Si no se no corrige el rumbo económico «va a llevar al país al precipicio»

Fuente: InfoNews ~ Yeal Kim, presidente de la entidad textil explicó que la capacidad ociosa en su sector alcanza al 70%. «Hemos retrocedido 17 o 18 años, la situación es similar al 2002», expresó

Yeal Kim, presidente de la Fundación ProTejer consideró que el si el Gobierno no corrige el rumbo económico «va a llevar al país al precipicio».

En declaraciones a Maldita Suerte por FM La Patriada, el empresario textil explicó que «la crisis del sector es global pero ningún país esta tan mal como Argentina», donde la capacidad ociosa «alcanza al 70%».

«Hemos retrocedido 17 o 18 años, la situación es similar al 2002. Los problemas de la industria son producto de las políticas macroeconómicas del Gobierno», afirmó.

«El futuro es muy negativo, vemos un túnel totalmente oscuro. Hay una crisis muy grande, si seguimos así no sabemos si vamos a pasar el segundo semestre de este año», explicó el empresario, que aseguró que el «80% del problema es por la falta de la demanda».

«Las medidas que están tomando junto al FMI van a matar todas las industrias del país. En un país donde no hay demanda, no hay mucho que hacer», concluyó.

La industria textil negocia un plan de reactivación y frenar los despidos

Fuente: IProfesional ~ Ante la caída en la actividad y la pérdida de empleos, las empresas plantean prorrogar la rebaja de aportes, reinstaurar el Repro y subsidiar la energía

La industria textil negocia con el Gobierno un plan de reactivación para impulsar el mercado interno y frenar la sangría de empleos.

Los empresarios y los sindicalistas de la actividad le darán las últimas puntadas este jueves a las 11 en la sede de la Federación de Industrias Textiles de Argentina (FITA), en donde terminarán de consensuar el paquete que contempla entre las principales medidas la prórroga de la rebaja de aportes patronales, tarifas de energía reducidas, un plan de facilidad de pagos de deudas a la AFIP y la suba de aranceles para productos importados que se fabrican en el país.

Los anfitriones de FITA recibirán en su casa a los miembros de la Federación Argentina de la Industria de Indumentaria (FAIA) y la Fundación ProTejer, mientras que por la parte sindical asistirá la Asociación Obrera Textil (AOT), el Sindicato de Empleados Textiles (Setia), el del vestido (Soiva) y la Unión de Cortadores de la Indumentaria (UCI).

El planteo sectorial es un nuevo llamado de atención al Gobierno, luego de los 35 puntos presentados el mes pasado por la Unión Industrial Argentina (UIA) al Gobierno en un intento por moderar el acuerdo con el FMI, un programa que hoy se traduce en la ausencia de financiamiento por el elevado nivel de tasas -en torno del 45%-; un esquema ascendente de tarifas, que alimenta la escalada inflacionaria, y una caída de la actividad del 1,6% para este año, según el pronóstico del propio Fondo.

La intención de los textiles es llevar al ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, una propuesta alternativa al borrador oficial presentado el 29 de enero pasado en una de las tres mesas técnicas del sector por el secretario de Industria, Fernando Grasso, y el de Trabajo, Lucas Fernández Aparicio, que proponía «flexibilizar» al menos 10 ítems de los convenios colectivos de trabajo, en línea con la demorada reforma laboral que descansa en el Senado.

En lugar de esa iniciativa, que fue rechazada en bloque por los representantes de la parte empresaria como sindical, el sector pide ahora «medidas para promover el empleo y la inversión».

Uno de los documentos que circula, elaborado por la FITA al que accedió iProfesional, contiene entre otros puntos el pedido de créditos accesibles, la revisión de los derechos de exportación a las manufacturas textiles y mayores reintegros a las ventas externas.

El plan económico incluye además la entrega urgente de Repro a las empresas textiles en estado crítico. Con el visto bueno de algunas entidades empresarias, el secretario adjunto de la Asociación Obrera Textil, José Listo, le acercó el último jueves al director de Empleo en la Secretaría de Trabajo, Fernando Premoli, un listado con unas 50 empresas grandes que, según los gremios, necesitan en forma prioritaria los subsidios para preservar las fuentes de trabajo, al menos hasta registrar una recuperación de la actividad.

