal verde aduanero, la programación de SIRA con fecha cierta de pago”. En las negociaciones mano a mano, Tombolini les había anticipado que iba a haber una “compensación por el esfuerzo”, que podía ir desde un dólar diferencial de exportación, o rebajas impositivas.

“Es una zanahoria muy tentadora”, afirmó un ejecutivo de una de las mayores compañías de consumo masivo. En un relevamiento realizado por Ámbito, las opiniones varían: no les cambia tanto a las que producen alimentos sencillos, pero sí a las que tienen bienes con mayor elaboración, que aseguran tener problemas para traer insumos o maquinaria para la tecnología de las plantas.

Desde otro gigante del consumo masivo, agregaron: “Es clave lo de las importaciones, porque se va a convertir en un tema central en las próximas semanas. Las operaciones están trabadas o dan plazos mayores a 180 días. Tenemos que entenderlo bien para ver si conviene”. Otro ejecutivo agregó: “Nos pusimos a hacer números para ver cómo materializamos esto que dicen”. Finalmente, desde otra compañía agregaron: “Hay muchísima preocupación porque hubo un apagón total, antes los parates eran más de producto terminado, ahora también de insumos”.

Si bien hay algunas empresas a las que les convendría aceitar el flujo importador, hay molestia por que se use este mecanismo: “Las aprobaciones de importaciones deberían darse por priorizar el funcionamiento de las fábricas”, aseguraron las fuentes consultadas. “Es medio extorsivo, igual ni el beneficiario ni el perjudicado se va a quejar”, agregaron. De hecho, según contaron a este diario, en las últimas semanas a los principales dirigentes de la oposición que visitaron cámaras empresarias o plantas industriales les pidieron no hacerlo público. “Hay temor porque impacte en las importaciones”, comentaron desde una cámara empresaria de Córdoba.

En la negociación para congelar precios de hilado y telas para contener la inflación de textiles también surgió el pedido de las importaciones, pero esta vez del lado empresario, no como ofrecimiento del Gobierno, enojado con el sector por los aumentos durante los últimos años. A fines de la semana pasada, el acuerdo ya estaba listo, pero volvió este lunes con “observaciones”. Las dudas son por cuánto tiempo habrá un congelamiento y por cuántos meses habrá un ajuste de precios en línea con la variación del tipo de cambio.

Rechazo por precio en el paquete

Si bien cualquier congelamiento es “mala palabra”, según lo definió una fuente dentro de Copal, otro de los puntos que cuestionan es tener que poner el precio en el packaging. Massa aseguró en Radio 10 que tiene la “confirmación” de que ya siete empresas entrarán al programa “con precios en los paquetes”. La queja de las compañías es que ya están volviendo a imprimir el packaging de la mayoría de los productos, dado que tienen que cambiarlos todos de cara a febrero, por la ley de etiquetado frontal, y ponerles los octógonos negros.

Además, aseguran que no puede hacerse de cara al 15 de noviembre. “Para Súper Cerca tardamos 3 meses en imprimir el precio en los paquetes y fueron 60 productos”, contó una fuente del sector privado. Ahora el objetivo del Gobierno es arrancar en noviembre y llegar a 2500 productos. Además, las empresas se quejan de que el programa Súper Cerca, que había lanzado Paula Español en julio de 2021, con duración hasta diciembre, se dio de baja tres meses después, con la llegada de Roberto Feletti a la secretaría. “En un año lo crearon, lo dieron de baja y lo quieren volver a lanzar, todo en el mismo Gobierno”, se quejó un ejecutivo. De todos modos, desde Comercio contaron que en algunos casos sí podría llegarse con los precios en los paquetes.

“Al principio éramos las locas del bambú”, cuentan Agostina y Gabriela, que crearon una empresa de indumentaria hecha con fibra de esta planta

Fuente: Bichos del Campo ~ La carta de presentación es que las prendas confeccionadas con fibra de bambú (o bamboo) son amigables con el ambiente, tienen muchos beneficios para la salud y mejoran la calidad de vida de las personas. Ahora bien, ¿cómo? ¿Por qué?  Hay varios motivos: los productos de bambú son hipoalergénicos, están especialmente indicados para quienes tienen dificultades asociadas a la piel (hipersensibilidad) o quienes se llevan las prendas a la boca. 

“Nuestras prendas son ideales porque no tienen micro plásticos y además son muy suaves, así que son especiales en casos de alergias, irritación, dermatitis atópica, psoriasis, tratamientos oncológicos, diabetes, sensibilidad, hipersensibilidad y todo tipo de patologías asociadas a la piel”, explican Agostina Trovato (Licenciada En Sociología y Magister en Investigación Social) y Gabriela Rivero (Licenciada en Marketing y especialista en prácticas verdes), fundadoras de Get Wild! Eco Indumentaria de Bamboo.  

Por una experiencia personal, en 2013 conocieron todas las bondades del bambú aplicado a la indumentaria y comenzaron a estudiar las posibilidades de la fibra, recopilando material de diferentes universidades y conectándose con gente vinculada a esta planta. En un momento decidieron poner en contacto productores con hilanderías y tejedurías nacionales y comenzaron a tejer una red de trabajo entre personas, familias y comunidades.  

Hoy realizan una producción orgánica de 5 hectáreas en El Dorado, Misiones, avalada por la Secretaría de Agricultura de la Nación, dado que en 2019 Get Wild! recibió el Sello Bioproducto Argentino, que reconoce el origen local y biológico de los productos y que favorece los intercambios comerciales internacionales.

Existen más de 1500 especies (tropicales a templadas) de bambú pero sólo de cinco puede extraerse la fibra para obtener el hilado, y para su cultivo se requiere mucha humedad y la luz directa del sol; la variedad bambú moso es una de las que viven en Sudamérica y especialmente en nuestro país. Y un dato productivo: una hectárea de bambú rinde el doble que una de algodón… pero crece en el doble de su tiempo.

“La producción ecológica es un tema de agenda global que implica muchos desafíos y en el caso de Argentina se hace todavía un poco más complejo por la cantidad y calidad de impuestos, tanto para la producción ecológica como la tradicional”, detalla Agostina.

“De todos modos, no se trata solo de impulsar la producción ecológica sino también de agregar valor: nuestro país se ha caracterizado por exportar materia prima, por lo que, quizá el primer gran impulso para una nueva forma de producción sea, por un lado, tender redes entre productores, hilanderías y tejedurías, y profesionalizar y hacer más eficientes los procesos de elaboración, y por otro lado, ofrecer productos manufacturados con valor agregado. Es por eso que desde Get Wild! es una decisión no comercializar tela sino productos terminados directamente para el consumidor local o internacional”, añade.

La empresa comenzó a operar en agosto de 2016 y desde el primer momento hubo personas interesadas en vestir este tipo de prendas, sobre todo quienes habían oído hablar sobre la ropa de bambú en Australia o Inglaterra. Actualmente, además de comercializar las prendas de manera minorista, también tienen revendedores en todo el país, que son “embajadores” ya que además de ofrecer los productos en sus zonas de residencia y su entorno, también comparten el mensaje de la marca y forman parte de un proyecto redituable. 

-¿Por qué las prendas de bambú mejoran la calidad de vida?

-Porque son hipoalergénicas, antibacterianas, tienen protección uv (96,7%), absorben cuatro veces más transpiración que una prenda de algodón, regulan la temperatura corporal manteniendo el cuerpo fresco en verano y cálido en invierno y son extremadamente suaves.

-¿Cómo se logra todo esto?

