La argentina que llevó la randa tucumana a Japón

Fuente: La Nación ~ La randa, el encaje heredado de las damas españolas que solo las randeras de El Cercado, en la provincia de Tucumán, continúan tejiendo tradicionalmente, llegó a Japón a través de un proyecto que vincula arte e inclusión social. La embajadora de la técnica en la Universidad de las Artes de Tokio fue Alejandra Mizrahi, artista, doctora en Filosofía en la Universidad Autónoma de Barcelona, docente de Diseño de Indumentaria en la Facultad de Arquitectura en la Universidad Nacional de Tucumán y autora del libro Randa: tradición y diseño tucumanos en diálogo (2013).

-¿Cómo llegaste a presentar randas en Japón?

A través del proyecto colectivo , pensado por Katsuhiko Hibino, artista y decano de la Universidad de las Artes de Tokio, como parte de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos 2020. Una iniciativa que se repite alrededor del mundo y promueve el encuentro entre artistas y comunidades en minoría. En Argentina comenzó en septiembre del año último en la Bienal Internacional de Arte Contemporáneo de América del Sur (Bienalsur) con la participación de artistas argentinos, japoneses y peruanos. A mí me tocó trabajar conniños y jóvenes autistas de la fundación Brincar.

-¿Qué tal la experiencia en la Universidad de Artes de Tokio?

-Es una de las más antiguas de Japón y se dedica al estudio de las técnicas artesanales tradicionales. Siempre me interesó su cosmovisión, ya que en Japón los maestros artesanos son tratados como tesoros humanos en vida. Personas de todas las edades viven rodeadas de artesanías, los objetos están pensados para ser usados y para ser incorporados a la vida cotidiana. Además, los japoneses tienen un profundo conocimiento sobre los orígenes e historia de las prácticas artesanales y se sienten muy orgullosos de ellas. Esa inserción en la cotidianeidad asegura su continuidad y vigencia. Es una relación bien diferente a la que tenemos en nuestro país.

-¿El proyecto tiene puntos en común entre las dos culturas?

-Hibino manifiesta una preferencia por Latinoamérica. Considera que si bien nuestras realidades son diferentes, tenemos muchas cosas en común en relación a la artesanía. En los últimos años, él se abrió a proyectos sociales y de arte relacional, a procesos artísticos que no siempre terminan anclados en un objeto. La inclusión social en uno y otro lugar también tiene características propias. En Japón, por ejemplo, hay cada vez menos niños y la edad promedio crece año tras año. Para atender a los segmentos de la población con problemas físicos o mentales, existen los centros de salud y bienestar. En esas instituciones de salud es donde se desarrolló esta etapa del proyecto de la que
también formó parte el artista peruano Henry Caedro.

-¿Cuál fue la dinámica de trabajo?

-Me quedé en una casa de más de 100 años, en Yanaka, un barrio antiguo de Tokio donde viví a la manera tradicional japonesa. Lo primero que hice fue incorporarme a la rutina de las instituciones. No sabía qué forma iban a tomar las actividades, fue como un salto al vacío, pero Hibino me decía que tenía que observar, escuchar y poner el hilo ahí. En los centros de salud, los talleres de arte están dictados por profesionales del área de trabajo social. Tanto la universidad como el Art Council de Tokio (la otra pata de la iniciativa) creen que cuando estos talleres están dictados por artistas se abren otras posibilidades, porque cuando entramos en contacto con personas que piensan de manera diferente, el arte se expande.

-¿Y qué forma tomó?

-Las actividades fueron surgiendo del contexto. Continué trabajando con la randa entendiéndola como una lógica de tejido. Entre randa y macramé, nudos, redes y bordados fuimos encontrando el camino. Las posibilidades aparecieron desde las limitaciones. Para mí fue como pensar desde el cuerpo del otro y me planteó un escenario de negociación continuo entre la tradición y lo nuevo. La idea es traducir la técnica en otras escalas y materialidades sin que deje de ser randa. Con el correr de los días, la actividad fue formando parte de la rutina. Eso me llevó a reflexionar en el tejido como un ejercicio.

-¿Cómo es eso?

-Observando el ir y venir de bordado o los movimientos del cuerpo en el telar, empecé a verlo como un ejercicio físico y mental. Bordar, tejer o coser en su dimensión sanadora y reparadora, más allá del objeto mismo. Nuestro trabajo se convirtió en un acto cotidiano, como la rutina de ejercicios llamada Radio Taiso con la que muchos japoneses comienzan su día (los veía de camino a mi trabajo). Nosotros decíamos que estábamos haciendo Randa Taiso.

-¿La randa se fusionó con técnicas japonesas?

-En uno de los centros había unos telares saori. Y una de las cualidades de esta técnica es que considera al error como parte del tejido. Lo que hicimos fue dejar de lado el formato circular de la randa para adoptar la morfología del saori que es rectangular. También empleamos sus descartes para crear nudos y redes.

-¿Qué efecto tuvo en vos?

-Hibino dice que los creativos tienen la capacidad de ver cosas en lo cotidiano en las que nadie más repara. Eso le hace muy bien a estos procesos. El efecto en mí fue de apertura, siento que algo se destrabó. Al principio estaba muy sujeta a las premisas tradicionales de la técnica. Esta experiencia me confirmó que se trata de una lógica más que de una forma de tejido específica, y que continuará viva en tanto se piense, se use y se le propongan nuevas formas. Jean Baudrillard, en su libro El sistema de los objetos, se refiere a las cosas que han perdido su mundo (porque cambió el estilo de vida, por
ejemplo) para quedar allí testificando algo que ya no existe. Las formas tradicionales se seguirán haciendo, y está muy bien que así sea. Pero para que no se pierdan es necesario incorporar lo nuevo e ir resignificándolas. También me quedó más en claro qué es lo que yo le puedo aportar a El Cercado, en Tucumán: seguir mostrando, difundiendo la randa tradicional y contando la historia de estas mujeres que continúan pasando su saber de madres a hijas.