Empleo en crisis
«Estamos entrando en un tobogán, las empresas dicen que van a despedir más gente porque tienen la producción parada», advirtió el sindicalista de AOT durante la audiencia mantenida en la sede de Alem al 650, mientras que el funcionario se comprometió a analizar la cuestión. Actualmente, hay 20 textiles beneficiadas por el subsidio, según datos privados.

Entre las firmas afectadas se encuentra la emblemática Alpargatas, que prevé la venta de su planta en Catamarca. Desde que inició un plan de ajuste en 2015, la firma del grupo brasileño que produce Havaianas y Osklen ya cerró varias de sus filiales en el país y redujo su personal al 60%, de 3.700 a 1.600.

El otro caso resonante es el de las marcas de jeans Wrangler y Lee, pertenecientes a VF Corporation, compañía que la semana pasada confirmó su salida del país y ahora negocia el pago de indemnizaciones para unos 200 empleados. Así, desde el inicio de la gestión de Mauricio Macri, AOT perdió 8.000 trabajadores y Setia, otros 6.000, por lo que hoy nuclean a 36.000 y 20.000 afiliados respectivamente.

En vistas de la crisis de empleo, el Gobierno redujo a partir de enero los aportes patronales a la industria textil, calzado y marroquinería. La resolución -publicada el 23 de noviembre pasado con la firma de Macri, Marcos Peña y Sica- dispuso elevar a $17.500 la base salarial a partir de la cual los empleadores deben descontar cargas sociales, lo que implicó un adelantamiento para el sector de la rebaja gradual en marcha de las contribuciones patronales.

Desde entonces, las autoridades excluyeron de la mesa de negociaciones la discusión de los Repro, un punto que algunas cámaras prefieren mantener afuera del plan de medidas por temor a que Sica o Nicolás Dujovne no prorrogen la reducción de aportes a los textiles. La disposición establece que el Ministerio de Producción y Trabajo y el de Hacienda deben evaluar si la situación económica del sector amerita mantener el beneficio en el tiempo.

Otras entidades, en cambio, se quejan por haber quedado fuera del selectivo grupo de beneficiarios de los Repro, a la par que advierten que el alivio fiscal no es suficiente para reactivar la actividad, por lo que, de no haber cambios de fondo, pronostican un recrudecimiento de la recesión en los próximos meses, con mayores caídas en la producción y los niveles de ocupación.

Cabe destacar que este rubro genera más de 126.000 puestos formales en 8.000 empresas, un tercio del total del empleo sectorial, que en su mayoría es informal.

«Hay que cambiar un poco la política económica con medidas que vayan al consumo. La baja de cargas ayudan a bajar costos pero si trabajas al 40% de tu capacidad es como si te dieran aspirinas para tratar una enfermedad severa», graficó Jorge Sorabilla, vicepresidente de la fundación ProTejer y miembro del comité ejecutivo de UIA.

La intención oficial de modificar los convenios laborales también genera escepticismo en las cámaras empresarias, en donde aseguran que el principal problema de competitividad lo tienen afuera de las fábricas y que la prioridad es dinamizar el mercado interno.

El borrador en Word sin membrete ni firma presentado por las autoridades al que accedió este medio propone la fragmentación de las vacaciones, la jornada de trabajo y el pago del aguinaldo; la flexibilización del contrato de trabajo a plazo fijo, la revisión del refrigerio y viáticos, y la eliminación del trabajo a domilicio; y la quita de sanciones a los empleadores por falta de pago de aportes y contribuciones, junto con un trámite abreviado del procedimiento preventivo de crisis, un expediente que deben presentar las firmas de más de 1.000 empleados previo a la aplicación de despidos o suspensiones, cuando se afecte a más del 5% de su plantilla.

Esos cambios, reconocen los empresarios, ya rigen de hecho. «Particionar vacaciones, banco de horas para evitar horas extra, hay un montón de flexibilizaciones que ya están funcionando», dijo un técnico de la mesa a iProfesional.

Desde hace un año, por ejemplo, hay grandes firmas que dejaron de pagar las horas extra, mientras que en el caso de las fábricas que cierran tampoco se abonan las respectivas indemnizaciones, las mismas que el Gobierno propone reducir mediante la modificación de los convenios o, de manera más amplia, a través de la reforma de la Ley de Contrato de Trabajo.

