Las empresas se preparan para la transición

Fuente: Ambito ~ Indumentaria:

Alicia Hernández, gerenta general de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria, expresó que “el presidente electo está hablando de recuperar el consumo recuperando salarios, que no creo que sean masivos, pero que van a impulsar las ventas. Creemos que la macroeconomía tiene que cambiar, con una orientación hacia el consumo”.

En ese sentido, consideró que “lo que está faltando en este momento es capital de trabajo a tasas posibles. De nuestro lado tenemos que trabajar en competitividad, en incorporar tecnología, porque la verdad que después de estos cuatro años que han sido tan duro, aún en las empresas de punta ha quedado retrasada porque nadie invierte cuando tiene el 40% de la capacidad ociosa”. “En estos cuatro años hay muchas empresas que cerraron y muchas otras han pedido la convocatoria de acreedores para poder financiarse. Lo cierto es que nadie va a una convocatoria, aun en estos términos, con estas tasas de interés porque la convocatoria no es gratis”, puso Hernández en contraste, aunque indicó que algunas cuestiones están teniendo en las últimas semanas un impacto positivo: “El control de cambios está favoreciendo la fabricación local, además la incertidumbre que genera cuál va a ser el valor del dólar está disminuyendo las importaciones. Y por otro lado bajó la compra en el exterior por lo alto que está el dólar. Eso, más los planes de financiamiento, está favoreciendo este momento del sector”.

Sobre la potencialidad del sector, la titular de la CIAI considera que con una política adecuada el sector podría para 2030 aportar ingreso de divisas por hasta u$s1.000 millones al año. Hoy ese número es de solo u$s23 millones. “No en lo que es masivo, porque eso lo tiene el sudeste asiático, pero si en productos de series cortas y fundamentalmente en la región. Para eso se necesitan certezas y un tipo de cambio estables. Otra cosa es atacar la informalidad, que en nuestro sector es muy alta”.

Consumo masivo

Las empresas del sector de consumo masivo, especialmente los alimentos, fueron las que más sintieron el impacto de la inflación y como consecuencia de la caída de ventas. Los informes privados indican por ejemplo que se redujo el consumo de carne, lácteos, crecieron las opciones de segundas y terceras marcas, se despacharon menores cantidades de productos o de envases más chicos. La compra mensual en el supermercado pasó a ser más de oportunidad y del día a día.

Vicente Lourenzo, consultor pyme, explica que con el nuevo gobierno “hay expectativa de que haya una política que estimule un comercio interno mucho más activo, cosa que desde que decidieron enfriar la economía hizo que ya llevemos 18 meses consecutivos de caída de la actividad”.

“Un acuerdo de precios y salarios sería totalmente positivo. Para así no seguir alimentando la hoguera de la inflación y de la crisis de las empresas. Obviamente al asalariado hay que pagarle más porque los sueldos están muy atrasados, por lo que el alivio tendría que venir desde el Estado, bajando por ejemplo las cargas patronales. Y que los sindicatos acepten que los salarios se recuperen de a poco mientras se recuperan las ventas. Un acuerdo va a permitir a los distintos actores ver cuál es su realidad y analizar entre todos una solución conjunta”, sostiene. En cuanto a las prioridades, afirma que “fundamentalmente hay que revitalizar el mercado interno, que hoy está muy debilitado”. “Hoy hay empresas que están trabajando a pérdida porque el aumento de los costos fue mucho más rápido que el teórico aumento de las ventas. Hay que mejorarle la ecuación a las pymes, bajando costos y mejorando ventas”, analiza.

Pero advierte sobre una situación que está ocurriendo en el sector en estos días de transición hacia un nuevo modelo económico: “Siempre al generalizar se puede llegar a caer en un error, pero lo que estoy viendo en algunas empresas de las que podemos considerar son formadoras de precios, especialmente las dedicadas a alimentos y bebidas, es que se ve cierto momento especulativo en algunas de ellas, con aumentos que no están justificados en nada, porque están por encima de lo que fue la última devaluación”.

Esa visión es compartida por otros analistas del mercado que ven una actitud especulativa ante la posibilidad de un congelamiento de precios. Así, los aumentos les permitiría armar un “colchón”. Esto se percibe en determinados sectores como alimentos y bebidas que están orientadas al consumo masivo. Eso no lo pueden hacer en otros sectores menos sensibles al bolsillo, como por ejemplo en la venta de zapatos e indumentaria.