Un trabajo que sigue. Las randas tucumanas se revalorizan en el proyecto Turn, que continuará desarrollándose en futuras etapas

“La oportunidad de la industria argentina de la moda es la producción en cercanía”

Fuente: CIAI ~  El presidente de la Cámara Industrial Argentina de Indumentaria analiza las fortalezas y debilidades de un sector que tambalea.

Claudio Drescher es el presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (Ciai) y vicepresidente de la Federación Argentina de la Industria de la Indumentaria y Afines. El directivo, que lleva cuarenta años en el sector, confía en el potencial de la industria argentina de la moda para salir adelante de la nueva crisis económica que atraviesa el país sudamericano.

Pregunta: Con la devaluación del peso, ¿es un buen momento para que las empresas extranjeras inviertan en Argentina?

Respuesta: No cualquier marca sabe operar en Argentina, los que lo saben son los que sacan rentabilidad en sus negocios. Es un país complejo, con economía zigzagueante y las empresas tienen que tener una cultura de adaptación a este tipo de mercado. Cuando el peso está devaluado, si se privilegia tener un salario favorable para la exportación será rentable operar en Argentina.

 

P.: ¿Cómo venía evolucionando el sector antes de la subida abrupta del dólar?

R.: Hemos tenido un retroceso en el último año, debido a que la industria argentina de la moda, igual que otros sectores del país, carece de un plan industrial a mediano plazo. Estamos en una especie de impasse, de confusión ideológica y lo importante es considerar el potencial industrial que tiene Argentina.

 

P.: La industria de la moda en Argentina es la más fuerte del Cono Sur, ¿no se puede explotar esta fortaleza y exportar a Uruguay o Chile?

R.: La oportunidad de Argentina es apostar por el mercado de aproximación. Si la producción en cercanía es la nueva tendencia, tener que aprovechar eso. El país tiene la capacidad de desarrollar marcas de manera regional, mirando con otro ojo lo que hacen otros mercados fuera de Latinoamérica, especialmente Europa.

“Argentina debería imitar el modelo de producción de Portugal, pero mirando también el italiano”
P.: ¿Hay algún modelo europeo a imitar?

R.: El caso de Portugal es interesante, tiene condiciones industriales similares a las de Argentina, a las que podemos sumarle nuestra capacidad de diseño y visión de marca internacional. En este último sentido miramos más a Italia. Creo que el mejor modelo sería un promedio entre lo que ha hecho Portugal como polo de producción, pero con el diseño, branding y capacidad de generar marca italiano.

 

P.: ¿Cómo puede la industria de la moda argentina salir lo más ilesa posible de la crisis que atraviesa el país?

R.: Tenemos un proyecto global con todas las cámaras del sector, creemos que somos una capacidad enorme para Argentina. La industria de la moda cuenta con mano de obra intensiva, generamos mucho empleo, especialmente respecto a la inserción laboral de la mujer, que en nuestro país ocupa puestos en toda la cadena de valor, desde la costura hasta la logística.

 

P.: Otros países de la región, especialmente en Centroamérica, apostaron por crear clústers para impulsar la industria de la moda. ¿Es posible desarrollar algo así en Argentina?

R.: No lo recomiendo, porque la mano de obra Argentina está más capacitada que la maquila, además nosotros no vivimos de la industria textil. Hay que tener producción más selectiva, con inversión tecnológica más alta. De hecho, el valor agregado que esto otorga es lo que aumenta el salario y eso es lo que necesitan los trabajadores del sector en Argentina.

“Louis Vuitton volvió a Argentina y si opera con las estrictas políticas de Rusia o China, no tendría por qué fracasar en el país”
P.: ¿Hace falta más formación para el sector?

R.: La educación universitaria está muy bien, es altamente reconocida en Argentina y los egresados suelen tener éxito también fuera del país. Lo que falta es apoyo en ciencia, innovación y en tecnología, más allá del nivel académico. Necesitamos que surjan planes y poder ver la visión de negocios de una marca de moda. Los estadounidenses fueron los primeros en combinar negocios con diseño. Han surgido carreras nuevas que ponen el eje en esto.

 

P.: Se esperaba la llegada de muchas más marcas internacionales a Argentina, ¿llegarán en algún momento?

R.: No se dio de la manera esperada, porque el consumo interno se achicó demasiado. Hay un mercado mucho más acotado que puede consumir ciertas marcas de moda. Hace unas semanas regresó Louis Vuitton y es un éxito hasta ahora, pero no pueden pretender tener el mismo alcance que en el resto del mundo. H&M fue otra de las compañías que tanteó su ingreso al país, pero vio que el mercado se reducía considerablemente y no le es conveniente a marcas que apuestan por el volumen.

 

P.: ¿Que vuelva una marca como Louis Vuitton da confianza a Argentina?

R.: Ellos saben que su empresa es muy potente y creen en eso, más allá del país que sea en el que operen. Estas marcas están en China, Rusia o Corea, donde también tienen políticas estrictas, si se adaptan a eso, lo pueden a hacer en Argentina.

Belu Barragué, la creadora de la marca Sofía de Grecia

Fuente: Clarín ~ Vendía ropa en el living de su casa y ahora es una de las mayores influencers de moda de la Argentina

Belu Barragué, la creadora de la marca Sofía de Grecia, y su experiencia dando talleres, charlas y en las redes sociales.

Hace diez años, una vecina de San Isidro comenzaba a vender ropa con una amiga desde el living de su casa. Quería juntar plata para un viaje pero terminó creando un mini imperio.

Belén Barragué tiene 31 años, y es una de las co-creadoras de Sofía de Grecia. Estableció una marca que no para de crecer y realiza talleres y charlas, fiel a su lema “compartir, no competir”.