Ese es uno de los puntos, tal como adelantó este medio, que comenzará a debatir este jueves en su primera reunión oficial del año el Consejo Asesor del Trabajo, el grupo de expertos designado por Sica para eludir la resistencia sindical a la reforma laboral encabezada por textiles, metalúrgicos, camioneros, marítimos y ahora también por el gremio del neumático.

La crisis económica le pasa factura a las Pymes textiles

Fuente IProfesional ~ Según los datos de la CAME, las ventas minoristas de indumentaria cerró 2018 con una caída del 6,9% interanual. Las causas del derrumbe

Las pequeñas y medianas empresas argentinas no se libran de la crisis económica y de estabilidad que afecta al mercado argentino. Fuentes del sector destacan que la industria textil se encuentra entre las más afectadas.

Las ventas minoristas cerraron 2018 con una caída de 6,9 por ciento interanual, de acuerdo con los datos publicados recientemente por la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME).

Diciembre fue un mes especialmente duro para el sector minorista, con un descenso de ventas respecto al mismo mes de 217 del 9,9 por ciento, según publicaba en La Nación.

De corte similar son los datos elaborados por la Fundación Pro Tejer. Destacan una caída del consumo durante el período comprendido entre enero y octubre de 2018 del 11,8 por ciento.

«El sector está cayendo duro desde 2016, salvo una pequeña evolución favorable que hubo en los meses electorales de 2017», dijo al matutino Marcos Meloni, empresario del sector moda y vicepresidente de Pro Tejer.

Meloni enfatizó que «el sector textil esta próximo al peor mes desde 2002». Remarcó que «las importaciones de productos terminados aumentaron 100 por ciento en unidades». De esta forma, se acentúa la marcada competencia en el escenario local y la pérdida de mercados para empresas argentinas.

Fuentes de mercado resumen los tres factores que actualmente le quitan el seuno a los pequenos y medianos empresarios del sector textil en Argentina: subida de costes estructurales, escasez de financiación y una aguda caída de la rentabilidad.

Cierres, ajustes y concursos: casi ninguna marca se salva

Fuente: La Nación ~ De Topper a Wrangler, pasando por Wanama, Chocolate, AY Not Dead o Legacy, la crisis del negocio textil en la Argentina no perdonó a casi ninguna marca. La
devaluación del peso que se inició en abril pasado impactó con mucha fuerza en una industria que, paradójicamente, sufría con el retraso del tipo de cambio, pero que no pudo adaptarse a la disparada del dólar por encima de los 35 pesos, que en teoría tendría que haberla ayudado a ganar competitividad frente a la oferta importada.

«Lo que pasó en 2018 es algo que se repite cada tanto en la Argentina. Se promueve una baja del dólar, lo que obliga a las marcas a importar para sobrevivir, y cuando finalmente llega la devaluación, la situación se hace insostenible porque las empresas se encuentran con un montón de obligaciones en dólares», señaló Teddy Karagozian, presidente de la empresa textil TN & Platex. Según él, la demanda de insumos textiles en promedio cayó un 25% en 2018 y el panorama para este año no se presenta mucho mejor.

«Las marcas se confiaron en que con Macri iban a poder importar en forma tranquila y que iba a haber una estabilidad del tipo de cambio, que finalmente no llegó. Y la disparada del dólar las terminó encontrando con contenedores que hoy valen el doble», explicó Marcelo Sorzana, director de la consultora especializada en indumentaria Surreal, que estima una caída del 30% en las ventas del rubro.

En la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), por su parte, dan cuenta de bajas menos pronunciadas, pero igual de contundentes. Según su
relevamiento, el sector de indumentaria y lencería cerró 2018 con una caída del 11,5% en unidades, mientras que en el caso de los textiles la baja llegó al 8,1 por ciento.

Frente a este panorama, durante el último año se multiplicaron los casos de las marcas nacionales que optaron por el concurso de acreedores de manera de poder organizar su situación financiera. Esta vía fue la que eligieron varias de las más importantes del mercado interno. La lista incluye desde Legacy, que en junio se presentó en convocatoria, hasta Big Bloom, la sociedad dueña de las marcas Wanama y John L. Cook, que un par de meses después terminó siguiendo sus pasos.