Con respecto a esos otros sectores, la situación es expectante. Hay un determinado sector pyme en el que cayeron la actividad y las ventas fuertemente, se mantiene porque está poniendo plata de sus reservas con la expectativa de que el modelo económico cambie y permita generar un consumo interno mucho más activo.

En declaraciones recientes a este medio, Yolanda Durán, la titular de la cámara empresarial que nuclea a los supermercados chinos, planteó la necesidad de un acuerdo de precios y específicamente en el sector de las commodities, como harina, aceite, azúcar, entre otros, para que al menos el 50% de la producción sea destinada al mercado local. En la Cámara Argentina de Comercio y Servicio (CAC) y en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), abogan por una estabilización de los precios, impulso a los planes de financiación para los consumidores y baja de los intereses, impulsar el blanqueo de las operaciones y que esto derive en beneficios impositivos para los comerciantes que lo cumplan, y hasta la prórroga de la eliminación o baja de IVA para determinados productos de la canasta básica.

Industria

El sector industrial desde hace meses no encuentra piso a su caída. En septiembre bajó 5% según el INDEC y acumula 17 meses en retroceso. Un dato demasiado negativo para uno de las actividades clave para la economía del país.

El Índice de Producción Industrial Manufacturero (IPIM) acumula un retroceso del 7,8% en tres trimestres de 2019. Ningún sector exhibe señales de recuperación. Entre enero y septiembre los 16 bloques industriales relevados muestran caídas frente al mismo período del año pasado cuando la crisis financiera y el programa de austeridad ya estaban en marcha.

“No veo una reactivación rápida y hay que tener conciencia de que no hay salidas mágicas”, sostiene el dirigente fabril José Urtubey, una de las voces más autorizadas de la Unión Industrial Argentina (UIA). Y agrega: “Hay una fuerte expectativa de qué va a pasar con la política de financiamiento, especialmente en términos productivos. Con el cepo está la tranquilidad de que los pesos que estén de más no van a ir al dólar sino al consumo. Pero hoy el crédito está en un 30% para sectores productivos y 70% para el consumo, yo creo que hay que invertir eso”.

Urtubey consideró que “la contención de la política cambiaría es clave y tener una mirada apuntada hacia el desarrollo”. Para eso, afirma, el sector industrial “está dispuesto a sentarse a buscar acuerdos para los objetivos compartidos”.

Desde su mirada asegura que “la industria luego de los 4 años de gobierno de Macri quedó como tierra arrasada”. “Este año vamos a terminar con una caída que seguramente va a estar cerca del 5%, y venimos arrastrando años de caídas del orden de los 8 puntos. Se perdieron más de 200.000 puestos de trabajo, tenemos más de 40% de capacidad industrial ociosa, todos datos negativos”, analiza.

Para Urtubey, lo primero que debe hacer el nuevo gobierno es estabilizar la cuestión cambiaría, de lo financiero, mejorar el financiamiento, modificar la cuestión tributaria, y también mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. Insiste: “No esperamos una recuperación rápida. Está muy dañado el aparato productivo, va a costar, y más allá de la capacidad hay que ver el comportamiento de los mercados”.

Respecto a la posibilidad de un pacto de precios y salarios entre el gobierno entrante, empresarios y sindicatos, que ponga un freno a las expectativas inflacionarias, consideró que “en la medida en que no se quede solo en eso sino que vaya más allá, que incluya también reducción tributaria, y se le dé estabilidad al mercado interno, creo que puede funcionar”.

Campo

Otro sector expectante es el campo. Clave para la economía, el agro tiene un pasado reciente de conflicto con en el nuevo espacio de poder. En tiempos del conflicto por la aplicación de retenciones móviles a las exportaciones, Alberto Fernández era jefe de Gabinete de Cristina Fernández. Solo días después de que el voto “no positivo” del por entonces vicepresidente Julio Cobos volteara esa medida que combatió la Mesa de Enlace, conformada por las cuatro principales entidades del campo, Fernández presentó su renuncia al Gobierno.

