Abrigarse, carísimo:una campera puede costar hasta $36 mil

Fuente: El Tribuno ~ Para salir a comprar un campera hay que caminar. Mucha mercadería quedó del año pasado sin vender por la cuarentena.

Comenzaron los primeros fríos en la ciudad de Salta y los vecinos salieron a buscar camperas y otras prendas de abrigo que tienen fuertes aumentos. Para la escuela, el trabajo o para ir a hacer deportes, los salteños salieron en tropel a mirar precios y se toparon con un panorama complejo.

En realidad, es muy difícil establecer un porcentaje de aumento interanual porque el año pasado estaban cerrados todos los negocios. Al día de hoy algunos hablan de un 25 por ciento y otros llegan a decir que el aumento es del 50 por ciento. Así, con un mercado de camperas sin parámetros, hay precios para todos los bolsillos porque inclusive se está vendiendo mercadería que no se pudo sacar de la temporada 2020.

Para las marcas a nivel nacional la temporada de invierno llega a los mostradores con aumentos del orden de 40%, dijo hace unos días el presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), Claudio Drescher.

Desde la Fundación Protejer, los industriales textiles avizoran el mismo escenario. Según la entidad, «es difícil hacer una previsión exacta de cuál será el aumento de precios del año, pero hay parámetros que preocupan y que llevarán a un reacomodamiento».

El Tribuno salió a recorrer los comercios citadinos y es evidente que habrá que caminar para encontrar la mejor opción para cada presupuesto pues los precios no tienen una lógica como en otros años.

En las grandes tiendas de los comercios del centro de la ciudad una campera para un niño o niña de hasta 8 años vale por arriba de los 3 mil pesos. Hablamos de buena campera para mucho frío.

Para los talles que superan a los 8 años los precios se van por encima de los 5 mil pesos tranquilamente.

Para adultos

Camperas abrigadas para hombres y mujeres comienzan desde los 6 mil pesos, pero hay precios más bajos que los que hay en vidriera.

«Todo es muy atípico porque los comerciantes tenemos que variar entre lo nuevo que ya llegó y lo que quedó del año pasado. Tenemos indumentarias que no se pueden comparar porque el año pasado no se abrió, no se vendió, no se liquidó. Entonces tampoco podemos calcular cuánto estamos vendiendo porque no tenemos números del año pasado», aseveró un comerciante del centro.

La parka de vestir para ir al trabajo más de oficina larga desde los 7 mil pesos y las camperas «inflables» desde los 8 mil pesos.

Las camperas deportivas abrigadas, de primera marca, necesaria para antes y después de un entrenamiento, cuestan más de 20 mil pesos.

Desde los comercios advierten que vienen con fuertes golpes a las ventas desde que se declaró la cuarentena por la pandemia del coronavirus. Fueron muy pocas las personas que cambiaron los abrigos el año pasado. El cierre de comercios por el aislamiento se sumó a la recesión y a la alta inflación de varios años atrás. Es evidente que hacen falta estrategias para el sector. Por ahora solo se puede comprar hasta en 6 cuotas sin interés. Y en alguno casos llegar con efectivo se hace casi prohibitivo.

Una campera de primera marca, de esas que se usan para mucho frío y que son livianas y se pueden guardar en una bolsita, cuesta entre 28 mil y 36 mil pesos. Se trata de una campera con relleno de pluma natural y con la característica de retener calor en forma pareja y sostenida, de bajo peso y alta compresibilidad. Es de «alta tecnología» para el abrigo. Para comprar con tarjetas de crédito por arriba de las 6 cuotas ya corren los intereses, por lo que una campera cuesta por arriba de los 40 mil pesos.

Ahora bien, este tipo de abrigos también están disponibles en las tiendas de los denominados «freeshop» de la zona del mercado San Miguel. No tendrán la misma calidad, pero son copias casi fieles de las mejores marcas.

Las camperas que imitan a las marcas «outdoors» pueden llegar a conseguirse por unos 18 mil pesos. Otras menos pretenciosas, pero también bien abrigadas, comienzan desde los 4 mil pesos. «Entró muy poca mercadería porque tenemos cerradas las fronteras y por la clausura de las importaciones. Además, tenemos mucha mercadería del año pasado que debemos sacar como sea en un contexto en donde no se vende nada. Es por eso que tenemos algunos productos a muy bajo precio, solo es cuestión de ponerse a buscar y seguro que se encontrará una buena campera a buen precio», dijo un locatario de la calle Ituzaingó.

