Ágatha Ruiz de la Prada por la moda sustentable: presentó una colección hecha con piezas reutilizadas

Fuente: TN – Fue durante la semana latina de desfiles en la semana de la moda de Nueva York y contó que las piezas eran de colecciones anteriores y retazos.

La diseñadora Ágatha Ruiz de la Prada presentó su propuesta para el próximo otoño-invierno 2025, confeccionada totalmente en material reciclado, en el marco de la Semana de la Moda de Nueva York.

Agatha Ruiz de la Prada desfiló en Nueva York. (Foto: EFE)
Agatha Ruiz de la Prada desfiló en Nueva York. (Foto: EFE)

Fiel a su estilo, la española llenó de color la pasarela de Diseñadores de Moda de Latinoamérica, que en su 15 edición, presentó modistos de Venezuela, Perú, México, Puerto Rico y Cuba, entre ellos emergentes y otros con una carrera establecida en sus países, como el mexicano Carlos Pineda, que no deja de deslumbrar con los detalles de las piezas y también fiel al color y estampados.

Looks reciclados con estilo Agatha Ruiz de la Prada. (Foto: EFE)
Looks reciclados con estilo Agatha Ruiz de la Prada. (Foto: EFE)

“Toda la ropa que hay aquí es de ropa reutilizada de colecciones anteriores o retazos”, comentó a EFE previo a presentar su colección. “Le estamos dando una segunda vida” a las piezas reutilizadas.

Agatha Ruiz de la Prada abrió, como suele hacer, el evento exclusivo para diseñadores latinos, cuya presencia en general se ha reducido en la pasarela oficial de la Semana de la Moda en Nueva York. La española, que se ha convertido en la madrina para los que asisten a este evento, dijo además a EFE que la próxima semana presentará en Madrid una colección más amplia, de material reciclado, que será “apoteósica” y la más importante del trabajo que ha hecho en materia de sostenibilidad.

Las prendas fueron realizadas con colecciones anteriores. (Foto: EFE)
Las prendas fueron realizadas con colecciones anteriores. (Foto: EFE)

Sustentabilidad en pasarela

Vestidos, faldas y pantalones cortos y largos, suéter invernales, aunque también de manga corta, en los que, como siempre, no teme mezclar formas y colores naranja, azul, amarillo, verde, rosa, rojo o morado que deleitaron al público -en su mayoría hispanos- en un desfile que tampoco es tradicional ya que es divertido, con modelos que lanzan besos, se contornean con la música y dibujan con sus dedos un corazón en el aire.

Agatha Ruiz de la Prada llevará esta colección sustentable a Madrid. (Foto: EFE)
Agatha Ruiz de la Prada llevará esta colección sustentable a Madrid. (Foto: EFE)

Muestra en Buenos Aires

Agatha Ruiz de la Prada tendrá su retrospectiva en Buenos Aires con más de 100 vestidos en La Usina del Arte. La exposición se inaugura el 12 de marzo y refleja el trabajo de la diseñadora española durante 40 años en la industria incluyendo sus diseños más icónicos.

Emprendimientos basados en la moda circular

Fuente: Clarín – De la mano de un cambio de hábitos de consumo impulsado tanto por razones económicas como por una mayor conciencia ambiental, cada vez más personas eligen vestirse con ropa de marca usada o confeccionada con textiles reciclados y fibras naturales.

En la Ciudad de Buenos Aires, la organización Jungla Urbana lanzó a fines de 2024 el primer mapa colaborativo de moda circular relevando más de 65 locales y ferias de ropa usada, que eligen denominar en el inglés vintage, y unas 40 marcas y tiendas de ecodiseño. La misma tendencia se registra en otras ciudades del país así como en las redes sociales y plataformas digitales, usadas como vidriera y canal de comercialización.

A nivel mundial, este nuevo paradigma surgió con un propósito sustentable: extender la vida útil de las prendas y generar menos residuos. Sin embargo, en Argentina está mayormente motivado por la crisis económica y la pérdida de poder adquisitivo.

Según datos del INDEC y la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), entre 2020 y 2024, los precios promedio de la ropa y calzado se multiplicaron por siete, mientras que los salarios registrados se multiplicaron por cuatro. En ese contexto también se multiplicaron las tiendas vintage y de ropa usada, que ofrecen precios entre un 30 y un 70% inferiores a los que se consiguen en un shopping.

Moda consciente

Urban Luxury es una tienda de moda circular fundada en 2020 por Juan Cruz Pagnutti, inspirado en modelos de negocio internacionales como Thredup y TheRealReal. “Empezamos con un local en Saavedra y otro en Martínez. Luego de un año, y a pesar de la pandemia, logramos abrir 12 locales y hoy contamos con 8 puntos de venta en Ituzaingó, Martínez, Lanús, Belgrano, Palermo, Almagro, la Avenida Córdoba, y la tienda online”, comentó el emprendedor.Juan Cruz Pagnutti, fundador de Urban Luxury, emprendimiento dedicado a la moda circular, con prendsas de segunda mano.Juan Cruz Pagnutti, fundador de Urban Luxury, emprendimiento dedicado a la moda circular, con prendsas de segunda mano.

“Compramos directamente a los clientes, aceptamos consignaciones y también trabajamos con marcas que buscan reducir sus inventarios. Los clientes pueden utilizar su crédito tanto en las tiendas físicas como online”, explicó Pagnutti. “Las prendas que exhibimos tienen hasta un 70% de descuento en comparación con los precios de tiendas oficiales. Ofrecemos envíos gratis, 12 cuotas sin interés, y un 20% de descuento por pago en efectivo“, detalló.

La propuesta de Urban Luxury está dirigida, en la punta vendedora, a quienes buscan “una forma rápida y segura de deshacerse de prendas sin tener que hacer fotos, responder preguntas, o arriesgarse a problemas de pago”. Del lado de los compradores, según Pagnutti, están los que buscan calidad a mejor precio “y cada vez más valoran el impacto ambiental de sus decisiones”. Agregó: “Muchos de nuestros clientes vienen del retail tradicional. Hoy notamos más ventas que compras, ya que muchos buscan monetizar sus prendas”.

Ropa con propósito

Entre las propuestas de ropa usada están las que se inscriben como parte del movimiento de Empresas B o de “triple impacto”. Son compañías con fines de lucro que buscan solucionar problemas sociales y ambientales a través de sus productos y servicios.

Es el caso de Galpón de Ropa, un emprendimiento creado en 2012 por Gonzalo Posse y Juan Baez. La idea inicial era crear una tienda online para vender ropa usada de familiares y amigos y hoy suma nueve locales y una tienda virtual.

“Somos un negocio circular. La ropa que vendemos proviene de nuestros clientes, y también tenemos acuerdos con marcas para vender sus remanentes”, afirmó Gisela Tello, gerente de Marketing. “Las prendas son seleccionadas por nuestros tomadores de ropa, teniendo en cuenta la marca, el estado y el estilo de cada prenda”.

“Los clientes nos eligen porque pueden comprar prendas únicas y vender lo que ya no usan”, destaca por su parte Rebeca Ricosta, encargada del área Branding, quien señaló que el emprendimiento incluye un programa de donaciones, “para que las prendas que no estén aptas para la venta pero sí para ser usadas, también tengan una segunda vida”. Según datos de la firma, en sus 12 años de existencia lograron recircular más de 2 millones de prendas.

La tienda Cocoliche, también certificada como Empresa B, fue fundada en 2013 por Brenda Andersen y Constanza Darderes, quienes comenzaron haciendo ferias itinerantes en sus casas y en centros culturales. Así fueron creciendo en convocatoria y luego de dos años abrieron la primera tienda física.Constanza Darderes y Brenda Andersen, fundadoras de Cocoliche, emprendimiento dedicado a la moda circular.Constanza Darderes y Brenda Andersen, fundadoras de Cocoliche, emprendimiento dedicado a la moda circular.

Hoy cuentan con seis puntos de venta, incluyendo el local inicial de La Plata, un local exclusivo de niños, tres locales en CABA en los barrios de Belgrano, Palermo y Abasto, además de la tienda online.

El sistema funciona de forma similar al de Galpón de Ropa: las personas llevan sus prendas en desuso, que son seleccionadas y cotizadas. Cuando son vendidas, perciben un porcentaje, que puede usarse para comprar otras en la tienda o cobrar en efectivo.

“En promedio, Cocoliche recibe y revende más de 30 mil prendas mensuales”, afirmó Darderes. “En momentos prósperos viene más gente a comprar. Ahora notamos una mayor predisposición a vender, porque además de los ingresos extras que genera, cada vez más personas rompieron la barrera y se animan a recircular su ropa”.

Rediseñar la moda

El impacto ambiental de la industria de la indumentaria se produce en toda la cadena de valor: desde la producción (que involucra grandes cantidades de agua y productos químicos) hasta su transporte y comercialización, su uso y posterior descarte, sumado a que la confección de prendas está en muchos casos ligada al trabajo esclavo.

“Es hora de replantearse la moda desde el diseño”, apuntó Mariana Rossi, diseñadora de indumentaria de la UBA, docente de técnicas de la producción textil e investigadora en Moda Regenerativa. “Dos tercios de la ropa que usamos está fabricada con materiales sintéticos provenientes de combustibles fósiles, y la industria de la moda es responsable de un 5% de las emisiones de gases de efecto invernadero y un 20% de la contaminación del agua por fabricación y teñido de prendas a nivel mundial. También hay que respetar los derechos de las personas que trabajan en los talleres de confección”, señaló.

Según datos de la Fundación Ellen Mc Arthur, especializada en economía circular, la producción de indumentaria se duplicó entre 2004 y 2019. Un informe de la consultora Mckinsey señala que hoy se vende en promedio un 60% más de ropa que hace 20 años. Y se calcula que más de la mitad de los artículos de moda producidos cada año, son descartados al siguiente.

En este contexto, los desechos textiles son un problema creciente. “Debemos repensar la moda, desde el ecodiseño y la utilización de materiales sustentables y reciclados”, dijo Alejandra Gougy, artista plástica, creadora de la marca Cosecha Vintage y fundadora de la entidad Asociación de Moda Sostenible (AMSOAR), que actualmente agrupa a unos 80 diseñadores y marcas. “El futuro de la moda es sostenible. Se necesitan regulaciones y certificaciones que lo impulsen y diferencien las buenas prácticas del simple marketing”, agregó.

En Argentina no existe una legislación nacional que regule los desechos textiles y establezca su recolección diferenciada, como ocurre en Francia, España y países de la región como Chile. Hasta ahora, muy pocos municipios (la Ciudad de Córdoba es uno de ellos) cuentan con normativas propias.

A fines de 2024, desde el colectivo Jungla Urbana se elaboró un anteproyecto que presentó el diputado porteño Maximiliano Ferraro, para impulsar una Ley de Residuos Textiles y Moda Circular.

Se trata de una “ley de presupuestos mínimos” a la que las provincias deberían adherir y mejorar progresivamente sus metas. Entre otras medidas, la iniciativa propone implementar la recolección diferenciada de los residuos textiles, de lencería y calzado (TLC) para su reintroducción en el circuito productivo y comercial, ya sea a partir de su reutilización como del up-cycling (transformación de los desechos o prendas en productos de mayor valor, aplicando diseño); o el down-cycling (fabricar, a partir de los desechos textiles, productos de menor valor como rellenos de almohadones o trapos de piso).

El anteproyecto también incluye una disposición para aplicar una alícuota reducida del IVA (10,5%) a las prendas de indumentaria y calzado de segunda mano. Y propone establecer criterios y confeccionar un registro a nivel de los países de la región, para identificar los emprendimientos de moda sostenible y circular y evitar el greenwashing (acciones de marketing que se pretenden sostenibles).

Vestidos con telas de paraguas, carteras de sachets: cómo es la moda circular del siglo XXI

Fuente: Clarín – Como en el tango, son cada vez más las marcas y diseñadores de moda que vuelven al primer amor. Y ese interés afectivo se traduce en el retorno a los materiales, en la mayoría de los casos, telas reutilizadas o descartes de éstas, con foco en los oficios. ¿El propósito? Darle nuevas formas y, por lo tanto, diferentes usos a la ropa o textiles ya existentes, lo mismo en cuanto a los arreglos para extender la vida útil de los atuendos.

Este planteo puede estar asociado a una decisión estética, también económica, aunque, más que nada, la razón está en la preocupación por el cambio climático y en cómo hacer para que la industria de la indumentaria no amplifique sus consecuencias, sino que procure vestir a las personas sin atentar contra la naturaleza.

Este panorama, aún incipiente, se da en torno a tres prácticas principales: el suprareciclaje (upcycling para los anglosajones), la venta de segunda mano y la reparación. Todas se inscriben en un sistema que debería aminorar la fabricación de ropa como algo lineal para asimilar la producción de manera circular.

Todo se recicla

Con respecto al upcycling, si bien no es algo nuevo en la escena de la moda internacional, lo cierto es que se acrecienta el número de empresas y emprendedores locales que apuestan a esta alternativa sustentable a la hora de diseñar.

¿En qué consiste? En reutilizar prendas y materiales que, en lugar de ser descartados como basura, se incorporan creativamente en la generación de otras tipologías, por lo tanto, adquieren nuevas funciones y, por ende, significados. Esto pasa, por ejemplo, cuando una camisa se convierte en un vestido, una campera en una falda o sobrantes de distintas telas u otros elementos toman la forma de ropa o accesorios. También puede ser utilizado para aggionar una prenda al aquí y ahora, como sucede con un ambo o un abrigo de antaño.Luján Haeder, diseñadora oriunda de Santa Cruz en su estudio, donde recicla sastrería, con su modelo. Foto: Mariana NedelcuLuján Haeder, diseñadora oriunda de Santa Cruz en su estudio, donde recicla sastrería, con su modelo. Foto: Mariana Nedelcu

“Recuperar pasado, vestir presente y colaborar por un futuro”, más que una sucesión de tiempos verbales, este es el lema de Somos Dacal. La firma liderada por Florencia Dacal, trabaja en base a prendas vintage de sastrerías y fabricantes nacionales, ahora retomadas y reformuladas a medida, con el foco en que sean duraderas y atemporales.

Nuestro lema es: “Recuperar pasado, vestir presente y colaborar por un futuro”

Florencia DacalDiseñadora

“Creamos nuestro propio método de rediseño”, señala la emprendedora. “Basado en la idea del traje de cinco piezas compuesto por: corbata, camisa, pantalón, chaleco y saco”, profundiza. Y lo más atractivo de su tarea es que este saber hacer no queda encapsulado en su atelier, sino que procura transmitirlo a la comunidad que asiste a las capacitaciones presenciales y virtuales.

¿Novedades? La colaboración que realizó con Ombú, Sello de Buen Diseño y el restaurante Raix, con la idea de rediseñar uniformes de trabajo tradicionales, adaptados a oficios creativos, presentados en la reciente Bienal Iberoamericana de Diseño de Madrid.

También el caso de Vicki Otero, diseñadora de la generación que despuntó en los años 2000, resulta paradigmático. Reconocida, justamente, por la perfección de sus piezas sastreras, ahora decidió volver a los orígenes en la fábrica de su familia.

Así fundó Obradoiro de roupas, en homenaje a sus ancestros gallegos. Y si bien revela que lo del reciclaje no fue el propósito, resultó la opción más evidente cuando se topó con grandes cantidades de desperdicio de tela. Incluso con rollos que tenían fallas y que al cortarlos se dio cuenta que podía confeccionar esquivando esas imperfecciones. Este proyecto además tiene como imperativo hacer una marca más inclusiva: las piezas no están destinadas a un solo género, tampoco se circunscriben a talles únicos y menos todavía a una edad específica.

Otra marca, entre las más recientes de las signadas por la sastrería, es Haeder, comandada por Luján, más conocida como Lulú Haeder. La diseñadora oriunda de la provincia de Santa Cruz ganó notoriedad en la última edición de Bafweek con la colección Trepadoras; conformada por veinte looks desarrollados en base al upcycling de prendas reinterpretadas y revalorizadas. Y en ese sentido, aclara que sólo es sostenible si se da en un marco de conocimiento y ejecución de procesos.