“Me interesa comunicar valor, más que ropa. Por eso comencé a crear contenido en redes mostrando los artículos pero también agregando ese plus y con el objetivo de representar a la diversidad”, señala Belu, para quien no existe ‘la mujer real’.

A través de las redes sociales crea un espacio para que las clientas, en el rol de “co-creadoras de contenido”, desfilen sus outfits preferidos y hablen de sus hobbies y estudios, por ejemplo.

Con su emprendimiento sólido en el mercado, Belu busca enforcarse en su marca. “Valoro esta nueva rama de mi trabajo, y lo que quiero es priorizarlo”, detalla.

Recientemente descubrió que enseñar también le apasiona. Uno de los últimos cursos que dio fue de marketing personal, algo que le interesa mucho.

Belu Barragué, emprendedora e influencer.

Belu Barragué, emprendedora e influencer.

Hace dos años comenzó con el proyecto “Viví tu Sueño”, el libro que surgió por motivación de su comunidad, la #DreamCommunity.

“No tenía pensado hacerlo. Si bien había una historia que contar, no me sentía preparada para comunicarla en papel. Pero mis seguidoras me lo pedían constantemente, y me terminaron convenciendo”, admite la emprendedora. S

e enfrentó a muchas trabas pero logró que su publicación llegue a las librerías. No es una biografía, aclara. “Aunque empiezo contando cómo hice realidad mi sueño, lo que me parecía importante era añadir el valor para convertir mi historia en una herramienta”, señala Belén. Así comparte con sus seguidoras lo que significa ser una “Soñadora 3.0” y cómo construyó la empresa de sus sueños.

A la vecina de San Isidro que desde chica le apasionaba la moda, de grande nada la frena. Hoy continúa aprendiendo, dice que es algo que nunca dejará de hacer. Sigue enseñando y compartiendo lo que hace, no solo para promover su marca, sino también para mostrarles a sus seguidoras que es posible hacer realidad los sueños.

Lacoste se relanza en la Argentina con la mira puesta en el largo plazo

Fuente: El Cronista ~  La casa de moda francesa tomó el control de la marca en el país. Apuntará a un público más joven y a vender más calzado, productos de cuero y accesorios

La renovación de su local en Unicenter fue el relanzamiento de la firma de moda francesa Lacoste en la Argentina. La explotación local de la marca había sido recuperada por la casa matriz, tras acordar en abril el fin del acuerdo de licencia con The Exxel Group.

«Durante años tuvimos una cooperación del negocio en la Argentina, pero en los últimos tiempos llegamos a la conclusión de que no compartíamos la estrategia con nuestro ahora exsocio local. Esto está relacionado con que en 2012 la compañía suiza Maus Frères tomó el control de la marca y cambió la mentalidad con la que se hacían los negocios», explicó El Cronista Thierry Guibert, CEO global de Lacoste.

En el próximo año, la compañía remodelará otros cinco locales –el próximo será el de Galerías Pacífico– y espera completar los 17 negocios que tiene en la Argentina en un período de cuatro años. En las tiendas buscará aplicar un nuevo concepto, que esté en línea con la identidad que Lacoste tiene en todo el mundo.

Guibert reconoce que, en el país, los locales tenían un aspecto un poco «pasado de moda» y no llegaban al público más joven al que Lacoste ve como sus clientes objetivo. La apuesta será ampliarse y ya no ser solo la clásica remera polo, sino una marca que ofrezca un estilo de vida, y así vender más calzado, productos de cuero y accesorios de moda.

«Es lo que hemos hecho en todo el mundo en los últimos cuatro años. Queremos ofrecerles a nuestros clientes un abanico mucho más grande de productos. Creo que vamos a poder aumentar las ventas alrededor del 15% en volumen», vaticinó. Y agregó que, de todos modos, la firma apuesta a un crecimiento sostenido en el largo plazo.

Por la devaluación del peso y la inflación, Guibert prefirió no dar los números previstos de inversión. Aseguró que todo puede variar de un momento a otros. Sin embargo, dijo que el plan para la Argentina será muy agresivo.

«Por la situación actual, se tiende a pensar que no es el momento adecuado para relanzar el negocio. Pero el timing es una cuestión de tiempo y dinero. Y tal vez ahora paguemos menos de lo que podríamos haberlo hecho en el futuro. Nosotros estamos mirando el largo plazo, tal como hicimos en el resto del mundo», indicó.

Asimismo, adelantó que dentro de seis meses Lacoste lanzará su sitio de comercio electrónico en la Argentina, en el que ofrecerá la posibilidades de enviar la orden a domicilio o de retirarla por los locales de la marca. «Sabemos que la logística es complicada en el país, pero buscaremos darles a nuestros clientes online el mismo servicio que el que pueden tener en una tienda física», dijo Guibert.

En los locales, además, habrá disponibles tablets para que los clientes puedan comprar productos que no se encuentren en exhibición. Esa es la solución a la limitación de espacio que tienen las tiendas. Con esta apuesta, la firma francesa espera que alrededor del 15% de los ingresos provengan del canal digital.

JJOO: Pía Barberis, la diseñadora de la indumentaria de la delegación de Argentina

Fuente: La Opinión ~ Trabaja para Siqnia, empresa que le confeccionó al Comité Olímpico Argentino (COA) la ropa para los atletas, entrenadores y asistentes del equipo nacional que compitió en los Juegos Olímpicos de la Juventud. «Son pinceladas abstractas que connotan la bandera y van con el deporte», contó a La Opinión al mismo tiempo en que admitió que su dibujo le «encantó» al cliente ni bien se lo mostró.