«La marca está fuerte y vamos a seguir operando normalmente. La idea es resolver el problema financiero que enfrenta todo el mercado», señalaron en AY Not Dead, que también optó por la vía judicial, en noviembre pasado, para ordenar su situación financiera tras declararse en cesación de pagos un mes antes.

«Hoy tenés muchas empresas al borde del KO, que no tienen muchas alternativas: o se convocan o bien intentan pasar este infierno si sus dueños pueden y les inyectan capital», explicó a LA NACION el dueño de un par de marcas de ropa que por ahora vienen sobrellevando la crisis sin recurrir a la vía judicial. «Hoy las estrategias de supervivencia pasan por limar los costos aún más a fondo, cambiar la estructura de capital de la compañía, bajando deuda al máximo, subir al mínimo los precios, renegociar alquileres con los shoppings y, para algunos, convocarse», agregó.

A otras empresas del rubro la caída en las ventas directamente las llevó a cerrar todos sus locales, como en el caso de Chocolate. La casa de indumentaria femenina decidió cerrar en septiembre la última tienda que tenía y sus dueños están en busca de un comprador para la marca, que fue fundada a fines de los 80 por Susana Fandiño y Mónica Rivas. En su mejor momento, llegó a tener más de veinte locales y presencia en los principales shoppings del país. Tras el cierre de sus tiendas, las fundadoras pusieron en venta la licencia para el uso de la marca.

El cambio de manos también fue el camino recorrido por Topper. La histórica marca deportiva, que estaba en poder del grupo Alpargatas, fue adquirida en septiembre por el empresario brasileño Carlos Wizard Martins, que pagó US$24 millones para hacerse con el control de la firma en el mercado local. Desprenderse de ese activo fue prácticamente la única opción que le quedaba a Alpargatas en medio de un proceso de reestructuración que la obligó a cerrar un par de plantas en Catamarca y La Pampa.

Fue la misma decisión que tomó la firma Tileye (Eyelit), especializada en ropa interior, que a fin de año le bajó la persiana a una de sus dos fábricas, en Catamarca, mientras que la brasileña Paquetá -que producía zapatillas para Adidas- también optó por esta vía ante la fuerte caída de la demanda.

En el caso de las marcas Wrangler y Lee, la decisión de la empresa dueña directamente fue dejar de operar en el país. A través de un comunicado, la multinacional VF Corporation anunció una reestructuración a nivel global que incluía la separación en dos compañías independientes. Las marcas de jeans como Wrangler y Lee quedaron en manos de una nueva sociedad, bautizada Kontoor, que decidió dejar de operar localmente ante la falta de interesados por el manejo de sus licencias. La reestructuración además incluye el cierre de su planta de producción en Benito Juárez, provincia de Buenos Aires

Tras la fuerte caída de la actividad industrial, empresarios exigen un programa económico

Fuente: Cronista ~ Con los datos de producción de 2018 sobre la mesa, los industriales destacan la necesidad de delinear un plan económico, que ponga el eje en crecimiento.

Los duros números de producción industrial difundidos por el Indec generaron un cúmulo de interpretaciones en los sectores manufactureros pero dieron lugar lugar a un reclamo unánime:encaminar las variables macroeconómicas que son el origen de los males de la industria y delinear una programa económico de largo plazo.

En el abanico de actividades industriales hay también diversidad de puntos de vista sobre la actualidad de cada sector, pero nadie arriesga a pronunciar que “lo peor ya pasó” o que “la economía ya tocó piso” como sugiere el Gobierno. En general, según opinaron ante la consulta de El Cronista, consideran que habrá que esperar hasta entrado el segundo trimestre o incluso lasegunda mitad del año para empezar a ver, otra vez, algunos “brotes verdes”.

Mientras tanto, el mercado interno continuará “planchado” algunos meses más. Sólo hay una mirada un poco más optimista entre los que destinan una parte importante de su producción a la exportación. Es el caso de la industria automotriz o la de alimentos y bebidas.

Así, tras el cambio de perspectivas en Vaca Muerta por la reinterpretación del programa de subsidios al gas nuevo, el único driver de la economía parece ser hoy la exportación.