-Gracias al bambú en sí, a la composición de sus largas fibras y todos los agentes antimicrobianos y nutrientes que obtiene durante su período bajo tierra, al crear un sistema de raíces que además le otorga solidez y flexibilidad. 

-¿Por qué dicen que son ideales para personas en tratamiento oncológico, quemaduras, cicatrices, diabetes, albinismo y autismo o TGD? 

-Por la suavidad que tienen, eso brinda mucho alivio y confort. Considerando esto, hacemos indumentaria funcional: medias para pie diabético, turbantes oncológicos, sostenes para tratamientos, remeras, musculosas, camisetas y todo tipo de indumentaria para la vida cotidiana. 

-¿Cómo es al tacto la tela de bambú? ¿A qué se parece?

-Se parece a la seda, al lino y al algodón pima, con una suavidad y ligereza muy particular. A nivel gramaje es un algodón 40/1. 

-Como emprendedoras, ¿qué obstáculos enfrentaron al principio?  ¿Qué les decían?

-Cuando comenzamos todo era un obstáculo pero siempre pudimos encontrar una alternativa. Básicamente éramos las locas del bambú. Nosotras no venimos del mundo de la moda, el diseño o la producción agropecuaria así que nos concentramos en hacer llegar las primeras prendas de prueba a los clientes para poder validar que era un producto viable, escalable y necesario. Nos posicionamos frente a cada desafío con mentalidad de principiante, con ganas de aprender y encontrar soluciones y con la firme convicción de ser como el bambú, crecer orgánicamente, en red y dar cada paso con solidez. De este modo, pudimos conectar formas de trabajo muy disímiles y también ofrecer soluciones a problemas de la industria textil y de confección, por ejemplo, impulsar el tratamiento de los efluentes cloacales de la tejeduría o eliminar el desperdicio de tela en una tizada textil. Y también invitamos a ver y vivir la moda con una perspectiva más funcional y orientada al bien común.

-Y hoy que ya están más consolidadas, ¿qué es lo más complicado?

-El mayor de los desafíos desde que sigue vigente tiene que ver con la confección de las prendas. Desde que comenzamos implementamos un proceso con etapas, gracias al cual minimizamos errores de confección y de comunicación entre el área de moldería y corte, y a su vez es lo que nos permite seguir aumentando la cantidad de productos y de unidades por cada modelo. Sin embargo, la limitación de la producción no es la confección en sí misma sino la gestión del taller de confección. A lo largo de estos años, nos encontramos en varias oportunidades con dificultad para retener confeccionistas, aun ofreciendo condiciones de trabajo de excelencia y alta remuneración. 

-Esto es bastante común en el sector textil, ¿verdad?

-Sí, por eso uno de nuestros objetivos de aquí en adelante tiene que ver con integrar y consolidar nuevos equipos de trabajo a la vez que generamos más oportunidades de impacto social, como la confección en centros de detención y alianzas con organizaciones cuya actividad principal es la capacitación y el desarrollo de población vulnerable en el oficio textil.  

Hace un tiempo, Bichos de Campo realizó un programa especial dedicado a las posibilidades que abre el bambú:

Textiles advierten que abrir las importaciones de prendas terminadas «sería un error»

Fuente: 0223 ~ En el sector se mantienen expectantes a los posibles anuncios del Gobierno y cuestionaron la medida que evalúa tomar Sergio Massa para frenar los aumentos de la ropa.

Bajo el apercibimiento del ministro de Economía, Sergio Massa, quien deslizó la posibilidad de abrir las importaciones de prendas terminadas, el sector textil afronta un complicado panorama con el desabastecimiento de insumos que dificultan la producción y encarecen los precios de la ropa.

La semana pasada trascendió que Massa les advirtió a las grandes empresas textiles que abrirá la importación y les quitará varios beneficios fiscales si no moderan los aumentos de precios de la vestimenta. Además, les pidió que le presenten un plan para reducir los aumentos al consumidor por debajo de la inflación y un programa de precios por cuatro meses.

En los últimos doce meses, la indumentaria aumentó un 118% a nivel nacional, frente a un crecimiento de la inflación general del 83%. Y en todas las mediciones del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el rubro Ropa y Calzado fue el que más aumentó, por encima de cualquier otro.

El Gobierno monitorea de cerca la suba de precios e instó al sector a frenar los aumentos bajo la amenaza de abrir las importaciones de productos terminados. «Sería un error», resumió Guillermo Fasano, presidente de la Cámara Textil de Mar del Plata, ante la consulta de 0223.En los últimos doce meses, la indumentaria aumentó un 118% a nivel nacional. Foto: 0223.

En los últimos doce meses, la indumentaria aumentó un 118% a nivel nacional. Foto: 0223.

«Los precios de los productos terminados en el mercado interno no se fijan en función de los costos de importación. Hay desabastecimiento de insumos por empresas que han cerrado, situación de dominancia», enumeró.

«Abrir la importación de prendas terminadas es mucho más complejo en indumentaria. Hay muchas etapas: de insumos, elaboración, distribución. Tampoco podemos hacer un convenio de precios porque hay miles de fabricantes», indicó.

Fasano señaló que el aumento es impulsado por los hilanderos y el desabastecimiento general de insumos básicos, además del cierre de algunos talleres que se dieron después de la pandemia de coronavirus. «El causante de los precios es la falta de desabastecimiento porque no se importan hilados, telas ni insumos para la fabricación de los hilados y telas que se hacen en el país. A mayor demanda, los precios suben», explicó.

La producción 2023, en vilo

Producto de la falta de hilados y el cierre de las importaciones para insumos, la industria textil de Mar del Plata atraviesa tiempos de incertidumbre de cara a la producción 2023, que por el momento permanece paralizada.

Fasano señaló que durante el último invierno no se consiguieron prendas de corderoy y que la próxima temporada podría haber faltantes de otro tipo de telas. «Ahora tendríamos que empezar a hablar de insumos para el año que viene, hay una programación, diseño y modelo que se trabaja con anticipación. Pero no lo podés abastecer», reconoció.

Ante la escasez de hilados, los productores deben acudir a hilados y tinturas alternativas que no tienen la calidad de los que habitualmente se usan, lo que pone en jaque el prestigio de Mar del Plata, la capital nacional del pulóver.

BAFWEEK 2022: reviví todo lo que pasó en la semana de la moda en Buenos Aires

Fuente: El Planeta Urbano ~ El pasado viernes finalizó la última edición de BAFWEEK con las presentaciones de JT y una comida a cargo de AYNOTDEAD. Durante toda la semana, se estuvieron presentando las colecciones de Primavera Verano 2022/2023 de marcas líderes, diseñadores consagrados y talentos emergentes.

En esta nueva edición, el formato dinámico de BAFWEEK volvió a marcar la agenda cultural local con un acontecimiento que conectó lo más destacado de la industria de la moda y con nuevas generaciones de talentos y referentes de otras disciplinas como la música, el arte y la arquitectura. De este modo, y a lo largo de los 5 días de presentaciones, se pudo disfrutar de propuestas innovadoras que otorgaron un aire nuevo a la escena del universo fashion local.

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Las modelos de la marca argentina Ampi Vera, que se presentó el primer día, desde la Usina del Arte.

En esta nueva edición, BAFWEEK aportó una nueva manera de mirar y entender la moda local, no solo brindando la posibilidad de conocer nuevos espacios que permitieron el acercamiento a locaciones icónicas y disruptivas de ciudad, sino también, mostrando cómo se puede construir y comunicar moda desde una mirada inclusiva en cuanto a la elección de modelos en pasarela y en las propuestas de colecciones, donde la variedad fue el eje central para que todas las personas puedan sentirse identificadas y representadas.