Pía Barberis nació en San Pedro y desde hace diez años, cuando comenzó sus estudios universitarios, se afincó en Capital Federal. Actualmente se desempeña como diseñadora de indumentaria en la marca Siqnia que tiene como cliente, en el marco de su política de vestir a deportistas amateurs, al Comité Olímpico Argentina (COA), entidad que atiende en el país todo lo relacionado con la aplicación de los principios que conforman la Carta Olímpica, conjunto de normas y reglamentaciones del Comité Olímpico Internacional (COI) que rigen al Movimiento Olímpico mundial.

Como diseñadora de la empresa, Pía realizó el diseño que se estampó en la indumentaria de los atletas, entrenadores y asistentes del equipo nacional que compitieron hasta el jueves en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018. «Son pinceladas abstractas que connotan la bandera y van con el deporte», contó a La Opinión al mismo tiempo en que admitió que su dibujo le «encantó» al COA ni bien se lo mostró y no fue necesario presentarles otro.

En total, fueron doce prendas las que confeccionó Siqnia para la ocasión, todas con el diseño de la sampedrina quien informó que su trabajo abarcó desde febrero hasta abril. La tela de las camperas y pantalones fue de wevenit y las remeras de dri-fit. «Es una ropa atemporal y unisex», detalló.

Por último, Barberis sostuvo que el diseño fue una idea propia y que la empresa «siempre» le da libertad para trabajar. En 2016, la joven realizó la misma tarea para la indumentaria de la delegación de Argentina que estuvo en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, Brasil, 2016. Aquella vez, «cristalizó» la bandera nacional.

La diseñadora que empodera mujeres a través de la costura

Fuente: La Nación ~ Dice que la moda es efímera, que la cuestión es cómo y para qué usarla. Una declaración de principios de quien señala haber crecido en el ambiente y desarrollado habilidades aprendidas de su abuela. Coser es un verbo que Ivana Picallo conjuga en muchos aspectos. No solo para hacer alta costura, ropa a medida de forma artesanal – aunque es un nombre protegido que solo pueden utilizar firmas que cumplan ciertos estándares-, sino también en un nuevo proyecto: Vamos a coser Argentina. Una iniciativa que promueve la inserción laboral de mujeres mediante el aprendizaje de un oficio y la recuperación de las economías barriales. Empoderar mujeres con capacitación y también con vestidos que las destaquen es lo suyo. Como pocas, logró insertarse en el calendario internacional al presentar su última colección en la pasarela de Madrid. El próximo lunes, a las 17, presentará una línea de mantas en el Hipódromo de Palermo.

-¿Cómo surgió este proyecto?
-Una amiga que es miembro del Club de Emprendedores de Pilar me pidió ayuda y enseguida acepté. Me nombraron mentora para todo lo que es textil y la moda con el fin de asesorar sobre productos. Lo primero que hice al llegar al taller fue escuchar a las mujeres. La realidad con la que me encontré es que el dinero que ganan trabajando no les alcanza para sostener a sus familias. Supe que un curso no les serviría de nada si no podían generar ingresos aquí y ahora para poner un plato de comida en la mesa.

-Elegiste el camino del oficio.
-En nuestro país se están perdiendo las especializaciones, no solo en el mundo de la moda. Es el momento de recuperar los oficios, tenemos que volver a hacer algunas cosas como las hacíamos antes. Para estas mujeres, aprender el oficio es una herramienta para superar una situación a la que muchas veces no le ven salida.

-¿De qué manera conjugás la realidad del taller con el mundo de la alta
costura?
-Estamos viviendo un momento muy crítico como país y sentí la necesidad de unir estas realidades tan diferentes. Y lo hago a través de la costura, la propia y la que ayudo a construir o realizar. En la vida siempre nos falta algo, todos los segmentos de la sociedad tienen miserias y necesidades. Pero en muchos es la mujer la que está pensando en cómo va a alimentar a sus hijos, y esto tiene otra urgencia. La empatía nos salva, siento que indirectamente estamos todas conectadas. Hoy hay mucha sororidad y eso está bueno.

-¿Se pone en juego la historia personal?
-Estoy en el mundo de la moda desde los 19 años, pero supe que esto iba a ser mi vida a los 10 viendo coser a mi abuela. Vengo de una familia de mujeres fuertes. Cada uno desarrolla su inspiración desde donde sabe hacerlo, a mí me pasa por lo emocional, lo tangible, por las necesidades personales de quienes me eligen para vestirse. La moda es efímera, el tema es cómo y para qué usarla para estar donde tenés que estar. Siempre busqué que mi proyecto, además, tuviera contenido social. Pasé por situaciones adversas y me puse de pie, eso me enseñó a ver más allá. Me siento agradecida con quienes me apoyaron y quiero ayudar a otros.

-¿Cómo es vestir a las mujeres en los momentos más importantes de sus vidas?
-La colección en pasarela vende una imagen, transmite una inspiración, mi impronta como diseñadora. Luego viene la bajada real, la creación personalizada. Cada vestido está pensado para atender las necesidades de cada una, teniendo en cuenta su cuerpo, su momento emocional y la ocasión de uso. Tengo la capacidad de interpretar y busco que las prendas resulten un valor agregado que las identifique. El objetivo es que se sientan seguras y tranquilas. Para mí es muy importante que la vivencia en el atelier sea un momento de felicidad.

¿Cómo resultó tu experiencia internacional?
-Hace alrededor de seis años me llamaron de la firma española Pronovias para incorporarme a su equipo. Yo estaba desarrollando mi marca propia en Buenos Aires, trabajando mucho y formando mi familia; sentí que no era el momento. Dos años después recibí una propuesta del director creativo de Inditex para incorporarme como diseñadora senior. Para entonces mi marca ya estaba encaminada y no me cerró la idea de irme. Pero España quedó siempre como flotando en el aire hasta que en 2017 comencé una serie de presentaciones en Madrid y Málaga. Tuve muy buena aceptación y repercusión en la prensa especializada. El año último me llamaron de los Premios Goya y el Festival de Cannes. En Europa se valora mucho un producto artesanal. Fue muy gratificante, me sentí muy orgullosa de representar a mi país.