“El problema no es la tasa de interés o el dólar, hoy nadie invierte porque no se está produciendo riqueza, las empresas no tienen ganancias, ni retribución por el capital. Por eso, están bajando su producción y reduciendo su personal”, aseguró Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA). Enfatizó que “el tema de fondo es que no hay un plan económico, tenemos que ver cómo hacemos para crecer”.

Consultado sobre si los números malos de la industria en diciembre serían un piso de caída de la actividad, el empresario indicó que no ve un cambio de tendencia “por lo menos en este semestre”. En su opinión, no se trata de pedir medidas puntuales como una tasa de interés subsidiada o alguna medida sectorial. “Estos son paliativos pero hoy el problema está en la macro”, precisó.

Los números de la industria textil, sin dudas, se encuentran entre los peores en diciembre pasado. Teddy Karagozian presidente de TN&Platex, la principal hilandería del país, sostuvo que “el sector textil anticipa lo que después se ve en otras actividades” porque es un sector con alto componente de empleo y de impuestos, algunos de ellos relacionados al empleo generado, explica.

En este contexto, hay un virtual congelamiento de inversiones, en un sector con56% de capacidad ociosa, según datos de noviembre de 2018. “Las inversiones están totalmente paralizadas en este sector”, afirmó Karagozian y confesó su decepción frente a un escenario que parecía auspicioso pero no lo fue. “Cometí el error de invertir creyendo que finalmente iban a cambiar el rumbo, pero subieron las tasas al 70% y desapareció el consumo”, señaló.Daniel Funes de Rioja, titular de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (Copal), indicó que la caída del 2,8% en diciembre no parece tan malo frente a otros sectores con caída por encima del 20% o incluso más, pero es mucho para alimentos, explicó. En este contexto,
Fundación Pro TejerBoletín de Prensa -07de febrero de 2019el empresario anticipa que “la sensación es que el mercado interno tocó fondo y debería suavemente tender a revertir la tendencia, pero es muy difícil predecir en qué grado”.

El periscopio de la industria de alimentos y bebidas se orienta hoy hacia los sectores volcados a la exportación como carnes, arroz, algunos segmentos de la cadena láctea y pesca, o aquellos que empiezan a ver oportunidades en los mercados externos. “Hay sectores que por impulso de las exportaciones tienen mejores perspectivas”, dijo, en especial porque Brasil podría crecer este año un 3% y es un mercado que tracciona a la industria de alimentos.

En la misma línea, el sector automotor, cuya producción resultó muy golpeada por la caída del mercado doméstico en 2018, apunta a la exportación. María Ángela Seltzer, directora de Asuntos Corporativos de Volkswagen Argentina, explicó que “la producción de este año debería ser muy similar a la de 2018, teniendo en cuenta que pueden crecer las exportaciones a Brasil”, lo que compensaría la baja de envíos al mercado interno. En la compañía sí proyectan un crecimiento del 30% de las exportaciones de cajas de cambios y componentes, por envíos a Sudáfrica, India, China e incluso Eslovaquia. “Nadie invierte porque no se produce riqueza, las empresas no tienen ganancias” (Acevedo)Desde la Unión Industrial Argentina valoran el diálogo con el Gobierno pero piden soluciones concretas.

Emitex 2019 abre las acreditaciones

Fuente: Emitex ~ Quienes deseen asistir a la nueva edición del principal evento textil del país ya pueden registrarse a través de la web www.emitex.com.ar  

Las empresas proveedoras de productos y servicios para la confección se preparan para Emitex 2019, la Exposición Internacional de Proveedores para la Industria de la Confección, que tendrá lugar del 9 al 11 de abril en Buenos Aires.

Los interesados en visitar el evento ya pueden pre-acreditarse en la renovada web www.emitex.com.ar. Allí deberán completar un formulario con sus datos y, una vez finalizado el proceso, recibirán la confirmación. De esta manera podrán acelerar su ingreso el día que asistan a la exposición.

Organizada por Messe Frankfurt Argentina y la Revista Mundo Textil, la muestra contará con 90 expositores y espera la visita de 9.000 empresarios y profesionales del sector. Además, ofrecerá diversas actividades en simultáneo para la capacitación profesional.

Emitex se realizará del 9 al 11 de Abril de 2019 en el Centro Costa Salguero de Buenos Aires, Argentina.

