El negocio del sastre es un desastre: ya nadie compra un traje

Fuente: Ambito ~ La sastrería y la alta costura son sectores fuertemente golpeados por la crisis económica y la pandemia. ¿Qué hacen los sastres y diseñadores para sobrevivir?

Son pocos los que piensan en una pieza de lujo en este momento, ya que la situación de pandemia hizo que el uso del traje sea dejado de lado por muchos hombres.  Foto: Sastrería González

En tiempos de pandemia y cuarentena por el coronavirus, sumado a los cambios de hábitos laborales como el teletrabajo y las reuniones virtuales, además de la suspensión de fiestas o eventos como los casamientos, son muy pocos los hombres que compran un traje de vestir, un ambo, un saco, una corbata, una chaqueta o un pantalón elegante.

Ámbito habló con Ana Paría Pernas, vicepresidenta de Sastrería González, marca ícono que cumple 100 años en el mercado local; y con Francisco Gómez, sastre artesanal que diseña trajes a medida en su atelier ubicado en microcentro, para conocer qué sucede en la industria del corte y la confección hoy.

La realidad de los sastres es un desastre. Desde la gran empresa de trayectoria con seis locales en el país y fábrica propia hasta el pequeño emprendedor, que realiza sastres de manera artesanal, fueron afectados por el Covid-19 a toda escala. Ésta es la visión de cuál es la situación del sector y cómo los sastres superan los desafíos de la pandemia.

Franciscano Sastre

Francisco Gómez es sastre y emprendedor. Oriundo de Corrientes, se instaló en Buenos Aires para desarrollar su propia marca: “Franciscano Sastre”.

Desde el inicio de la pandemia decidió no recibir clientes en su atelier ubicado en Florida al 600, en la Ciudad de Buenos Aires, aunque continuó trabajando en su espacio.

En diálogo con Ámbito, Gómez comentó que “son pocos los que piensan en una pieza de lujo en este momento” y que la situación de pandemia hizo que el uso del traje sea dejado de lado por muchos hombres. “Es un grupo reducido el que se mueve vestido formal en su día a día para cumplir sus responsabilidades”, señaló.

Gómez sabe desempeñarse en todos los pasos que requiere el armado de un traje y sigue trabajando en proyectos para clientes habituales, que no requieren pruebas. El rubro textil no fue habilitado todavía en la Ciudad. “En éstas situaciones se demuestran los verdaderos saberes de un artesano que continúa con su oficio a pesar de las circunstancias”, comentó en diálogo con este medio.

“Hoy en día, y a pesar de estas circunstancias difíciles que nos toca vivir, sigo apostando a enaltecer mi oficio”, dijo con esperanza el inspirador de “Franciscano Sastre”. La estrategia comercial que le queda es volcarse a las redes sociales para difundir y plasmar sus trabajos.

Su cuenta de Instagram tiene más de 11.200 seguidores y es su principal canal de promoción: “Un gran porcentaje de clientes llega a mí por @franciscanosastre”.

Pero la pandemia también afectó su emprendimiento como a tantos otros. “Teniendo en cuenta que los tejidos con los que trabaja la sastrería artesanal son importados, en su gran mayoría telas italianas o inglesas, es de imaginar el salto que dieron los valores”, evaluó.

“En la sastrería artesanal a medida los tiempos son de mucha importancia y las entregas se programan con varios meses de anticipación. Tengo clientes que tuvieron que posponer sus fechas de casamiento y pasar de una temporada otoño/invierno a primavera/verano”, comentó. Hasta los Martín Fierro 2020 fueron reprogramados.

El contacto del sastre con los empleados-artesanos que lo ayudan también se vio perjudicado, aunque destacó que “las instrucciones por llamadas, videollamadas y mensajes con fotos en gran parte ayudan en ésta situación”.