-¿Cuál es la dinámica de Vamos a coser Argentina?
-Seleccionamos a 20 mujeres con algunos conocimientos de costura. Unas sabían más que otras, pero lo importante fue que todas se sintieron parte y aprendieran a trabajar en equipo. El objetivo es no solo resolver el producto sino también identificar clientes potenciales y lugares donde vender. Queremos volver a las antiguas cooperativas barriales. Por eso, necesitamos un lugar físico para exhibir y ofrecer los productos en el mismo barrio. Este fin de semana, de 11 a 19, hacemos una feria de productos elaborados en el taller (mercado La Aldea, colectora Panamericana km44, Pilar) para recaudar fondos con el fin de sostener el desarrollo de la producción. La clave está en generar una salida laboral posible y efectiva. Algunas se podrán specializar para desempeñarse en la confección de vestidos de fiesta, aunque eso demanda tiempo. En el interín, hay que resolver y poner el acento en una buena capacitación porque las mujeres necesitan generar un ingreso.

-¿Cómo sigue?
-El proyecto es a escala municipal y se puede replicar; de hecho ya me llamaron de otros municipios. Si bien por ahora no tenemos apoyo económico. Estamos creando una fundación con foco en crear nexos con las empresas que generan los puestos de trabajo. El empoderamiento real de la mujer pasa por el trabajo.

Valerie Steele, en Argentina habla de Fashion Theory

Fuente: Página 12 ~ La especialista en moda y cultura Valerie Steele visita la Argentina para presentar una joyita: Fashion Theory (Ampersand). La mitad del libro está compuesta por una historia de los modos en los que la comunidad LGBTQ intervino sobre este temita y esta industria. Su autora conversó con SOY no sólo de moda, sino también de las luchas que atravesó para que el tema se convirtiera en un saber respetable.

Hablar de la moda hoy, desde una perspectiva cultural, parece un camino fácil de emprender. Pero si nos ponemos a investigar, en realidad, estos estudios son bastante nuevos y nada sencillos. Sobre todo porque se le dice “moda” a una cantidad de fenómenos tan variopintos, que parece que fueran muy difícil de encuadrar: es diseño del cuerpo, reflexión sobre la modernidad, industria nacional (donde todavía queda), un arte efímero en algunos casos estandarte para la identificación de grupos, uniforme para proletarios y trabajadores, marca de identidad sexual, de clase, de edad… ¡Uf! En fin, la moda, chicas, es otras cosas, siempre otras cosas… por eso, cuando se la trata de estudiar es un objeto tan controvertido e inasible.

Valerie Steele, que se doctoró en historia en la Universidad de Yale y desde 1997 es directora y curadora del Museo del Fashion Institute of Technology de Nueva York, acaba de sacar un libro y viene a presentarlo a Buenos Aires. Las estudiosas la conocen porque fue la fundadora y editora de Fashion Theory: The Journal of Dress, Body & Culture, la primera revista académica dedicada a los Estudios de Moda, que es también una pequeña biblia periódica de la sociología e historia de la moda. Ella ha dedicado mucho tiempo a mostrar el valor fundamental que tiene el estudio de la moda en la cultura contemporánea, porque se trata de una industria en la que interviene, el diseño, las determinaciones morales y religiosas de cada sociedad, las formas en las que responde a la historia de esas sociedades y, por supuesto, al estado de desarrollo industrial o artesanal de cada pueblo. De modo que la moda es también una forma de la opresión imperialista, de la apertura a nuevos mundos. SOY se adelantó a la charla que va a dar en el Malba junto con la periodista top especializada en moda, Victoria Lescano, y le hizo alguna que otra preguntita:

Actualmente la idea de estudiar la moda como una expresión cultural parece natural pero en su libro usted lo muestra como una lucha, ¿por qué cree que fue tan difícil?

–Creo que la dificultad de crear los Estudios sobre Moda proviene de que los académicos creen que la moda es frívola y por lo tanto banal. La moda fue asociada con las mujeres y sus cuerpos, al contrario, digamos del arte o de la historia, que siempre fue percibida como algo que trataba sobre hombres y sus ideas o acciones en el mundo.
¿Le parece que ahora la relación entre moda y feminismo es más complicada con esta nueva primavera feminista?

–No. Creo que ahora es mucho más fácil. A fines de los años 70 la mayoría de las feministas eran totalmente anti moda: era visto como algo opresivo, conformista, burgués. Pero las feministas más jóvenes encontraron que la moda tiene sus aspectos buenos y los malos; que no es intrínsecamente opresiva, aún más, podría ser auto expresiva, e incluso, liberadora

 

Marcelo Toledo: «Me importa el mensaje, no la estética de la obra»

Fuente: La Nación ~ De orfebre a artista. De la exploración estética a la búsqueda del mensaje. Hace años que Marcelo Toledo optó por dejar de lado la comodidad que implica ser uno de los joyeros elegidos por las celebridades para meterse en el barro y empezar a transitar el camino más comprometido, con especial énfasis en los temas femeninos. La muestra sobre violencia de género en la que trabajó los últimos años y que finalmente será exhibida en el edificio de las Naciones Unidas, en Nueva York, en diciembre, se suma a «Matriz», la obra en metal que emula un útero y que los pasajeros que transitan a diario por la estación Julieta Lanteri de la línea H pueden admirar con solo mirar hacia el techo. Y también a las pequeñas esculturas que realizó en 2015 para concientizar, junto con catorce famosas, sobre un tema de salud como el cáncer de mama.