A continuación, repasamos día por día, lo más importante de cada fecha:

1. La apertura fue en una locación icónica y cultural de la Ciudad de Buenos Aires como es la “Usina de Arte”, en donde marcas emergentes tales como OSEOVALENTINNA Y AMPI VERA mostraron sus colecciones con miradas ancladas en el diseño, las morfologías y la construcción de una propia identidad.

2. Durante la segunda jornada de desfiles, las locaciones seleccionadas, volvieron a tomar protagonismo. MISHKA presentó BALADE en el MOA, el laboratorio de restauración de esculturas de la Ciudad de Buenos Aires, mientras que la firma REVOLVER convocó a toda su troupe a descubrir su colección Verano 2023, inmersos en un espacio con reminiscencias botánicas y de gran vegetación, Vivero Don Mario.

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Juan Hernández Daels, líder de SADAELS, reunió a todos los amantes del diseño de autor en su nuevo showroom sobre la calle Arévalo.

3. El tercer día marcó el pulso de un gran festejo: KOSIUKO celebró sus 30 años en la moda con un desfile revival que repasó sus grandes hits, como el vestido icónico que usó Britney Spears en el videoclip Overprotected o sus looks más osados con impronta denim y glam. También significó el regreso a pasarela de grandes top models locales como Daniela Urzi, Dolores Barreiro y Zaira Nara. Con más de 60 modelos en escena, el show que se brindó en el Estadio Obras marcó un antes y un después en la escena fashion y convocó a grandes celebridades y referentes de la moda local.

4. El cuarto día reunió a todos los amantes del diseño de autor consagrado en el nuevo showroom de SADAELS, ubicado en Arevalo 1736. Allí, inmersos en una performance onírica, inspirada en el universo ecuestre, los invitados disfrutaron de una colección exquisita y sublime que se coronó de aplausos con el saludo final del diseñador Juan Hernández Daels y su equipo.

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Kosiuko celebró sus 30 años con un desfile en el Estadio Obras en el que repasó sus grandes hits, entre ellos, una pasada dedicada a la artista norteamericana Britney Spears.

5. La última jornada marcó el cierre perfecto de BAFWEEK. Todos los invitados se reunieron en “La Manzana de las Luces”, lugar que cuenta con más de 400 años de historia y cuya arquitectura es un testimonio de la Buenos Aires colonial, para descubrir la performance presentada por JT donde vinculó de una manera excepcional un lugar histórico con la música y con el colectivo Travesti Trans.

6. El cierre oficial estuvo a cargo de AY NOT DEAD que realizó una cena para agasajar a sus amigos y referentes que acompañan a la marca desde sus inicios.

Hecho con sus propias manos: el auge de las tiendas-taller de ropa

Fuente: La Nación ~ Impulsados por la pandemia primero y estimulados por la revalorización de lo artesanal después, muchos espacios ligados a la moda siguen el ejemplo de la gastronomía y muestran la “cocina” tras las prendas y accesorios.

Así como es más frecuente que los restaurantes trabajen con sus cocinas a la vista y, de hecho, las exhiban ante sus clientes con todo lo que ello implica –al dar cuenta de los tiempos, los ingredientes y los modos de hacer–, lo mismo está pasando con la moda. Cada vez son más las marcas de indumentaria, calzado y accesorios que deciden vincular sus talleres a los espacios de venta. Por ende, al público.

Este cambio puede tener que ver con una estrategia comercial (de acuerdo con la premisa económica de maximizar los beneficios en el tiempo de la pospandemia) aunque, además, se lo puede leer en línea con el imperativo de la transparencia.

Así como aumenta la cantidad de personas que quieren saber cómo está elaborada la comida que consumen, algo similar comienza a pasar con la vestimenta. Básicamente por dos cuestiones: por un lado, el placer que da el entendimiento del “saber hacer” incorporado en cada uno de los oficios. Y, a su vez, la necesidad de conocer cuáles son los materiales y las condiciones laborales, por lo tanto, humanas, implicados en la hechura de la ropa. En este panorama, se destacan Eugenia Katz de, justamente, la marca Las Katz; Sylvie Geronimi de la firma homónima de zapatos; y Vicki Otero, pionera entre los diseñadores de autor, que ya lleva 20 años en la escena fashion local.

Un refugio

La historia se remonta a 2008, cuando Eugenia Katz fusionó su emprendimiento de bijoux con el de carteras que tenía su hermana. Esa fue la génesis del primer lugar de trabajo conjunto, con la meta de crear una colección cuyo destino fue Japón. Se instalaron donde antes había funcionado una antigua tintorería, en la calle Bonpland, en el barrio de la Chacarita.

Pionera, hace 14 años, Eugenia Katz fusionó su emprendimiento de bijoux con el de carteras de su hermana y abrió Las Katz, con el taller a la vista
Pionera, hace 14 años, Eugenia Katz fusionó su emprendimiento de bijoux con el de carteras de su hermana y abrió Las Katz, con el taller a la vistamajoaramburufotografia

Aprovecharon la estructura original de las dos vidrieras, a las que sumaron mesadas transversales para desplegar sus saberes, a la vista de los visitantes. Ese fue el espacio donde la creadora buscó resguardar los materiales que venía acopiando en ferias y viajes, con la sostenida certeza de que un día los reutilizaría. Así nació la tienda-taller, que al principio solo abría los viernes a la tarde, momento en el que además de comprar, las clientas se encontraban y disfrutaban de las tortas que hacía la mamá de las Katz.

“Se transformó en un lugar de trabajo, ventas, exposición y reunión”, resume Eugenia, catorce años después de haber comenzado la aventura. “Sostuvimos el espíritu del refugio”, añade y revisita qué pasó durante los dos últimos años en este sitio mágico, atiborrado de tesoros minúsculos, algunos desperdigados en el tablero y otros meticulosamente protegidos. Aros, collares, pulseras y prendedores conformados por elementos retro ensamblados con otros contemporáneos, que inevitablemente se vinculan a los deseos y a las identidades que convocan a la legión de fanáticas que sigue a la firma.

Saber hacer

Entrar a la boutique atelier instalada sobre Uriarte a metros de avenida Santa Fe, en cercanías a Plaza Italia, es un viaje en el tiempo para poder conocer uno de los oficios más ancestrales del mundo. En ese sitio de techos altos y vitraux originales, la zapatera Sylvie Geronimi, hija de madre argentina y padre francés, eligió asociar el espacio de confección de calzado con el local de venta a la calle.

¿Cómo se dio? Pasó durante la primera parte de la pandemia, cuando la actividad entró en un impasse y eso hizo que la diseñadora, formada en L’École de la chambre syndicale de la haute couture parisienne, no tuviera otra opción que aprovechar el taller que había quedado vacío y reorganizar a la distancia el trabajo de los artesanos que intervienen en la realización de cada uno de los pares. Dicho y hecho: en la primavera de 2020, en coincidencia con un momento de crecimiento y reestructuración de la firma, se animó a dejar la tienda que tuvo por más de una década en la calle Guido, para instalar una nueva versión en Palermo, donde legendariamente funcionó el lugar de diseño, cortado y terminación de zapatos.

En un mismo espacio sobre la calle Uriarte, Sylvie Geronimi confecciona y vende calzado
En un mismo espacio sobre la calle Uriarte, Sylvie Geronimi confecciona y vende calzadoSantiago Filipuzzi – LA NACION

Así es cómo invita a que las compradoras puedan curiosear en el desarrollo pormenorizado de sus icónicas botas, balerinas y sandalias expuestas en la vidriera. “La gente tiene que entender que es un trabajo hecho a mano, en la Argentina, con diseño propio”, afirma Geronimi. Y en la era donde todo se vuelve instagrameable, sostiene la importancia de ver el zapato en vivo y en directo.

