Presente y pasado del barbijo y sus derivados caseros

Fuente: Bae ~ Es una de las palabras del año, sin duda. El barbijo, con sus parientes no tan cercanos los tapabocas, son protagonistas de los esfuerzos de prevención en tiempos de Covid-19. Desde este miércoles es obligatorio en la ciudad de Buenos Aires el uso de protectores caseros, no de los profesionales que quedan reservados para el personal de la salud que tanto los necesita.

De elemento de protección médico a prenda de uso cotidiano (y hasta con toques de diseño), tiene un largo recorrido histórico. Aunque parezca extraño ver fotos en blanco y negro de principios del siglo pasado de personas con barbijo, eran frecuentes esas postales durante la epidemia de la llamada «gripe española» en 1918.

Se le atribuye al médico y cirujano Paul Berger ser el primero en ponerse una máscara quirúrgica mientras operaba en octubre de 1897. En un artículo, años después, declaraba: «Durante varios años, me ha preocupado la parte en que las gotas de líquido proyectadas desde la boca del operador médico o sus asistentes pueden ejercer sobre los brotes de infección».

De esos primeros pasos en la mesa de operaciones, pasando por las multitudes con barbijo en las pandemias mundiales anteriores al protagonismo en la actual crisis sanitaria, alcanzó en las últimas semanas una explosión de las ventas online. Según datos de MercadoLibre, en Argentina fue el segundo producto más buscado en la plataforma detrás del alcohol en gel, en un top five que incluye autos, notebooks y celulares liderando los intereses de los consumidores. La categoría Salud ganó presencia o en las compras durante este período, según el informe regional difundido ayer por MercadoLibre. En el caso de Argentina, el rubro se multiplicó por diez entre el 23 de febrero y el 22 de marzo. Las búsquedas de productos relacionados a salud se intensificaron en las últimas 2 semanas.

En versiones para todos los gustos y con una oferta que no para de crecer, los tapabocas hoy se venden online por precios que van desde los $22 para los descartables hasta los reutilizables que pueden rondar los $500. Hay propuestas de diseño y varias tiendas online los están ofreciendo en variantes con estampados para ponerle un poco de color a los días de cuarentena y contruibuir a revitalizar la industria textil. Algunas de las tiendas virtuales que los ofrecen, como The Dignanis o Alabama, van a destinar el 20% de lo recaudado para centros de salud.

Varias marcas de alta costura, como Gucci, Fendi o Chanel presentaron modelos fashion desde hace meses. En medio de la crisis, también ofrecieron sus talleres para elaborar insumos, como en el caso de Louis Vuitton que transformó sus operaciones para fabricar alcohol en gel y máscaras no quirúrgicas, y ahora hará uniformes para 6 hospitales franceses.

La materia prima también tiene su evolución. En Chile están fabricando barbijos que cuentan con partículas de cobre, metal donde virus y bacterias quedan apenas 4 horas. Los primeros modelos fueron fabricados en febrero por Oscar Silva, quien vendió más de 500 mil ejemplares a hospitales de Shangai y Japón. Algunas pymes siguieron su ejemplo más tarde como CoureTex, responsable de una mascarilla reutilizable que se puede lavar con cualquier detergente.

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