Fuente: iProfesional ~ Preocupada por el hecho de que la industria de la moda es una de las más contaminantes, apostó por un nuevo enfoque en Europa y la pegó.
«Soy una mujer creativa, con la mente inquieta. Soy emprendedora, soñadora, siempre creo que las cosas se pueden cambiar para mejor e intento ir por ello. Me considero una mujer con ideales, que lucha por sus causas, que no tolera la injusticia, ni la desigualdad», así se presenta María Cecilia Visciarelli, una argentina emprendedora que diseña indumentaria «sostenible» en Paris, como otros argentinos que también eligieron el diseño como el desafío para innovar en el exterior.
Esta joven patagónica de 37 años dejó su ciudad natal, Trelew, Chubut, para estudiar. Eligió la UBA, la carrera de Diseñadora de Indumentaria y una vez recibida comenzó a dar clases en la universidad. «Me gusta transmitir, comunicar, por eso me dedico a la docencia y también me gusta crear, como modo artístico y expresivo, por eso hago prendas personalizadas», dice a iProfesional. «Soy humanamente imperfecta, pero intento siempre ser mi mejor versión».
En Argentina, trabajaba hacía cinco años en su taller, en donde daba clases de moldería, corte y confección; también realizaba prendas a pedido, pequeñas producciones/colecciones de prendas, y moldería para terceros.
«Todo esto lo había iniciado en el 2017, en mi departamento en Buenos Aires. Después, en el 2018 había podido alquilar un local, el cual sostuve hasta que llegó la pandemia. Mantuve unos meses el alquiler esperando ver si la situación cambiaba, y justo se vencía el contrato, así que finalmente decidí no renovarlo. Empecé a dar clases virtuales y volví, cuando se pudo, con la presencialidad, pero nuevamente en mi departamento», cuenta. «Creo que la pandemia fue un parate al automatismo, para todxs. A mí me hizo pensar qué quiero hacer con mi profesión, cómo quiero seguir y ahí decidí ir a estudiar a Barcelona», cuenta.
Luego de su paso por Barcelona, estuvo un tiempo recorriendo España, después fue a Portugal y hoy está en Francia
En 1 año logró triunfar en París
Cecilia se fue de Argentina hace casi un año. Empezó su viaje a fines de junio de 2021. El primer destino fue Barcelona, para estudiar moda sostenible. «Eso realmente me marcó, me hizo tener más conocimientos teóricos para seguir profundizando cada vez más en mi búsqueda personal», narra.
«Trato de llevar una vida sostenible en todo lo que puedo, siendo responsable de mis decisiones de consumo. Y en ese sentido, este viaje que estoy haciendo, me hace darme cuenta cada vez más de la importancia de ser conscientes. De realmente detenerme a pensar si es que compro algo porque realmente lo necesito o si es por ese impulso que tenemos incorporado de consumir por consumir. También soy consciente de mi alimentación: soy vegetariana hace nueve años y voy poco a poco transitando el camino hacia el veganismo», agrega.
La diseñadora cree que estamos en un momento de transición hacia un nuevo tiempo de conciencia social y ambiental. «En el cual me siento mucho más identificada por mis valores. Porque nunca encajé, porque nunca entendí ni acepté el sistema de explotación que hay en las fábricas textiles, porque viví en primera persona las desigualdades laborales por ser mujer, el abuso de poder, porque trabajé en fábricas que contrataban talleres de confección en condiciones insalubres», manifiesta.
«Para ‘eso’ había estudiado 6 años, a eso me tenía que adaptar, eso era lo que había que hacer, entrar en el sistema. Y lo intenté, pero no, no era para mí. Cuando me recibí en el 2011, empecé a dar clases en la universidad y ahí sí encontré, en la docencia, en el transmitir y comunicar, un lugar que me era propio».
Cambio de planes: cuáles fueron los siguientes pasos
Luego de su paso por Barcelona, estuvo un tiempo recorriendo España, después fue a Portugal y hoy está en Francia, país que sin pensarlo, se convirtió en el destino de esta emprendedora, como de otros tantos. «El destino en que estoy actualmente fue un poco azaroso, mi idea en principio era volver a Buenos Aires, pero cancelaron mi pasaje de regreso a la Argentina tres veces, por la situación del Covid en aquel momento. En ese entonces, me parecía una locura que no me permitieran volver a mi país, pero, por otro lado, ese hecho insólito me dio la posibilidad de decidir quedarme un tiempo acá».