“Esa tendencia creciente, la de las tiendas en las que se muestra el oficio, es a lo que aposté siempre”, enfatiza. Así lo procuró mostrar en la exhibición El arte del calzado, que hizo primero en la Alianza Francesa de Buenos Aires y luego en París. “Algo muy marcado en mi identidad”, sintetiza.

Fuerza colectiva

Tras haber transitado alternativamente las vicisitudes de los diferentes formatos (local a la calle y showroom) individuales o compartidos, y después de haberse instalado en San Telmo y Palermo, esta vez, Vicki Otero no sólo adhiere a la idea del espacio donde los saberes y la instancia de venta se unen, sino que, además, levanta la apuesta y lo hace en el marco del trabajo colectivo.

Vicki Otero montó una mesa de trabajo donde comienza a darle vida a las prendas en el nuevo espacio en la Avenida Elcano
Vicki Otero montó una mesa de trabajo donde comienza a darle vida a las prendas en el nuevo espacio en la Avenida ElcanoSantiago Filipuzzi – LA NACION

Recientemente mudada a la avenida Elcano, ahora se suma a Gloria gráfica, el proyecto comunitario conformado en su mayoría por propuestas de ese rubro, siendo Otero la única abocada a la indumentaria. Y es ahí donde, justamente, vende Industria Argentina, la línea que honra el legado familiar de la sastrería, con hilvanes visibles y mangas voluminosas, sello indiscutido de la diseñadora que en ese mismo lugar montó una mesa de trabajo donde comienza a darle vida a sus prendas.

¿Cuánto tuvo que ver el factor económico? “No fue lo definitorio –reflexiona–, sino que lo que hizo que llegara hasta acá fue la idea de convivir con otros y estar en un ambiente de trabajo constante”, explica. ¿Qué se gana? “Tiempo, energía y mayor intimidad con la persona que viene a hacerse la ropa”, subraya y asume que le resulta más placentero que estar en un local esperando a que lleguen los clientes. “Le agrega otro condimento; poder estar produciendo, haciendo moldes, cortando”, esgrime. Y alude a la sinergia creativa que define el propósito del sitio, que suele ser visitado por la exposición permanente de afiches callejeros, las muestras de cine y las presentaciones de libros. ¿Lo próximo? Están pensando en hacer productos que sean intervenidos por todos los realizadores que forman parte del espacio.

Aunque Gaba Najmanovich, consultora estratégica de tendencias, asegura que el hecho de tener una clientela privada y que los diseñadores compartan el lugar de trabajo con el de venta, es algo ya conocido –en sintonía además con el boom de los showrooms que se dio en 2010 y que todavía se mantiene–, sí destaca un retorno a revivir los oficios, volver a lo artesanal y darle importancia a la transparencia. “Tiene sentido abrir la ventana de la producción y mostrar cómo es que se dan estos procesos”, indica.

A su vez, la creadora del newsletter Exprimido de tendencias asegura que esto comenzó a pasar en los últimos años con el auge de la red social Instagram, y en consonancia con las marcas que comenzaron a responder a la pregunta “¿quién hizo mi ropa?” (promocionada por la organización Fashion Revolution). En consecuencia, a mostrar cómo se hace la vestimenta, qué hay detrás de una colección. “Este modelo, el de la tienda- taller, se vio fortalecido durante los momentos más álgidos de la pandemia, cuando muchos se encontraron forzados a cerrar su local y decidieron armar un espacio alternativo para la venta, en sus lugares de trabajo o donde viven”, asevera. “Podríamos decir que es el lado B del home office”, profundiza

Najmanovich destaca que la puesta en valor del oficio que está implicado en la realización de cada objeto, es un recurso al que recurren las firmas para justificar cuánto sale y mostrar qué representa ese artículo en una coyuntura donde la automatización se hace cada vez más presente. “El objeto producido por un humano –un experto, como puede ser un bordador o una costurera– se empieza a convertir en un ítem de lujo; es más caro el realizado por un artesano que por un robot que hace un montón de otros productos en paralelo”, aclara.

A esto se suma la posibilidad de personalizar la experiencia, considerando que no se trata solamente de la prenda o el accesorio en sí, sino también de la modificación en la compra, que va más allá de lo transaccional e incluso puede referir al entretenimiento. “Cuando la adquisición virtual es por default, el cliente trata de resolver de forma conveniente y veloz. Por eso, si va al local, exige mucho más de lo que exigía en el pasado”, concluye.

Florencia Sosa, la CEO más joven de Argentina, armó un proyecto con ponchos de vicuña que se convierten en NFT

Fuente: TN ~ A los 30 años creó una comunidad de mujeres tejedoras catamarqueñas y vinculó lo autóctono con las últimas tecnologías.

Florencia Sosa no se convirtió en la mujer CEO más joven de Argentina por casualidad. Fue el resultado de mucho trabajo (estudió Administración, Contador e hizo un máster en Finanzas en Estados Unidos), pero sobre todo de su actitud resiliente, avasallante, de siempre ir para adelante.

Oriunda de Catamarca, cuando tenía 25 años falleció su padre y eligió quedarse a cargo de su grupo de empresas dedicadas a la salud. Con su gerencia, les dio un giro de 360º: aportó su visión tecnológica y femenina, cambió todos los puestos jerárquicos a más de un 80% de mujeres, abrió la primera farmacia inclusiva atendida por un robot en Argentina y se convirtió en presidente de la Cámara de Farmacias y en directora de la Federación Económica.

Florencia Sosa es la mujer CEO más joven de argentina y desarrolló un proyecto que vincula la moda con la tecnología NFT. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)
Florencia Sosa es la mujer CEO más joven de argentina y desarrolló un proyecto que vincula la moda con la tecnología NFT. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)

En todo este camino, la moda fue un elemento fundamental. “Me di cuenta de que la moda me acompañaba en mi perfil. Siempre importa mucho cómo entro vestida a una reunión, si usaba una minifalda o si usaba un pantalón”, asegura, con la mirada puesta también en el feminismo y en el rol de la mujer en el ámbito empresarial.

“La moda me ayudó muchísimo a expresarme, a defenderme y a pararme como mujer fuerte. Quería ser la jefa divertida, en zapatillas, con las uñas de colores, pero no quería que eso deje de tener seriedad”, explica, y sostiene que su discurso constante se basa en que la miren a la cabeza, y no en cómo está vestida.

Florencia Sosa, la CEO más joven de argentina y creadora del primer proyecto que vincula moda y tecnología NFT. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)
Florencia Sosa, la CEO más joven de argentina y creadora del primer proyecto que vincula moda y tecnología NFT. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)

Los tejidos tradicionales y las últimas tecnologías se unen en un nuevo proyecto

Al tiempo que su carrera se disparaba internacionalmente, nunca perdió de vista su origen y su historia. “En el medio de este camino desarrollé la fundación en nombre de mi papá, Emilio Benjamín Sosa, y empezamos a trabajar con comunidades y barrios remotos, donde empecé a detectar perfiles femeninos muy poderosos. Comencé a capacitarlas, a enseñarles lo que era ser líder”.

Fue durante esos recorridos que se encontró, en el norte de Catamarca, con un grupo de tejedoras que vienen realizando el oficio desde hace años, de generación en generación. Con su espíritu emprendedor, Florencia empezó a pensar en una manera de ayudarlas a trascender de una manera diferente, con un proyecto único.

