Semáforo de la Industria de la Indumentaria Argentina

Se profundiza la caída de las importaciones

 La última información de Aduana confirma la contracción de las importaciones de ropa, fenómeno explicado por el aumento de la cotización del dólar y por la caída del consumo doméstico.

Fuente: CIAI ~  En octubre, el ingreso de ropa importada se redujo 36,9% en valores y 39,2% en kilogramos comparado con mismo mes del año 2018[1].Esta dinámica se explica principalmente por la suba del dólar: durante noviembre de 2019 el peso argentino acumuló una depreciación interanual de 11,4% descontando la inflación comparado con China[2], según información del Banco Central de la República Argentina (BCRA).

La caída en las importaciones también se debe a la reducción de las ventas de ropa en el mercado argentino. En particular, las ventas en comercios minoristas cayeron 8,4% interanual en noviembre de 2019 según CAME. En los shoppings, la reducción fue de 3% en septiembre, mientras que en los supermercados, de 4,9%, como indica la última información disponible en INDEC. Los precios de la indumentaria aumentaron 47% entre octubre de 2019 y octubre de 2018, un escalón por debajo del nivel general de inflación (50,5%), según el INDEC.

El relevamiento de expectativas del mercado realizado a fines de noviembre por el Banco Central de la República Argentina (BCRA) obtuvo como resultado una reducción esperada del PBI de 2,8% para 2019. Por su parte, la inflación estimada para el cierre de 2019 se ubica en 54,6% y en 43% para todo 2020.

Por su parte, la carrera entre precios y salarios arrojó una nueva derrota para los trabajadores: en septiembre el poder de compra cayó 7,6% interanual. Con un leve contraste, las jubilaciones y pensiones sólo perdieron 0,5% de su poder adquisitivo en octubre respecto al mismo mes del año anterior. Ambos indicadores acumulan 18 meses de caídas ininterrumpidas desde febrero de 2018, último mes en el que ambos crecieron.

El relevamiento de noviembre de la Universidad Di Tella muestra un crecimiento de 28,8% en la confianza del consumidor respecto a noviembre de 2018. En este punto, cabe mencionar que estos resultandos suenan paradójicos en el actual contexto de reducción del consumo y de las ventas del mercado. Su llamativa dinámica puede obedecer tanto a una baja base de comparación (noviembre de 2018 fue un mes malo) como a algún componente futuro de mejores expectativas.

Ahora bien, la reducción de la demanda de indumentaria llevó a una nueva caída de la producción nacional. Según el relevamiento del INDEC, en octubre de 2019 se produjeron 10,9% menor cantidad de prendas que en el mismo mes del año anterior, acumulando 17periodos consecutivos de caídas. Durante los primeros 10 meses de 2019, la reducción de la producción fue de 14,9% comparado con el mismo periodo de 2018. Por su parte, la producción textil tuvo una mejora de 15,1% interanual en octubre, explicada fundamentalmente por el retraso de la cosecha de algodón y su procesamiento. En cambio, si se analiza para el periodo enero-octubre de 2019, la producción textil acumula una caída de 8,2% interanual.

A pesar de las bajas en las tasas experimentadas durante los últimos dos meses, los costos financieros que enfrentan las empresas del sector aún están en niveles históricamente elevados, lo que prácticamente imposibilita el financiamiento del capital de trabajo. Según el BCRA, la tasa de interés para adelantos en cuenta corriente promedió 64% durante el mes de noviembre. El costo de la energía eléctrica se incrementó 43% interanual en la Ciudad de Buenos Aires durante octubre, según el relevamiento realizado por el Instituto Estadístico de la Ciudad. La nafta súper se encareció 29,9% en noviembre de 2019 en relación al valor de un mes atrás. Sin embargo, los recientes anuncios de aumentos acelerarán sensiblemente el ritmo de crecimiento interanual para el mes de diciembre.

Para cerrar la presente edición del semáforo de la indumentaria argentina, conviene señalar que en las últimas semanas se detectó que el salto del dólar y la incertidumbre sobre su evolución futura llevaron a algunas marcas y retails a revisar sus planes de importación, volviendo a realizar pedidos a las fábricas y los talleres nacionales de confección. Sin embargo, si bien han reaparecido nuevas órdenes de trabajo, los precios ofrecidos resultan insuficientes para sacar al sector de la crisis generalizada que sigue atravesando.

A pesar de la difícil situación que atravesó el sector durante los últimos cuatro años, la CIAI se mantiene optimista de cara a los próximos meses. En particular, estimamos que paulatinamente comenzará a recuperarse el consumo de ropa por parte de la población, lo que estimulará la fabricación nacional y el empleo del sector. La rápida capacidad de respuesta que caracteriza a los talleres de confección facilitará el retorno al crecimiento apenas se registren las primeras señales de recuperación económica.

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