Más información:

www.emitex.com.ar  

Textiles de Mar del Plata tuvieron un enero “gasolero”

Fuente: 0223 ~ Para los comerciantes el motor de las ventas durante el primer mes del 2019 fueron las promociones con tarjeta y en efectivo. “Hubo un 30% más de recaudación pero no alcanza a lo que fue la inflación”.

Para los textiles, enero fue un mes con un nivel de ventas “similar” a la del año pasado pero con un turismo “gasolero”, que priorizó la compra de prendas de oferta y con el uso de promociones con tarjetas de crédito o débito.

Así lo manifestó a 0223, María Liberati, propietaria de la tradicional casa de tejidos de Güemes 2958, que mostró su desencanto ante el balance de ventas del primer mes del 2019.

En ese marco, dijo estar “contenta” porque enero se mostró más irregular climáticamente y permitió que los turistas salieran a recorrer más los centros comerciales, en lugar de permanecer en la playa toda la tarde como sucedió casi todo el verano 2018. “No cubrió las expectativas y muchos colegas creemos que febrero tampoco va a cambiar mucho”, expresó.

“Nuestros números dicen que hubo un 30% más de recaudación en relación a enero del 2018, pero que no cubre la inflación que hubo en un año. Y en prendas fue más o menos igual, sobre todo en las de oferta que no cuestan lo mismo que las de colección. Mucho pago electrónico. La gente busca permanentemente cuotas y promociones con los bancos”, destacó Liberati.

“A priori las ventas no están mal,  pero no cubren las expectativas que uno necesita para cubrir los gastos. Nosotros somos fabricantes y en ese punto la situación es peor. En los últimos años entraron muchos textiles importados y cayó mucho el poder adquisitivo de la gente. A la hora del balance, el aumento de tarifas y tasas nos afecta mucho”, concluyó la empresaria.

El Gobierno apunta a textiles en su modelo de reforma «sector por sector»

Fuente: veintitres ~ Mientras los sindicatos buscan en algunos casos oponerse a la reforma laboral vía ley, la flexibilización de hecho continúa y promete más capítulos. En el caso de la diezmada industria textil, a perjuicio notorio de importaciones y las tormentas económicas la saga incluye para algunos sectores casos de «conflicto de intereses».

Es así que evalúan que lejos de la mansedumbre de los petroleros para refugiarse en la esperanza de Vaca Muerta como manantial de empleo registrado a cambio de no activar conflictos, en el caso de los textiles los despidos, cierres de pymes e imposibilidad absoluta de algún síntoma de mejora crea terreno fértil para devaluar convenios de labor. El «conflicto de intereses» para sectores empresarios, ONG y algunos dirigentes tiene que ver con «beneficio directo e indirecto» a familiares de la primera dama Juliana Awada que se desempeñan en ese rubro de la producción nacional. La alternativa no quedó ajena para los «ojos y oídos» del Papa Francisco en nuestro país, lo cual suma un elemento considerable en la pulseada abierta.

Sin pausas el Gobierno busca aprovechar la crisis de la industria textil para negociar con empresarios y el sindicato cambios en el convenio, donde realza la creación de un fondo para el pago de indemnizaciones.

Es secreto a voces para gremios dialoguistas y combativos que la impronta del secretario de Trabajo, Lucas Aparicio, quien asumió a mediados del mes pasado, se impulsa incorporar un fondo de cese laboral y un banco de horas en los convenios colectivos de trabajo de la cadena textil. Ambos instrumentos estaban previstos en el anteproyecto de reforma presentado por el Poder Ejecutivo a finales de 2017. Un tercer elemento son las cláusulas de productividad.

Queda para el ajedrez complicado de resistencia sindical cómo atenuar los impactos de los convenios, toda vez que por ejemplo el bloque de organizaciones de trabajadores del transporte desde la CATT y en las voces de su titular Juan Schmid y el ferroviario Omar Maturano plantaron la bandera del «no pasarán».

A pesar del entusiasmo de Aparicio, los gremios tampoco consideran que injertar porciones de la flexibilizadora reforma laboral en sus convenios colectivos represente una solución sustentable.