Florencia Sosa, la CEO más joven de Argentina, armó un proyecto con ponchos de vicuña que se convierten en NFT

“Se me ocurrió conectar dos mundos totalmente diferentes: la tecnología blockchain y NFT con todo lo que es la vicuña, un tejido de lujo que hoy se vende en el mundo y en el que las grandes marcas están interesadas”, cuenta. Así empezó este proyecto, con una comunidad de mujeres trabajadoras que contarán su historia a través de ponchos tejidos a mano que luego se convertirán en NFT (token digitales que representan un elemento único).

Un red de mujeres de Catamarca confeccionan ponchos se convertirán en NFT. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)
Un red de mujeres de Catamarca confeccionan ponchos se convertirán en NFT. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)

“Vamos a vincular tecnología, una generación nueva y desinteresada con lo autóctono, y mezclarla con algo tan tradicional para nosotros como argentinos, que es el poncho. Vamos a buscar una forma diferente de contar historias”, comenta, entusiasmada, sobre esta iniciativa que saldrá a la luz en noviembre, con un evento lanzamiento en Buenos Aires, donde se darán a conocer las primeras ediciones de los ponchos y las distitnas formas de acceder a ellos.

Curiosa y resolutiva por naturaleza, es muy consciente del impacto de este proyecto nuevo y único. “Solo el 11% de las mujeres representan los proyectos tecnológicos, y solo el 4% puede acceder a una empresa que las apoye. Todavía muchos creen que las mujeres no pueden desarrollar proyectos tecnológicos”, dice.

Florencia Sosa reunió a un grupo de mujeres de Catamarca para llevar sus tejidos a otro nivel. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)
Florencia Sosa reunió a un grupo de mujeres de Catamarca para llevar sus tejidos a otro nivel. (Foto: Gentileza Florencia Sosa)

“Me interesa el impacto social, generar comunidad. Que de pronto una señora que vive en Recoleta y que jamás va venir a Catamarca pueda conectarse con esta historia. Pienso en un montón de conexiones e historias porque eso es lo que significa el hilo para mí. Me gustaría que quede la marca del primer proyecto donde incorporamos algo tan valioso como un tejido argentino con la tecnología”, afirma Florencia, que con su mirada joven, fresca, tecnológica y femenina busca darle una vuelta de tuerca a las tradiciones y al mundo de la moda.

¿Qué pasa con el precio de la ropa si se abren las importaciones?

Fuente: Página12 ~ El gobierno dejó trascender que analiza abrir las importaciones para «moderar» el aumento de las prendas. ¿Puede ser efectivo? ¿Y por qué aumentó tanto la ropa pospandemia? Análisis, opiniones y controversias en torno al tema.

La semana pasada trascendió que el gobierno evalúa abrir las importaciones de indumentaria y calzado para que se moderen las subas de precios. ¿Qué es lo que justifica el notable aumento de precios del sector de indumentaria y calzado, cuya inflación viene superando al nivel general desde junio de 2020? Se decía en la pospandemia que la recuperación de los márgenes de ganancia perdidos durante el Covid-19 explicaba la tendencia. Pero la misma nunca tuvo freno. 

Ropa: un sector protegido que aumenta muy por encima de la inflación

El pasado viernes cuando INDEC publicó el dato de la inflación de septiembre de 2022, nuevamente prendas de vestir y calzado lideraba cómodo el listado: 10,6 por ciento de inflación versus 6,2 el nivel general.

La paradoja aquí, desde el punto de vista de la política económica, es que se trata de un sector protegido desde lo comercial (con negocios habilitados para grandes empresas) pero desregulado en materia de precios.

Ante ese escenario y con los datos de inflación de septiembre sobre la mesa, el gabinete económico de Sergio Massa se propuso actuar con firmeza y adelantó, aunque no de manera oficial, que evalúan abrir todas las importaciones del sector para que se moderen los precios. Una medida de efectividad todavía dudosa pero que, al menos, alerta a los jugadores clave a revisar sus conductas abusivas. Los aumentos no se dan ante un cambio de temporada como era usual sino todos los meses.

El inefectivo control de importaciones

Antre la alternativa que analiza el gobierno, abrir las importaciones de indumentaria y calzado para que se moderen las subas de precios, cabe preguntarse: ¿Por qué, si existió en todo este período contrario, una administración focalizada de importaciones a través de Licencias No Automáticas (LNA), no fue ese el instrumento que regulara la oferta y, en consecuencia, los precios internos del rubro? Es que prácticamente todas las posiciones arancelarias que adquiere el sector están bajo el régimen de LNA desde que asumió el gobierno.

Cabe recordar que las licencias no automáticas forma parte del régimen de monitoreo de importaciones, al igual que las licencias automáticas. Pero la diferencia está dada en que las primeras, las LNA, tienen un listado de requisitos para el importador mucho mayor que el de las automáticas. Por lo cual demandan un tiempo mayor para su aprobación, que a veces no se otorga. Por lo cual, funciona en la práctica como un modo de restricción para el comercio.

A través de la Resolución 1 de 2020 la cobertura del comercio con LNA pasó de menos del 50 al 94 por ciento de las posiciones importadas por la industria. Mientras Macri había desarmado buena parte del sistema de monitoreo sobre las importaciones, el exministro Matías Kulfas volvía a introducir una herramienta que permitiría administrar las compras con el objetivo de frenar el ingreso de productos que pudieran fabricarse localmente

Pero esa intención no pareció ser el resultado en el sector de indumentaria y calzado. El porcentaje de importaciones sobre el total fabricado localmente no se modificó: quedó en torno al 10 por ciento tras la aplicación de las LNA, un nivel similar al de 2019 y que contrasta con el 3 por ciento registrado en 2015.

Ese fenómeno despertó la curiosidad entre los analistas puesto que las pérdidas en materia económica eran claras. La confección textil es un rubro donde la sustitución por producción local es relativamente accesible y además se trata de un sector intensivo en mano de obra. De modo que una protección comercial efectiva es doblemente redituable: permite ahorrar divisas pero crear empleo y capacidades al mismo tiempo.

Precios y concentración

Anahí Rampanini es investigadora de Conicet y se dedicó a estudiar estos temas. En su trabajo encontró que la cobertura con LNA estaba propiciando una exacerbación de la concentración dentro del sector: hacia 2021 alrededor del 2 por ciento de las empresas de indumentaria y calzado concentraban el 50 por ciento del monto total importado. Esa cifra abarcaba apenas a unas 16 firmas, un nivel similar que en 2019. «Que todo cambie para que todo siga igual», parecía indicar la realidad. 

La tendencia a la concentración no es específica de este sector, pero Rampanini introduce dos consideraciones importantes: en primer lugar,  hubo períodos donde la competencia fue proliferante (de 2006 a 2018, por ejemplo) y en segundo lugar, la concentración nunca debe ser favorecida desde la política pública, como ocurrió con las LNA.

“Había cierta mercadería, identificada a un nivel muy detallado de la posición arancelaria, que era importada casi exclusivamente por una sola empresa. En suma, notamos que eso ocurría con el 66 por ciento de las posiciones con protección de LNA, es decir que casi siete de cada diez posiciones importadas eran adquiridas por una sola empresa autorizada del sector”, contó Rampanini a Página/12. Más aun, son apenas una, dos o tres empresas las que explicaban el 90 por ciento de las importaciones con LNA.