Fabricantes de ropa piden por Ahora 12 y advierten por disparada de insumos

Fuente: Cronista ~ Para los fabricantes de indumentaria la coyuntura económica presenta un combo letal. Suba de costos de producción, insumos que en un año casi duplicaron su valor, fuerte caída de ventas, pérdida de empleos en el sector y menos incentivos a las ventas.

Todo junto, después de un año de restricciones impuestas por la pandemia y a las puertas de la temporada de invierno, que como suele suceder, vendrá con nuevas remarcaciones en todos los eslabones de la cadena de valor.

«En febrero los precios de la ropa subieron 61,2% interanual, empujados por la fuerte suba de 84,2% de los precios de los insumos«, asegura un informe de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI), difundido esta tarde.

El documento destaca que el sector «está en crisis», expresada en «caída de ventas y de producción, pérdida de puestos de trabajo y cierre de empresas», que se han transformado en moneda corriente en los últimos años.

Hacia adelante, el panorama luce complejo. «En marzo se espera un aumento (de precios) mensual importante«, pero es por un factor estructural que sucede ese mes, el cambio a la nueva temporada otoño invierno, que «afecta a los precios por el tipo de tejidos utilizados y las características de la ropa de invierno», explica CIAI. 

La actividad ya está siendo golpeada pero además, el Gobierno recientemente limitó las compras en el marco del programa Ahora 12, a 3 y 6 cuotas para indumentaria, calzado y marroquinería.

Por eso, desde el sector reclaman medidas de incentivo. «La segunda ola volverá a golpear las ventas, por lo que necesitamos imperiosamente la asistencia del Estado Nacional. Sacar las 12 cuotas sin interés golpea a los consumidores y no controla a los verdaderos formadores de precios», indicó la CIAI en un comunicado.

Y amplió:  «En este contexto de caída de ventas y presión de costos, sorprende la decisión oficial de excluir al rubro indumentaria de la opción de 12 meses del programa Ahora 12″.

Desde la industria sostienen, además, que los insumos aumentaron mucho más que los bienes finales, en gran medida por la incidencia del tipo de cambio, pero es un fenómeno similar al que se observa en electrónica (80,6%), autos (77,6%), materiales para la construcción (76,5%), mantenimiento y reparación de la vivienda (69,2%), carne vacuna (59%) y calzado (58%). 

«En general se trata de bienes cuyos precios no están regulados (salvo parcialmente la carne), se ven afectados por las subas del dólar y de los precios internacionales y sufrieron dificultades de producción y abastecimiento por la pandemia», precisó. 

En el caso de la indumentaria se disparó el precio del algodón, como muchos otros commodities agrícolas, y también el polyester, que es una fibra sintética producida por la industria petroquímica, referenciada en la evolución del tipo de cambio.

En base a un relevamiento propio, en el que se consulta a los socios acerca de los precios efectivamente pagados por diferentes tipos de tela, la CIAI concluyó que entre febrero de 2020 y febrero de 2021 los insumos textiles subieron 84,2%.

Así, la suba de precios de la ropa al consumidor fue de 61%, muy por debajo del aumento de las telas, «lo que indica que tanto el eslabón industrial de confección, como el de comercialización minorista, absorbieron parte de los aumentos de los insumos productivos, resignando margen de rentabilidad«.

Apoyo a pymes: garantizan la continuidad de financiamiento

Fuente: BAE Negocios ~ La Secretaría Pyme mantendrá fondos por 500.000 millones de pesos para garantizar préstamos y todas las líneas de crédito vigentes en el marco del recrudecimiento de casos de Covid y para sostener la actividad en el sector.

A partir de la revisión de los planes de asistencia a personas y empresas frente a las nuevas restricciones, el Gobierno planteó que se busca sostener la ayuda y a la vez, evitar que se dañe al sistema productivo, especialmente a la industria y la construcción, que fueron lo que dieron señales más dinámicas.

En ese entramado, desde el Gobierno garantizaron que el sector pyme que es el que ocupa el mayor porcentaje de trabajadores, mantendrá abiertas las líneas de financiamiento y los programas activos para asistir a las compañías con menor personal.

Según detalló el Secretario Pyme, Guillermo Merediz, en su área existen en este momento 12 líneas de crédito activas de las cuales siete están directamente involucradas por inversión productiva.

La situación respecto del año pasado es diferente. Hicimos un aprendizaje y, si se mantienen las restricciones actuales, no vemos que vaya a haber un agravamiento en el sector económico, sumado a la vacunación y a las industrias que realizaron sus protocolos”, indicó Merediz.

