Semáforo de la Industria de la Indumentaria – Abril 2020

La pandemia del COVID-19 golpea fuerte a la economía argentina en 2020

 El parate de la actividad por la cuarentena afecta a una economía que acumulaba dos años seguidos de contracción.

Fuente CIAI ~ ACLARACIÓN IMPORTANTE: el Semáforo de la Indumentaria presenta indicadores económicos de fuentes de información públicas y privadas que tienen entre uno y dos meses de rezago temporal. Dado que la cuarentena comenzó a mediados de marzo, la presente edición del Semáforo prácticamente no refleja la grave crisis económica que atraviesa el sector, caracterizada por el desplome de las ventas, la devolución de mercaderías e insumos y la interrupción de la cadena de pagos. A pesar de esto último, desde la CIAI decidimos seguir con su publicación para no discontinuar esta fuente de información utilizada tanto por actores de nuestra cadena de valor como por periodistas.

El consenso de expectativas del mercado argentino indica una caída esperada del Producto Interno Bruto (PIB) de 4,3% durante el año 2020, según el relevamiento realizado por el Banco Central. Dicho porcentaje muestra el fuerte deterioro de las expectativas comparado con la medición de febrero, en donde se estimaba una caída de sólo -1,2%. En contraste, la expectativa de inflación para todo el año 2020 se mantuvo sin cambios en 40%.

La crisis provocada por la cuarentena golpea a nuestra cadena de valor, que venía de cuatro años consecutivos de caída en su nivel de producción. El INDEC dio a conocer la semana pasada que las cantidades fabricadas de ropa de 2019 fueron 37,1% inferiores que en 2015. Como consecuencia, el sector perdió 13.300 puestos de trabajo formales entre el tercer trimestre de 2019 y el tercero de 2015 (una reducción en la planta del personal de 27%), según estadísticas del Ministerio de Trabajo. Cabe advertir que, dado la elevada informalidad que caracteriza a algunos segmentos del mercado argentino (como los circuitos mayoristas de La Salada y Flores), seguramente la pérdida de empleos informales haya sido aún mayor.

En dicho período también se registró la quiebra de aproximadamente 500 empresas formales dedicadas a la confección (una caída de 14,6% en la dotación total del país). En línea con la dinámica del último lustro, en febrero de 2020 las cantidades fabricadas de indumentaria disminuyeron 9% comparado con el nivel de un año atrás. Por su parte, la producción de textiles (principal insumo de las fábricas del sector) también se redujo 8,1% según los datos del INDEC.

La caída en la producción nacional de ropa continúa asociada al escaso dinamismo en las ventas del primer trimestre del año. En los comercios minoristas crecieron apenas 1,8% interanual en febrero de 2020 según el relevamiento realizado por la CAME. En enero, los Shoppings vendieron prácticamente la misma cantidad de ropa que en enero de 2019 (-0,3%), mientras que en los Supermercados se detectó una caída de 11,3%, como informan las últimas estadísticas disponibles en el INDEC.

A su vez, el comportamiento de las ventas obedece a que el poder adquisitivo de los trabajadores aún no se recuperó de la caída sufrida en 2019: los datos del INDEC indican que en enero de 2020 el salario real fue 5,2% inferior que el de un año atrás. Cabe advertir que esa cifra se trata de un promedio para trabajadores formales (del sector público y privado) e informales, calculados en base a estimaciones del INDEC.

Por su parte, las importaciones de indumentaria de febrero se ubicaron 14,2% por debajo del nivel de febrero de 2019, aunque medidas en kilogramos la caída fue menor (-4,8%). La diferencia obedece a una reducción de 10,1% en el precio promedio de las prendas importadas, según estadísticas de la Aduana. La paridad cambiaria con China (país origen de más del 50% de la ropa importada en el país) mejoró 3,4% interanual en marzo, según estadísticas del Banco Central. A pesar de esta mejora en la competitividad precio de la producción nacional, las exportaciones de ropa sufrieron una contracción interanual de 23,1% en febrero.

En relación a la estructura de costos de la empresas del sector, la tasa de interés por adelantos en cuenta corriente promedió 38,6% en el mes de marzo, consolidando su reducción gracias al relajamiento de la política monetaria ejecutada por el Banco Central. En la misma línea, los congelamientos de naftas y tarifas también desaceleraron la presión de costos para las empresas del sector. Por ejemplo, la nafta súper se encareció 30,7% interanual en marzo de 2020, mientras que el aumento de la energía eléctrica fue de 12,2% en la Ciudad de Buenos Aires entre febrero de 2019 y febrero de 2020.

Más allá de la dinámica registrada en los primeros meses del año, la pandemia impuso una nueva realidad que resulta crítica para las empresas de la cadena de valor. Las próximas ediciones del Semáforo van a comenzar a registrar el parate de la producción y de las ventas de ropa, así como el desplome del comercio exterior. Los efectos de la cuarentena sobre el nivel de empleo y la cantidad de empresas dependerán fundamentalmente de los resultados concretos que se puedan alcanzar con los programas de auxilio implementados por el sector público, así como de los acuerdos que se puedan alcanzar entre sindicatos, empresas y cámaras empresariales. El sistema bancario y financiero es un actor clave que debe ayudar a nuestras empresas a sobrepasar la cuarentena. La supervivencia de nuestra cadena de valor está en riesgo. El momento de actuar es ahora.

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