Es decir que una herramienta focalizada de administración del comercio exterior fue utilizada para garantizarle el negocio a las firmas más concentradas del sector. En lugar, por ejemplo, de potenciar la fabricación local o los emprendimientos de las PyME. Y pese a la directa incidencia de la entonces Secretaría de Industria en la gestión de las LNA. A las empresas que más se benefició fue a Zara, la mayorista Vesubio y las deportivas Adidas, Nike y Puma, que lideran el ranking de importadoras del sector. 

Importados y nacionales

El trabajo de Anahí Rampanini también repasa esta cuestión. Compara la evolución de un índice de precios de las importaciones del sector con la división Prendas de vestir y calzado del IPC Nacional. Ambas tendencias son muy dispares, con una clara aceleración de la segunda. Y si bien desde el sector sostienen que el aumento del tipo de cambio encarece la compra de los insumos y por tanto los precios, para Rampanini esa situación ocurre en otras ramas de la economía donde no se ve una disparada de precios.

“Se detectaron aumentos del orden del 70 por ciento en algunos casos que no pueden justificarse ni por suba de los proveedores (mayormente chinos) ni por la devaluación oficial”, aseguró.

Desde ProTejer repiten otro argumento: que en la medición del INDEC está “mal representado” el sector porque no pondera los nuevos canales comerciales, como las ventas online, con precios más accesibles y competitivos que los shoppings. Sin embargo mediciones que sí lo hacen, igualmente acusan subas desmesuradas.

Rediseñar la regulación

No sólo en el caso de las confecciones textiles el nuevo equipo económico encontró desbarajustes. Varias posiciones arancelarias con destinación a consumo de lujo fueron pasadas al régimen de LNA a fines de agosto. La cantidad de artículos con licencias se triplicó

Un caso paradigmático fue el de los yates de lujo. Ariel Schale, secretario de Industria antes de la designación de Massa y reestructuración del gabinete económico, desmintió la acusación de un medio de que había aprobado su importación a nombre del empresario Nicolás Caputo. Otra sorpresa fueron las cautelares judiciales que denunció el equipo de Massa, desde toallas hasta neumáticos y máquinas para minar criptomonedas tenían sentencia legal de “urgencia”. Triangulación con empresas y bancos del exterior y sobrefacturación de importaciones fueron otras maniobras denunciadas.

El ordenamiento del comercio exterior tiene como referente al titular de la Aduana, Guillermo Michel. También al secretario de Industria José De Mendiguren y, en materia de instrumentación, a la secretaría de Comercio que conduce Matías Tombolini.

Producción: Mara Pedrazzoli

Precio de la ropa: cuál es el acuerdo que cerraron los textiles y el Gobierno luego de una tensa negociación

Fuente: Infobae ~ Luego del acuerdo firmado con el sector de indumentaria, el equipo económico avanzó con el primer eslabón de la cadena, que se resistía al congelamiento. Massa los amenazó con abrir las importaciones.

A casi un mes del acuerdo firmado entre unas 60 marcas de indumentaria y el Gobierno para reducir la escalada inflacionaria, el equipo económico tiene prácticamente consensuado avanzar por un camino similar con la industria textil, que en ese momento se había resistido al congelamiento hasta diciembre y que continuó negociando sus condiciones con la Secretaría de Comercio para poder sumarse al compromiso.

Tras varias semanas de intensas negociaciones, con propuestas y contrapropuestas sin consenso, finalmente el sector, que negoció a través de la Federación de Industrias Textiles Argentinas (FITA), logró que el congelamiento sea sólo por un mes pero durante los siguientes 180 días deberá ajustar sus precios según la evolución del tipo de cambio, que viene creciendo bastante por debajo de la inflación. El equipo de Sergio Massa pretendía, de entrada, que los textiles repliquen el acuerdo sellado con la indumentaria, que establece un congelamiento de precios del 5 de septiembre al 5 de diciembre y luego evolución según tipo de cambio por seis meses. Pero la resistencia fue alta.

“No va a incidir en nada nuestro acuerdo. Puede ser que a partir de ahora los precios no suban tanto porque cayó fuerte la demanda, pero no por otra cosa”, dijo un empresario del sector

Una de las propuestas que le llevó la industria al Gobierno fue ajustar los precios algunos puntos menos que la inflación en los próximos meses, pero fue descartada, a pesar de que ése había sido el pedido original del ministro. Finalmente, y tras fuertes presiones, se llegó al consenso final de congelar un mes y luego no subir más que el dólar oficial, confirmaron fuentes oficiales. Todavía no está claro cuándo se anunciará, pero no fueron casuales las advertencias de Massa en torno a la apertura de las importaciones. De todos modos, la FITA había llevado ya una propuesta el lunes, en un encuentro que mantuvo su presidente, Luis Tendlarz, con las autoridades de Comercio, que fue pulida en las últimas horas.

El malestar del Gobierno con el sector data ya de varios meses, desde que la industria de indumentaria y calzado empezó a liderar los aumentos de precios dentro del Indice de Precios al Consumidor (IPC). La situación no sólo no se calmó, sino que la inflación de esta industria se aceleró, por el contexto macroeconómico, las trabas a las importaciones, la escasez de oferta y una demanda que hasta el último mes estuvo sostenida. En septiembre, el rubro exhibió una suba del 10,6%, muy por encima del 6,2 del nivel general de inflación. Y lo mismo venía sucediendo durante los meses previos.

Pero ni el acuerdo sellado con la indumentaria impactará en el IPC del Indec, ni tampoco lo hará este nuevo que se firmará en breve. En el primer caso, los precios de la temporada de primavera-verano ya estaban fijados -100% más caros que un año atrás- y el acuerdo -sólo con unas 60 marcas que están en los shoppings- fue no subirlos hasta el 5 de diciembre, antes de las Fiestas. Pero el organismo estadístico no sólo releva precios en los centros comerciales, sino también en otros mercados, como la calle Avellaneda, Once o La Salada, además de que también considera, en el promedio, los valores de la ropa importada. Y eso no fue parte del acuerdo, que por otra parte sería inviable de firmar y de controlar, debido a su gran atomización.

En el caso del acuerdo que se firmará con los textiles, tampoco se sentirá en el IPC debido a que hoy estas firmas están vendiendo materia prima a las marcas de indumentaria para la ropa de invierno. Y la incidencia en el precio final es baja. Además, ¿cómo se controlará su cumplimiento? En la industria aseguran que si una empresa firmante no cumple, rápidamente el Gobierno puede enterarse. “No va a incidir en nada nuestro acuerdo. Puede ser que a partir de ahora los precios no suban tanto porque cayó fuerte la demanda, pero no por otra cosa”, dijo un empresario del sector.

El ministro de Economía, Sergio Massa; el secretario de Comercio, Matías Tombolini; y el titular de la Cámara de Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher, en la firma del acuerdo de precios del sectorEl ministro de Economía, Sergio Massa; el secretario de Comercio, Matías Tombolini; y el titular de la Cámara de Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher, en la firma del acuerdo de precios del sector

Muchas empresas del sector no están en condiciones de congelar precios, en un contexto de alta inflación, porque están con serias dificultades para producir por falta de insumos. “Yo estoy trabajando ahora a menos del 50% porque no tengo insumos. Tengo 190 personas de las cuales 100 me sobran. El mes que viene ya acordé darles vacaciones anticipadas. ¿Puedo congelar precios?”, se preguntó, irónicamente, otro empresario del sector que tiene el 100% de las materias primas en dólares y muchos problemas para pagar las importaciones.

