Fuente: Ambito ~ Francisco Ayala habló con ámbito.com sobre la situación que atraviesa uno de los sectores más amplio del país que nuclea desde diseñadores, hasta peluqueros y artesanos. Reclamó mayor acceso a créditos, se refirió a la problemática de los alquileres y también aprovechó para proponer un cambio en el modelo productivo hacia un desarrollo sustentable.
Meses atrás, cuando el Covid-19 no era ni siquiera una ficción en la mente más descabellada, la economía argentina ya atravesaba un difícil momento. El aumento sideral de las tarifas energéticas a hogares y fábricas, la depreciación del peso frente al dólar y las altas tasas de interés frenaron el consumo y empujaron a miles de empresas a bajar sus persianas. Miles de empleos se perdieron y quienes continuaron trabajando sufrieron un fuerte ajuste salarial ante la escalada inflacionaria.
La situación no fue ajena para aquellos que viven del trabajo en la industria de la moda.
La apertura a insumos importados y las cifras que llegaban en la boleta
de la luz poco a poco fue afectando a miles de emprendedores.
A
la problemática acumulada en los últimos años, se le sumó una pandemia
mundial que obligó al Gobierno a implementar una cuarentena para evitar
decenas de miles de muertos. El aislamiento paralizó la actividad de
casi todos los sectores – a excepción de los escenciales – y como tantos
otros, los trabajadores de la moda debieron inevitablemente agregarle
más peso a la mochila que ya cargaban.
«La pandemia frenó
toda comercialización y esto a su vez cortó todas las cadenas de pago y
producción», explicó Ayala y agregó: «Nadie estaba preparado para
esto». El entramado de la industria es muy amplio: desde
diseñadores, hasta artesanos y peluqueros, necesitan como tantos otros
argentinos encontrar una solución a la crisis actual.
«Hay cosas
como los créditos, los montos fijos a los monotributistas que son
útiles, pero sinceramente no alcanzan en lo más mínimo. No estamos pidiendo abrir los negocios pasado mañana, sino diseñar estrategias específicas para cada rubro«, dijo y profundizó: «Estamos todos atravesados por el mismo problema».
Periodista: ¿Cuál era la situación del sector previamente a la pandemia?
Francisco Ayala.:
En los últimos años veníamos muy golpeados. La industria de la moda fue
muy perjudicada con la apertura de las importaciones, el aumento de las
tarifas y el dólar. Todos los insumos son importados. Estábamos en la
última brazada con todo eso y apareció esto. Veníamos resistiendo y
surgió esta pandemia. Hay una preocupación muy grande en el sector.
P.: ¿En qué situación se encuentran hoy en día?
F.A.:
A mediados de abril declaramos la emergencia económica. Esto incluye al
rubro de la moda en todos sus ámbitos ya que somos un gran entramado de
profesiones. Hablamos de diseñadores, emprendedores, modistas,
artesanos, peluqueros, maquilladores y aquellos que indirectamente
trabajan con nosotros. También están quienes se dedican a la moda
sostenible, un ítem nuevo con mucha proyección que tiene que ver con el
comercio justo con un gran interés en la sustentabilidad. Estamos todos
atravesados por el mismo problema.
P.: ¿Cuál es el principal problema que ven actualmente?
F.A.:
El principal problema es que lógicamente por la pandemia se frenó toda
comercialización y esto a su vez cortó la cadena de pago y producción.
Algunas colecciones ya estaban vendidas o por venderse. El cheque con el
que te habían pagado se cayó y los que vos diste para pagar deudas
también se cayó. Nadie estaba preparado para esto y además veníamos
bastante golpeados. Estamos en ese momento. Por ejemplo, yo hago
vestidos a medida que en general son para eventos sociales. Esos eventos
están suspendidos y van a seguir suspendidos, así que es muy grande la
incertidumbre. Desde ese lugar hay que seguir afrontando gastos de
alquileres y sueldos. No vamos a salir todos parados. Hay mucha gente
que ya cerró los locales y verá como sigue.
P.: ¿Y cómo se sostiene un emprendimiento así?
F.A.:
Es muy difícil. Mucha gente está cerrando sus negocios por que es
imposible mantenerlos frente a los costos. Tenemos una problemática muy
grande también que tiene que ver con los alquileres, algo que nos toca a
todos, incluso por fuera de nuestro sector. El tema de los alquileres
es imperante. No es voluntarismo. Nadie puede bancar su estructura más
de un rato. Desde acá a que se abra y podamos vender se irán acumulando
costos imposibles. Nosotros casi todos tenemos una condición de pyme.
P.: ¿Es mucho el empleo directo e indirecto afectado?
F.A.:
Sí. Imaginate que dentro del rubro también se afectó a lo que tiene que
ver con la comunicación de la moda y los eventos. Cuando uno hace un
desfile se involucran modelos. También están aquellos que se dedican a
las cuestiones técnicas como las pantallas, la música, la iluminación.
Por otro lado, los medios de prensa que son exclusivos de la moda están
paralizados o tratando de generar sinergia. Hay algunos que abren sus
puertas para que los que trabajamos de la moda podamos subir contenidos.
De esta manera, les sirve a ellos para que sus medios no queden como
algo muerto y a nosotros por la difusión.
P.: ¿Tienen un relevamiento de cuánta gente emplea la industria de la moda?
F.A.: Es
inmensa la red que integra la industria de la moda. Hay varias decenas
de miles de empleos seguramente. No hay relevamiento todavía pero como
tenemos convenios con distintas universidades queremos plantear un
análisis que confirme lo que creemos: que la moda es la segunda
industria en generar empleo directo e indirecto en el país, después de
la construcción.
