Vender ropa de todos los talles, ¡idea incorrecta!

Fuente: La Nación por Juan Carlos de Pablo – Economísta ~ Obligar a vender todos los talles implica obligar a fabricarlos. Si la idea es tan buena, ¿por qué circunscribirla a las prendas de vestir y el calzado? Me encantaría que todas las librerías exhibieran todos los libros que publiqué, y que los editores estuvieran obligados a publicar todos los libros que se me ocurren escribir. Me consta que ser minoritario, en cuanto a talles, es un problema; pero la obligatoriedad de venta y fabricación de todos los talles no parece ser una solución razonable.

Sobre el particular consulté al ingeniero argentino Teodoro Sánchez de Bustamante (1892-1976), quien entre 1938 y 1945 dirigió el Instituto de Economía de los Transportes de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, y en 1949 fue elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Según Manuel Fernández López, planteó el tratamiento gráfico del concepto de ingreso marginal mucho antes de lo que piensa la enorme mayoría de los historiadores del pensamiento económico.

-¿Qué significa ingreso marginal y para qué sirve?

-El ingreso marginal es igual a la variación del ingreso total cuando la cantidad vendida aumenta en una unidad. Nótese que no dije que es igual al ingreso de la última unidad. Ejemplo: si para vender cuatro unidades a lo sumo puedo cobrar $5 por unidad, mientras que para vender cinco unidades a lo sumo puedo cobrar $4 por unidad, por la quinta unidad vendida cobro $4, pero el ingreso marginal de la quinta unidad es cero, porque al no poder discriminar entre los compradores, para vender la quinta unidad tengo que sacrificar $1 de lo que antes le cobraba a cada uno de los cuatro compradores.

-¿Para qué sirve el ingreso marginal?

-Para decidir cuánto produzco y compro. Para un empresario que trata de ganar lo más que puede, solo tiene sentido incrementar los niveles de producción y ventas si el ingreso marginal supera al costo marginal.

-¿A quién se le ocurrió la idea?

-Fue planteada por Antoine Augustin Cournot en 1838. En el prólogo de La economía de la competencia imperfecta, que Joan Violet Robinson publicó en 1933, se mencionan otros antecedentes más recientes, entre los cuales hay que destacar el del ignoto Charles H. P. Gifford.

-¿Cuál fue su aporte, don Teodoro?

-Me permito citar a Fernández López, quien en 2000 dijo textualmente lo siguiente: «El tratamiento gráfico del ingreso marginal, en cada aspecto y aun en finos detalles, fue planteado por Sánchez de Bustamante en 1919, en una obra titulada Investigaciones de economía matemática. A la curva de ingreso marginal la denominó de entrada específica, pero esta diferencia de nomenclatura en modo alguno disminuye la importancia de su aporte». Me ocurrió lo mismo que a José Barral Souto, cuyo trabajo pionero sobre programación lineal fue y sigue siendo ignorado por la literatura especializada, por no haber sido publicado en inglés, en una revista especializada que es popular entre los economistas.

-¿Qué le parece obligar a los comerciantes a tener que vender todos los talles de las prendas que ofrecen?

-En principio, una barbaridad.

-Explíquese.

-Comencemos por una precisión que puede parecer una nimiedad, pero que en la práctica no lo es. ¿Qué quiere decir todos los talles? Pregunto porque, en sentido literal, todos quiere decir «todos», desde el más pequeño al más grande imaginables.

-¿Algo más?

-Por supuesto, porque también cabe preguntar: los comerciantes, todos los talles, ¿los tienen que tener en existencia, o solo no pueden rehusarse a tratar de conseguirlos si alguien se los pide? Cualquiera se da cuenta de que no es lo mismo una cosa que la otra. Pero, además, existe una cuestión ulterior.

-¿Cuál es?

-Que para resultar efectiva la obligatoriedad a tener que vender todos los talles implica la obligatoriedad de producirlos. ¿Se imagina ordenarles a los productores de prendas que, si quieren fabricar determinado diseño, tienen que estar dispuestos a elaborarlo en todas las medidas? Déjeme, para ilustrar, utilizar la ironía. Si la idea es tan genial, no veo por qué tiene que ser aplicada de manera restrictiva a un sector de la economía.

-¿De qué habla?

-Una observación casual muestra que los libreros tienen en sus locales algunas obras publicadas, los editores publican algunos títulos que los autores les presentan, los restaurantes ofrecen algunos platos, etcétera. Aplicando la lógica de forzar la producción y venta de todos los talles, habría que obligar a todos los libreros, editores y dueños de restaurantes a que ofrecieran todos los productos.

-Pero, entonces, ¿qué tienen que hacer quienes demandan talles muy pequeños o muy grandes?

-La vida es siempre más complicada para las minorías que para las mayorías. En la Argentina es más fácil ver un torneo de fútbol que uno de ajedrez; es más fácil conseguir aparatos eléctricos para diestros que para zurdos y es más fácil gestionar ante el gobierno nacional viviendo en la Capital Federal que en La Quiaca. No estoy diciendo que la atipicidad no es un inconveniente, lo que estoy diciendo es que no siempre lo que aparece como una solución lo es.

-Don Teodoro, muchas gracias.

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