«No es fácil entrar en la vida de personas que han sufrido violencia -plantea Toledo-. Me pasó de llegar a una casa y había tres patrulleros en una puerta; mujeres que habían sido quemadas que tenían en brazos al hijo del tipo que las había quemado. Esas mujeres salen y quieren que su voz se escuche y les parece interesante contarlo a través de una obra y no del discurso. Yo creo que ahí el arte rompe esquemas», dice el artista, que también está trabajando en un proyecto sobre atentados en la comunidad judía y en la conformación del mito en el Che Guevara.

Hijo mayor de seis hermanos, en su casa de Escobar, provincia de Buenos Aires, Marcelo empezó a explorar en soledad con cualquier material que encontraba a mano. Mientras otros jugaban al fútbol, él pasaba horas enhebrando los collares rotos que sus tías le traían cuando iban de visita. Así, sin proponérselo, empezó a forjar lo que se transformaría en su vocación.

-¿Cómo nació tu interés por lo artístico?

De chico me divertía haciendo cosas con lo que encontraba a mano. Era un niño solitario, de puertas adentro. Mi mundo de fantasía era crear y hacer. Era un juego, nunca pensé que con los años me iba a transformar en artista.

-Venís de una familia numerosa…, ¿cómo lograbas esos ratos de soledad?

-Yo aprendí a ser una isla dentro de mi familia. Siendo el mayor de seis hermanos, era el que estaba al mando cuando mis padres no estaban. Pero aprendí a aislarme dentro de ese caos familiar. A resguardarme. Y hoy sigo necesitando esos momentos, de estar un par de días en soledad con mi computadora y mis libros. Necesito estar en contacto con mi interior para exteriorizar en una obra lo que estoy pensando. Para poder hacer una obra, la tengo que tener cerrada conceptualmente en mi cabeza.

-¿Quién fue tu maestro?

-Hasta los 14 años fui ciento por ciento autodidacta. Recuerdo de ir a ferias de artesanos y colgarme mirando. Tengo un recuerdo muy vivo: un verano fuimos en familia a un camping y ahí había dos artesanos que trabajaban y yo iba a verlos. Mientras todos jugaban a la pelota, yo me quedaba con los artesanos observándolos. A los 14 empecé a viajar para Acassuso donde me habían dicho que había un artista que daba clases en metal y soldadura. A los 17 años armé mi primer taller en mi casa de Escobar. Me compré una pulidora y herramientas. Ya a los 18 me mudé a Capital y a los 21 tuve un puesto en Caminito donde vendía anillos, cosas chiquititas. Después empecé con las piezas grandes. Siempre me gustó mucho la cosa volumétrica, que no sea plana. Sentía que desde ahí podía involucrar más mi cuerpo. El oficio de escultor implica poner el cuerpo, tajearte las manos, Me gusta meterme en la obra y además del cuerpo, poner el alma.

-¿Por qué el metal? ¿Es tu material fetiche?

-Yo siempre sentí que el metal era mi manera de comunicarme con el mundo. Si tenía algo para decir era a través del metal.

-¿Cuándo empezaron a interesarte los temas femeninos?

-Sinceramente no me había dado cuenta de la recurrencia hacia lo femenino hasta que una clienta me lo remarcó. Supongo que pasa porque hay temas que hoy me empezaron a hacer ruido y siento que hay cosas que puedo decir desde mi lado. En el arte contemporáneo el foco está puesto en lo conceptual, en qué es lo que querés decir a través de la obra. Antes ponía el foco en lo estético, que brillara, que sea bonito. Hoy es el mensaje. Hay temas que me atrapan, me apasionan, me hacen ruido.

-Es una cuestión de época, también

-Sí, se abrieron puertas que antes estaban cerradas. El artista es una esponja, un receptor de lo que pasa alrededor. Es una expresión de época porque tiene una sensibilidad especial y busca expresarlo. Hoy, para mí, lo importante es el mensaje, no tanto la estética de la obra.

-¿Cuándo te empezó a importar más el contenido que la forma?

-Después de un tema familiar muy grave le empecé a encontrar sentido a muchas cosas o le empecé a restar sentido a otras. Eso me marcó mucho, me empecé a cuestionar qué quería. Llegó un momento en que técnicamente podía hacer cualquier cosa que me pidieran, tenía la técnica para hacerlo, pero sentía que era ejecutar algo de otro, sin ser propio. Empecé a tomarme un día por semana para pensar, investigar. Necesitaba estar solo en mi taller. Fue mover fichas internas. Y llegó un momento en que decidí dejar todo lo anterior por amor. Si buscaba aceptación, me hubiera quedado con lo que hacía antes. Con la orfebrería sentí que había llegado a un techo, necesitaba un sentido extra, que me hiciera vibrar a mí. Hoy puedo mostrar un trabajo interno más que externo. Mis obras son una reproducción de lo que me está pasando, de lo que me hace vibrar. Me gusta sorprender a través de la obra.

-¿Sos de los que piensan que el arte tiene que incomodar?

-No, yo creo que el arte tiene que tocarte una fibra sensible. Podés estar frente a una obra y largarte a llorar sin saber por qué. Tiene que ser capaz de tocarte una fibra de sensibilidad, que te conmueva. No necesariamente tenés que largarte a llorar, pero sí conmover. Cuando uno genera incomodidad, hace que prestes más atención. Lo que pasa con las incomodidades es que tienen que ver con las épocas. Lo que hacía hace años León Ferrari hoy ya no sorprende.

-¿Tenés un límite? ¿Decidís no meterte con determinados temas?

-En realidad, no. Yo solo me meto con los temas que a mí me interesan. Lo feminista y el #MeToo ahora está de moda, pero no lo hago por eso, sino porque es lo que me interesa.

-¿Te ves trabajando con otro artista?

-Me encantaría…, no solo con un artista. También con un científico, con sociólogas, con un cocinero o alguien que no tenga que ver con el arte. Me gusta la idea de bucear qué tiene el otro para aportarme y qué puedo darle yo al otro.