El PAC, un programa de innovación que mira la exportación 


Entre los programas de apoyo se cuentan los fondos del Fogar, que se utilizan para garantizar los créditos a pymes que lo necesitan y que permite apalancar préstamos por unos 500.000 millones. Además, el Fondep, del ministerio de Desarrollo Productivo, cuenta con líneas de financiamiento por 46.000 millones de pesos.

Entre los planes que están motorizando se encuentra el Programa de Apoyo a la Competitividad (PAC) que contempla aportes no reembolsables para que cubren hasta el 80% del proyecto hasta 1,5 millones de pesos Asistencia técnica, Adquisición de bienes de capital relacionados con la asistencia técnica y procesos de certificación.

En esos programas ingresaron, por ejemplo, la empresa familiar Argencrops, una pyme de Jujuy dedicada a la comercialización de legumbres y otros alimentos vegetales que exporta a 45 países que aplicó al fondo para implementar un sistema de calidad e inocuidad de alimento para una certificación que le permitirá ampliar los destinos de exportación.

También aplicó un emprendimiento familiar textil en Catamarca en El Pantanillo, que se utilizó para incorporar maquinaria de diseño, etiquetado, packaging y mejorar la logística. Se trata de una empresa que comercializa hilados de fibras naturales de alto valor para exportación.

Dentro de los PAC también se asignó una asistencia a un emprendimiento en Malvinas Argentina especializada en fabricación de etiquetas autoadhesivas para la industria y que, a partir de la transformación digital, planea la expansión y la incorporación de una decena de empleados.

Cómo acceder al programa de financiamiento a pymes

El Programa de Apoyo a la Competitividad PAC está orientado a mejorar la productividad de las PyME o emprendimiento con asistencias técnicas financiadas con Aportes No Reembolsables. Qué se necesita para acceder 

  • Tener Certificado MiPyME vigente.
  • Contar con 2 años o más de actividad económica verificable. Realizar alguna de estas actividades.
  • Contar con cuenta bancaria de titularidad de la empresa.
  • Presentar un proyecto de desarrollo empresarial.

Hay que ingresar con el usuario al sitio   y completar

  • a) Datos de la empresa.
  • b) Datos de persona de contacto.
  • c) Información del proyecto.
  • d) Detalle de las actividades del proyecto.
  • e) Plan de inversiones.
  • f) Plan de rendiciones de cuentas.

También se debe adjuntar la siguiente documentación. En esta etapa no requiere legalización ni certificación.

  • a) Certificado MiPyME vigente.
  • b) Carta Compromiso según Anexo IV.
  • c) Certificación contable según Anexo VII.
  • d) Constancia de inscripción en AFIP.
  • e) Declaración jurada según Anexo III.
  • f) Para las personas jurídicas, escritura primer testimonio ANEXO II. En el caso de las personas humanas, DNI. Si pertenecés a una sociedad de las anteriormente denominadas “Sociedades de hecho”, adjuntá el DNI de cada uno de los integrantes y el contrato social suscripto por los socios.

Toda la información se encuentra en la página web 

Por qué la ropa es cada vez más cara en la Argentina, a pesar de la fuerte caída en las ventas

Fuente: iProfesional ~ En medio de la pandemia, el rubro de la indumentaria profundiza una crisis que arrastra de años atrás. Qué piden los empresarios para revertir la situación

Fuertes aumentos de precios en telas y avíos, problemas para producir, escasez de insumos y prendas, incremento en los costos unitarios y el cambio de temporada agravaron la situación durante marzo, en un rubro que venía experimentando importantes subas interanuales

Los precios de la ropa subieron 61,2% entre febrero de 2020 y febrero de 2021 según el Índice de Precios al Consumidor del INDEC. Mientras que relevamientos propios de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria (CIAI) indican que los datos de marzo corresponderán a un mes picante, con nuevos aumentos en la ropa.

La dinámica de este mes, según la entidad, está explicada fundamentalmente por un efecto estacional: el cambio a la temporada otoño-invierno lleva a una nueva tanda de aumentos. Al igual de lo que pasó en los últimos años, las subas mensuales más fuertes se concentraron en los meses de marzo y septiembre. Esto permite explicar el fuerte aumento mensual de precios de la ropa que seguramente dé a conocer el INDEC esta semana.

¿Por qué suben los precios de la ropa?

Los precios de la ropa subieron 61,2% entre febrero de 2020 y febrero de 2021

La fuerte variación de los precios no es un fenómeno exclusivo de la indumentaria. El INDEC también registró incrementos similares, e incluso muy superiores, en electrónica (+80,6%), autos (+77,6%), materiales para la construcción (+76,5%), mantenimiento y reparación de la vivienda (+69,2%), carnes (+59%) y calzado (+58%).