La actividad textil fue el bloque industrial más afectado por la corrida cambiaria y el programa de austeridad desplegado para intentar controlarla. El sector se desplomó 32,2 por ciento en noviembre y acumuló en once meses de 2018 una contracción de 13,6 por ciento. Las últimas estimaciones del Indec muestran que seis de cada diez máquinas en la industria están paralizadas ante la falta de demanda.

Turquía abrió su mercado a la lana mohair neuquina

Fuente: Neuquén ~ En forma conjunta con las provincias de Río Negro y Chubut, consiguieron concretar la comercialización de su zafra de lana mohair a una empresa de Turquía a un precio de 12,58 dólares por kilo.

Ese valor implica una diferencia del 200 por ciento en beneficio de los productores agrupados en el programa Textil Mohair que integran las tres provincias. La oferta fue concretada tras analizar diferentes propuestas del país y el exterior.

La producción fue adquirida por la empresa Ferla Mohair & Lana SRL de Turquía, según se informó oficialmente ayer.

En la operación concretada a Turquía se ofertó un lote que supera las 42,7 toneladas de fibra, correspondiente a la zafra de primavera. Se logró un beneficio del 200 por ciento para los productores agrupados de Neuquén, Río Negro y Chubut.

Las tres provincias acordaron que la coordinación general del trabajo conjunto quede en manos del Programa Mohair Neuquén, con acuerdo de ciertos parámetros de venta, como condiciones de pago, plazos, moneda y fechas de retiro de la fibra de cada centro de acopio, entre otros.

Para llegar a este acuerdo analizaron las metodologías implementadas por cada una de las provincias adheridas, las pautas de esquila y clasificación de fibra y la revisión de romaneos y tarjetas, entre otros.

También se definió un cronograma de capacitaciones para los clasificadores y productores para 2019 y se acordó un borrador de manual de esquila y clasificación de fibra mohair.

El escenario de la industria textil para este año

Fuente: IProfesional ~ Las principales empresas del sector esperan la profundización de la crisis que ya sufren. Anticipan mayores despidos de personal y el cierre de fábricas

Caída de las ventas en el mercado interno, deterioro de la actividad económica, aumento de los costos de las materias primas y de los insumos, incremento de tarifas y de la presión tributaria son algunos de los motivos por los cuales los industriales textiles aseguran haber sufrido en el 2018 una de las peores crisis de la última década.

Es más, la disminución del nivel de actividad ha provocado una reducción el menor uso de la capacidad instalada del sector en los últimos 17 años detectada en noviembre pasado, con un 43,9%. Situación que llevó a la mayoría de las textiles a recortar horas trabajadas, suspender personal y a concretar despidos y cierre de líneas de producción y de fábricas. En las empresas aseguran que la pérdida de puestos de trabajo entre el 2015 y el año pasado supera los 17.000 empleos, aunque advierten que el impacto es mayor si se considera la pérdida de puestos de trabajo no registrados, principalmente en la confección.

Por esos motivos, entre los hombres de negocios de la industria textil se anticipa la extensión de la crisis durante este año. Es más, advierten que la situación se podría agravar si el Gobierno no implementa un paquete de medidas que repare el daño provocado por un entorno macroeconómico que ha venido erosionando a la actividad manufacturera nacional en los últimos años. De hecho no se esperan mejoras en las ventas y en la producción, por lo cual las inversiones continuarán frenadas tal como viene ocurriendo desde el 2017.

El complicado escenario surge de una consulta realizada por la Fundación ProTejer entre 86 empresas del sector en la cual se anticipa que, por lo menos el 45% de las textiles no espera cambios en sus ventas para este año, mientras que otro 33% anticipa caídas en sus volúmenes de comercialización.

ProTejer es la entidad empresarial que agrupa a la mayor parte de la cadena agroindustrial textil y de confecciones y realiza anualmente la misma encuesta cualitativa con el objetivo de anticipar el ánimo de los empresarios.

En ese marco, surge también que durante este año la capacidad instalada se mantendrá en los mismos niveles que los del 2018 para el 64% de las empresas, en tanto que otro 30% la ubica entre el 61% y el 70%.  Por esos motivos, advierten los hombres de negocios dedicados a la confección de prendas de vestir y de calzado que deberán continuar aplicando políticas restrictivas que afectarán al personal. En este sentido, de la encuesta se desprende que la mitad de las empresas reducirá su cantidad de empleados, así como una misma proporción achicará las horas de trabajo.