-¿Todo ese trabajo interior que mencionabas es producto de analizarte?

-Tengo un psicoanalista, por un lado, que se encarga de mi psiquis y por otro tengo una coach que se encarga de accionarme. Empecé a analizarme a los 17, cuando me anoté para estudiar arte dramático con Agustín Alezzo. Ahí me dijeron que tenía que analizarme y ahí fui.

-¿Por qué no prosperó lo de Marcelo Toledo actor?

-Me di cuenta de que lo que tenía para decir era más genuino si lo hacía a través de una obra. No tenía que estar yo adelante. Y la verdad no tenía ganas de vivir vidas ajenas, sino la propia

«Nos toca atravesar un momento complejo para la industria textil»

Fuente: La Opinión ~ Expresó Marcelo Lombardo, quien conduce SOIVA desde hace 25 años, a LA OPINION. Desde enero de este año a la fecha se perdieron unos 8.000 puestos de trabajo a nivel nacional. En nuestra ciudad y la zona no hay despidos, pero reducciones de la jornada laboral y adelantamiento de vacaciones.

El miércoles último se realizó el acto de asunción de noveno mandato consecutivo de Marcelo Lombardo en el Sindicato de Trabajadores de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA), durante una cena en el campo de deportes en Bella Italia.

Asistieron los integrantes de la nueva comisión directiva, el jefe de Gabinete municipal Marcos Corach, dirigentes gremiales y periodistas de distintos medios, presentándose luego del postre el grupo musical Clave Folk.

El ex concejal del Partido Justicialista había conseguido 279 votos en las elecciones que se llevaron a cabo en la sede de calle Lamadrid, cumpliendo 25 años en la conducción del gremio. Actualmente tienen 520 afiliados, la mayoría en el departamento Castellanos y el resto en San Cristóbal y 9 de Julio. El reciente incendio en la empresa Sueño Dorado no generó problemas en el personal: «gracias a Dios, todos los dependientes están trabajando la jornada completa», aclaró en una entrevista con este cronista de LA OPINION.

-¿Qué significa este nuevo mandato y cuáles los desafíos?
-Cada nuevo mandato implica nuevos desafíos y un renovado compromiso para seguir trabajando por los intereses de los trabajadores del vestido. Nos toca atravesar un momento complejo para la industria nacional en general, pero fundamentalmente para todo el sector textil, con pérdidas permanentes de puestos de trabajo, un mercado interno que no reacciona y que golpea fuerte sobre las estructuras productivas de las empresas del sector, que se sostienen del mercado interno que se encuentra contraído. El contexto nacional arroja guarismos alarmantes: desde enero de este año a la fecha se han perdido alrededor de 8.000 puestos de trabajo. En nuestra ciudad y la zona encontramos un contraste porque acá afortunadamente no tenemos despidos, pero sí compartimos el problema del país con una caída de la producción y un importante nivel de capacidad ociosa de las empresas. Venimos atravesando una serie de medidas con reducciones de la jornada laboral, adelantamiento de vacaciones; tenemos un esquema de «banco de horas» en Limansky que nos permitió reducir la jornada laboral, pero seguir cobrando el salario en forma completa. Son todas herramientas que hemos agotado y nos quedan pocas para seguir sosteniendo esta situación. La preocupación va en crecimiento porque no vemos en el corto plazo un cambio en los niveles de producción, sin un mercado interno que se reactive, la producción no va a aparecer y nos vamos a encontrar con muchas empresas sobredimensionadas. Venimos hablando con los distintos empresarios, tratando de cómo sobrellevamos este momento, con poco margen de previsibilidad, sin siquiera hacer proyecciones en el corto plazo. Esa situación de incertidumbre genera preocupación, imposibilidad de diagramar acciones o pensar en esquemas de crecimiento en un futuro inmediato.

-¿Cómo influye la inflación en este esquema?
-Tenemos un salario que está absolutamente depreciado, una discusión en paritarias de este año que quedaron muy por detrás del nivel inflacionario, que se traslada al precio final del producto de la indumentaria, pero no se refleja en el costo de producción del producto, cuya incidencia ronda del 20%, el resto se lo llevan los esquemas de comercialización y la presión impositiva del país que es alta y difícil de sostener. Discutimos un salario depreciado con un sector empresarial que no tiene posibilidades de incrementarlo porque sus márgenes de rentabilidad están achatados. Esto se da en muchos sectores con un desajuste de la cadena de valor con sectores que se terminan apropiando de un gran porcentaje del costo final de un producto y los sectores primarios de aporte de insumos y mano de obra quedan relegados.
-En este contexto, ¿cómo incide la importación de productos?
-El que ejerce la función de importador encuentra buenos precios en el exterior, pero no lo traduce a la venta del producto en vidriera; no generó una baja de la indumentaria sino que se ha equiparado al costo local, generando un nicho de crecimiento en sectores importadores en detrimento de los que confeccionan en el país. Se lo hemos marcado infinidad de veces con datos estadísticos al Gobierno para tratar de generar algún esquema de mayor protección de la industria textil.
-¿Hablaron con el gobierno nacional?

-Hemos tenido en distintos momentos acercamientos con el Ministerio de la Producción, nos sentamos a conversar pero no se tradujo en un diálogo, muchas veces en una conversación de sordos entre dos posiciones que intentan defender lo suyo. El sector de los trabajadores en conjunto con el empresariado presentamos proyectos en conjunto para atravesar el momento, pero del Gobierno encontramos una respuesta de silencio, negación o no compartir la mirada del sector. Sentimos muy poco respaldo y con cierto ánimo de desazón, y no hemos conseguido los caminos necesarios para que se traduzca en respuestas concretas.

