Entrevista a Julieta Loustau, Economista jefe de la Fundación Pro Tejer

Fuente: Diario Norte ~ “La velocidad y algunos indicadores refieren a una crisis fulminante de la industria nacional”

La velocidad con la que se dio y algunos indicadores refieren a una crisis fulminante de la industria nacional, sólo comparable en las últimas dos décadas con la de 2002. Es que los números son elocuentes y reflejan un sector en caída libre que por lo menos no revertirá su tendencia en este 2019: la actividad textil mostró en diciembre pasado una caída del 36,3% respecto del mismo mes de 2017.

De esta forma la industria acumuló el año pasado una merma consecutiva de casi el 16%, mientras que en 2017 fue del 12,5 por ciento. En tanto, la utilización de capacidad instalada, que es el porcentaje de la fábrica que se utiliza, fue de un 32 por ciento en diciembre de 2018, el mes más bajo en los últimos 17 años. “Son números de una crisis fulminante”, asegura Julieta Loustau, de la Fundación Pro Tejer.

Julieta Loustau, del departamento de Economía de la Fundación Pro Tejer, junto al ministro de Industria de la provincia del Chaco, Gustavo Ferrer, durante su paso por la Redacción de NORTE.

La experta en Economía estuvo en la Redacción de NORTE tras disertar sobre el “Diagnóstico de la cadena textil y de indumentaria en la Argentina” en uno de los seminarios de la propuesta provincial Chaco Tex. Junto al ministro de Industria del Chaco, Gustavo Ferrer, la profesional abordó la crisis del sector, los motivos de esta caída y las propuestas para salir de esta coyuntura que encuentra en la caída del consumo y en cuestiones macroeconómicas los factores determinantes para este presente desalentador.

¿Qué vino a mostrar al Chaco?
“Mostramos los datos del sector, el panorama y la coyuntura negativa por la que atraviesa la industria en general del país y no solamente la textil y de confección de prendas de vestir. En estos últimos tres años tuvo una gran caída en su nivel de actividad, con bajo uso de capacidad instalada y la consecuente pérdida de empleo que hoy tienen las principales empresas del sector”.

La actividad de un sector se mide por números. ¿Cuáles son las estadísticas que como Fundación manejan a partir de 2015 con la falta de competitividad del sector?

“Cuando hablamos de competitividad, nosotros decimos que en parte es un mito. Porque hay muchísimas cuestiones que no son específicas del empresario en sí, sino que son otras como impositivas, burocráticas, de infraestructura que quizás hay que avanzar para mejorar la competitividad de las empresas. Pero la industria perdió desde 2015 hasta el tercer trimestre de 2018 -último dato que hay- casi 30 por ciento de su nivel de actividad, tanto en la prenda de vestir como en la industria textil en sí.

Esto seguramente impacta negativamente en la provincia del Chaco, con su cultivo emblema el algodón y el gigante textil como Santana que produce el tercio del denim del paísà

“Se está dando la repercusión a nivel de todas las economías regionales que impacta en el empleo por la importancia que tiene la industria textil en las provincias del país. Para Chaco, como para el resto de las provincias, la crisis del sector textil es grave”.

En 2017 usted planteaba un panorama diferente al asegurar que existía un gran futuro para la industria textil. ¿Cambió esa situación o cómo observan esta coyuntura desde la Fundación?

“Siempre creemos que va a haber un gran futuro para la industria textil. Pero la realidad es que las políticas macroeconómicas de los últimos años generan condiciones muy difíciles para cualquier actividad productiva. Estamos produciendo con tasas de interés altísimas por lo que es imposible financiar capital de trabajo, descontar cheques, con ajustes a nivel de tarifas energéticas que impactan en los costos de las empresas y en el poder adquisitivo de la gente por el cual se reduce cada vez más la demanda de los bienes que estamos comercializando, como son las prendas de vestir o el resto delos artículos textiles. A nivel mundial la industria textil tiene un gran futuro, pero la realidad es que la coyuntura del país hace muy difícil que se puedan mantener las industrias, por lo que esperamos que en algún momento la situación cambie y nos podamos sumar a esta nueva ola de desarrollo”.

La coyuntura es complicada, con tarifas que siguen subiendo. Usted plantea un futuro promisorio para el mediano o largo plazo. En lo inmediato, esta caída, ¿se va a profundizar?

“Creemos que sí. En marzo no sabemos cuántas empresas abrieron sus puertas después de dar vacaciones casi forzadas a sus empleados en enero y febrero. Mientras no haya un escenario de recomposición del poder adquisitivo que estimule la demanda, que es lo que mueve el nivel de actividad en el sector, vemos muy difícil que las empresas puedan seguir sosteniendo un mínimo de uso de su capacidad productiva y un mínimo de gente para fabricar productos porque no hay ventas. Llevamos tres años consecutivos de fuerte caída en el nivel de actividad”.