“Tenés que ser consciente de todo el ciclo de vida y ésa es la prioridad número uno”, asevera su mentora. Esto tiene que ver con que -a veces- las prácticas suelen poner el ojo en lo estético y dejan de lado lo funcional y, así, el devenir de las prendas. ¿Cómo lo resuelve? Con un mapeo de las compradoras para poder localizar cada uno de los artículos adquiridos si se rompen o ya no se usan, y necesitan ser actualizados o destinados a nuevo usuario.

Tenés que ser consciente de todo el ciclo de vida y ésa es la prioridad número uno

Renacimiento del jean

La tendencia de desarmar y recapitular prendas en denim (“jean” para los argentinos) tuvo un antecedente fundamental en 2016 con la cápsula que Jessica Trosman creó para Not To Be Understood en base a piezas de la legendaria marca Lee. Tiempo después, también Lucía Chain se atrevió a esta textura a partir de la unión estratégica con la división textil de Alpargatas.Erica Vega, eco conciente, reivindica el denim, desde el patchwork. Erica Vega, eco conciente, reivindica el denim, desde el patchwork.

Entre las actuales, que además se salen del circuito porteño, hay que mencionar a la misionera IMIX. Liderada por Erica Vega, quien admite que, desde el comienzo, quedó fascinada por la durabilidad y versatilidad que le da este material. Algo que toma forma en los diseños, donde puede incorporar cientos de recortes de tela superpuestos dándole volumen para confeccionar un abrigo, y al mismo tiempo la técnica plana del patchwork.

“Siempre me atrajo su capacidad de transformarse en el tiempo -analiza-, adaptándose a diferentes generaciones”, indica.

-¿Qué les interesa a los consumidores?

-La idea de tener piezas que combinan diseño contemporáneo con un impacto ambiental reducido, sin comprometer por eso la calidad o el estilo.

A los clientes les gusta el diseño contemporáneo con un impacto ambiental reducido, sin comprometer por eso la calidad o el estilo.

En esta sintonía está Hicusto, la marca de Bahía Blanca que empezó como algo más intimista en la pandemia. De hecho, sus primeras creaciones nacieron a partir de prendas que Manuela Rodríguez tenía en su propio ropero. El emprendimiento que participó de la última Argentina Fashion Week, se caracteriza por generar atuendos que también se sustentan en el denim.Hicusto, la marca de Manuela Rodríguez, que nació a partir de ropa usada.Hicusto, la marca de Manuela Rodríguez, que nació a partir de ropa usada.

¿Cómo consigue los materiales? A través de donaciones de ropa que todavía puede ser usada y, a la vez, incluye los recortes hiper gastados como un plus estético a sus diseños.

Pioneras materiales

Pero no solo están las diseñadoras que desarman una prenda para hacer otra nueva, diferente, o generar vestimenta a partir de remanentes textiles. También están las que fueron iniciadoras en el reciclaje para desarrollar indumentaria. Y que, además, se distinguen por trabajar con materiales que no necesariamente provienen de una empresa de moda o fábrica de tela.

En este grupo sobresale Alejandra Gougy, factótum de Cosecha Vintage, la marca regenerativa que desde el 2005 desarrolla tipologías en base a medias de nylon en desuso, y durante los últimos años también agregó desechos electrónicos.La diseñadora  Alejandra Gougy, trabajando en Cosecha Vintage. es Presidenta de Asociación Moda Sostenible Argentina /Foto: Mariana Nedelcu - FTP CLARIN _MAR5683.jpg Z InvitadoLa diseñadora Alejandra Gougy, trabajando en Cosecha Vintage. es Presidenta de Asociación Moda Sostenible Argentina /Foto: Mariana Nedelcu – FTP CLARIN _MAR5683.jpg Z Invitado

Gougy, además, se salió del borde del ámbito de los atavíos y ya se volvió una asidua participante de Casa FOA, eso sumado a que es la fundadora de la Asociación de Moda Sostenible Argentina (AMSOAR). Ésta última congrega a emprendedores de todo el país que insisten en reducir la contaminación ambiental, promover prácticas laborales justas y fomentar el consumo responsable.

Entre sus miembros está Jessica Pullo. de la marca Biótico, diseñadora de indumentaria graduada en la UBA, quien hace más de diez años se anticipó al fenómeno del reciclaje. Pullo recupera sachets de leche y paquetes de snacks donados por la comunidad para convertirlos en sofisticadas carteras y accesorios. ¿El dato? Lo lleva a cabo en colaboración con personas que tienen discapacidad intelectual. Mediante el trabajo en talleres protegidos y centros de día, ellos se transforman en proveedores esenciales de la marca. Recientemente la firma abrió su propia tienda de venta directa al público nada menos que en la Galería Alvear.Biotico, una marca dirigida por Jessica Pullo, diseñadora graduada de la UBA.Biotico, una marca dirigida por Jessica Pullo, diseñadora graduada de la UBA.

Otra de las emprendedoras que se animó a la materia prima poco convencional es Romina Palma, a cargo de Cazaparaguas, quien ya contaba con experiencia previa en el emblemático Club Social de Costura. Y si bien se crió en Comodoro Rivadavia, donde son poco frecuentes los paraguas, su interés surgió en Buenos Aires, cuando advirtió la acumulación de estos objetos rotos.

¿Cómo se organiza? La recolección la hace a través de los Puntos Verdes Móviles establecidos en CABA y de organizaciones que gestionan residuos, ya sea en escuelas o empresas. Una vez en el taller, separa las telas plásticas de las estructuras metálicas para luego acondicionarlas. Algo más: los elementos desechados son destinados a Ruo, una cooperativa de recuperadores urbanos y así evita generar más basura ¿Números? En cinco años lleva reciclados más de 3 mil paraguas.

Usos circulares

A su vez, el upcycling está inevitablemente vinculado con otros modos que ganan terreno en la escena de la producción y el consumo de vestimenta. Por un lado, está la práctica de la venta de ropa vintage o de segunda mano, que, aunque se remonta al menos a la década del ‘80, adquiere nuevas formas mediada por las pantallas, incluso, son las propias marcas las que promueven la recirculación de sus productos ya vendidos para evitar que sean descartados por los clientes.Marca precursora. Jazmin Chebar tiene su rama "Circular", donde ya hace varios años que se dedica al reciclaje.Marca precursora. Jazmin Chebar tiene su rama «Circular», donde ya hace varios años que se dedica al reciclaje.

En ese sentido, Jazmín Chebar lidera el mercado, al adelantarse al futuro, incentivando a las clientas a vender sus atuendos cuando ya no los usan. Jazmín Circular es el nombre del sitio, donde se pueden comercializar los artículos. A esa opción se agrega la del local en Palermo Viejo, a la usanza clásica, donde también se ofrecen estas piezas.

“Desde que empezamos con la plataforma el balance es altamente positivo”, destaca Claudio Drescher, dueño de la marca y referente de la industria de la indumentaria argentina.

“Las seguidoras de la firma ahora pueden acceder a prendas que antes no podían, ya que suelen ser pocas y súper exclusivas. También tienen la posibilidad de llevar las propias y darles un nuevo destino”, concluye.

Las seguidoras de muestra firma tienen la posibilidad de llevar las prendas propias y darles un nuevo destino

Claudio DrescherDueño de Jazmín Chebar

Además, se destaca la propuesta de la reparación. Y más allá de lo concreto, esta tarea no pierde su dimensión simbólica; la de reparar un sistema de la moda que con creces da muestras de estar dañado. Alcanza con ver la grandilocuente imagen del basurero de ropa en el desierto de Atacama, Chile, lo mismo -aunque a otra escala-de las prendas arrojadas en las calles de cualquier capital del mundo, incluida Buenos Aires. Esto relacionado con los informes que contabilizan los micro plásticos en el océano que provienen de la vestimenta, entre otros datos que evidencian un esquema de producción, venta y consumo hiper saturado.

