Triple impacto. Usaron 2000 kilos de telas de descarte para fabricar almohadones

Fuente: La Nación ~ Conocimos a Andrea Villarreal y Margarita Nicora que hacen Raüni, un emprendimiento de recuperación textil inclusiva, que le da trabajo a personas con discapacidad y recicla telas de descarte en la fabricación de artículos para el bienestar. Es un proyecto de triple impacto y arrancaron financiándose con la plataforma de crowdfunding Ideame.
Raüni significa «el enraizamiento de la unión» y es el nombre que estas dos mamás del cole devenidas íntimas amigas y socias, le pusieron a su emprendimiento de recuperación textil inclusiva. Los 3 puntitos arriba del nombre, la diéresis en la «u», junto con el de la «i» son un guiño al triple impacto del proyecto: ambiental, social y económico.

  • Lo ambiental consiste en recuperar residuos textiles resignificando su valor al reinsertarlos en la cadena productiva. Y así contribuir al concepto sustentable de «basura cero» en la industria textil.
  • Lo social funciona articulando su labor con Talleres Protegidos de Producción para personas con discapacidad, dándole trabajo a personas con discapacidad.
  • Lo económico consiste en elaborar productos con propósito e insertarlos en un mercado emergente que realiza un consumo responsable y consciente.

Empresa con un propósito

«La industria textil es la segunda más contaminante del planeta y las personas con discapacidad son considerados desempleados crónicos», indica Maga. «En Argentina hay 5.2 millones de personas con discapacidad, «el 75 por ciento de ellos están sin trabajo . Además el 5% de los residuos que no se reciclan en nuestro país y van directos rellenos sanitarios son los descartes textiles», añade.

Estos datos les bastaron para decidirse a hacer algo para cambiar la situación, empezando desde su lugar.

En agosto de 2019, con un logo y luego de una prueba piloto realizada junto la Fundación IDEL , lanzaron Raüni listas para producir.

El embrión fue un emprendimiento anterior de Maga llamado Inquietus, un proyecto donde cocreaba con los clientes. Allí conocio a Tati, masajista de shiatsu que le sugirió armar un bolster con los descartes textiles que habían sobrado de la confección de varias bags . Con esa idea se acercó a la Fundación IDEL, donde trabajan 17 personas con discapacidad de lunes a viernes de 9 a 13, como parte de un Taller Protegido. Durante 6 meses armaron 40 bolsters y recuperaron así 200 kilos de descartes textiles . Esa producción la donaron a un hogar de chicos en tránsito (en situación de adoptabilidad) en donde la Escuela Kaladanda Yoga tiene un programa de voluntariado.

Qué y cómo lo hacen

El producto estrella es el bolster , un almohadón cilíndrico de 60 centímetros de largo por 25 de diámetro, que se puede usar tanto para prácticas como el yoga y la meditación como también para uso cotidiano en el hogar, para relajarse en contacto con el suelo. También fabrican el zafu, un almohadón redonde de 35 centímetros de diámetro y 20 de altura.

Las tareas son muchas: el manejo de proveedores (grandes generadores de descartes textiles), la logística y las ventas corporativas (empresas a las que ayudan a redireccionar sus descartes en acciones de RSE). También hacen su propia fotografía y los contenidos para las redes.

Venden principalmente a través de Instagram y están trabajando en una plataforma de tienda on line. También generan acuerdos con locales de decoración, con espacios de trabajo colaborativos (coworking), con establecimientos educativos de primera infancia. Llegan a sus clientes mediante campañas de mails y contacto directo con empresas para proyectos de Responsabilidad Social Empresaria.

Maga, que tiene estudios de diseño de indumentaria, asume la parte de la producción y Andrea, especialista en comunicación visual y social, coordina la imagen de la marca, aunque en la práctica diaria se consultan todo.

«Con Andrea nos conocimos en escuela alemana a la que mandamos a nuestros hijos, la Konrad Lorenz Schüle que tiene una visión sustentable del mundo, y enseguida generamos una admiración mutua que nos moviliza diariamente a apostar por una causa que nos trasciende», relata Maga. » Trabajamos comprometidas con la sustentabilidad y estamos convencidas de que sembrar conciencia con acciones concretas es esencial para que el desarrollo sostenible con inclusión social deje de ser una utopía», destaca.

Su visión es ser referentes en la recuperación de residuos textiles con mano de obra inclusiva y certificar como Empresa B, para replicar este modelo de negocios en otros países.

En números

7 meses desde que se unieron para crear Rauni.

$ 3.500 inversión inicial.

30.000 pesos recaudaron en Ideame.

$600.000 es la proyección de ventas para 2020.

2.000 kilos de telas recuperadas.

1.500 seguidores en Instagram @raunisustentable.

300 clientes desde agosto de 2019.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *