Cómo es la moda “slow” y vegana que se impone este verano

Fuente: Noticias ~ La post pandemia revaloriza las raíces y apuesta más que nunca por la sustentabilidad. Materiales nobles y reciclados, claves del nuevo lujo.

El temblor y las réplicas parecen haber quedado atrás. De a poco el mundo recupera la normalidad post pandemia, y a medida que pasa el tiempo también llega la perspectiva. En las semanas de la moda, esto parece decantar en ciertas tendencias fuertes que se reiteran en los diversos diseñadores. Mientras en el mundo la mayor impronta la deja el regreso del mega lujo, contraste histórico a toda crisis, en Argentina la lectura se inclinó, sobre todo, por la revalorización de lo propio. En un país sin tanto margen para la ostentación, el lujo retornó a las bases: la artesanía y los materiales autóctonos y nobles, así como el cuidado por el medio ambiente (tal vez el mayor tesoro en estos tiempos). Todo esto imperó en las colecciones que se presentaron en BAFWEEK y Designers BA.

De tesoros y sustentabilidad

“La colección está inspirada en piezas textiles que mi abuela atesoraba, desplegándome el cuestionamiento de qué es aquello que guardamos e invitándome a realizar un homenaje a mi familia”, destaca la diseñadora Lucía Chain, de la marca homónima. En sintonía con el regreso a la esencia, todas las prendas que presentó poseen además una pieza antigua reciclada y un amuleto de plata realizado por la joyera Jimena Ríos, evocando al tesoro, la familia, el hogar y lo cotidiano. Es decir, todo lo que se puso de relieve en pandemia. A la vez, creó prendas realizadas en una producción sin descartes, libres de plásticos e intervenidas artesanalmente con bordados. “Sin estación, sin género, sin edad, adaptable y oversized”, se presenta la colección, lanzada en un fashion film.

Vanesa Krongold

También en presentación con un formato digital, Uzal lanzó “Binomio”, apuntando a la noción de lo no-binario y trabajando con el fieltro artesanal, un textil icónico de la marca. A la vez, decidieron innovar con la incorporación de estampas generadas a través de la superposición de fibras de lana a contratono en un trabajo 100% manual. Reconocida por su espíritu sustentable, la pandemia no hizo más que reivindicar su misión: “cuando el mundo cerró sus fábricas y se empezó a evidenciar cómo el medio ambiente iba subsanando ciertos impactos, sentí una validación de nuestra búsqueda, que tiene que ver con el cuidado, con un despertar y con poder comunicar que todavía no es tan tarde”, detalla Sabrina Rodríguez Uzal, diseñadora. Así, esta colección acentúa la línea de prendas con fibras naturales y una moldería geométrica que permite acercarse cada vez más a la premisa de desperdicio cero en el sistema de producción. “La elección de nuestras materialidades siempre tiene que ver con materiales nobles. Buscamos que no existan en el medio más de lo que queramos, que de verdad no constituyan un residuo textil. Y a la vez, el hecho de conseguir materialidades nobles nos llevó a buscar procesos que estén alineados al respeto a ese material”, detalla Rodríguez Uzal.

Tejer redes

“Diseño arqueológico”. Así denominó su propuesta Nous Etudions, una de las marcas con mayor proyección internacional, que lleva cinco años plantando bandera con el “slow fashion”, sin género y con eje vegano. Bajo esa declaración de principios presentó en Designers “Oxímoron”, una colección con molderías por encastre, costuras artesanales y formas oversized. La pausa de la pandemia fue el espacio perfecto para llegar al desarrollo de una “biotecnología ancestral que entrelaza los materiales veganos con prácticas antiquísimas de la comunidad wichi”, de allí la idea de diseño arqueológico. A la vez, en este impasse lograron trabajar en colaboración con otros proveedores para crear un textil que imita al ecocuero pero es verdaderamente biodegradable, el gran pendiente de este producto. “Avanzamos en la reflexión sobre la utilización de los materiales y la moda. Creemos en la unión entre lo nuevo y las tradiciones, y esta es una colección que llegó para quedarse y seguir evolucionando”, sintetiza Romina Cardillo, directora creativa.

En BAFWEEK, en tanto, ciertas marcas y diseñadores hicieron su propio elogio del pasado. Fue el caso de Revólver, que en un desfile presencial en su local de Palermo revivió a los visitantes de la Mar del Plata de los años ’80. Con materiales 100% algodón, mucha raya y denim, apostaron a homenajear los clásicos edificios, monumentos y hasta puestos de comida de la época. A la vez, pusieron de relieve la tendencia “comfy” que la pandemia también dejó sobre el tapete, con figuras amplias y materiales que abrazan el cuerpo. Los artistas de la colección fueron Alan Berry Rhys, Studio Josefa y François Thevenet.

Nous Etudions

En tanto Vanesa Krongold trajo a colación una explosión de colores. Celebrando los 10 años de su firma, presentó “Construcción Amor” en La Casa Walsh, un centro cultural donde además tiene su atelier. La propuesta tendió puentes entre pasado y futuro: textiles de última tecnología se combinaron con telas halladas y vintage para un collage muy único y personal. Lo artesanal y lo digital se dieron la mano en uno de los desfiles más llamativos de esta semana de la moda, con la colaboración artística de Pablo Resoalbe, para crear una atmósfera postapocalíptica.

Razones de peso

“Si bien la conciencia ambiental, social y la digitalización del retail no son temas nuevos en la agenda de la moda, esta pandemia ha dado lugar a la aceleración de múltiples procesos asociados”, sostiene el especialista en moda Matías Tortello. Así, el cambio que venía impulsado especialmente por las nuevas generaciones y la tecnología se consagró con este nuevo orden sanitario, que evidenció la necesidad de cambiar cantidad por calidad. Y es que los consumidores finalmente lo demandan: según un informe de la Sustainable Apparel Coalition, una alianza internacional con más de 250 empresas e instituciones de la moda, se ha detectado una demanda creciente de piezas sustentables, confeccionadas bajo términos éticos y justos. “Las marcas que más están vendiendo son las que muestran algún tipo de compromiso social: desde donar parte de sus ganancias a sectores vulnerables a priorizar la preservación del medio ambiente”, describe el experto.

Somos fusión

Por eso, hoy la elección de una prenda no solo nos representa estéticamente, también da cuenta de nuestros valores. Y según Tortello, este cambio de paradigma va de la mano de esta revalorización del saber-hacer autóctono o regional. A la vez, el “upcycling”, la idea de reutilizar materiales para dar nueva vida a las prendas, fue el recurso ideal en tiempos de aislamiento. “Otrora ajeno a la noción típica de lujo, revirtió su connotación alineándose con la idea de algo único, irrepetible, sustentable y hecho a conciencia”. Sucedió aquí y en el exterior: nombres como Proenza Schouler, Dolce & Gabbana y Balenciaga lo acreditan. Todas iniciativas que demostraron que es posible generar algo novedoso y exclusivo sin caer en la superproducción “y abogando por un modelo de moda más sostenible y circular”.

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