Desde la industria afirman que su actitud nunca fue la de no colaborar, menos aún con un Gobierno con el cual pudieron invertir y recuperar mercado. De hecho, este miércoles se inauguró una planta de confección en Catamarca de RA Intertrading, que fabrica las camisetas para Nike y Adidas. Pero muchas firmas están en un escenario muy complicado en materia de licencias de importación e imposibilidad de conseguir financiamiento de las compras al exterior a 180 días. “¿Me pedís congelamiento de precios, pero no me firmás nada?”, cuestionó un directivo, respecto de los permisos para importar.

En los últimos doce meses, el precio la indumentaria aumentó un 118% a nivel nacional, frente a un crecimiento de la inflación general del 83%. En la medición por regiones, en el Gran Buenos Aires el incremento llegó al 120,5%. En todas las cifras suministradas por el Indec, el rubro ropa y calzado fue el que más aumentó, por encima de cualquier otro. Y pese a estos acuerdos, el escenario no cambiará, al menos en el corto plazo. En la industria ya anticipan que la ropa de invierno llegará con subas de 110% interanuales.

«Congelamientos light», la fórmula del Gobierno para contener la inflación

Fuente: Clarín ~ El secretario de Comercio avanza en acuerdos con alimenticias, textiles y electrónicos para frenar los precios. Ofrece incentivos para sumar adhesiones.

Aunque el propio Sergio Massa, explicó que congelar precios “no funcionaba”, el secretario de Comercio, Matías Tombolini intenta expandir esa fórmula para contener la inflación con formatos de acuerdos y “adhesiones voluntarias” a cambio de eventuales incentivos. Así logró acercar posiciones con varios sectores, entre ellos el consumo masivo, laboratorios, el textil y la electrónica.

Finalmente este viernes se oficializó el Ahora 30, un programa que permitirá comprar TV, celulares, aires, heladeras y lavarropas en 30 cuotas fijas con un interés anual del 48%, casi 15% menos que el Ahora 12.

Se trata de un plan de estímulo al consumo, que “congela los precios de los productos por 90 días”, adelantó por Twitter el presidente, Alberto Fernández. Este anuncio generó dudas ya que el “Ahora 30” estará vigente sólo por 60 días (hasta el 22 de diciembre) y desde el Gobierno aclaran que los acuerdos contemplan un mix de “precios sugeridos y fijos”.

Sobre esta matriz, cadenas, comercios, fabricantes y marcas tienen que definir su participación y los productores que ofrecerán. Ahora 30 tiene un tope de $120.000 para los celulares y de $200.000 para el resto de las categorías. El costo del subsidio a la tasa no es infinito. Según se acordó, los bancos financiarán hasta $100.000 millones, lo que abre otra incógnita. Porque Tombolini prometió sumar un plan para jubilados en 42 cuotas, bajo los mismos términos.

El doble objetivo del Ahora 30 y 42 es reactivar el consumo de electrónicos y electrodomésticos y al mismo tiempo frenar la escalada inflacionaria que tanto atormenta al equipo económico. Lo curioso es que el Gobierno estimula la demanda de productos basados en insumos dolarizados (celulares y TV, por ejemplo) y al mismo tiempo refuerza el cepo a las importaciones por la falta de divisas.

En setiembre, el costo de vida aumentó 6,2% mensual, lo que representa un incremento en los últimos 12 meses de 83%. Forzando la célebre frase de Heráclito, “ningún hombre cruzará el mismo río ni verá los mismos precios”. Especialmente en el rubro indumentaria, que lidera el ranking de aumentos interanuales, con un 118%. Alarmado por el indicador, Massa amenazó a los textiles con abrir las importaciones si no moderan los valores.

Sobre esta línea, Tombolini cerró hace un mes un acuerdo con 60 marcas de indumentaria que trabajan en shoppings y supermercados para congelar los precios hasta el 1° de diciembre. Ahora está a punto de firmar algo similar pero con los fabricantes de hilados, el insumo base para producir las telas. Desde la FITA (Federación de Industrias Textiles Argentinas) dicen que la negociación está encarrilada y que esperan formalizarlo en los próximos días.

Fuentes oficiales y privadas coinciden en que el acuerdo contempla un congelamiento de 1 mes y luego un ajuste de precios en función del tipo de cambio oficial, que aumenta por debajo de la inflación promedio. Se estiman que en el país existen alrededor de 25 fabricantes de hilados, “que constituyen el primer eslabón de del rubro de la indumentaria”, dijo a Clarín un empresario del sector. La más importante es TN&Platex, cuyo dueño es Teddy Karagozian, y que tiene 8 plantas y 1.200 empleados.

En la Secretaría de Comercio dicen que las negociaciones están avanzadas pero que todavía no hay nada cerrado. No obstante, se muestran optimistas al respecto. Tal como ocurre con otros rubros, parte del equipo de Tombolini intercambia propuestas y contrapropuestas, que incluyen compromisos de precios y pedidos para liberar importaciones, entre otras cosas.

Las textiles argumentan que cerca del 50% de las prendas que se comercializan en el país dependen en distintos grados de insumos del exterior. Incluso la producción de hilados y tejidos. “Existen dos tipos, el natural (básicamente el algodón) y el sintético. En el primer caso, el 95% es producción local. Los sintéticos (fibras y poliéster) el 70% son de origen importado”, explican en la industria.

Tombolini rechaza el término congelamiento. Prefiere hablar de consensos y adhesiones voluntarias, tal como lo viene haciendo Massa, su jefe directo. En setiembre, el Gobierno extendió el acuerdo que tenía con la industria farmacéutica para mantener los precios de los medicamentos 1 punto por debajo de la inflación hasta noviembre.

En consumo masivo, la receta es parecida. Tombolini ya logró renovar una vez más Precios Cuidados, con una lista de 452 productos de marcas líderes y que estará vigente hasta el 7 de enero. El programa contempla subas de 3,3% en octubre, 4,7% en noviembre y 4,4% en diciembre, muy por debajo de las proyecciones inflacionarias de las consultoras privadas.

Pero además, inició contactos para el armado de Precios Justos, un nuevo programa con el cual pretende fijar los precios de 1.500 a 2.000 nuevos artículos básicos durante 3 o 4 meses. El funcionario, además, propone que las alimenticias y los proveedores etiqueten los precios en los envases, con la idea de expandir el programa a todos los canales de comercialización y no sólo a las grandes cadenas de supermercados.

Imprimir los precios en el paquete, para algunas empresas, “es una tarea muy difícil y que demora mucho tiempo”. Para otras, “es imposible de aplicar”.

En las primeras rondas de negociaciones, Tombolini ofrece compensar el costo de congelar con un “dólar góndola” para las empresas exportadoras o algún otro tipo de incentivo, para adherir a la mayor cantidad de compañías. En este caso también habla de anudar acuerdos voluntarios. Precios Justos todavía no tiene fecha precisa de salida, pero se estima que se lanzaría el mes próximo.

Aux Charpentiers: la tienda de ropa de campo en Monserrat que funciona desde principios de 1900

Fuente: La Nación ~ En pleno corazón del barrio de Monserrat, ofrece ropa de campo de calidad artesanal, está en manos de los herederos de los fundadores y resiste todas las modas.

La marca nació, en realidad, en Barracas, cuando los franceses Louis Pot, Juan Maynard y Juan Fevre abrieron un negocio de confección y venta de ropa de trabajo, campo y sastrería, en 1888. El nombre del emprendimiento se les ocurrió, según cuenta la leyenda, en honor a un pantalón de tiro alto con tiradores y grandes bolsillos para las herramientas que llamaban “carpintero”: aux charpentiers significa “a los carpinteros”, en francés.

