Es argentina: nunca ganó un concurso, hacía sus disfraces de chica y hoy diseña para Lady Gaga

Fuente: La Nación ~ Siempre le atrajeron los desafíos. Cuando estudiaba la licenciatura en Diseño de Indumentaria y Textil en la Universidad de Palermo, era conocida como «la chica de todos los concursos a la vez». Había uno y ella estaba ahí. Pero nunca ganó mientras vivía en la Argentina.

«Creo que lo hacía más por el hecho de hacer, mostrar y aprender, que para ganar. Yo feliz igual de seguir intentando». Así cuenta Luli Pieres (25) -diseñadora de moda rafaelina- desde su casa en Ámsterdam, capital de los Países Bajos, donde llegó a principios de este año. Allí fue seleccionada para trabajar en Iris Van Herpen, una empresa holandesa conocida mundialmente por revolucionar la alta costura con sus creaciones innovadoras y disruptivas, en las que combina diseño con tecnología, aplicando por ejemplo, técnicas de impresión 3D. Desde su puesto, Pieres ha colaborado en la creación de vestidos para personalidades como Lady Gaga o Carice Van Houten, entre otras para la alfombra roja.

Vivió su infancia entre Tostado y Rafaela, en la provincia de Santa Fe. Su primer recuerdo relacionado con la moda se remonta a sus dos años, cuando le pidió a su mamá vestirse de Bananas en Pijamas para su cumpleaños. De ahí en adelante, en cada cumpleaños iba a la modista para hacerse un disfraz diferente. Y para las fiestas de 15, siempre llevaba un nuevo diseño de su propia creación.

Lejos de casa y sin esquemas

Vivir durante un año en Alemania a los 16 años para estudiar el idioma fue la primera experiencia que rompió sus esquemas. «Me fui y no tenía ni idea de cómo subirme a un avión, ni qué tenía que hacer. Fue llegar, tomarme un tren, no saber el idioma y aprenderlo, -recuerda-. Alemania me permitió desplegar mis alas y saber que si seguís tus sueños, realmente se pueden concretar».

Luego de la universidad, y tras unos meses de vivir en Colombia para colaborar en una fundación y otro tiempo en Buenos Aires trabajando en Jessica Trosman, dio un paso crucial en su carrera. Se fue a vivir a Florencia para hacer la maestría en Fashion Collection & Marketing en el Instituto Marangoni, situado en la lujosa Via Tornabuoni, cerca de Gucci, Prada, Armani o Max Mara. «Es un paso que si lo das, es para adelante y no podés volver atrás».

Aquí no tardó en participar en un concurso y se anotó en el Denim Design Award, organizado por la ISKO I-SKOOL, para competir con alumnos de las 20 mejores escuelas de moda del mundo y otros concursantes externos de distintos países. Pero esta vez sí ganó. El premio: Circular Sustainability Award. «Por cuatro años me metí en diez mil concursos que no me abrieron ni media puerta ni gané medio premio. Pero cuando llegué a Italia tenía un montón de herramientas que me habían dado todos esos concursos», reflexiona.

Un gif como catapulta

El siguiente destino fue Milán. Primero consiguió trabajo en una agencia de comunicación de moda. «¿Sabés hacer un GIF?», le preguntó su senior. No tenía ni idea, pero terminó aprendiendo de todo: diseño web, after effects, motion graphics, diseño gráfico. Gracias a esta experiencia hoy, además de dedicarse full time al diseño de moda, ofrece servicios freelance de diseño gráfico.

Un tiempo después llegó al cuadrilátero de la moda, en Milán: Borsalino, la histórica empresa de sombreros fundada en 1857 por Giuseppe Borsalino en Alessandria, ícono del made in Italy, presente en la historia del cine en películas como Casablanca -entre otras muchas- y conocida por hacer de su marca un modelo de sombrero. Allí, Pieres diseñó estampados para los pañuelos o para las cintas de los sombreros, vidrieras para Navidad y otros artículos de diseño en general.

Sobre su llegada a Holanda para desarrollarse profesionalmente en Iris Van Herpen explica: «Si yo hace 5 años hubiera pensado en la mínima posibilidad de tener una entrevista de trabajo acá, hubiera dicho, Lucila estás loca. Imposible. No hay forma«. Y eso fue lo que le expresó con total sinceridad quien la entrevistó en la empresa. Esa misma noche recibió el mail de aceptación: «Lucila, nos encantaría que formes parte del equipo»».

«La moda es súper dura en general para todo el mundo. Es como pelear por algo que parece que no tiene fin, como escalar una pared interminable -dice-. Uno realmente lo hace por amor a lo que hace, por pasión. Porque, de otra forma, no podés».

Hoy la moda ocupa un lugar central en su vida: «Es mi sangre. Es por lo que me quiero levantar de la cama todos los días. Me voy de vacaciones y ya estoy pensando que tengo que volver porque siento la necesidad de crear, hacer cosas nuevas y ver el producto terminado, ver cómo fluye, cómo coexiste con el viento, con el sol, con el movimiento, con otros materiales, con la piel», describe.

«Mi mamá me enseñó a pelear y a seguir mis sueños -cuenta-. A que si uno tiene un sueño nadie lo va a hacer por vos. Sos vos la que va a tener que pelear y ponerle la cara a las mil personas que te van a decir que no, porque sos vos la única que tiene ese sueño», afirma convencida de que hay que seguir adelante sea lo que sea. Para ella, en la vida hay que dar el 100%: hasta al limpiar el baño, o cocinar, en cada cuatrimestre o en cada materia. Si hay un concurso, hay que meterse. «Nada es imposible. Es realmente cuestión de quererlo, porque vas a tener que estar lejos de tu familia, o pasarte días y días sin dormir. Hay que meterle el 100% y hacerlo con pasión. Porque sin pasión, no llegás a nada».

La alta costura como obra de arte

Pieres describe la alta costura como una obra de arte: «Es manifestar y decir algo en voz alta, gritando sin palabras, de forma visual. Es una forma de expresión, de plantearle a la sociedad lo que está sucediendo hoy y hacia dónde tenemos que mirar», opina.

Destaca también el carácter comunicacional y conceptual de la moda en general y la importancia de poder manifestar algo a través de ella y decirle algo al mundo. «Más allá de si una remera tiene un cuello en V o redondo, se trata de qué voy a transmitir con eso y cómo lo transmito. Es una historia que tiene que ser súper fuerte. Tiene que primero llegarme a mí y decirme algo a mí misma. Y así como me mueve a mi, creo que también mueve a los demás». Uno de sus referentes es Craig Green, un diseñador inglés que trabaja con el concepto y con la comunicación de este concepto.

En su opinión el mundo de la moda está cambiando y va a seguir haciéndolo. «Es una industria que dentro de veinte años va a ser totalmente diferente. Creo que ya no existe más la idea de comprar por comprar. Es comprar porque lo necesito, porque necesito esta prenda para el frío, para la lluvia o lo que sea, y a la vez está hecha de una forma ética». También cree que todo apunta a un camino de mayor sustentabilidad y transparencia. Mientras que antes se trataba de sacar la materia del mundo, ahora es dársela a nuestro planeta: «Yo creo que ya no es más extraer, sino el cómo le doy. Es diseñar o crear para el mundo y no en base al mundo», dice. También, considera que la moda se está volviendo cada vez más interdisciplinaria, haciéndose necesario trabajar como un colectivo. «Me parece que el yoismo y el egocentrismo de la moda no existe más», afirma.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *