Semáforo de la Indumentaria Argentina – Octubre

Fuente: CIAI ~ Con naftas y energía dolarizadas combinado conla suba de las tasas de interés para frenar la corrida cambiaria, los fabricantes del sector sufren agudas caídas en sus márgenes. Y, contra lo esperado, la importación de ropa volvió a crecer fuerteen agosto.

La devaluación del peso argentino en agosto y septiembre se tradujo en fuertes aumentos de costos que, unidos a la baja del consumo de prendas, impactó negativamente sobre la rentabilidad de las empresas de indumentaria.

La nueva edición de octubre del Semáforo de la Indumentaria elaborado por la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI)muestra la incidencia negativa del aumento de las tasas de interés del sistema bancario en el sector. En agosto de 2018, una PyME pagó 54,7% de tasa de interés anual para financiar un adelanto en cuenta corriente, según datos del propio Banco Central de la República Argentina (BCRA). Y para descontar cheques, la tasa ronda el 70% anual. Estas decisiones del BCRA generangraves consecuencias sobre los costos de nuestras industrias y marcas.

Con semejantes valores en las tasas de interés, la cadena de pagos queda al borde de la ruptura y se torna imposible toda inversión productiva. Asimismo, el nuevo régimen monetario definido en el segundo acuerdo con el FMI, que entrará en rigor esta semana, sólo profundizará este sendero. Cabe recordar que esta situación se da en un contexto de escasadisponibilidad de líneas de crédito accesibles para PyMEs, como lo fue la Línea de Créditos para la Inversión Productiva (LCIP), donde se prestaba a una tasa menor al promedio del mercado. Tal programa estuvo vigente a partir de 2012 y fue finalizado por el Gobierno de Cambiemos. Actualmente, solo se sostuvo la línea que ofrece el Banco BICE para este tipo de inversiones.

Por otra parte, el Gobierno Nacional decidió encarar la reducción del déficit público a través de la disminución de subsidios a los servicios públicosy al mismo tiempo dolarizar los valores de la energía y los combustibles. Esta combinación de políticas llevó a un fuerte aumento de los costos de los servicios para las empresas de la cadena de valor en la indumentaria. Sólo a modo de ejemplo, en la Ciudad de Buenos Aires la electricidad se encareció 108,8% en agosto de 2018 comparado con agosto de 2017, según datos del Instituto Estadístico de la Ciudad. Algo similar sucedió con las naftas que experimentaron tres subas en septiembre, lo que arroja un aumento anual acumulado de 90,4%.

A contramano de lo que muchos podrían esperar, las importaciones de ropa a través de la Aduana volvieron a crecer fuertemente durante agosto respecto a igual mes de 2017: en dólares crecieron 28,1% mientras que en cantidades el aumento fue aún mayor, 39,1%, según el INDEC. El precio promedio de la ropa importada cayó 7,8%. Por su parte, las exportaciones profundizan su caída: en los primeros ocho meses del año disminuyeron 11,6% respecto a igual lapso de 2017.

Es notable cómo todavía la fuerte depreciación delpesono se ve reflejada en el comportamiento del comercio exterior de ropa.Enefecto, para septiembre de 2018 la paridad cambiaria conChina (origen del60% de nuestras importaciones de prendas) mejoró 60,6% respecto de agosto de 2017, como informóelBCRA.

Según CAME, las ventas de ropaen comercios minoristas de todo el país profundizaron su caída en septiembre, al reducirse 9,5% respecto al mismo mes de 2017. Enlos shoppings de CABA y el Conurbano,las ventas de ropa aumentaron0,9% interanual en julio de 2018, mientras que las ventas de indumentaria y productos textiles en supermercados de todo el país crecieron10,8%, lo que demuestra que la demanda de consumo se ha trasladado hacia ropa de menor precio y calidad.

Según información del Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), el poder de compra de los trabajadores formalesde la economía argentina (un sector más protegido respecto de los empleados informales) cayó 8,3% en agosto de 2018 contraagosto de 2017. A su vez, el aumento de septiembre de las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares llevó a un incremento nominal de 19,1% en los últimos doce meses, lo que implica 15 puntos porcentuales por debajo de la inflación registrada hasta agosto por INDEC. De comprobarse las estimaciones privadas que señalan una inflación mensual para septiembre de alrededor de 6%, las jubilaciones y asignaciones habrán crecido 20 puntos por debajo de los precios. Las últimas caídas similares en el poder adquisitivo de los ingresos de la población tuvieron lugar en la crisis de 2001-2002.

Según la encuesta de laUniversidad Di Tella, la confianza de los consumidores sufrió una fuerte caída en septiembre de 7% respecto a agosto de 2018. En la comparación con septiembre de 2017, el indicador muestra un desplome de 34%.

Los precios de la ropa tuvieron un aumento promedio de 20,8% en agosto respecto al mismo mes del año anterior, según INDEC. Comparado con la inflación general (+34,4%),queda en evidencia que las prendas se abarataron respecto al crecimiento de los precios promedio de la economía.

Por su parte, la producción nacional de ropa tuvo una reducción interanual de 1,8% en el segundo trimestre de 2018 contra igual lapso de 2017, según INDEC. El ex Ministerio de Trabajo de la Nación (actualmente Secretaría) informó una caída de 7,7% en la cantidad de trabajadores registrados en el sector de Confecciones en el primer trimestre de 2018 respectoa mismo trimestre de 2017 (3.510 puestos menos).

Por último, todos los meses el BCRA realiza su Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) en base a encuestas a más de 50 consultoras, universidades y centros de estudios de bancos. La edición de septiembre arrojó como resultados que se espera que el 2018 finalice con una inflación de 44,8%, que de cumplirse, sería el valor más alto desde 1991. Por su parte, se espera que la contracción del PBI se ubique en 2,5% durante 2018, y también se reduzca 0,5% en 2019.

En conclusión, las variables que describe el Semáforo de la Indumentaria de octubre dejan en evidencia que son las decisiones de política económica, ajenas a la productividad y la eficiencia de las empresas del sector, las que inflan los costos. Dada la recesión, la caída del consumo y el aumento de las importaciones, el sector no traslada a precios estos aumentos de costos, sino que los absorbe a través de caídas en su rentabilidad. Muchas empresas alcanzan pérdidas y las que no tienen fondos financieros para soportar, terminan en la quiebra. Esto provoca la destrucción de puestos de trabajo y de capacidades empresarias acumuladas con mucho esfuerzo en las últimas décadas. La situación es grave y el nuevo acuerdo con el FMI y el compromiso del Gobierno de profundizar este camino de políticas económicas, sólo provoca que las perspectivas futuras sean aún más desalentadoras.

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