Ecomilitancia y ropa

“Si está roto ¡reparalo!”, expresa la convocatoria de Patagonia, la empresa norteamericana de outdoor, con un local en el centro porteño y otra flamante tienda en Bariloche, impulsa este propósito.Worn Wear. La marca internacional Patagonia propone reparar lo roto en sus talleres porteños.Worn Wear. La marca internacional Patagonia propone reparar lo roto en sus talleres porteños.

Lo hace mediante jornadas donde el público lleva su propia prenda -sea o no de la marca- para ser reacondicionada con distintos artilugios de costura. Esta acción se encuentra en el marco del programa global Worn Wear, que la firma lleva a cabo en el país desde el 2018, y que, durante el 2024, logró reparar más de 2 mil piezas, entre los puestos montados en los dos negocios, además de los eventos en El Chaltén, Ushuaia, Mendoza y Rosario. Se trata de una empresa ecoactivista: destina dinero a colectivos ambientalistas.

De esta manera no solo se revitaliza la prenda arreglada, sino que apuntalan a la circulación, evitando una nueva compra y, por ende, la generación de materiales y recursos.

El ciclo no debe detenerse.

Una línea de tres para defender la sostenibilidad

Fuente: Página12 – La iniciativa surgió entre la cooperativa Creando Conciencia, la empresa textil Texcom y la Fundación Impulso y Encuentro. Reciclaje con un fin social y solidario.

En un contexto de incertidumbre y un ajuste que también impacta en las políticas de medio ambiente, un triple convenio entre la cooperativa de Tigre, Creando Conciencia, la empresa textil Texcom y la Fundación Impulso y Encuentro busca marcar «un antes y un después en materia de sostenibilidad y responsabilidad social». Utilizando los sobrantes de la tela empleada para confeccionar las camisetas de la Selección Argentina y otros equipos de fútbol, este proyecto da un nuevo propósito a lo que, de otro modo, sería desecho industrial.

El acuerdo firmado permite que Texcom, líder en la producción de tejidos para el sector deportivo e industrial, entregue sus sobrantes de tela a Creando Conciencia. Esta cooperativa, integrada por ex cartoneros y con casi 20 años de trayectoria, garantiza la trazabilidad y disposición de estos residuos en su Polo Productivo en Benavidez. Los materiales son transformados por la Fundación Impulso y Encuentro en productos como alfombras, canastas y otros artículos, cuyo fin es sostener actividades sociales y educativas.

Ramiro Martínez, miembro de Creando Conciencia explicó a Buenos Aires/12 que»Texcom es un gran generador contextualizado desde una política pública del Ministerio de Ambiente». Su matriz productiva genera sobrantes de tela, como los usados para la camiseta de la Selección Argentina. «Nosotros gestionamos la trazabilidad y, junto con la Fundación, que desde 2019 realiza acciones destinadas a los sectores más vulnerables de la sociedad, damos un valor agregado al convertirlos en nuevos productos comunitarios», cuenta.

Impacto ambiental y social

Para Texcom, esta iniciativa refuerza su enfoque en el reciclaje, priorizando la reutilización creativa de materiales sobre la tradicional. Maximiliano De María, jefe de marketing de la empresa, explica que el  objetivo no solo es destacar el rol social de estos proyectos, sino también mostrar que los bienes originados del upcycling (reciclaje) «pueden igualar la calidad de los provenientes de materias primas vírgenes».

La cooperativa, que comenzó con seis socios y ahora agrupa a 105 familias expandió sus actividades más allá de la recolección de residuos. Produce madera plástica, útiles escolares y mobiliario para espacios públicos. Martínez añadió: «En pandemia, mientras muchas empresas privadas redujeron personal, nosotros no solo mantuvimos los puestos de trabajo, sino que ampliamos nuestras operaciones”.

El reciclaje textil presenta desafíos logísticos, desde la recolección hasta la transformación. Texcom, que cuenta con certificaciones únicas en Argentina, y Creando Conciencia, con su experiencia en trazabilidad, logran superar estos obstáculos. En palabras de Martínez: «El reciclaje no es visto aún como un sistema productivo integral. Pero somos una economía instalada, representando el 15 por ciento del PBI argentino. Este modelo muestra cómo el sector cooperativo puede ser motor de desarrollo comunitario”.

Por su parte, De María enfatizó la intención de Texcom de expandir su colaboración:
«Con casi 80 años de historia, vemos estos proyectos como el semillero de talentos del futuro. Queremos ampliar estas iniciativas, fortaleciendo la reinserción laboral y la sostenibilidad”.

Un compromiso integral

El impacto de este acuerdo trasciende lo ambiental. La Fundación Impulso y Encuentro utiliza los ingresos generados para talleres de contención social, alimentación comunitaria y capacitación. De María habla de una «retroalimentación empresa-entorno». En sus palabras, esa postura no solo beneficia al medio ambiente, sino que impulsa el desarrollo humano, integrando a sectores históricamente marginados al circuito laboral y productivo.

Creando Conciencia, por su parte, ha sido pionera en la gestión de residuos y promueve políticas públicas que reconozcan al cooperativismo como motor económico. «Es fundamental que dejemos de ver al cooperativismo como economía marginal. En muchas regiones, somos quienes proveemos servicios esenciales como agua, luz o alimentos, donde las empresas capitalistas no encuentran rentabilidad”, explicó Martínez.

La unión entre Texcom, Creando Conciencia y la Fundación Impulso y Encuentro no solo evidencia las posibilidades del reciclaje creativo, sino que también redefine el papel de la responsabilidad social empresarial. En el medio de un panorama donde las políticas de ajuste dificultaron la sostenibilidad, estas iniciativas demuestran que el desarrollo es posible cuando el sector privado, el cooperativismo y las organizaciones comunitarias trabajan en conjunto.

Con vistas al futuro, dicen, el modelo podría replicarse en otras industrias, reforzando la economía circular y consolidando la economía social como un actor clave para el desarrollo sostenible.

Un escenario complejo para el reciclaje

Las políticas nacionales golpearon fuertemente al sector del reciclaje bonaerense y al cuidado del medio ambiente a lo largo del 2024. Uno de los efectos más visibles fue la caída abrupta en el precio del cartón, un material esencial para los recicladores. Hasta mayo de 2024, el kilo de cartón se cotizaba a 320 pesos, pero hacia finales de año su valor se desplomó a un rango entre 140 y 160 pesos, dependiendo de la región, según explicaron recicladores a este medio. Este descenso representó una pérdida de casi el 50 por ciento de los ingresos de los trabajadores cartoneros, de acuerdo a lo expresado por la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores.

La situación se agravó con la eliminación de beneficios como el monotributo social, lo que afectó directamente a las familias que dependen de esta actividad. Desde FACCYR atribuyeron esta crisis a la apertura de importaciones de cartón, particularmente desde Brasil, implementada por el gobierno de Javier Milei. Estas políticas, diseñadas bajo un marco de ajuste, debilitaron no solo la economía de los trabajadores, sino también la estructura de las cooperativas, un pilar esencial para el reciclaje y la economía social, según explicaron.

Por otro lado, el ajuste no se limitó al sector. Los programas de cuidado ambiental, desde la protección de los bosques hasta la promoción de energías limpias, enfrentaron un desfinanciamiento que compromete su efectividad y sostenibilidad a largo plazo.

En 2025, el presupuesto para este objetivo será el más bajo registrado, representando solo el 2,8 por ciento de lo estipulado por la Ley de Bosques. Esta ley establece que el 0,3 por ciento del presupuesto nacional y el 2 por ciento de las retenciones agrícolas y forestales deben asignarse a la conservación de los bosques.

Con la prórroga del Presupuesto 2023 durante el 2024, las partidas destinadas a programas fundamentales experimentaron una caída del 50 por ciento en términos reales. Desde la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN), advirtieron que este desfinanciamiento ambiental no responde a una falta de recursos, sino a decisiones ideológicas. Según el Monitor Ambiental del Presupuesto, con solo el 3 por ciento del superávit fiscal financiero, se podrían haber sostenido las partidas destinadas al cuidado del medio ambiente y a la promoción de energías renovables.