El entrante mandatario, decidido a curar esas viejas heridas, ya se reunió con los representantes del campo. A fines de agosto, luego de las PASO, recibió en sus oficinas a los presidentes de las entidades agropecuarias: Daniel Pelegrina (SRA), Dardo Chiesa (CRA), Carlos Iannizzotto (Coninagro), y Carlos Achetoni (FAA). A ellos les prometió que no está enfocado “en políticas antiguas”.

Por su parte, los representantes del agro le presentaron el documento con las propuestas preparadas por el sector. El documento establece: “Propugnamos dejar de lado la delegación de facultades en este tema, y que vuelva a ser el Congreso quien establezca aranceles y derechos de exportación, tal como lo indica la Constitución. Exigimos que se cumpla el final de estos tributos en diciembre de 2020 como plazo máximo”. Los demás puntos se refieren a empleo de calidad, infraestructura y transporte para el desarrollo local, exportaciones, financiamiento productivo, economías regionales, innovación tecnológica, producción sustentable y ambiente, emergencia y riesgo, agricultura familiar, sistemas asociativos y cooperativismo, jóvenes y seguridad rural.

Ahora que el resultado electoral ya está puesto, en el campo esperan señales de parte del nuevo gobierno. Iannizzotto aseguró que eso permitirá que “se normalice todo lo vinculado a la siembra y las liquidaciones”, porque “todo lo que esté vinculado con la volatilidad va a demorar la venta de granos y ayudar a la especulación, que es entendible”. “Si no hay señales todavía hacia dónde vamos todo esto se va a ir demorando. Esperemos a ver qué va a pasar. Mientras no haya señales, estamos todos viendo qué rumbo se va a tomar”, advirtió.

Real Estate

Los últimos años, en especial 2019, han sido particularmente difíciles para el sector inmobiliario. El mercado de compra-venta de inmuebles está cerrando estos doce meses como los peores de los que se tenga registro. Esto debido a un cóctel explosivo: la devaluación que disparó los precios en dólares, la pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los trabajadores, y la falta de crédito hipotecario, que prácticamente se pulverizó cuando la imparable inflación hizo casi imposible para la mayoría de los tomadores de préstamos UVA hacer frente a la cuota.

Pero si estos tres factores no fueran suficientes, Mauricio Macri deja la presidencia con otro legado que le pega duro al sector: el súper cepo cambiario. Con la compra de dólares restringida, el mercado inmobiliario quedó aún más complicado. ¿Podrá Alberto Fernández salir rápidamente del cepo? Al unísono, el coro de economistas más consultados coinciden en que no.

Otro tema es bajar las tasas de interés para reactivar el crédito. El actual Gobierno lo intentó, pero cada vez que lo hizo el dólar se disparó. El nuevo equipo económico tendrá ese desafío y la misión, tal como abogó el propio Fernández, de que el grueso de los fondos destinados a préstamos estén orientados hacia el sector productivo.

Cuando a principios de noviembre el INDEC informó que la industria de la construcción registró en septiembre una caída del 8,5% en comparación con igual mes del año anterior, y un acumulado en el año de -8%, se concretaron 13 meses consecutivos de retracción.

Ahora también espera que la política económica reactive el sector. Se trata de un rubro que fue pujante incluso en los primeros años del macrismo, pero que luego con la caída de la actividad y con el ajuste en obra pública que hizo el Gobierno en pos de bajar el gasto público se apagó. Ahora aguardan una reactivación, que sin embargo no se percibe inmediata.

Turismo

Asimismo, Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT), señaló que “estamos expectantes de que el nuevo gobierno profundice las cosas buenas que en materia turística se hicieron estos años y que reposicionaron a la Argentina como país receptivo”. Asegura que a pesar del contexto adverso de la economía en general, el turismo ha mostrado resultados aceptables durante estos cuatro años y que incluso se ha avanzado positivamente en algunas cuestiones como la eliminación de visados y la ampliación de la conectividad del país. Ambas cosas, a su entender, deben profundizarse. Otra medida que destaca, y que considera debería aplicarse también para los turistas nacionales, es la devolución del IVA.

“Esperamos que por fin algún gobierno preste atención a lo poco competitivo que es la Argentina, de no ser por las devaluaciones, y que ahora se aproveche la aportunidad y se trabaje por ejemplo en la presión impositiva”, concluyó.

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