Semáforo de la Industria de la Indumentaria Argentina – JUNIO 2020

Aún falta re-abrir más de la mitad del sector de indumentaria

Fuente: CIAI ~ En el transcurso de las últimas semanas, distintos municipios y provincias fueron autorizando la re-apertura de fábricas y comercios de ropa, aunque buena parte del sector aún permanece cerrado

Aclaración al lector: el Semáforo de la Indumentaria presenta indicadores económicos de fuentes de información públicas y privadas que tienen entre uno y dos meses de rezago temporal. La presente edición del Semáforo sólo refleja parcialmente la grave crisis económica que atraviesa el sector. Sin embargo, desde la CIAI decidimos continuar su publicación para no discontinuar esta fuente de información utilizada por actores de nuestra cadena de valor, funcionarios y periodistas.

La parálisis del sector de indumentaria fue prácticamente total durante las primeras semanas de la cuarentena: la producción de ropa cayó 78,2% interanual durante abril, según información de INDEC. Sólo operaron las pocas fábricas dedicadas a la confección de indumentaria de uso sanitario (cofias, camisolines, cubre-calzado y barbijos) y tapabocas.

El primer puntapié para la re-apertura del sector fue la habilitación de la venta online de indumentaria desde fines de abril. A partir del 12 de mayo, varias ciudades grandes y municipios comenzaron a exceptuar del aislamiento a la producción y a la venta presencial de indumentaria. Una dinámica similar se dio en pequeñas ciudades del interior del país que no reportaron casospositivos. A pesar de las aperturas de locales y del e-commerce, las ventas de ropa de comercios minoristas cayeron 74,5% en mayo comparado con mismo mes del año anterior, según la CAME. En otras palabras, a un cuarto del nivel del año anterior.

Las re-aperturas continuaron durante la segunda quincena de mayo y la primera de junio: en la actualidad, está autorizada la fabricación en los municipios de La Matanza, San Martín, Luján, Lanús, Mar del Plata, Hurlingham, San Isidro, La Plata, Avellaneda, Tigre, Ezeiza, Vicente López, Marcos Paz y San Fernando y la comercialización en Mar del Plata, Santa Fe, Rosario, Mendoza y Jujuy. En la Ciudad de Buenos Aires, uno de los mayores focos de expansión del COVID-19, desde hace dos semanas se autorizó la reapertura de los comercios barriales de proximidad.

Al momento, se estima que alrededor de la mitad del sector permanece cerrado: desde la fabricación en la Ciudad de Buenos Aires y varios municipios del Gran Buenos Aires (donde se concentra las dos terceras partes del empleo total del sector) a la comercialización en Shoppings Centers de todo el país, centros comerciales a cielo abierto y las principales avenidas comerciales.

La crisis económica desatada por la expansión del COVID-19 impacta por partida doble en la industria de indumentaria. Por un lado, gran parte de las prendas de la temporada otoño-inviernoquedarán sin vender, lo que representa una inédita caída de los ingresos para la cadena de valor. Por el otro, el transcurso de los meses sin ventas (o con ventas mínimas) provoca que las empresas se descapitalicen y carezcan del capital de trabajo necesario para arrancar la producción de la temporada primavera-verano. Así, la actual falta de ventas pone en peligro la producción para los próximos meses. Ambos impactos ponen en riesgo la supervivencia de miles de empresas y puestos de trabajo a lo largo de los distintos eslabones que componen la cadena de valor de la indumentaria argentina. Cadena que se origina en la siembra y cosecha del algodón y se integra por la producción de hilos y telas, y por el diseño, confección y comercialización de las prendas, generando empleo para aproximadamente 1 millón de personas.

Para que las fábricas y marcas de indumentaria puedan superar esta dramática situación será necesario actuar simultáneamente sobre la oferta y sobre la demanda del sector. Por un lado, resulta indispensable la inyección de líneas de crédito para capital de trabajo que permitan a las empresas comenzar a fabricar la próxima temporada. Por el otro, y dada la caída del poder adquisitivo de los consumidores por la crisis económica, también se necesitan planes de cuotas fijas sin interés, con algunos meses de gracia, para fomentar la demanda de productos de fabricación nacional. A medida que crecen los contagios, se aleja el horizonte de retorno a la (nueva) normalidad en el sector y la incertidumbre se acrecienta. Por este motivo, se necesita el trabajo coordinado del Estado, los sindicatos y las gremiales empresarias para diseñar e implementar urgentemente más medidas que permitan la supervivencia de las unidades productivas y los puestos de trabajo del sector.

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