Camisetas con marca propia: ¿es negocio jugar sin Adidas ni Nike?

Fuente: Clarín ~ Estudiantes creó Ruge y desarrolló su ropa oficial. Se agotó el stock en pocos días. La modalidad crece en el fútbol del ascenso y en otros países.

Un poco por planificación y mucho por casualidad, Estudiantes lanzó su propia marca de indumentaria deportiva. Asociado a una centenaria casa de deportes de La Plata, presentó Ruge, su línea oficial de camisetas y prendas para vestir a todos los equipos de fútbol del club, con singular éxito. La venta al público arrancó en febrero y en pocos días agotaron el stock. “Sextuplicamos la cantidad con respecto al promedio de los últimos 10 años”, sorprende Martín Carbonari, dirigente a cargo del proyecto.

El origen de Ruge tiene que ver con la salida de Under Armour del país, una marca que lucían Rosario Central y Estudiantes. Los rosarinos firmaron contrato con Umbro pero los pincharratas apostaron por su propia marca. Es un caso inusual, pero no es el único. Gimnasia de La Plata y Central tienen su línea de ropa deportiva pero solo para la inferiores y otras disciplinas. En el ascenso la tendencia está más difundida.

¿Es buen negocio crear una marca de ropa identificada con el fútbol? “Hay clubes en Brasil, Inglaterra y Alemania que lo hacen. Pero esto es por dinero. Si en algún momento surge una buena oferta, se podría cambiar el esquema”, argumenta Carbonari.

En 2022, un total de 18 marcas se reparten los 28 equipos que disputan la Liga Profesional. Kappa lidera con 5 clubes (Racing, Velez, Unión, Aldosivi y Tigre) y Umbro logró fichar a 3: Argentinos, Central y Atlético de Tucumán. Boca y River lucen Adidas, Nike tiene sólo a San Lorenzo y Puma juega con Independiente.

Para los clubes, la indumentaria oficial es una fuente de ingresos. Se lo conoce como sponsoreo técnico y, en general, los contratos con las marcas establecen la provisión de toda la ropa deportiva para los equipos (entre 15.000 y 20.000 por año) y un porcentaje de las ventas al público en general.

Las cláusulas varían según la convocatoria del club y su potencial audiencia televisiva. Por caso, Racing exigió que Kappa priorice el abastecimiento de sus tiendas “Locademia” (3 físicas y la online) como parte del acuerdo.

El contrato por Ruge, según Carbonari, tiene algunas similitudes respecto de las marcas tradicionales. La institución firmó contrato con Mateu Sports, una popular casa de deportes radicada en La Plata desde 1905, que tiene 19 sucursales y que fabrica prendas para muchas actividades físicas.

“La demanda nos sorprendió y por eso nos quedamos sin mercadería”, explicó a Clarín Mauro Galdamez, dueño de la cadena de origen familiar. El empresario añade que trabajan contra reloj para recuperar el stock, “a pesar de las dificultades que atraviesa el mercado”.

Los problemas son comunes a toda la industria textil: “Las fábricas están muy tomadas de trabajo, los equipos de trabajo están al límite y hay faltante de telas”, enumera Galdamez. Más allá del bache circunstancial, Mateu se adueñó de la licencia de la indumentaria oficial de Estudiantes por los próximos 3 años.

En el club están entusiasmados con los primeros resultados. “Contamos con una marca y apenas pusimos los productos en góndola, la gente respondió”, subraya Carboni y remata: “Lo importante es que la pelota entró al arco”.

La relación con las marcas internacionales es bastante compleja. Las principales, Adidas, Nike, Puma o Umbro, entre otras, establecen las pautas de provisión de mercadería, que se produce y confecciona en talleres especializados, como RA Interbranding y R&A Indumentaria. Los fabricantes reciben los encargos específicos y la entregan a los clubes y las tiendas para vender al público, todo bajo supervisión de los dueños de las licencias.

“Las marcas propias de los clubes no es algo nuevo. Es probable que surjan otras, porque los sponsoreos (pago por el uso de la indumentaria) casi no existen», comenta una fuente con más de 30 años en la industria. El pago se reduce hoy a los clubes de mayor convocatoria, como Boca y River, y promedia el US$1 millón al año. Además del pago de un porcentaje por las ventas a partir de determinada cantidad. “Una marca deportiva es un respaldo de prestigio y calidad para el club”, aseguran hoy en Racing.

No obstante, el club de Avellaneda creó en 1998 su marca de indumentaria (La Academia) luego de rescindir de apuro con Topper, que atravesaba una crisis financiera. Se la fabricó Taiyo y duró pocos meses. San Lorenzo hizo lo mismo entre 1999 y 2000, en la transición de los contratos que firmó con New Balance y Signia. Fueron casos aislados y por circunstancias azarosas, pero en el ascenso es más común.

Desde los 90, Dana Deportes, un fabricante de Lanús fue proveedor oficial de numerosos equipos, entre ellos Talleres de Remedios de Escalada, Atlanta, Defensores de Belgrano, Temperley, Almagro y Estudiantes de Caseros. Por su parte, Sport 2000 hizo lo mismo con Godoy Cruz. Es una lógica que crece en función de los cambios de tendencia en cuanto a los sponsoreos de las marcas globales.

Este año, en el Nacional B, Atlético de Rafaela sigue los pasos de Estudiantes. “Luego de analizar distintas alternativas, se resolvió avanzar en el desarrollo de la marca propia”, dijo el club en un comunicado.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *