Fuente: Cronista ~ Invitada por el Observatorio de Tendencias del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), la diseñadora alemana experta en moda sostenible y economía circular, Marina Chahboune, visitó Buenos Aires para hablar sobre la «Economía circular en la industria textil y de la moda». En diálogo con El Cronista, la especialista contó qué están haciendo las marcas del primer mundo en la materia.
¿De qué se trata la economía circular?
Del aprovechamiento de los recursos mediante la reducción, reutilización y el reciclaje de todos los elementos que intervienen en el proceso productivo y del consumo.
¿Por qué deberíamos aplicarla?
Para evitar la contaminación ambiental, la generación de desechos y el agotamiento de los recursos. Este último punto es crucial ya que se estima que para el 2050 la población mundial será de 9,7 billones, por lo que, si seguimos con el destructivo ciclo de producir, vender y tirar, no habrá recursos que alcancen.
¿Por qué eligió Indonesia para realizar su trabajo, siendo este uno de los países más contaminantes del mundo?
Porque aquí encontré el lugar ideal para generar un mayor impacto. Es un modo de «atacar el problema» desde el origen. Después de la India y China, Indonesia posee la tercera población más grande del mundo y es uno de los mercados con la economía emergente más fuerte. Es el décimo productor a nivel textil y el cuarto a nivel calzado, y encima tiene uno de los niveles de consumo más altos. A su vez, muchos de sus productos son fabricados a partir de fibras sintéticas que poseen una gran cantidad de sustancias químicas, con procesos industriales muy contaminantes y sin una gestión de desechos desarrollada.
¿Qué están haciendo las marcas para emprender un modelo de negocio circular?
Mucho. No sólo están aunando todos sus esfuerzos para lograr una industria más limpia y menos tóxica, sino que también están mejorando la calidad de sus productos para extender su vida útil y promoviendo en sus consumidores el concepto de segunda mano o re-commerce con el objetivo de asegurarse de que todo lo que ya no se usa pueda ser reutilizado por alguien más. Esta modalidad, conocida también como comercio inverso, fomenta el consumo y permite que los clientes renueven su guardarropas cada temporada, independientemente de su poder adquisitivo, ya que pueden devolver productos usados para conseguir las versiones más actuales de los mismos. Este cambio es tan positivo que se espera que este mercado crezca más de un 20% por año, y supere lo que es el mercado de la moda de lujo.
Además, esta iniciativa promueve la creación de trabajo dado que son pocas las empresas que cuentan con toda una estructura para clasificar, lavar y recuperar prendas. Lo que hacen entonces, es tercerizar esta fase. Por ejemplo, la marca The North Face contrató un proveedor de servicio circular que se encarga de buscar las prendas, separarlas, limpiarlas, recuperarlas y sacarles fotos para subirlas y ponerlas a la venta en su web.
¿Cómo reeducan las marcas a sus consumidores?
Por ejemplo, Patagonia, la marca de ropa outdoor, posee un servicio sin cargo de reparación de ropa. En tanto, Hermes sumó lavadoras a su estructura para recuperar prendas y un servicio para transformar sus icónicos pañuelos. De este modo, los clientes que se cansen de un modelo, los pueden llevar a la tienda para que se lo tiñan en otro color o le apliquen otra estampa.
Hay marcas que desarrollaron prendas que se pueden usar de los dos lados y hasta existen etiquetas que crean ropa plisada para chicos que se pueden usar de los 9 a los 32 meses.
¿Qué otros conceptos se asocian a la circularidad?
El alquiler de las prendas para piezas de uso ocasional, como un vestido de fiesta o esmoquín. Otros emprendimientos promueven el concepto de suscripción: se paga una membresía de artículos que al mes se devuelven.