Finalmente, Cecilia decidió estar en París porque viajando fue conociendo personas y una de ellas la contactó con un atelier de ropa de mujer en el cual empezó a trabajar. «Soy muy consciente de que las puertas se me abrieron rápido por tener el pasaporte europeo y por tener este contacto. Sé que no es así de fácil. He hablado con muchas personas que han emigrado y tienen muchas dificultades para tramitar sus papeles si no tienen el pasaporte europeo, que pasan situaciones muy complejas, que están ilegales».
Actualmente, Cecilia está creando pequeñas producciones de prendas bajo el concepto de la sostenibilidad
En cuanto a las barreras, el idioma fue el principal. «Yo no hablaba francés, y la realidad es que hoy hablo lo básico. Entiendo que lleva tiempo y dedicación aprender un idioma de cero».
Y sigue: «La sociedad es más bien conservadora, tanto para lo bueno y lo no tan bueno. Son muy respetuosos, mantienen la cordialidad y las buenas formas, la ciudad es ordenada, limpia, pero falta un poco de esa calidez que tenemos allá en Argentina; la cercanía, ciertos modos más afectuosos de ser con lxs otrxs».
¿Cómo es emprender en el extranjero?
Actualmente, Cecilia está emprendiendo acá como diseñadora, creando pequeñas producciones de prendas que deja en tiendas que trabajan con diseñadores independientes, bajo el concepto de la sostenibilidad. «No hago por hacer, ni busco cualquier lugar para vender. Entiendo que lo que hago es específico, que busco un público que conecte con eso, que valore el trabajo real que tiene esa prenda. Sé que lleva tiempo insertar nuevas maneras de pensar, pero no dudo que es el camino», expresa.
«La industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta. De eso hay que hablar. De que la manera en que se viene produciendo, no va más. Y no solo eso, sino también de la manera en que nosotros como consumidores nos plantamos frente al tema. Porque si pagás una remera 3 euros, hay algo que está mal. Si avalamos eso, estamos siendo cómplices de la explotación, del trabajo esclavo, de las injusticias del sistema», sentencia.
«El fast fashion está mal, la idea de comprar ropa porque este año se usa tal color y al año siguiente ‘tenés que’ comprar otra cosa porque ya ‘no está de moda’ está mal. Crecimos dentro de un sistema que nos hizo creer en falsas necesidades. Y llegó el tiempo de cambiar de paradigma, para mí no hay vuelta atrás».
Para Cecilia, un modelo de negocio que se basa en la explotación de los recursos naturales y humanos, que se basa en el consumismo vehemente, en el usar y tirar, en lo descartable, que sostiene su funcionamiento a costa de la vida, es inadmisible. «Muchas personas dicen que lo sostenible es caro y no es así. Lo sostenible muestra cuál es el precio justo, muestra realmente cuánto vale un producto si todo el proceso productivo es realizado de la manera justa. Usando buenos materiales, pagando bien a tus empleados, siendo ético y responsable. Hay que crear conciencia sobre esto», enfatiza.
Para la joven, que además da clases de manera virtual, tanto para personas que están en Argentina, como en España y Francia, su mayor desafío «es seguir dando pasos en este camino de la sostenibilidad, ir contactando más gente que resuene con esta nueva manera de pensar y poder llegar a más personas para generar una nueva conciencia».
Para la joven, su mayor desafío «es seguir dando pasos en este camino de la sostenibilidad»
Cómo pararse ante la vida siendo argentina
«Creo que uno se va haciendo, construyendo en cuanto a las experiencias y vivencias personales», reflexiona la diseñadora. «Una de ellas es haber crecido en un país económicamente poco estable, dentro de tantas otras. Creo que lo que más importa es cómo te parás vos ante la vida. Podés haber tenido una vida con mil problemas, experiencias traumáticas y sentirte frustrado con eso y quedarte ahí, sufriendo o lamentándote. O, por el contrario, querer resignificar tu historia y salir adelante con voluntad y mucho esfuerzo. Creo que lo que más juega siempre es la cabeza».
«Lo que sí creo – sigue – es que en Argentina hay mucho espíritu emprendedor y eso puede estar más relacionado a las distintas situaciones de crisis que hemos pasado, que hace que la mente se vuelva más creativa y busque otras opciones para salir adelante».
Cecilia dice siempre ver el lado positivo de las cosas. «Pienso que la vida son experiencias que nos hacen crecer, madurar. Emigrar es un proceso complejo. Dejás muchas cosas, familia, amigxs, lugares, pero a la vez, en lo personal, creo que te encontrás más vos con vos. Con eso que te hizo mover, con eso que te hizo salir de tu zona de confort, con eso que te hace elegir y sostener la experiencia de ‘estar afuera’».
Y, si bien aún no sabe si va a quedarse en Francia, de lo que sí está segura es que va a ir «a donde sus ideales se vean representados, donde encuentre crecimiento profesional dentro de mi propósito».