El Gobierno apunta a textiles en su modelo de reforma «sector por sector»

Fuente: veintitres ~ Mientras los sindicatos buscan en algunos casos oponerse a la reforma laboral vía ley, la flexibilización de hecho continúa y promete más capítulos. En el caso de la diezmada industria textil, a perjuicio notorio de importaciones y las tormentas económicas la saga incluye para algunos sectores casos de «conflicto de intereses».

Es así que evalúan que lejos de la mansedumbre de los petroleros para refugiarse en la esperanza de Vaca Muerta como manantial de empleo registrado a cambio de no activar conflictos, en el caso de los textiles los despidos, cierres de pymes e imposibilidad absoluta de algún síntoma de mejora crea terreno fértil para devaluar convenios de labor. El «conflicto de intereses» para sectores empresarios, ONG y algunos dirigentes tiene que ver con «beneficio directo e indirecto» a familiares de la primera dama Juliana Awada que se desempeñan en ese rubro de la producción nacional. La alternativa no quedó ajena para los «ojos y oídos» del Papa Francisco en nuestro país, lo cual suma un elemento considerable en la pulseada abierta.

Sin pausas el Gobierno busca aprovechar la crisis de la industria textil para negociar con empresarios y el sindicato cambios en el convenio, donde realza la creación de un fondo para el pago de indemnizaciones.

Es secreto a voces para gremios dialoguistas y combativos que la impronta del secretario de Trabajo, Lucas Aparicio, quien asumió a mediados del mes pasado, se impulsa incorporar un fondo de cese laboral y un banco de horas en los convenios colectivos de trabajo de la cadena textil. Ambos instrumentos estaban previstos en el anteproyecto de reforma presentado por el Poder Ejecutivo a finales de 2017. Un tercer elemento son las cláusulas de productividad.

Queda para el ajedrez complicado de resistencia sindical cómo atenuar los impactos de los convenios, toda vez que por ejemplo el bloque de organizaciones de trabajadores del transporte desde la CATT y en las voces de su titular Juan Schmid y el ferroviario Omar Maturano plantaron la bandera del «no pasarán».

A pesar del entusiasmo de Aparicio, los gremios tampoco consideran que injertar porciones de la flexibilizadora reforma laboral en sus convenios colectivos represente una solución sustentable.

La actividad textil fue el bloque industrial más afectado por la corrida cambiaria y el programa de austeridad desplegado para intentar controlarla. El sector se desplomó 32,2 por ciento en noviembre y acumuló en once meses de 2018 una contracción de 13,6 por ciento. Las últimas estimaciones del Indec muestran que seis de cada diez máquinas en la industria están paralizadas ante la falta de demanda.

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