Tiendas y desfiles de moda en el basural: juicio a la moda rápida (fast fashion)

Fuente: Clarín – La foto del basural de ropa asentado en el desierto de Atacama en Chile, que durante la pandemia tomó notoriedad en todo el mundo, tuvo su revancha en el último año con un desfile de moda desarrollado en medio de montañas de residuos textiles.Desfile en el desierto de Atacama.
Foto: Maurício NahasDesfile en el desierto de Atacama. Foto: Maurício Nahas

Y esa acción –la de la pasarela en el vertedero– no solo volvió a poner en escena la paradoja de la factoría más glamorosa evidenciando su peor pesadilla, sino que resultó un gesto elocuente ante el flagelo que genera la producción y el consumo de prendas en el ciclo del fast fashion.

Pergeñada por Desierto Vestido, el colectivo que lleva más de 3 años realizando activaciones en la zona de Alto Hospicio, dio a conocer que son más de 59 mil toneladas de ropa usada las que ingresan anualmente al puerto de Iquique, dato relacionado con el aumento descomunal de la compra de vestimenta que, en las últimas dos décadas, creció un 233%.

A su vez, esto se vuelve más peligroso si se considera que la acumulación en los basureros y la posterior incineración amenazan áreas reconocidas por sus especies endémicas. Por caso, las Tillandsias aéreas, comúnmente llamadas “claveles del aire”, de suma importancia para la biodiversidad de esa región, consideradas además como indicadores ecológicos.

¿Cómo están conformados estos basurales? A grandes rasgos pueden incluir sobrantes generados durante la confección, al igual que prendas con fallas o que no pasaron el control de calidad, pero sobre todo están compuestos por ropa que es descartada por los usuarios, algo que quizás no es tan frecuente para las sociedades del Cono Sur, aunque sí en los países centrales.

La enorme preocupación es que esto último se vuelve cada vez más acelerado y tiene que ver con que la industria de la moda ya no se circunscribe a las convenciones de las temporadas (otoño-invierno y primavera-verano) ni a las tendencias a la hora de producir. Asimismo, cuantos más activistas y organizaciones civiles piden que se desacelere para que haya menos descartes, más parece crecer la producción a destajo.

“Comenzamos a preguntarnos por qué ocurre esto”, sostiene Bastián Barria Acevedo, consultor en economía circular y cofundador de Desierto Vestido. “Hay explicaciones a nivel local que tienen que ver con la falta de fiscalización y con la importación de ropa”, esgrime y, en ese sentido, aclara que Chile es el segundo país en el mundo en ingresar atuendos de segunda mano, con alrededor de 55 empresas llevando a cabo esa tarea.Ariadna Pastorini advierte con sus creaciones sobre la contaminación textil.
Gentileza: Otras telas
Ariadna Pastorini advierte con sus creaciones sobre la contaminación textil. Gentileza: Otras telas

Este dato fue obtenido a partir de la investigación que realizó la organización trasandina in situ, y que procuraron documentar y difundir en redes sociales. Esto, además, les permitió enlazar el fenómeno local con la problemática globalizada. Es decir que, aunque pueda parecer insólito, los vecinos de esa comuna ya habían naturalizado la presencia de basura textil en su vida cotidiana. Alcanzó con que conocieran esa información para que pudieran concatenar el resultado de los montones de prendas desperdigadas a metros de sus casas con el fenómeno del fast fashion.

¿Soluciones?

Si se tienen en cuenta los compromisos asumidos por los gobiernos del norte global para la gestión de desperdicios textiles de cara a la próxima década, a mediados del 2024 el Parlamento Europeo solicitó agudizar las medidas restrictivas para los productores de indumentaria y la Asamblea Nacional de Francia propuso penalizar a las empresas de moda rápida. Es ese lado del mundo desde donde se exportan enormes volúmenes de prendas en desuso, que llegan a esta parte del globo.

Otro de los tópicos más frecuentes es el de una norma que establezca la responsabilidad extendida del productor (REP), la cual implica que se sepa cuál va a ser el destino de la vestimenta, no solo desde el momento que se pone a la venta, sino desde antes, cuando se está pensando el diseño en la mesa de trabajo. Y si bien esta ley ya existe en distintos países, por ejemplo Chile, por ahora está orientada a otros productos como envases y neumáticos, según explica Barria Acevedo.

¿Qué sucede en la Argentina? “Todas las veces que se ha intentado legislar bajo la REP en diferentes corrientes de residuos (envases, electrónicos, textiles), no se ha podido avanzar debido al lobby de los sectores involucrados y al poco interés del sector político”, argumenta Eugenia Testa, directora del Círculo de Políticas Ambientales.Tiendas en el basural del desierto de Atacama. 
Gentileza: Desierto vestido.Tiendas en el basural del desierto de Atacama. Gentileza: Desierto vestido.

Y lo cierto es que, acá, lo más usual es que antes de ser descartadas las prendas sean donadas o vendidas en tiendas de segunda mano que fomentan la circulación de ropa. Esto significa que pasan a otros dueños y adquieren una sobrevida.

Sin embargo, la idea de circular puede resultar engañosa, ya que se sigue produciendo con la excusa de que puedan ser rescatadas, para luego ser vendidas y usadas, continuando con el ciclo, y así sucesivamente. “Claro que es necesario recuperar, reusar y reciclar los textiles y mejorar el diseño para alcanzar estos objetivos”, analiza Testa. “Pero también es necesario bajar el ritmo de producción y dejar de orientar las estrategias de venta al recambio constante”, advierte.

Profundiza, además, en que la circularidad es importante para reintroducir materia prima secundaria, es decir reciclada, en nuevos artículos, pero esto no es suficiente para frenar el crecimiento desorbitado de los residuos. “Por otro lado, la industria debe cambiar prácticas de producción y materiales. El tema de las fibras sintéticas, por ejemplo, es un problema asociado que genera impactos significativos”, concluye.

En ese contexto, otra de las respuestas más inmediatas para que la vestimenta que ya no se usa no se convierta en basura, surge de parte de los productores, a baja escala, emprendedores y consumidores, siendo el método del upcycling uno de los más difundidos. Esto implica desarmar una prenda para darle una nueva vida en otra tipología; un pantalón hecho en denim –jean para los argentinos– se transforma en una falda o una camisa en un vestido, entre otras opciones. En ese sentido trabajan marcas internacionales y también locales al darle una nueva forma y por lo tanto un nuevo significado.Desfile en el desierto de Atacama.
Foto: Maurício NahasDesfile en el desierto de Atacama. Foto: Maurício Nahas

Otra opción es la reparación, donde no solo se revitalizan con parches y nuevas costuras, sino que, incluso, se las hace evidentes para explicitar que eso fue reparado.

Y sin dudas es en la escena del arte donde se anticipó el reuso en cuanto recurso y manifestación, ante la abundancia de prendas que ya existen en el planeta. Alcanza con repasar la ultra conocida “Venus de los trapos”, de Michelangelo Pistoletto, pieza que estuvo expuesta en el país en distintas oportunidades, así como las banderas del orgullo confeccionadas por la dupla creativa de Leo Chiachio y Daniel Giannone.

También los trabajos de la artista tucumana Jessica Morillo, de “Piquete Textil”, que hace lo propio con sus artefactos de protesta creados a partir de ropa interior descartada, y de Candelaria Traverso, otra de las que está en esa tarea, aunque no necesariamente con vestimenta tirada a la basura, pero sí que proviene de los países centrales y se consigue en tiendas de usados. Últimamente dio cuenta de ello en la muestra de la galería Herlitzka & Co, donde mostró las instalaciones desarrolladas en asociación con el colectivo UNCU y la diseñadora Juliana García Bello.

Sobresale “Otras telas”, el proyecto multidisciplinario que Ariadna Pastorini viene desarrollando desde la pandemia, donde aúna el propósito artístico con el vestir, y la advertencia sobre el peligro que la contaminación textil causa al medioambiente. La artista no solo interpela al sistema de la moda en cuanto a los plagios creativos, las repeticiones y las tiranías textiles, tal cual las denominaciones que emplea, sino que también apunta a poner en discusión modismos, usos y prejuicios que esta industria trae aparejados.