P.: ¿Desde la declaración de emergencia hasta ahora cambió en algo la situación?
F.A.:
La declaración fue en una instancia muy inicial cuando todavía el
Gobierno no había dado ninguna de las herramientas que fueron dando. Hay
cosas como los créditos, los montos fijos a los monotributistas que son
útiles, pero sinceramente no alcanzan en lo más mínimo. Nosotros
pedimos poder acceder a créditos subsidiados a tasas muy blandas. No estamos pidiendo abrir los negocios pasado mañana, sino diseñar estrategias específicas para cada rubro. En
este último tiempo, la cámara ha cambiado su función porque nos hemos
agrupado aún más y ampliamos la mirada respecto a los comerciantes que
están cerrando locales o que tienen que cambiar los formatos y que no
pueden arreglar con los dueños.
P.: Por la pandemia
muchas empresas y emprendedores tuvieron que reconvertirse. Algunos
aprovecharon el momento para hacer barbijos o camisolines para el sector
de salud. ¿En el caso de ustedes también?
F.A.:
Sí, sin duda. Hay muchas marcas que vieron en eso una posibilidad. Sin
embargo, creo que por ejemplo en el caso de los barbijos considero que
tiene que ser algo universal y me parece que ponerle diseño es algo
peligroso. Veo que hay algunos que los hacen bordados y he escuchado
hasta el hartazgo que tiene que ser liso y limpiable. Hay otras cosas
que tiene que ver con la producción de camisolines. Muchas cooperativas
han ido por ese lado para sobrevivir, para pagar lo diario. En Rosario
hay marcas que se han unido para producir camisolines a pedido de
determinados hospitales.
P.: ¿Y el día después cómo lo ven? ¿La salida de la crisis del coronavirus como la empiezan a pensar?
F.A.:
Hoy en día además de pedir ciertas cosas al Gobierno también estamos
interesados en ofrecer soluciones. No queremos quedarnos solo en un
reclamo. Algo en lo que estamos trabajando es en los protocolos
sanitarios para la reapertura a mediano plazo de locales y espacios, con
sus complejidades. Por ejemplo en mi caso hago prendas a medida con
trabajo sobre el cuerpo de los clientes, lo cual es una problemática
distinta a la de una marca que tiene locales en todos los shopping y
tienen 10 probadores por local.
P.: ¿En estos protocolos están evaluando la venta online como base para el futuro del negocio?
F.A.: Es
algo que realmente nos interesa desarrollar. Mandamos cartas a
Desarrollo Productivo. Nos respondieron mandandonos las herramientas que
están impulsando y diciéndonos que nos van a atender. Sin embargo,
todavía no pudimos concretar ninguna reunión. La venta online no es una
realidad todavía en Argentina, hay muy pocos que lo hacen. Sin embargo,
quienes ya lo están implementando aplican los protocolos estrictos sobre
cómo armar y hacer el envío de los paquetes. El día después es una de
las cosas en la que estamos trabajando todos. Pese a eso hay que tener
en claro que trabajamos de la moda. Somos diseñadores, no somos
economistas. No lo teníamos pensado.
P.: ¿Cómo analizan la competencia con respecto a las prendas importadas?
F.A.:
Es muy despareja la competencia y es muy perjudicial para el sector.
Hay un reclamo que estamos haciendo como grupo para que la moda tenga
una visión de Estado. Por ejemplo, durante muchos años hubo producción
de telas en Argentina, pero entre la dictadura y el menemismo se terminó
de liquidar todo y esos industriales devinieron en importadores.
Nosotros fabricábamos lanas y algodones y hace años no lo hacemos,
teniendo la mejor lana del mundo. Ahora la entregamos para que le pongan
el valor agregado en otro lugar. Si con la materia prima se pudiera
fabricar tela y agregarle el diseño y la creatividad argentina, puede
salir algo muy interesante. La industria en el país se destruyó, pero
con políticas se pueden regenerar. En Francia la moda es la tercera
industria, porque se lo toma con la seriedad que requiere. Acá hay una
visión que la vincula con la frivolidad.
P.: ¿Crees que es momento de cambiar el modelo productivo por uno más sustentable?
F.A.:
Creo que sí. Ya que el modelo productivo actual es tan hegemónico y en
este momento se paralizó por la pandemia, tenemos que meter un cambio e
ir hacia un terreno un poco más interesante. Sobre todo en nuestro caso
que veníamos muy golpeados vendiendo un producto que es muy difícil que
tenga identidad porque se hace con una materia prima que no es nuestra.
Me parece que el camino a lo sustentable es necesario. Hay que
reconvertir todo. Creo que es necesario. Hay que avanzar hacia un
comercio justo y que las cosas valgan por lo que son y no por su precio.
Así se valorizarían más todos los procesos productivos.
P.: ¿A nivel mundial, en qué momento se encuentra el sector?
F.A.: La
moda está en un momento bisagra. Están apareciendo muchos materiales
creados con biotecnología. Con una botella de plástico y un proceso
podes hacer un hilado. Más interesante es que con los desechos se puede
hacer mucho. Con la industria láctea, tres hongos y cuatro bacterias
también haces un hilado. Lo mismo con la yerba mate o las cáscaras del
arroz, a partir de lo que se puede hacer cuero. Toda esa tecnología que
esta al arribar va a poner todo un abanico de materiales que el
diseñador nunca tuvo en su mano. Va a poder inclusive diseñar el
material con el que va a poder trabajar. Por eso hay que mezclar la
ciencia con lo profundamente nuestro, los materiales y las artesanías
ancestrales. Para que podamos tener algo de bandera. En la moda no
tenemos un Malbec argentino pero somos los dueños de la mejor mano de
obra del mundo. No la podemos dejar pasar.