Respecto de la reactivación de la actividad, Gómez expuso que “existen recaudos que se pueden tomar, pero también es mucha la incertidumbre respecto de la situación epidemiológica, lo que lleva a la postergación de ciertas actividades que no son de prioridad”.En éstas situaciones se demuestran los verdaderos saberes de un artesano que continúa con su oficio a pesar de las circunstancias» (Francisco Gómez, dueño de Franciscano Sastrería).

Para Gómez “el hombre actual no quiere ser un número o un talle en el que no encaja: busca ser único y crear su propio estilo de acuerdo a sus necesidades”.

En este sentido, el concepto de sastrería para Francisco Gómez es un oficio que se mantuvo siempre, “a veces más y a veces menos», pero que nunca desapareció. “Las modas pueden pasar, en el día a día se puede llevar puesto algo informal, pero a la hora de vestir elegante, el hombre si o si debe recurrir a la sastrería”, sentenció.

Sastrería González

Desde hace 100 años Sastrería González se mantiene vigente en su segmento aplicando a sus colecciones tendencia e innovación sin perder el espíritu de la sastrería tradicional.

González es la única sastrería en el país que fabrica sus propias prendas. “El sello de nuestra firma es emblema de calidad, tomando como parámetro los estándares más altos”, señala el slogan de la marca en su página web.

Los seis locales de la empresa, cuatro en la Ciudad de Buenos Aires, uno en Rosario y otro en Santiago del Estero, se encuentran inactivos desde el 20 de marzo.

En diálogo con Ámbito, Ana María Pernas, vicepresidenta de las dos empresas de venta por mayor y menor de contó que tuvieron que cerrar la fábrica y los comercios. “En 100 años de empresa nunca pasó algo así. Hemos sufrido varias crisis pero esto es distinto. Incluso en los peores momentos el país no estaba parado, ahora sí. La diferencia es bastante importante”, comentó Pernas.

Desde la sastrería explicaron que la pandemia no sólo afectó a la empresa sino también a los clientes que tienen compromisos y necesitan variar sobre las prendas que utilizan. “El negocio del sastre lleva retoques, por lo que es necesario que el cliente se pruebe las prendas”, y eso no se puede, lamentó.

Sastrería González no está autorizada a abrir los locales de venta como tampoco la fábrica. “Lo único que estamos haciendo es venta online por intermedio de vouchers de compra futura, que se canjea cuando reabran los locales”, señaló la vicepresidenta de la compañía.

“La idea es que el cliente se lleve prendas adicionales al sastre, como ser una camisa, una corbata u otro pantalón. Tenemos una gama muy amplia de vestimenta: no sólo de sastrería, ya que vendemos línea sport y línea de vestir”, comentó Pernas al hacer promoción. Al momento de la compra, la orden vale 30% más y es válido hasta el 31 de diciembre. Las opciones son vouchers de $5.000, $10.000, $15.000 y $20.000.

“Nuestro mayor desafío ante la pandemia y la cuarentena es la fábrica, porque posee muchos más empleados que los locales: cada uno sentado trabaja en sus respectivas máquinas o en cada plancha y para reabrir y cumplir con el protocolo debemos disponer de más espacio y distancia entre un empleado y el otro”, explicó Pernas. “Se puede lograr, pero seguro va a mermar la producción”, agregó.

El saco y los pantalones llevan muchos pasos que hay que cumplir. Se podrán cumplir con menor cantidad de personas y más espacio. Respecto de retomar la actividad en los locales, desde la sastrería manifestaron que lo bueno sería poder abrirlos cuanto antes y que los clientes puedan acceder al servicio que ofrecen sin riesgos.

Según Pernas, en el rubro textil y de la indumentaria no se corren riesgos de contagio. “Nuestros locales son amplios, se puede mantener la distancia: hay espacio y los clientes pueden acceder a probarse la ropa porque la prenda probada va a un lugar específico y no se la prueba otro cliente”, sentenciaron desde Sastrería González.

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