La nueva marca nacional que vende ropa básica a menos de la mitad de precio que en shoppings

Fuente: iProfesional – El modelo «antifrágil» de TN Platex dio vida a Dfac, una marca de básicos accesibles y sostenibles, sin intermediarios ni sobrecostos. Los precios

La ropa en Argentina es, en promedio, un 35% más cara al dólar oficial que en otros seis países de la región, pero no hace falta comparar precios internacionales para corroborarlo. Dentro de los límites del país, mientras que en un shopping una remera básica de algodón peinado cuesta unos $50.000, otra marca como Dfac, la línea de indumentaria de TN Platex, ofrece dos, con calidad similar o superior, por casi la mitad. ¿Cuál es su secreto? Un modelo integrado de producción, una propuesta austera, pero eficiente, comercialización sin intermediarios y un compromiso con la transparencia que expone, peso a peso, cómo está compuesto el costo de cada prenda.

TN Platex nació en 1979, cuando el inmigrante armenio Agop Karagozian abrió una pequeña hilandería en Monte Caseros, Corrientes. Hoy, esa empresa familiar cuenta con 14 fábricas en seis complejos industriales distribuidos entre Catamarca, Chaco, Corrientes, La Rioja y Tucumán. Además, tiene un centro de distribución y oficinas en Buenos Aires, empleando en total a unas 1.700 personas.

El crecimiento de la empresa fue liderado por la segunda generación, compuesta por Teddy, Aldo y Dino Karagozian. «Gracias a un plan de reinversiones, innovación constante, el uso de datos y la incorporación de tecnología, pasamos de ser una pequeña hilandería para convertirnos en líderes del mercado», afirmaLucas Karagozian, hijo de Teddy y representante de la tercera generación junto a su hermano Tomás.

Desde 2015, la empresa inició un proceso de diversificación que denominaron «antifrágil«. Es decir, diseñar una empresa capaz de adaptarse y crecer ante los diferentes escenarios económicos y sociales del país. Desde entonces, además de producir hilos y telas, TN Platex comenzó a fabricar prendas para terceros y lanzó sus propias marcas. Entre ellas, Ciudadela, adquirida en 2015 y revitalizada; XPirit, enfocada en ropa deportiva con tecnología de Nanotek; y, desde 2023, Dfac, una marca cuyo nombre resume su esencia: «De la fábrica al consumidor».

El modelo de Dfac: básicos, accesibles y sostenibles

La clave de esta marca radica en varios factores. En primer lugar, su apuesta por prendas atemporales y funcionales. La marca no sigue tendencias ni lanza colecciones estacionales: sus diseños son básicos que nunca pasan de moda y están disponibles en una paleta de colores limitada a blanco, negro y gris.

«Nosotros somos industriales: nos gusta ser eficientes, la trazabilidad y la transparencia. Decidimos hacer solo los productos más vendidos, usando los colores principales, para alcanzar el mejor costo posible y ofrecer el mejor producto al menor precio posible», explica Karagozian.

Cada prenda de la marca está pensada para ser versátil y funcional

Cada prenda de la marca está pensada para ser versátil y funcional

Su catálogo es deliberadamente limitado: buzos unisex (con y sin capucha), remeras lisas para hombre y mujer, musculosas femeninas, bóxers y medias. Cada prenda está pensada para ser versátil y funcional. Esta estrategia también se alinea con un compromiso ambiental, en contraposición a la lógica del fast fashion, que impulsa un consumo desmedido y deja montañas de ropa sin vender contaminando lugares como el desierto de Atacama en Chile.

La industria textil es la segunda que más agua necesita en el mundo, además de ser responsable del 20% de las aguas residuales a nivel global. Se estima que más de 50.000 millones de prendas se desechan al año, muchas de ellas prácticamente nuevas. 

«En Dfac entendemos que la personalidad es de cada usuario, no del producto que usa. Nuestro objetivo es facilitar ese básico que cada cliente combinará como quiera para darle su impronta», agrega Karagozian.

La fórmula de la marca detrás de los precios bajos

Un pilar clave del modelo de Dfac es la integración de la cadena productiva. Desde el hilado hasta la confección, TN Platex se ocupa de cada etapa del proceso, excepto la tintorería. Esto les permite mantener no solo un riguroso control de calidad, sino también optimizar costos y trasladar ese ahorro al consumidor final.

Otro aspecto clave de su eficiencia de producción es el aprovechamiento de los materiales. Durante la confección, utilizan una técnica llamada «tizada», que consiste en disponer los moldes de cada prenda sobre la tela de la manera más eficiente posible antes de cortarla. Esto minimiza el desperdicio, reduciendo no solo costos, sino también el impacto ambiental asociado a los descartes textiles.

Pero la estrategia no termina allí. Dfac vende exclusivamente a través de su tienda online, eliminando intermediarios y los sobrecostos asociados a la distribución tradicional.

La marca de ropa Dfac vende exclusivamente a través de su tienda online

La marca de ropa Dfac vende exclusivamente a través de su tienda online

Pero quizás el mayor diferencial es su compromiso con la transparencia. En su tienda online, la marca detalla el desglose del precio de cada prenda, en un gesto de honestidad poco común en la industria. Por ejemplo, un pack de dos remeras básicas para mujer, confeccionadas con algodón peinado, tiene un precio de $23.680. Según la composición publicada por DFac, el 6% corresponde a materia prima y avíos, el 8% a mano de obra, el 12% a costos industriales, el 13% a marketing y publicidad, el 8% a las comisiones de Mercado Pago, el 3% a costos administrativos, el 43% a impuestos y contribuciones, y apenas un 7% es el margen que queda para la empresa.

Al cierre de esta edición, la empresa, fiel a su política de precios bajos y transparentes, ofrece una variedad de opciones atractivas para los clientes: packs que incluyen dos remeras básicas para hombres desde $27.105; dos musculosas para mujeres a partir de $21.150 y buzo unisex desde $33.050 cada uno, disponibles en versiones con o sin capucha y oversize. Además, ropa interior como bóxers unisex desde $16.815 por tres unidades y packs de tres medias desde $5.075, completan la oferta.

Este nivel de apertura no solo refuerza la confianza del consumidor, sino que también expone las dificultades que enfrenta la industria textil argentina, especialmente la alta carga impositiva.

Según Karagozian, actualmente venden entre 6.000 y 10.000 unidades mensuales, un número que consideran prometedor para una etiqueta joven que aún se está dando a conocer. Por eso, la meta es ambiciosa: en 2025 superar las 100.000 unidades que les permitiría tener un negocio de volumen.

Dfac se presenta como una marca de ropa que entiende las necesidades reales de los consumidores y les ofrece una solución sencilla, con precios económicos, honesta y duradera. «Queremos ser la empresa número uno de básicos en Argentina», concluye Karagozian.

Colección Circular: Arredo transforma fibras recicladas en productos para el hogar

Fuente: El Diario de Turismo – A través de su Colección Circular, Arredo vuelve a darle vida productiva a residuos reciclados de su proceso textil

La Colección Circular de Arredo, su nueva innovación en sustentabilidad, es una línea de productos creada a partir de fibras recuperadas. Incluye variedad de artículos funcionales y de decoración que combinan diseño, compromiso ambiental y calidad: manteles, neceseres, cortinas de baño, almohadones y tote bags.

A través de una alianza con la empresa Fibran Sur, referente en reciclaje textil, que contribuyó con la tecnología y experiencia necesarias para transformar residuos del propio proceso textil en tejidos reutilizables; Se obtuvo como resultado una tela de estilo “panamá”, compuesta por un 70% de material reciclado y un 30% de material virgen.

Los productos finales son de un distintivo tono grisáceo, que surge de la combinación de los colores originales de las fibras recicladas. Para seguir reduciendo el impacto ambiental, Arredo evitó someter las nuevas telas a procesos adicionales de blanqueo o teñido.

