Once y Avellaneda. Por qué no repunta la actividad en los locales de ropa

Fuente: La Nación ~ Este viernes los locales de la avenida Avellaneda, en Flores volvieron a abrir después de cinco meses de parálisis casi total. Así, este polo textil mayorista sumó su actividad a la de los locales de Once, que también subieron las persianas esta semana. Sin embargo, en ambos centros de compra porteños, el permiso para abrir está lejos de ser el remedio para recomponer sus ventas. Más allá de las limitaciones operativas hay un factor ajeno que los condiciona: sus principales clientes, los minoristas del interior del país, no tienen modo de llegar.

«Estamos todos muy esperanzados, pero también hay datos muy preocupantes. Estimamos que el 30% de los 7000 locales no va a volver a levantar las persianas. Veníamos de años golpeados y esto fue la estocada final», dice a LA NACION Emiliano Iglesias, presidente de la Asociación de Comerciantes la avenida Avellaneda.

En Once comparten el pronóstico. El 30% de los 8500 locales de la zona permanecerán cerrados, algunos definitivamente y otros de manera temporal, según Eduardo Sirodsky, presidente de la Asociación de Centros Comerciales de Once.

Si bien los comerciantes de ambas zonas hicieron un esfuerzo para volver con ofertas tentadoras e intentar atraer a los clientes del barrio, será clave para ellos que se reactiven los tours de compras que suelen representar el grueso de su actividad. «Once es el mayor centro mayorista del país; viene toda la gente de provincia de Buenos Aires y del interior a proveerse de la mayoría de sus productos. Si tenes frenado el ingreso interjurisdiccional, ahí tenes el límite de lo que podés vender», apuntó Sirodsky.

Los comercios de estas dos zonas reorientaron parte de sus ventas al canal online, pero todavía no lograron componer un flujo de ingresos fuerte por esa vía. Según sus referentes, la venta por canales digitales representa entre el 10% y el 15% del volumen habitual pre pandemia.

En Once se suma el obstáculo adicional de que no todos los locales pueden abrir al mismo tiempo, sino que deben intercalarse según el número de su CUIT, medida dispuesta para evitar la concentración de gente.

También los clientes deben ir a comprar según la terminación de su DNI y tanto comerciantes como consumidores deben respetar un protocolo estricto que fue consensuado en el marco de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Fecoba): alcohol en gel, tapabocas, un solo cliente cada 15 metros cuadrados.

Si bien la avenida Avellaneda presenta casi exclusivamente locales de ropa, en Once hay una variedad de rubros que podría generar un ritmo desparejo en la recuperación. «Todos los comercios que estén conectados a alimentación o el sector sanitario, tienen mejores posibilidades de mejorar, pero otros locales relacionados con la hotelería, los cotillones y la marroquinería lo están pasando muy mal. Vender una valija o una mochila para pasear dentro de la casa es muy difícil», señala Sirodsky, que se dedica a ese rubro.

Al grupo de locales que no subió la persiana pese a tener el permiso, Sirodsky lo separa en dos parte: los que no pudieron sobrevivir a la crisis y cerraron definitivamente -no menos del 15%, calcula- y los que no abren porque no pueden hacerse cargo del traslado de los empleadosal local, dado que no pueden usar el transporte público. «Si tenés cinco empleados, traerlos en remis de Moreno o Lanús te implica un costo de $1000 por día y, si estás con pocas ventas, no tiene sentido abrir. Esos locales prefieren seguir vendiendo por internet, a puertas cerradas», explica.

Según Iglesias, el polo textil de avenida Avellaneda da trabajo a 35.000 personas, de las que alrededor de 10.500 «ya se quedaron fuera del circuito». La zona que reabre hoy, que permanecía cerrada, son las 10 cuadras que van desde la calle Bahía Blanca hasta Terrada, que tienen habilitación para operar de 11 a 18.

En el caso de Once, que tiene en total alrededor de 8500 locales, lo que se habilitó esta semana fue el polígono formado por las calles Rivadavia, Larrea, Lavalle y Boulogne Sur Mer, que se suma a las zonas que ya estaban activas.

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