Todo un combo de anticipos negativos que también afectarán los planes de negocios teniendo en cuenta que el 83% de las firmas consultadas no realizará inversiones debido a las expectativas negativas sobre el mercado interno y la economía, así como por las altas tasas de interés y la incertidumbre cambiaria.

Con este pesimista escenario de fondo, los ejecutivos aseguran que los principales problemas a enfrentar serán caída de las ventas, disminución de la rentabilidad, retraso en la cadena de pagos, alta presión tributaria e incertidumbre macroeconómica.

Al respecto, Yeal Kim, presidente de la Fundación ProTejer, explica que el sector atraviesa por una prolongada situación de crisis generada por una profunda retracción de la demanda producto del deterioro del poder adquisitivo de la población. “A la disminución de la demanda se le suma la persistente presión de las importaciones que provoca una sensible pérdida de participación de las ventas nacionales sobre un reducido mercado local”, agrega el ejecutivo. También advierte que las menores ventas en el mercado interno “no se pueden compensar con mayores exportaciones, que han sufrido importantes caídas en el 2018”.

En este contexto, el ejecutivo recuerda los factores que más daño le han generado a la industria textil local durante la gestión de Cambiemos. Según su visión, la lista la componen un aumento de la presión tributaria, mayor ingreso de productos importados, altos costos de financiamiento, extensión de la cadena de pagos y políticas económicas sectoriales insuficientes. También se refiere a mayores costos laborales, restricciones en el acceso al financiamiento, caída de las exportaciones, mayor informalidad y evasión, altos costos inmobiliarios y deterioro del clima de negocios.

“Esperamos que este año se mantenga el debilitamiento del poder adquisitivo, las expectativas negativas sobre el mercado interno, el aumento de las importaciones, la  contracción del crédito interno y la evasión”, resalta el ejecutivo.

Según su visión, este escenario influirá en la forma en la cual el sector prepara sus estrategias comerciales al punto de mantenerse la reducción de las horas trabajadas y del personal, así como el adelanto de las vacaciones, el cambio de la oferta de productos, extensión de los plazos de las políticas comerciales, la reducción de inversiones programadas y de la exposición al crédito.

“Los datos se relacionan con lo que ocurrió en el 2018, cuando un 89% de las empresas sufrió  caída de sus ventas, otro 60% despidió personal y un 73% ni siquiera pudo exportar y tampoco pudo variar sus ingresos y mucho menos cumplir con sus planesde inversiones”, añade Kim.

Sus palabras coinciden con los resultados de la encuesta de ProTejer en la cual se anticipa que un 45% de las empresas no espera cambios en sus ventas para este año, mientras que un 33% sostiene que disminuirán con una capacidad instalada que se ubicará entre un 61% y un 70% y con incremento de los despidos de personal y congelamiento de las inversiones.

Los motivos que explican este crítico desempeño son similares a los del año pasado. Es decir, la caída de las ventas en el mercado interno, deterioro de la actividad económica, aumento del costo de las materias primas e insumos y mayores tarifas energéticas.  Entre otros factores se encuentran también el aumento de la presión tributaria y de las importaciones.

En cuanto a las estrategias para enfrentar este panorama se destacan la reducción de horas de
trabajo y de personal, adelanto de vacaciones y cambio en la oferta de productos.

“El problema no es la falta de competitividad porque nuestras plantas tienen niveles de eficiencia y productividad de clase mundial, por lo cual hay que mirar la elevada carga impositiva que pesa sobre la producción, así como las altas tasas de interés; los servicios financieros raquíticos y caros; la concentración de los canales de comercialización, la renta inmobiliaria exacerbada; y los costos logísticos y de energía por encima de los de la región”, señala el titular de ProTejer.

Desde su punto de vista, “todos estos factores hacen que lo que se produce llegue a precios no competitivos a los consumidores, más si se tiene en cuenta que el 50% del precio de una prenda corresponde a impuestos abonados a lo largo de todo el proceso productivo y que sólo un 8,5% provenga de los costos de producción”. A modo de conclusión, Kim asegura que los industriales no son los culpables de esta situación, “sino los principales afectados junto a los trabajadores”.