Hay esfuerzos individuales, como el de la provincia del Chaco que pone sus esfuerzos para impulsar la recuperación algodonera y al agregado de valor. ¿Alcanza con estos esfuerzos?

“Todo esfuerzo sirve. Creemos que políticas que promuevan la integración de valor serán importantes para no terminar exportando la fibra sin ningún tipo de valor. Tenemos un diamante en bruto que hay que pulirlo para generar no sólo trabajo y producción en la provincia, sino para agregarle valor a este insumo. Pero chocamos con las políticas macroeconómicas que están afectando a cualquier tipo de actividad que hay hoy en el país que hacen que los esfuerzos individuales no den tantos frutos como deberían estar dando”.

Usted habla de competitividad como un mito. ¿Pero cómo puede competir un industrial textil local con la apertura indiscriminada de importaciones o productos sintéticos que llegan desde Asia u otros lugares del mundo?

“La idea es que tiene que haber una administración del comercio que permita que se reproduzcan las actividades a nivel nacional. Si al mismo tiempo se ponen retenciones a las exportaciones o políticas que no permiten poder recuperar parte de la rentabilidad, competimos con países que tienen salarios muy diferentes al nuestro, que subsidian a sus industrias y a la energía. Estamos compitiendo en condiciones totalmente desfavorables, por lo cual nosotros diferenciamos entre eficiencia productiva y competitividad”.

En síntesis, la alta carga impositiva, el costo de la energía, la suba de las tarifas y las cuestiones macroeconómicas, ¿están matando a la industria textil?

“Lo que en realidad está matando a la industria textil es la falta de la demanda. O sea, la caída del consumo. En un contexto anterior donde existía un consumo sostenido, todas las otras cuestiones se minimizaban porque había otro volumen de ventas. Con un menor volumen de ventas, los costos fijos comienzan a ganar mayor participación sobre la rentabilidad; por lo cual hoy por hoy terminan afectando y tienen un mayor poder de daño que en otro momento de venta más estable”.

Suponiendo que no hace futurología, ¿cómo se sale de esto? ¿Cuáles son los pedidos más recurrentes desde el sector para sortear esta coyuntura?

“Tratamos de pasar el mensaje en las diferentes instancias de diálogos con el gobierno nacional, principalmente con el Ministerio de Producción, de cuáles son las medidas necesarias para revertir la coyuntura que están atravesando las empresas. El principal punto es genera políticas que estimulen la demanda…”

¿Por ejemplo?
“Por ejemplo promover el consumo de Ahora 12, sin recargos financieros, porque la realidad es que esas tasas son imposibles de pagar. Esto estimularía hoy a la gente de menor poder adquisitivo poder llegar a realizar compras sin tener sin juntar la plata que cada día es más difícil hacerlo. Estamos hablando en un contexto donde la gente también recibió el impacto de las tarifas, la inflación fue mucho más grande en alimentos y que son cuestiones que terminan repercutiendo en que la gente compre menos ropa y productos textiles. Lo primero que planteamos es que el problema es de demanda, por lo que primero hay que estimular el consumo”.

¿Cuáles otras medidas?
“Luego, otro tipo de políticas como alguna que permita bajar la carga de los impuestos sobre la producción, incluso una mayor administración del comercio. Es decir, cualquier política de demanda tiene que ser específica para que promueva la venta de producción nacional. Si esto deriva en que la gente compre mayor cantidad de cosas importadas no estamos solucionando nada. Y generar algún tipo de política que permita administrar más eficientemente el consumo; como así también otro tipo de políticas que plantean las empresas es medidas para alivianar los costos energéticos y financiamiento al capital de trabajo a tasas razonables”.

Supongamos que el gobierno nacional los escucha e implementa estas medidas que solicitan. ¿En cuánto tiempo se daría la recuperación de la industria textil?

“No creo que sea inmediata la recuperación porque fueron tres años de fuerte destrucción. Hay jugadores que se pierden y es muy difícil que vuelvan a estar en el sector. Pero la industria textil tiene la capacidad de caerse y recuperarse rápidamente. Pasó en el 2002, cuando fue una de las primeras que cayó y luego una de las primeras en recuperarse. Por lo que cualquier impacto que mejore la demanda y reactive la actividad va a ser sumamente provechoso para la industria”.

Y comparando la crisis de 2002 con ésta, ¿es peor la actual o aquella?
“Lo que caracteriza a esta crisis actual es la velocidad que tuvo. Fue en tres años y terrible el grado en el que avanzó. Pero si comparamos la utilización de capacidad instalada, que es el porcentaje de la fábrica que se utiliza, en diciembre de 2018 dio un 32 por ciento. Quiere decir que el 68 por ciento restante de las fábricas no se utiliza y es el diciembre más bajo en los últimos 17 años. O sea, desde 2002 no hubo un indicador más bajo que este diciembre de 2018. Son números de una crisis fulminante. En 2002 las condiciones financieras eran diferentes y nos son crisis similares, pero la velocidad y algunos números dan cuenta que son crisis comparables”.

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