Fuente: Perfil ~ Para Gustavo Grobocopatel, referente agrícola en Los Grobo, es una oportunidad para apurar reformas imprescindibles.
—¿Por qué ha mostrado tanto entusiasmo por el anuncio del acuerdo?
—Porque en primer lugar genera un debate interesante sobre hacia dónde hay que ir, de qué forma, y cómo nos alineamos detrás de la búsqueda de la inserción en el mundo, trabajo, empleo e inversión de calidad. Además, plantea un debate sobre qué es inclusión y qué es equidad en los tiempos que vienen. Es un debate sustancial y que está disparado por esto.
En la medida en que sea ratificado, va a generar un flujo de inversiones de Europa en el Mercosur y en la Argentina. Y en tercer lugar, creo que ser “supermercado del mundo” o “industrializar la ruralidad” como decía Cristina, eran utopías con el arancelamiento de la UE o con cupos. Ahora es más factible que consigamos diversificar la matriz productiva. Este acuerdo va en contra de la idea de granero del mundo y a favor de la industrialización.
—¿No existe el riesgo de primarizar las exportaciones?
—No vamos a exportar productos básicos. Gracias a este acuerdo aumenta la posibilidad de exportar productos con valor agregado.
—Pero nuestra competitividad es mayor en materias primas.
—No, vamos a poder exportar en cualquier sector donde seamos competitivos. Es un trabajo duro del sector público y un desafío.
—¿Pero no arrancamos con algunas desventajas?
—Arrancamos con cualquier cantidad de desventajas, te diría. Con todas, casi. Pero tenemos diez a 15 años, por eso se negoció un plazo suficiente para que podamos hacerlo. Gustavo Grobocopatel: «Hay que dejar que algunos sectores desaparezcan»
—¿No hay un riesgo de que esto no ocurra?
—Si nos va mal va a ser culpa nuestra. Si en diez años no logramos ser competitivos, el problema de la Argentina no va a ser el acuerdo con Europa, es que no vamos a construir un trabajo con inclusión y lo demás. Nuestro problema va a ser mucho mayor.
—¿A qué se refiere cuando dice que hay que pensar de forma distinta la inclusión?
—Uno habitualmente piensa que la inclusión es que el Estado se haga cargo de aquellos sectores o personas que no están insertos en el mundo del trabajo. Eso es así en una primera instancia, pero la verdadera inclusión se da cuando se generan empleo y empleabilidad. Vamos a tener que generar trabajo.
—Si ingresan autopartes europeas y reemplazan producción local, ¿no estaremos destruyendo empleo?
—También uno puede pensar que estemos exportando pick ups Toyota a Europa. También uno podría pensar que así como Italia tiene grandes marcas de moda, podríamos tenerlas acá y generar más valor agregado. Lo que digo es que cada empresa de cada sector va a tener que buscar en un nuevo marco que se tiene que dar, con todas las reformas del Estado, dónde es competitiva y cómo es competitiva. A lo mejor nos encontramos con la sorpresa de que somos más competitivos que los europeos.
—¿Y si no pasa?
—El Estado va a tener que dar las condiciones para que esto ocurra. No tiene que ver con los sectores. Puede haber en mi sector que haya empresarios franceses que hagan mejor las cosas que los argentinos. Tiene que ser con la cancha regulada para salir a competir. La sociedad pide que seamos competitivos y dice por qué no invertimos. Este marco impulsa la idea de que los empresarios tenemos que tener el liderazgo.
—Cuando usted dice que el Estado debe dar las condiciones para ser competitivos, está atando el acuerdo a las llamadas “reformas estructurales”.
—Hay una serie de reformas que están pendientes, además de la estabilidad macroeconómica. La reforma del Estado, la reforma impositiva, la reforma laboral, la reforma educativa, la reforma jubilatoria, la integración al mundo, acelerar la convergencia macroeconómica con el Mercosur. Esa es una agenda que ahora a la luz de este acuerdo empieza a tener plazos y empieza a ser urgente.
—¿Usted dice que el próximo gobierno va a tener que correr contra reloj para cumplir ese temario?
—Este proceso no es de un gobierno solo, es una cuestión de Estado. Es un tema que tenemos que abrazar todos los argentinos, porque se nos va la lucha contra la pobreza y por el progreso. Hace falta que se entienda que las reformas no son para restarle derechos al trabajador, son para darle estabilidad al trabajo. De qué te sirve tener altos derechos y altos salarios si las empresas se funden. Gustavo Grobocopatel: «Hay muchas empresas a las que les va mal, incluso a la mía»
—¿Por qué sostuvo esta semana que hay empresas que desaparecerán?
—Esto ocurrirá con acuerdo o sin acuerdo. Es parte de lo que estamos viviendo hoy. Hoy estamos viviendo con empresas a las que no les va bien, por la Argentina o porque el mundo está cambiando. Estos acuerdos lo que hacen es abrir la cancha para cambiar el curso de eso.
No hice un juicio de valor, es un mundo donde aparecen empresas y desaparecen otras, hace años, no es que esté alegre por eso, describo esa situación. A todos nos ha pasado en las propias empresas que hay que rearmarlas y definirlas o sumar más socios.
—¿Este acuerdo busca atraer más dólares a costa de menos puestos de trabajo?
—No sería sustentable. Estos acuerdos requieren más exportaciones, más importaciones y esas importaciones sirven para generar trabajo y empleo acá. Lo que probablemente ocurra es que el empleo sea diferente del que es hoy, y en distintos lugares, y hay que prepararse para eso.
—¿Menos manufacturas y más servicios?
—Esa es una tendencia general, que no tiene que ver con este acuerdo, porque todas las actividades se hacen más necesitadas de servicios. En el campo y en la industria hacen falta cada vez más servicios. Está el concepto de los ecosistemas de negocios que incluyen múltiples funciones de pymes.
—En un modelo liderado por el sector agropecuario, ¿se puede generar empleo en forma masiva?
—Es cierto que no alcanza con el campo. Pero el campo, la minería o la energía no son solo la extracción de materias primas. Hay un consumo de tecnología y de servicios cada vez mayor.
Hubo mil empresas que le proveyeron servicios a Tecpetrol en Vaca Muerta. Y todos de alta tecnología. En el campo pasa eso. La reprimarización es un concepto muy equivocado. Toda la tecnología para producir esos productos emplea un ecosistema de servicios.
—¿Qué otros sectores imagina contribuyendo al crecimiento a futuro?
—También tiene que estar la industria textil, la línea blanca, todas las que sea posible que compitan en el futuro, y los empresarios tienen que buscar de qué manera pueden competir. Con esta carga impositiva y esta carga del Estado no podemos competir.
—¿Este recorrido que usted ve para la economía argentina es indistinto si gana Alberto Fernández o Mauricio Macri en las elecciones?
—No hay remedio. La Argentina no tiene más opción. Seguir creando pobreza, gente irritada, cada vez menos clase media, menos bienes públicos, o este camino. Es un camino con varios senderos, pero por eso digo que es una cuestión de Estado.