En general se trata de bienes cuyos precios no están regulados (salvo parcialmente la carne), se ven afectados por las subas del dólar y de los precios internacionales (en indumentaria impactó vía algodón y polyester) y sufrieron dificultades de producción y abastecimiento por la pandemia.

Dicha dinámica explica la fuerte suba de 84,2% de los precios de los insumos textiles entre febrero de 2020 y febrero de 2021, según los resultados del relevamiento realizado por la CIAI a sus socios sobre los precios efectivamente pagados por una amplia variedad de telas. 

La suba de precios de la ropa al consumidor (61%) fue muy inferior al aumento de las telas (84,2%), lo que indica que tanto el eslabón industrial de confección como el de comercialización minorista absorbieron parte de los aumentos de los insumos productivos, resignando margen de rentabilidad.

Todo en un contexto de fuerte contracción del mercado. Las cantidades vendidas continúan retrayéndose: -33% interanual en shoppings durante enero, -22,6% en supermercados y +15,9% en comercios minoristas durante marzo (aunque cabe recordar que el año pasado dicho mes tuvo 11 días de estricta cuarentena).

El reflejo de la crisis del sector

La segunda ola de contagios va a volver a golpear al sector de indumentaria

«En este contexto de caída de ventas y presión de costos, sorprende la decisión oficial de excluir al rubro indumentaria de la opción de 12 meses del programa Ahora 12«, advierte la CIAI. Y agrega: «Al poder comprar ropa a pagar en varios meses, dicho programa constituye una alternativa muy valiosa para nuestros consumidores, en un contexto donde el poder adquisitivo de la población argentina continúa cayendo».

En efecto, los salarios reales se redujeron 6,4% interanual en enero, mientras que las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares perdieron 3,8% de su poder adquisitivo entre febrero de 2020 y febrero de 2021.

«La crisis de nuestro sector también se refleja en los datos de cantidades fabricadas: mientras en febrero toda la industria argentina creció 1,6% interanual y el sector textil +9,5%, la confección de indumentaria se contrajo 1,9%, según estadísticas del propio INDEC«, afirma la entidad. Al interior del sector textil también se observan comportamientos heterogéneos: mientras tejidos y acabado de productos cayó 2,3% (cifra muy similar al de confección de indumentaria), los eslabones más primarios de la cadena como preparación de fibras y fabricación de hilados crecieron al 8,6 y 24,8% respectivamente, lo que puede anticipar una recuperación futura para el resto de los eslabones de la cadena.

Sin embargo, la segunda ola de contagios va a volver a golpear al sector de indumentaria, que llega castigado por varios años de crisis. «Los resultados en materia de caídas de ventas y producción dejan en evidencia la necesidad imperiosa de la asistencia del Estado Nacional para seguir evitando el cierre de más empresas y nuevas pérdidas de puestos de trabajo. No hay tiempo que perder», concluyen.

Semáforo de la Indumentaria Argentina – Abril 2021

Los precios de la ropa suben impulsados por los costos de los insumos

Fuente CIAI ~ Fuertes aumentos de precios en telas y avíos, problemas para producir, escasez de insumos y prendas, incremento en los costos unitarios y el cambio de temporada agravaron la situación durante marzo, en un rubro que venía experimentando importantes subas interanuales.

  • En febrero los precios de la ropa subieron 61,2% interanual, empujados por la fuerte suba de +84,2% de los precios de los insumos.
  • En marzo se espera un aumento mensual importante, pero por un factor estructural que siempre ocurre en ese mes: el cambio a la nueva temporada otoño invierno, que afecta a los precios por el tipo de tejidos utilizados y las características de la ropa de invierno.
  • Nuestro sector está en crisis: caída de ventas y de producción, pérdida de puestos de trabajo y cierre de empresas se han vuelto moneda frecuente en los últimos años.
  • La segunda ola volverá a golpear las ventas, por lo que necesitamos imperiosamente la asistencia del Estado Nacional. Sacar las 12 cuotas sin interés golpea a los consumidores y no controla a los verdaderos formadores de precios.

Los precios de la ropa subieron 61,2% entre febrero de 2020 y febrero de 2021 según el Índice de Precios al Consumidor del INDEC. Relevamientos propios indican que marzo será un mes picante, con nuevos aumentos en la ropa. La dinámica de este mes está explicada fundamentalmente por un efecto estacional: el cambio a la temporada otoño-invierno lleva a una nueva tanda de aumentos. Al igual de lo que pasó en los últimos años, las subas mensuales más fuertes se concentraron en los meses de marzo y septiembre, como muestra el gráfico 1. Esto permite explicar el fuerte aumento mensual de precios de la ropa que seguramente de a conocer el INDEC esta semana.

