Francisco Ayala y el diseño argentino: «Tenemos que encontrar el Malbec de la moda»

Fuente: Télam ~ Con los grandes desfiles reducidos a una versión virtual, sin grandes eventos en los que se puedan lucir diseños de alta costura, el sector de la moda atraviesa un momento crítico. Tal es así que el sector se declaró en emergencia hace casi un año y de modo individual o en conjunto sus integrantes comenzaron a pensar estrategias para salir de la crisis.

En algunos casos, los diseñadores optaron por lanzar líneas de pret-a-porter, más accesibles para el público que los modelos de alta costura. Pero según cuenta Francisco Ayala, presidente de la Cámara Argentina de la Moda (CAM), desde la entidad creada en 1905 como Unión Argentina de Sastresimpulsan varios proyectos para reactivar el sector y ayudarlo a superar los efectos que la pandemia tuvo para modistos, talleres de costura, bordado y todos los eslabones involucrados en la cadena de valor del sector.

En busca de la identidad de la moda argentina

“Necesitamos encontrar el Malbec del mundo de la moda”, grafica Ayala y amplía el concepto: “No podemos ir a venderles a los europeos los diseños que les copiamos a ellos porque eso no tiene ningún valor. Tenemos que apostar a lo que nos diferencia, a lo que nos hace únicos”.

Ayala detalla que la Argentina tiene una larga tradición de saberes, constituida por sastres, modistas y especialistas en plisado, pasamanería y flecos. “También están los artesanos que trabajan el tejido, el telar, que tienen acceso a las fibras naturales de llama, alpaca, guanaco o vicuña. Estas fibras son únicas y solo se consiguen en la región andina pero tienen mucha demanda en Europa. Un saquito de vicuña cotiza a 30 mil euros en París”, ejemplifica y apunta que la entidad a su cargo también busca promover en la pospandemia la incorporación de fibras o lanas de estos camélidos en la moda nacional.

“No podemos ir a venderles a los europeos los diseños que les copiamos a ellos porque eso no tiene ningún valor».”

Para poner en marcha esta posibilidad, desde la CAM están trabajando con Roxana Amarilla, del Mercado Nacional de Artesanías Tradicionales e Innovadoras Argentinas, que depende del Ministerio de Cultura de la Nación. El objetivo es poner en contacto a los diseñadores con los artesanos para sumarle elementos distintivos a las prendas de vestir argentinas y recuperar técnicas como el fieltro. los tejidos en telar y los flecos. “Eso sí, en una época en la que cada vez más consumidores valoran el comercio justo y la trazabilidad para saber de dónde proviene los materiales y cómo se confeccionó cada prenda, no hay lugar para la moda con función saqueadora. Cada familia de artesanos, cada criador de vicuñas deben ganar lo justo”, apunta Ayala, quien cuenta que a título personal está trabajando con fibras de llama, con los colores de las fibras naturales que van del beige al negro en una línea de tapados que suman otros elementos artesanales como pasamanería, flecos y añadidos en telar.

“El nuevo lujo que se impone en este momento en Europa no es brillante. Está ligado a lo que es único, a lo que lleva mucho tiempo de hacer o proviene de un saber ancestral. A lo que es natural o amigable con la naturaleza. A prendas con materiales nobles y auténticos”, teoriza.

La mano de obra calificada

Según cuentan desde la CAM, en la Argentina hay diseñadores pero faltan modistas y sastres. “Hay saberes que se van perdiendo que surgieron cuando las grandes casas de moda abrían sus filiales en la Argentina, a principios del siglo XX”, analiza su presidente.

La CAM planea conectar a diseñadores y artesanos.

La CAM planea conectar a diseñadores y artesanos.

Por eso desde la entidad trabajan con las carreras de Diseño de Indumentaria para incorporar herramientas de moldería a la carrera. “Incluso con MICA, el Mercado de Industrias Creativas de la Argentina) que también depende de Cultura, estamos trabajando para crear una escuela de oficios. Los diseñadores mismos somos transmisores de oficios y saberes. Las empresas del sector siempre tienen demanda de personal capacitado”, apuntan.

La redefinición de la alta costura

A mediano plazo, la Cámara Argentina de la Moda trabaja en la redefinición del concepto de “alta costura” en el diseño nacional. Con la colaboración de una especialista en la sociología de la moda, Susana Saulquin, la entidad desarrolla parámetros que en algún caso coinciden y en otros no, con los de la industria francesa. “Para llevar esa denominación tiene que estar hecho en la Argentina y no haber sido importado y etiquetado acá. Ser confeccionado a medida con un borrador o “etoile” en otra tela para luego hacer los moldes. También tener terminaciones a mano, salvo las costuras laterales y requerir la participación de más de un oficio además del de modista o sastre: teñido, plisado, talabartería, tocados”, enumera Ayala quien se anima a provocar: “Hoy es más alta costura un poncho que un vestido hecho con una tela china porque la industria textil nacional quebró y hay que importarla”.

De todos modos Ayala avisa: “La moda no está pasando por un buen momento a nivel internacional. La alta costura actualmente tiene un mercado muy chico. Viene achicándose año tras año. Cuando Balenciaga se retiró del mundo de la alta costura porque creía que no había mercado, su empresa tenía 3.000 modistas y Chanel 5.000. Hoy Channel tiene 25”. Sin embargo, se permite tener esperanzas: “Hay mercado para ofrecer diseños únicos y auténticos. Hay que educar a los consumidores y ayudar a cambiar de paradigma”.

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