Gonzalo Peñalva, dueño de Sportsman, la tienda de ropa de hombre que ha vestido a generaciones de mendocinos

Fuente: Diario Uno ~ Este 2022, el Sportsman cumplió 103 años. Lejos de haberse quedado en el tiempo, su dueño cuenta que el secreto de permanecer, es renovarse constantemente.

Hace algunas semanas que el Sportsman, la tienda de ropa masculina más conocida de Mendoza, cumplió 103 años.

Si bien hace 15 años que el negocio no está ubicado en la mítica esquina de San Martín y Entre Ríos, los que ya pasamos los cuarenta, recordamos ese cartel que doblaba la esquina y que actualmente adorna el interior de la casa central de España y Montevideo.

Foto: Martín Pravata

Gonzalo Peñalva, el único dueño desde que el Sportsman dejó de ser una sociedad, dialogó con Diario UNO y contó la historia de la tienda que ya es parte del imaginario social de los mendocinos.

103 años dedicados a la imagen masculina

El Sportsman comenzó a funcionar en 1919, fue fundada por Paulino Peñalva, el abuelo de Gonzalo, un inmigrante español que se vino desde Logroño, en la zona de la Rioja, a la Argentina.Lo hizo asediado por los embates de la guerra.

Foto: Martín Pravata

El hombre vivió en Rosario y allí trabajó en una tienda que según recuerda su nieto, llevaba el mismo nombre de su local. El abuelo se trasladó a San Juan, allí comenzó con el negocio de ropa y después vino a Mendoza.

«En ese momento, abrió un local cercano al de San Martín y Entre Ríos. Mientras, en 1940 compraron latradicional esquina con un socio español de apellido Gil. su familia estuvo ligada a El Sportsman hasta 2007», relató el empresario textil.

Foto: Martín Pravata

En 1955, ingresó al negocio su padre, Andrés Peñalva, quien ya se había recibido de contador en la I¡UNCuyo.

«A mi padre le tocó una buena época, de grandes ganancias para la tienda, además él ya tenía una profesión y eso hizo que perfeccionara más el negocio», contó.

El negocio de San Martín y Entre Ríos perduró por 88 años, desde 1919 hasta 2007. Fue por esa fecha que se vendió el local y la familia Gil dejó de ser parte de la firma. Lo que cuenta Gonzalo es que, además, ese comercio estaba sobre dimensionado: tenía más de 1000 metros y 35 empleados. El actual, de calle España, tiene 300 metros y 5 vendedores.

Aunque la razón no es solo que se achicó, sino que se diversificó: antes tenían solo un local, actualmente tienen 3 Sportman en Mendoza, 2 en San Juan y 2 Piedravlanca. En total, administran 7 locales.

Foto: Martín Pravata

Otro de los motivos por los cuales acelerar la mudanza, fue que la zona cambió también, allí proliferaban las sastrerías: Muñoz, Modart, El Cóndor. Ahora, de todas esas tiendas de hombre tradicionales, solo queda el Sportsman

Gonzalo cree que uno de los secretos de mantenerse en pie a pesar de las crisis y los cambios, es aggiornarse. Por esto, creó, en el 2006, Piedravlanca, que es la marca más premium en cuanto a calidad. La marca es la traducción de su apellido: peña es piedra y alba es blanca. Sin embargo, como su apellido se escribe con v, decidió mantener esa letra en la nueva marca.

En Piedravlanca se animó a incursionar en ropa de mujer, pero ese emprendimiento no prosperó y el empresario prefirió quedarse con el negocio que más sabe llevar: el de indumentaria masculina.

Los comienzos de Gonzalo Peñalva en El Sportsman

Luego de no querer continuar estudiando Ciencias Económicas, Gonzalo entró en el negocio en 1988 y según explicó, «le tocaron todas las crisis» desde la hiperinflación del 89′, hasta el descalabro económico de la pandemia y la difícil situación actual del país.

Foto: Martín Pravata

«El negocio me gusta pero hemos pasado muchos años de angustia, más de una vez al borde de la quiebra y de presentarnos en convocatoria de acreedores»

Dice que se arrepiente de no haberse recibido de contador, pero al mismo tiempo, confiesa que ama lo que hace. «Crecí jugando entre los mostradores de la calle Entre Ríos. Yo quería esto»

Un apasionado por los detalles

Gonzalo tiene verdadera vocación por los detalles. Por elegir personalmente la ropa, los géneros, por viajar y estar al tanto de la moda masculina en las principales capitales del mundo.

«Si bien creo que los mejores vestidos son los italianos, mi ciudad de referencia en la moda es Nueva York, allí están representadas todas las marcas del mundo»

Sin embargo, su afición por los detalles no solo se ve reflejado en la ropa que elige para vender. sino en su forma de vestir y en el ambiente que lo rodea.

Foto: Martín Pravata

Se puede notar que ha puesto atención en la decoración de su tienda -en la que ha logrado un equilibrio entre lo clásico y lo moderno- y en los detalles que exhibe en su despacho: cuadros de sus hijas, de su padre y su propio autorretrato pintados a lápiz, un perchero con una colección de sombreros de todas las épocas y formas, libros de moda y unas extrañas flores blancas y negras que le dan un toque de sobriedad al lugar.

«Soy muy exigente, además, con la vestimenta de los vendedores. A mi me gusta que todos lleven traje, aunque parezca algo pasado de moda, yo creo que es una marca de elegancia».

Por otra parte, cuida a la perfección la relación con sus clientes. «Pido que les sirvan champagne, café, alguna bebida gaseosa que prefieran. También nos hacemos cargo de todos los arreglos de la ropa y nos ocupamos de que si alguien va a realizar un cambio, sea mejor atendido que cuando va a comprar», sostuvo.

Quién no se ha vestido en el Sportsman

Al consultarte a Peñalva sobre quienes son los mendocinos más conocidos de los que se han vestido en la tienda, el empresario cambió la pregunta «Mejor te digo quién no se ha vestido acá», bromeó.

Según aseguró, todos los gobernadores, desde Rodolfo Suarez, pasando por Alfredo Cornejo, Julio Cobos, Francisco Pérez, y hacia atrás, han pasado por El Sportman o Piedravlanca.

Pero no deja de destacar que atiende de la misma forma a todos sus clientes, desde los chicos que compran su primer traje para las fiestas de egresados, hasta el más fiel de sus compradores.

Quizás todos estos sean los motivos por los cuales el Sportsman lleva 103 años en el imaginario social de los mendocinos.

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