La marca líder en productos para el hogar continúa reforzando su compromiso con el cuidado del planeta a través de el resto de sus colecciones sustentables vigentes:

  • Línea Bambú: sábanas, fundas de acolchado y almohadas elaboradas con fibra de bambú, material, 100% biodegradable.
  • Línea Biotextil: sábanas y fundas de acolchado suavizadas con una enzima natural, proceso que reduce hasta un 50% del consumo de agua y energía.
  • Línea Fibra Cáñamo: pies de cama, fundas de acolchado y manteles que se destacan por la durabilidad y el bajo impacto ambiental de la fibra de cáñamo.

Con estas propuestas, Arredo reafirma su compromiso con el diseño responsable y busca reducir el impacto ambiental mientras brinda productos innovadores y de calidad.

Sustentabilidad textil: la revolución de la biotecnología llega al mundo de la moda

Fuente: La Nación – En el mercado local se multiplican las iniciativas que combinan negocio con sostenibilidad, a partir de la producción de cuero ecológico, pigmentos que no contaminan o el reciclaje de los desechos de las curtiembres.

La industria de la moda es una de las que más problemas tuvo, históricamente, para responder a dos demandas sostenidas por parte de los consumidores: ser cruelty free y ser sostenible. Hoy, en la Argentina, algunas empresas biotecnológicas empiezan a probar que la solución es posible.

“La conexión entre la moda y la sostenibilidad radica en la urgente necesidad de reducir el impacto ambiental y social de la industria textil. La moda sostenible se propone minimizar el uso de recursos, promover prácticas éticas en la producción, y utilizar materiales biodegradables o reciclados, además de fomentar un consumo consciente”, advierte Valeria Zamparolo, jefa de Artes América en el British Council.

Esta tendencia surge como respuesta a “la creciente preocupación por la contaminación, el agotamiento de recursos y las condiciones laborales de las personas empleadas en el sector. Por eso, incorporar estos enfoques se ha vuelto esencial en la práctica del diseño, y es un componente clave del programa de formación de DAE Creative Bootcamp, donde los participantes integran estos principios en sus procesos creativos, acompañando así una nueva generación de emprendedores comprometidos con un futuro más sostenible”, resalta Zamparolo.

Mientras muchos aprenden, están los que ya recorren el camino de emprender, como el caso de Mycorium Biotech, startup de base científica dedicada a transformar residuos agroindustriales en cuero sostenible.

Esta empresa nació en los laboratorios rosarinos del Instituto de Procesos Biotecnológicos y Químicos (Iprobyq), donde existe una tecnología avanzada y patentada que utiliza el micelio. Se trata de una estructura vegetativa de los hongos para fabricar cuero sostenible, una alternativa al cuero natural y el ecocuero (sintético). Estos materiales no sólo tienen un impacto negativo en el planeta debido a su alta huella de carbono, sino que también representan un mercado global atractivo de más de US$187.000 millones, el equivalente a un cuarto del PBI de Argentina.

Este cuero sostenible tiene un potencial muy grande. “La diversidad de aplicaciones es uno de los principales atractivos: permite ser implementado desde una zapatilla hasta bolsos y carteras, sólo por mencionar algunos casos”, destaca Agustín Schiavio, CEO y fundador de Mycorium Biotech.

Este experto reconoce que el surgimiento de este tipo de tecnología no es casual. “Por un lado, hay una tendencia e interés de parte de las compañías textiles especialmente en incorporar innovaciones que, además de dar respuesta a las preocupaciones de los consumidores –especialmente la generaciones millennials y Z que eligen marcas con impacto positivo–, también ayuden a hacerla más sostenible. Y por otro lado, hay una creciente demanda por materiales sostenibles, que al mismo tiempo cumplan con los estándares de calidad”, añade Schiavio.

Claro está que este potencial ya tiene su reconocimiento internacional, ya que Mycorium Biotech acaba de recibir US$100.000 de inversión al participar del programa de aceleración Climate Technology , de Brinc, una firma de Venture Capital y aceleradora de Hong Kong que ya lleva invertidos más de US$2,1 millones en más de 190 compañías de todo el mundo que contribuyan a resolver los principales desafíos globales.

“Vemos un futuro brillante para nuestro producto, ya que la demanda de materiales sostenibles es enorme y la oferta actual es casi nula. Creemos que nuestro producto tiene el potencial de revolucionar la industria de la moda y convertirse en la opción sostenible preferida en diversas aplicaciones. Estamos seguros de que seremos líderes en el mercado desde Argentina al mundo”, se enorgullece Schiavio, y no es para menos, ya más de 100 grandes empresas de Europa, Estados Unidos y Argentina consultan por su producto.

Biotechs, el futuro

La biotecnología pisa fuerte en la Argentina, y esto se nota en la creación de otra firma que une sostenibilidad y textiles. Se trata de Tintte, fundada en 2023 por Gustavo Freytes, Magalí Mendez y Rodrigo Asili, dos emprendedores y un microbiólogo.

¿Qué hacen? Ellos pusieron el foco en reducir el consumo de agua potable y de energía en el proceso de teñido de prendas, por eso están desarrollando una nueva forma de producir pigmentos, es decir colores, a partir de bacterias.

“Cuando nos conocimos con Rodrigo él ya tenía un banco de bacterias que estaba analizando para su emprendimiento, y algunas las descartaba, pero ya estaban analizadas. Entonces, descubrimos que algunas generaban color y tenían afinidad para pegarse a ciertos textiles. En paralelo, supimos que la industria textil contamina el 20% del agua del mundo, y nos propusimos reducir el consumo de agua potable y de energía en el proceso de teñido de prendas desarrollando esta nueva forma de producir pigmentos a partir de bacterias”, dice Freytes.

Los números que presentan desde Tintte dejan en claro que son necesarios emprendimientos como éste. Es que se estima que una prenda requiere entre 30 y 50 litros por kilogramo de tejido. Las cifras son aún mayores cuando se trata de la producción de pigmentos: se calcula que para elaborar un kilo de pigmento se necesitan 1000 litros de agua, sumado a otros insumos como productos químicos y petróleo.

“Hoy ya estamos en un ahorro de agua y energía del 50%, porque nuestro pigmento tiene una mayor fijación que el químico, entonces logra fijarse en la tela en menor tiempo y a menor temperatura. Además, esto deriva en un menor costo de teñido. Nuestro desafío actual es escalarlos”, cuenta Freytes, que espera en 2026 ya estar comercialmente activos, aunque varias empresas ya les han pedido pruebas.

“También es importante destacar que este proceso se adapta al proceso de teñido y la tecnología que tengan las diferentes compañías”, detalla Freytes.

Tanto Mycorium Biotech como Tintte cuentan con el respaldo del fondo de inversión y company builder SF500, que forma parte del ecosistema del Grupo Bioceres. ¿De qué se trata? Es una iniciativa que busca transformar proyectos científicos en startups con proyección global y que den respuesta a los desafíos globales de nuestros tiempos en materia de salud humana y regeneración del planeta. Además de construir e invertir en startups de base científica, acompaña a las startups en la búsqueda de sus próximos capitales, conexión con otros fondos y más.

Mirada responsable

Carla Magalí Martínez vio con preocupación cómo en el Chaco las curtiembres y tanineras producen un impacto negativo en la salud de la población.

Ante esta problemática, “buscamos sintetizar biomateriales a base de desechos agroindustriales resultantes de la cadena productiva de algodón, ya que una sola fábrica desmotadora puede producir alrededor de 80 toneladas de desechos al día, y solo entre un 35% del total del algodón sembrado termina siendo vendido como fibra para la industria textil, el 65% restante clasifica como residuo, que en algunos casos se vende a muy poco costo a productores para alimentar ganado o a fábricas de alimento balanceado”, dice esta emprendedora que con este conocimiento fundó Cuero LO’OC.

“Nuestro producto promueve una alternativa ecológica al cuero tradicional, a través de la reutilización de esos desechos de algodón. No solo buscamos innovar en el diseño de materiales, sino también fortalecer la bioeconomía local, apoyando el desarrollo sustentable en la región, desde una perspectiva ética y sostenible para la comunidad chaqueña”, describe Martínez.

Tres emprendimientos que no solo tienen futuro por el cuidado del ambiente, sino por su valor y cómo pueden revolucionar el mercado de la moda y la industria textil.