Diseñaba vestuario de ópera y hoy hace vestidos con electrónica e impresiones 3D

Fuente: La Nación ~ En un rincón del taller de la diseñadora Eliana Guzmán hay dos impresoras 3D encendidas; en otro, una computadora opera entre cables y el lenguaje de programación que interactúa con un robot que ella misma ensambló; en frente, hay una mesa cubierta de muestras y varios objetos textiles -desde títeres hasta prototipos de vestidosrealizados bajo distintas técnicas de 3D, algunos intervenidos por un juego de luces. Al lado, se desarrollan lo que serán biotextiles; hay cajas de plástico donde crece un cultivo de hongos y bacterias.

Es el lugar de trabajo donde esta creadora conjuga el diseño de vestuario con el desarrollo de nuevas tecnologías.

Tras recibirse en Diseño de Indumentaria y Textil en la UADE, Eliana se formó como pasante y luego se desempeñó en vestuario de ópera y comedia musical. «Empecé haciendo una pasantía en Buenos Aires Lírica y después trabajé en el diseño de vestuario del musical Shrek», dice.

En gran parte impulsada por su pareja -un programador y desarrollador de videojuegos-, empezó a vincular ambos mundos; creó diferentes pruebas y muestras de vestuario intervenidas por circuitos electrónicos. «De a poco, fui aprendiendo lecciones básicas de electrónica y las apliqué a prueba y error», comenta. Y así lo hace con las demás disciplinas.

Se define como una exploradora de tecnologías aplicadas al textil. Trabaja en proyectos de electrotextil a biotextil y, según cada uno, lo hace en conjunto con ingenieros en electrónica, programadores y/o modeladores de 3D, aunque necesariamente gran parte su búsqueda consiste en experimentar por su cuenta.
«Empecé con prototipos electrónicos simples con hilo microconductivo, luces led y baterías, hasta llegar a hacer proyectos más significativos», relata.
Eliana Guzmán fue convocada por Facebook para crear un chaleco interactivo con luces e, inspirada en el teatro negro de Praga, realizó un vestido con luz ultravioleta. Asimismo, para la producción de espectáculos lightbodies fue la encargada de trabajar en el desarrollo de sus vestuarios electroluminiscentes.

La electrónica combinada con la programación fue lo primero en que incursionó. «En ningún momento pensé en estudiar electrónica ni programación. Sino que fue al revés: quise diseñar algo que me llevó a aprenderlo», comenta.

Hoy, brinda talleres sobre electrotextiles a mujeres: profesoras de tecnología, artistas y diseñadoras.

«Quiero llevar disciplinas que históricamente están encapsuladas en el mundo masculino hacia el ámbito femenino y, además, pretendo que se implementen en las actividades que culturalmente también interesan a las mujeres», enfatiza. Y añade: «Todavía hay mucho desconocimiento respecto de lo que se puede llegar a hacer con los electrotextiles». Precisamente, en este punto, radica su mayor interés, ya que está convencida de que, en esta materia, la incertidumbre juega a favor de la creatividad.

Eliana creó Ceiborg, la marca que engloba la producción de diseño y customización de vestuarios interactivos junto con las capacitaciones. Además, la firma servirá como marco para todo tipo de experimentaciones. Por ejemplo, crear la primera versión de su placa de desarrollo que contiene un microcontrolador, elemento clave para hacer los circuitos electrónicos en textiles. «El objetivo de fabricar mi propio microcontrolador está en la necesidad de hacer más económico y más fácil la incorporación, el uso y el aprendizaje sobre e-textiles», se entusiasma Eliana.

3D, robótica y biotextil

Actualmente, se encuentra descubriendo las posibilidades que abre la impresión en 3D.

«Me interesé sobre la técnica cuando, a un amigo que tenía la impresora, se la pedí para ver qué podía hacer con textiles», recuerda Eliana.

Probó varios con géneros -algodón, poliéster, telas porosas- y distintas técnicas de impresión para ver cómo reacciona el plástico 3D sobre distintas superficies; luego se interesó por el modulado de piezas encastrables. «Una de las limitaciones que hay en las impresoras hogareñas es que siempre el resultado print va a ser chico para generar cualquier tipo de prenda o pieza completa, entonces el desafío es saber cómo generar algo que se pueda encastrar de una forma que no se note. Así fue como empecé a modelar mis propios diseños», dice.

Una robot-muñeca, que lleva un top y una falda, es la primera obra y minivestuario que creó completamente impreso en 3D y ensamblado. Y la intervino con luces.

El próximo 6 de octubre presentará en el Espacio Cultural Carlos Gardel, en el Festival de Experiencias Textiles, un work in progress de esta pieza. Las personas que visiten el espacio podrán interactuar con el robot a través las luces de la falda, ojos y cabello.

En simultáneo, aún en fase experimental, ingresó al mundo del biotextil. «Realicé un curso y fui adquiriendo conocimiento a través de proyectos que me interesaban ver en YouTube, incluso a través de esta red me empecé a relacionar con una artista electrónica y un biólogo, que me enseñaron aún más sobre esta disciplina». Las pruebas las realiza a base de los hongos y bacterias que se utilizan para hacer kombucha, bebida fermentada a base de té. También trabaja con micelio, muy utilizado en la bioconstrucción.

Combinando disciplinas, imprimió en 3D un molde pequeño con forma de busto de mujer que rellenó de semillas inoculadas, gírgolas y sustrato hecho de aserrín húmedo, alimento clave para el hongo. Esta parte del busto la recubrió de film para que no estuviera expuesta a la luz y pudiera mantener la humedad suficiente como para que allí crezca el micelio del hongo. La idea fue exponer la parte inferior de la pieza a un ciclo normal de fructificación y que así, naturalmente, se conforme una de falda hecha de hongos. «Ya comenzó a fructificar», comparte Eliana acerca del estado de desarrollo de su pieza y calcula que en un mes, dependiendo de las condiciones climáticas, estará lista.