Fuente: Cronista ~ Son dos abogadas que se conocieron cuando estudiaban en un intercambio que realizaron en los Estados Unidos. Luz Mallaviabarrena, de 30 años, se especializó en derecho penal económico y Sabrina Fontana, de 32, en derecho laboral, pero la pandemia y el gusto por los desafíos las unió en torno a un emprendmiento y una marca: Heloise.
«Las dos nos consideramos muy inquietas. Un día, a mediados de 2020, en el medio de charlas de Zoom y Facetime en las que tratábamos de pasar lo mejor posible esta situación que vivimos todos, empezamos a plantearnos arrancar una línea de ropa que sea cómoda para estar en casa pero a la vez que nos permita sentirnos femeninas. Vimos que había un boom enorme en ventas online y decidimos que era el momento adecuado para empezar», señalan.
Las emprendedoras hicieron un research por internet de las tendencias, hablaron con gente conocida de la industria textil y, ni bien comenzó a flexibilizarse la cuarentena, arrancaron con el proyecto de diseño y producción de prendas versátiles que pueden usarse tanto para ir a dormir, como para usar durante el día o de noche, para salir.
Con una inversión de aproximadamente $100.000 cada una, provenientes de ahorros, dieron un primer paso con una buena cantidad de ventas, con un énfasis especial la vía digital, con envíos a todo el país y un showroom ubicado en la zona de Palermo, lo que les sirvió para reinvertir y seguir produciendo.
«Hicimos varias muestras hasta lograr lo que queríamos, que era un producto que se distinga por la calidad de los géneros, la confección y el diseño. Tuvimos una respuesta increíble de nuestro entorno y con esta certeza sabíamos que íbamos bien», destacan.
Ante la pregunta sobre qué es lo que destaca su marca de otras propuestas en el rubro dicen que se esfuerzan en que comprar un producto de Heloise sea toda una experiencia. «Estamos 24/7 conectadas con nuestros clientes a través de las redes para responder todas las consultas que tengan y asesorarlos. Una vez que adquieren un producto, nos centramos en que el despacho sea rápido para que lo reciban en el menor tiempo posible y que el packaging este impecable. Cuando reciben el producto, que la calidad del mismo supere las expectativas y finalmente, que el servicio postventa funcione seriamente«.
Lejos del fast fashion
La pandemia hizo que la cotidianeidad se hiciera más casera y estas emprendedoras se dieron cuenta que la transición entre la casa y el afuera no tenía porque ser tan abrupta. Algo que vale para mujeres de todas las edades que buscan sentirse cómodas pero sin perder el estilo.
«Creamos prendas versátiles y clásicas. Buscamos alejarnos del fast fashion, por eso ponemos el foco en diseñar prendas que perduren en el tiempo, con especial énfasis en los géneros que usamos. Nuestra idea es no tener colecciones, sino que nos identifiquen por nuestros clásicos e incorporar algunas pocas prendas trendies. Buscamos lograr un producto que pueda ser utilizado ya sea como pijama o que combinado con alguna otra prenda o accesorio, se convierta en un básico para usarlo de día o de noche y a su vez, que lo puedas usar por varias temporadas».
El arranque, cuentan, lo vivieron con mucha ansiedad e incertidumbre, «sobre todo por el contexto de pandemia y cuarentena en el que nos encontrábamos todos cuando arrancamos», pero «nos encontró a la dos en un gran momento personal y como amigas, y eso fue lo más animó».
Hoy venden principalmente en CABA, GBA y Córdoba. Pero esperan llegar a Brasil, porque Fontana es de allá y creen que es país con muchísimo potencial y a Paraguay, donde ven una oportunidad única, porque «gran parte de la sociedad ama ropa linda, de buena calidad y está dispuesta a querer invertir en eso».