Avanzan en nuevas estrategias para bioremediar el colorante que expulsan las industrias textiles

Fuente: Universidad Nacional de San Luis – A través de una iniciativa de la Universidad Nacional de San Luis (UNSL) en apoyo al desarrollo científico, fue seleccionado para su financiamiento un proyecto de investigación que tiene como objetivo la biorremediación de colorantes textiles a partir de levaduras autóctonas que proliferan naturalmente en las lagunas donde se vierten los efluentes industriales. Los resultados provisorios obtenidos son positivos y podrían transformarse en una alternativa que contribuya a resolver una problemática ambiental compleja.

Desde el año 2020, el Dr. en Biología y Lic. en Biología Molecular, José Bonilla, se dedica a investigar en esta temática abordando la biorremediación de colorantes textiles, que son contaminantes frecuentes de esta industria. Recientemente, este estudio científico fue seleccionado en la convocatoria Proyectos de Investigación Iniciales (PROINI) que impulsa la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNSL, y que apunta a estimular a jóvenes investigadores/as que se encuentren iniciando su carrera científica. En esta oportunidad, este es el segundo proyecto que dirige el Dr. Bonilla, pero el primero que lo hace a través de la UNSL. El estudio se titula Levaduras autóctonas para biorremediación: análisis de remoción de colorantes y mecanismos homeostáticos, y se desarrolla actualmente en instalaciones del Instituto de Investigación en Tecnología Química (INTEQUI).

Este proyecto se presentó pensando un objetivo principal que es poder aislar microorganismos fúngicos, particularmente levaduras, de sitios contaminados por la industria textil, específicamente de lagunas donde se vierten las aguas contaminadas, aprovechando la capacidad que tiene la comunidad microbiana de estar adaptada molecularmente a esas condiciones adversas. «Por eso nos parece interesante ir a las lagunas de las industrias textiles, colectar una muestra, aislar microorganismos y trabajarlos en el Laboratorio como potenciales candidatos de remediación de colorantes», dijo.

Las aguas residuales de la industria textil son complejas. Difieren en la composición dependiendo de cuál es el proceso que está llevando a cabo la industria. Son lagunas que se crean para verter efluentes. Usan mucha cantidad de agua, algunas lagunas están impermeabilizadas, otras no. Esto hace que la comunidad microbiana del lugar tenga que enfrentarse a condiciones de contaminación constantemente. «Es muy importante buscar nuevas estrategias para poder descontaminar las aguas que desechan las industrias textiles, ya que son grandes cantidades de agua que perjudican al medio ambiente, la salud y la calidad de vida de las personas (…) Las problemáticas ambientales son complejas de por sí, y hay que abordarlas desde todos los puntos de vista que se pueda», recalcó Bonilla.

El experto remarcó que las levaduras que se colectan son autóctonas, ya existen. Puntualmente lo que se hace científicamente es «exponerlas a una presión de selección», se les añade contaminantes para que solo proliferen aquellos microorganismos que estén más adaptados a esas condiciones. El propósito es presionarlas para que desarrollen más su capacidad. «Realmente funciona, ya hemos hecho muestras. En el Laboratorio las identificamos a nivel molecular para saber género y especie, y luego realizamos pruebas de remoción de colorantes y funciona muy bien», dijo.

Paralelamente a la investigación que se realiza en el Laboratorio, el equipo científico apunta a conocer el mecanismo molecular de remoción y tolerancia. Se aplican, entre otras, técnicas «proteómicas» que analizan todo el conjunto de proteínas que expresa la levadura en contacto con el contaminante y en base a eso buscan ver la función de esas proteínas y observar específicamente lo que está desarrollando el microorganismo para poder tolerar ese contaminante, capacidad que otros microorganismos no tienen.

José explicó que luego del estudio en el Laboratorio, avanzan en el proceso. Para ello enfrentan los organismos estudiados a efluentes reales, para analizar si mejoran los parámetros fisicoquímicos que establece la Ley, si disminuye la toxicidad o no, para a partir de ahí pensar en una posible aplicación. «Los colorantes que utilizan actualmente las industrias son cada vez más resistentes a la degradación microbiana, son más resistentes a la luz (…) estas características hacen que sean más perdurables en el tiempo y difíciles de degradar cuando son liberados al ambiente».

Aporte social. El objetivo principal es aportar y trabajar con la industria. El investigador sostuvo que si se llega a elaborar un proceso de remediación, se buscaría que las industrias sean los primeros adoptantes. «A veces es difícil que las industrias abran las puertas por miedos o por falta de conocimiento de lo que realmente están liberando (…) Creo que la contaminación ambiental y las problemáticas ambientales nos atraviesan a todos, estamos siendo parte de un ciclo que no podemos obviar las consecuencias que tiene. La industria textil, por ejemplo, es la segunda más contaminante a nivel mundial», recalcó.

Finalmente, Bonilla sostuvo que es importante remarcar que se está abordando científicamente una situación regional, utilizando recursos genéticos de la Provincia, analizando microorganismos autóctonos con los que se busca solucionar una problemática ambiental que se desprende de las actividades industriales.

Equipo. Junto al Dr. José Bonilla trabaja la Dra. Marcela Kurina-Sanz, jefa del grupo de investigación del INTEQUI; la Dra. Cynthia Magallanes Noguera, investigadora con quien trabaja en la línea de biorremediación; Francisco Peñalva, técnico que maneja el equipo de Resonancia Magnética Nuclear (RMN); Agustina Arce Becerra, becaria doctoral, y Agustín Lampa, estudiante de la Licenciatura en Biología Molecular, quien realiza su tesina con la dirección del Dr. Bonilla, con temas relacionados a los objetivos del PROINI.

La ONU creó el Centro de Moda y Estilo de Vida que trabajará por la sustentabilidad en la industria

Fuente: TN – Prácticas sostenibles, circularidad, consumo responsable, tecnología y mejores opciones de estilo de vida son algunas de la propuestas a trabajar.

Nace el Centro de Moda y Estilo de Vida de las Naciones Unidas (ONU), una iniciativa destinada a acelerar el progreso en los Objetivos de Desarrollo Sostenible en todas las industrias de la moda y el estilo de vida. El lanzamiento oficial se realizó hace algunos días en la Toscana, en Villa Petriolo, en Florencia.

El centro es una iniciativa global de la red de moda y estilo de vida de las Naciones Unidas, un programa de la Oficina de Asociaciones de la ONU, el Fondo de Impacto de la Moda, una organización sin fines de lucro (Imark Impact) y la oficina del gobernador de la región de Toscana.

La moda en la mira de la ONU. (Foto: Bertrand GUAY / AFP)
La moda en la mira de la ONU. (Foto: Bertrand GUAY / AFP)

Durante el evento inaugural, se informó en un comunicado, se reunirán más de 80 socios, entre ellos empresas locales y regionales, instituciones públicas, organizaciones culturales, medios de comunicación, el mundo académico y las Naciones Unidas para “mostrar cómo la moda, el estilo de vida y el turismo pueden desarrollar soluciones y crear impactos positivos y duraderos para las personas y el planeta”.

A través de debates informales, sesiones en profundidad y eventos culturales inmersivos, se habló sobre cómo promover prácticas sostenibles, circularidad, consumo responsable, tecnología y mejores opciones de estilo de vida.

“La creatividad está en el corazón del Centro de Moda, Estilo de Vida y Turismo de las Naciones Unidas y esta creatividad puede crecer a través de asociaciones innovadoras y guiarnos para abordar los desafíos de sostenibilidad en todos los sectores”, explica Annemarie Hou, Directora Ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas para las Asociaciones.

La moda, los textiles y el turismo están en el centro de nuestra economía y de nuestras políticas”, aseguró el gobernador de Toscana, Eugenio Giani.

La moda intenta concientizar. (Foto: redes sociales)
La moda intenta concientizar. (Foto: redes sociales)

Para Roberta Marcenaro Lyons, fundadora de Imark impact, “sólo yendo a los territorios y trabajando con los agentes de cambio y las partes interesadas en todos los niveles, desde las instituciones hasta la industria, desde el textil y el estilo de vida hasta el turismo, podremos establecer activos procesos de colaboración comunicándose directamente con las Naciones Unidas.