Los textiles arrancan de a poco

Fuente: Página 12 ~ El sector textil, uno de los más golpeados por la paralización económica, comienza muy de a poco a prender las máquinas. Por fuera de nichos como barbijos y otros productos de uso sanitario, la situación es muy complicada. El agujero financiero que padece la industria en general por la ruptura de la cadena de pagos es más agudo en indumentaria y calzado, debido a que la ropa que no se vendió es de la temporada de invierno, con lo cual pierde vigencia a medida que avanza el año. Las empresas tienen que volver a invertir en materia prima y producir la ropa para el verano. En cambio, la situación inversa se da en el hemisferio norte, en donde hay sobrestock de ropa de verano, con lo cual hay un fuerte riesgo de invasión de importaciones. El e-commerce representó algo cercano al 10 o 15 por ciento de las ventas normales: “fue como un suero para mantener signos vitales”, grafican los empresarios, con el tono de época.

Jorge Russi, secretario gremial de la Asociación Obrera Textil (AOT) explicó a este diario que “en el sector textil tuvimos habilitada desde abril la fabricación de bolsas para el agro, que no implica más del 10 o 15 por ciento de la actividad. Ahora empieza una nueva etapa. Ya habilitaron La Matanza, Quilmes y San Martín, pero todavía no arrancaron las empresas. La actividad sigue prácticamente parada, y los que vuelven lo hacen muy a media máquina. En Mercedes ya está habilitado, también en Luján y en Colón, provincia de Buenos Aires. En algunas zonas del interior del país se han presentado protocolos. Algunos prefieren esperar para arrancar a ver qué pasa con el mercado. En junio se supone que ya estaremos con más actividad”. El dirigente cuenta que “la mayoría de las empresas recibió la ATP para el pago de salarios y que en el sector se está renegociando el acuerdo para que los trabajadores suspendidos a partir de junio cobren el 75 por ciento del salario neto.

Los textiles sufren las generales de la ley, es decir, la ruptura de la cadena de pagos. “Se está volviendo tímidamente. La cadena de pagos se rompió en el mostrador, al no efectuarse las ventas programadas, por lo cual no se pagaron los cheques que habían liberado los comerciantes en favor de los proveedores. De manera que la mayoría de las fábricas les pagamos a nuestros proveedores de materia prima con cheques que vinieron de vuelta. Así, los fabricantes perdieron el crédito de los proveedores”, indica Damián Regalini, vicepresidente de la Cámara Argentina de Medias. A la hora de evaluar la marcha del consumo, Regalini señala que “el mercado en el Interior va a empujar, pero va a faltar fuerza de AMBA”. En el conurbano bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires, los locales de ropa no tienen autorización formal para reabrir mientras que shoppings siguen cerrados.

Además de la problemática horizontal vinculada a la cadena de pago, en el segmento de ropa y calzado aparece un conflicto específico. “Cuando reabre el productor o comerciante de baldes de plástico tiene el stock que le quedó de marzo, o sea, tiene capital para volver a operar. La nuestra es una industria semestral: yo no puedo vender en verano la ropa de invierno. Y para comprar las telas para confeccionar la ropa de verano tendríamos que haber vendido al menos un 80 por ciento del invierno, pero andaremos en el 10 o 15 por ciento”, señala Claudio Drescher, de la marca Jazmín Chebar. “Encima, se calcula que en el hemisferio norte sobran al menos 4 billones de unidades de ropa no vendida, porque H&M, Zara, el Corte Inglés, los chinos, los rusos, estuvieron y mayormente están cerrados. Esa ropa va a tratar de colocarse en el hemisferio sur, con lo cual hay un riesgo de extranjerización y cierre de marcas nacionales”, agrega. Se calcula que en el país hay 400 marcas de ropa de relativo peso.

Drescher es presidente de la Cámara de la Indumentaria y presentó días atrás al ministro de Desarrollo Productivo Matías Kulfas un “programa de recuperación de la cadena de indumentaria textil y calzado”, cuya herramienta financiera consiste en créditos para capital de trabajo de hasta 40 millones de pesos, por un monto total estimado de 2 mil millones de pesos, plazo de devolución de 36 meses y período de gracia de 6 meses, con una tasa anual fija del 18 por ciento anual en los primeros 18 meses y Badlar + dos puntos en la segunda mitad. El beneficio se otorgaría siempre que la empresa no distribuya dividendos ni compre dólares.

Uno de los mayores jugadores del rubro textil es TN&Platex, productora de hilados. «Tuvimos todas las fábricas cerradas en el primer mes de la cuarentena y luego retomamos en algunos segmentos para atender la demanda de gasa medicinal, sábanas y productos de limpieza que consumen hilado. La fábrica de medias la utilizamos para fabricar tapabocas y conseguimos apoyo del Banco de Corrientes para fabricar 8 millones de barbijos, para lo cual seguimos recibiendo pedidos. Estamos trabajando al 25 o 30 por ciento del volumen mensual normal», explicó a este diario Teddy Karagozian, presidente de la empresa.

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