Confeccionan bombachas de distintos tipos de telas, desde gabardina hasta lino, lanas y cachemires. La moldería es la misma desde hace cien años.
Confeccionan bombachas de distintos tipos de telas, desde gabardina hasta lino, lanas y cachemires. La moldería es la misma desde hace cien años.

En 1910 se mudaron al edificio en el que todavía funciona, esa esquina de México y Santiago del Estero (CABA) que atienden, hasta el día de hoy, los herederos de los fundadores, Carmen e Ignacio Robiglio, madre e hijo respectivamente. Como testigos de esa segunda fundación están los certificados de permisos que cuelgan de las paredes y datan de octubre de ese año.

El edificio data de fines del siglo XIX y fue la residencia de un embajador antes de que en 1910 fuera una tienda que se conserva tal y como era entonces, con mostradores y estanterías de madera, una antigua caja registradora, catálogos que hoy son una curiosidad, un vestidor que parece un departamento por su amplitud y pisos originales también.

La caja registradora antigua sigue funcionando y ocupa un lugar protagónico en el local.
La caja registradora antigua sigue funcionando y ocupa un lugar protagónico en el local.

Los Robiglio se hacen cargo de la tienda

La familia Robiglio se sumó mucho después, cuando en 1920 Alfonso Ianata, sastre de profesión, llegó de su Génova natal y se asoció a los tres franceses. Con el paso de los años, Pot, Maynard y Fevre dejaron el negocio y Alfonso Ianata lo continuó junto a su hijo y su yerno, Juan Robiglio. Poco a poco, los franceses fueron apartándose, años después también su suegro también dejó de trabajar y Juan Robiglio quedó a cargo de Aux Charpentiers.

Juan Robiglio fue la segunda generación del negocio. Recibió la posta de su suegro, sastre de profesión que se había asociado a los franceses fundadores.
Juan Robiglio fue la segunda generación del negocio. Recibió la posta de su suegro, sastre de profesión que se había asociado a los franceses fundadores.

El negocio se heredó de generación en generación: abuelo, yerno, nieta, bisnieto. Hace algunos años, en 2018, Ignacio Robiglio, hijo de Carmen y Enrique que también trabaja en la tienda, tomó la posta. Ignacio es administrador de empresas y trabajaba en un banco, pero decidió cambiar su rumbo y hacerse cargo del negocio familiar.

La historia tiene algunos baches, porque se repitió de boca a boca, pero Carmen Robiglio se encarga de mantener vivo el espíritu del negocio. Trabaja ininterrumpidamente desde 1995, aunque ya mucho antes iba a ayudar a su padre y asegura que “desde entonces no se cambió nada. Casi todo es original de la fundación del local. En algún momento debió cambiarse el piso de la entrada, que era de madera y ahora es de granito. Pero la parte de atrás todavía tiene piso original. Los cambios son muy pocos porque mi papá no era de la idea de renovar y ahora nosotros no queremos. Mucha gente que viene se emociona, no puede creer ver algo de su infancia”. Entrar a Aux Charpentiers es como transportarse a otro siglo.

Fotografía de la reinauguración de la casa en el barrio de Monserrat
Fotografía de la reinauguración de la casa en el barrio de Monserrat

Bombachas para todo el mundo

En su fundación, el negocio tenía sastrería, ropa de trabajo y de campo. La sastrería fue desapareciendo porque ya no se usan trajes a medida. La ropa de trabajo también, porque era muy específica y había camisas para relojeros, mamelucos para zapateros o electricistas. Todos tenían su ropa distintiva y con los años, eso también desapareció hasta que la camisa y pantalón ombú fueron para todo el mundo. Decidieron entonces enfocarse al campo y hoy confeccionan bombachas de varias telas distintas, desde gabardina hasta lino, lanas y cachemires.

El amplio probador de la tienda se mantiene intacto desde 1910.
El amplio probador de la tienda se mantiene intacto desde 1910.
Al principio tenían también sastrería a medida y ropa de trabajo muy específica para distintas actividades, pero ambos rubros fueron desapareciendo para ceder protagonismo a la ropa de campo.
Al principio tenían también sastrería a medida y ropa de trabajo muy específica para distintas actividades, pero ambos rubros fueron desapareciendo para ceder protagonismo a la ropa de campo.

En pandemia cerraron durante un mes y medio y después empezaron a vender por redes, haciendo los envíos. “Muchos de nuestros clientes se fueron al campo a pasar la pandemia y dejaron la ropa de oficina para consumir ropa de campo”, relata Ignacio.

Tal como sucedió con la administración de Aux Charpentiers, los clientes también heredaron la costumbre de comprar allí. “La misma interna se repite: compraban los abuelos, los padres, los nietos. Muchos vienen y recuerdan que se hicieron el primer traje cuando eran chiquitos. Hay hasta cuartas y quintas generaciones”, asegura Ignacio.

Carmen Robiglio junto a su hijo Ignacio detrás del mostrador del local
Carmen Robiglio junto a su hijo Ignacio detrás del mostrador del local

Varias fueron las producciones que quisieron utilizar la tienda como set para películas y Carmen recuerda una canadiense que se llamaba Las manos. “Alquilamos la locación por única vez porque tuvimos que cambiar todo de lugar, se llenó de gente, de cables, de cámaras. Como experiencia estuvo bien, pero no para repetir. Y confeccionamos el vestuario de varias películas de María Luisa Bemberg. Me acuerdo de Miss Mary, por ejemplo. Y vienen de productoras de televisión a buscar ropa de época”, cuenta Carmen.

Una moldería de 100 años

En Aux Charpentiers cortan cada prenda y luego la mandan a confeccionar a varios talleres de confianza. Los moldes se heredaron junto con la tienda. “La moldería es la misma que utilizaban cuando se fundó la tienda. Es nuestro distintivo, y lo mantenemos porque es lo que nos diferencia del resto. Es una tradición. No hacemos moda. Las camisas son las mismas de hace 80 años y los clientes buscan específicamente esa camisa y no otra. Por ahí se modifica el tiro o el cuello, pero se mantienen los modelos. El trabajo es muy artesanal y nosotros mismos lavamos muchas de las telas”, dice Carmen.

Uno de los catálogos de los distintos productos de la época.
Uno de los catálogos de los distintos productos de la época.

“Las bombachas de campo, por sus características, son nuestro producto estrella. No son fáciles de hacer, han querido copiarlas, pero no lo lograron. Una vez vino un señor a comprar una bombacha y me dijo: ‘te aviso que la voy a desarmar y a copiar el molde’. Yo era jovencita y me quedé estupefacta, y mi papá le respondió: ‘está bien, va a poder hacer la misma bombacha, lo que no va a poder es copiar los cien años’. La gente lo valora. Más allá de la prenda en sí, es la historia que tiene y eso es difícil de igualar”, asegura Carmen. Ignacio agrega: “la historia pesa un montón y hace que nos conozcan en todo el país. Incluso viene gente de Europa y cuando vuelven a su lugar de origen les cuentan a sus amigos y vecinos de este negocio. La historia es un plus”.

Muchos famosos pasaron por este local, entre ellos, Sandra Mihanovich, Celeste Carballo, Antonio Gasalla, Camila Perisé, Julio Boca y Luisina Brando. “Una vez vino China Zorrilla con un matrimonio francés y ni bien entró dijo: ‘cómo me perdí de conocer este lugar y tuvieron que traerme ellos’. Estaba emocionada”, rememora Carmen, que fue testigo de ese momento.

El local conserva los pisos y muebles originales de la época.
El local conserva los pisos y muebles originales de la época.