Gráfico 1: variación mensual del precio de la ropa

Gran Buenos Aires: 2017-2021

Fuente: elaboración de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria en base a información del INDEC.

¿Por qué suben los precios de la ropa?

Primero hay que aclarar que la fuerte variación de los precios no es un fenómeno exclusivo de la indumentaria. El INDEC también registró incrementos similares, e incluso muy superiores, en electrónica (+80,6%), autos (+77,6%), materiales para la construcción (+76,5%), mantenimiento y reparación de la vivienda (+69,2%), carnes (+59%) y calzado (+58%). En general se trata de bienes cuyos precios no están regulados (salvo parcialmente la carne), se ven afectados por las subas del dólar y de los precios internacionales (en indumentaria impactó vía algodón y polyester) y sufrieron dificultades de producción y abastecimiento por la pandemia.

Dicha dinámica explica la fuerte suba de 84,2% de los precios de los insumos textiles entre febrero de 2020 y febrero de 2021, según los resultados del relevamiento que periódicamente realiza la CIAI a sus socios sobre los precios efectivamente pagados por una amplia variedad de telas. El cuadro 1 a continuación muestra los resultados obtenidos según tipo de tela, destacándose los incrementos en los precios de los jersey.

Gráfico 2: Insumos textiles, dólar y precios mayoristas

En número índice base 100 = febrero de 2020

Fuente: elaboración de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria en base a relevamiento propio.

Nótese que la suba de precios de la ropa al consumidor (61%) fue muy inferior al aumento de las telas (84,2%), lo que indica que tanto el eslabón industrial de confección como el de comercialización minorista absorbieron parte de los aumentos de los insumos productivos, resignando margen de rentabilidad. Todo en un contexto de fuerte contracción del mercado: las cantidades vendidas continúan retrayéndose: -33% interanual en shoppings durante enero, -22,6% en supermercados y +15,9% en comercios minoristas durante marzo (aunque cabe recordar que el año pasado dicho mes tuvo 11 días de estricta cuarentena).

En este contexto de caída de ventas y presión de costos, sorprende la decisión oficial de excluir al rubro indumentaria de la opción de 12 meses del programa Ahora 12. Al poder comprar ropa a pagar en varios meses, dicho programa constituye una alternativa muy valiosa para nuestros consumidores, en un contexto donde el poder adquisitivo de la población argentina continúa cayendo. En efecto, los salarios reales se redujeron 6,4% interanual en enero, mientras que las jubilaciones, pensiones y asignaciones familiares perdieron 3,8% de su poder adquisitivo entre febrero de 2020 y febrero de 2021.

La crisis de nuestro sector también se refleja en los datos de cantidades fabricadas: mientras en febrero toda la industria argentina creció 1,6% interanual y el sector textil +9,5%, la confección de indumentaria se contrajo 1,9%, según estadísticas del propio INDEC. Al interior del sector textil también se observan comportamientos heterogéneos: mientras tejidos y acabado de productos cayó 2,3% (cifra muy similar al de confección de indumentaria), los eslabones más primarios de la cadena como preparación de fibras y fabricación de hilados crecieron al 8,6 y 24,8% respectivamente, lo que puede anticipar una recuperación futura para el resto de los eslabones de la cadena.

Sin embargo, la segunda ola de contagios va a volver a golpear a nuestro sector, que llega castigado por varios años de crisis. Los resultados en materia de caídas de ventas y producción dejan en evidencia la necesidad imperiosa de la asistencia del Estado Nacional para seguir evitando el cierre de más empresas y nuevas pérdidas de puestos de trabajo. No hay tiempo que perder.

Una pyme fabricó la primera máquina nacional de barbijos a alta velocidad

Fuente: El Economista ~ El Ministerio de Desarrollo Productivo financió el diseño y la fabricación de la primera máquina nacional de alta velocidad para la confección de barbijos tricapa. Esto sucedió en el marco del Programa de Apoyo al Sistema Productivo Nacional, a través del cual el ministerio le otorgó al Grupo-Tek un Aporte No Reembolsable (ANR) de más de $9 millones.

El secretario de la Pequeña y Mediana Empresa y los Emprendedores, Guillermo Merediz, visitó junto al presidente de la Fundación Saber Cómo del INTI, Lorenzo Beccaria, la fábrica situada en Vicente López.

“La asistencia permanente a las pequeñas y medianas empresas en todo el país es un objetivo de este gobierno y este es un gran ejemplo de la implementación de tecnología para mejorar su producción y del avance y la recuperación que está teniendo la industria nacional”, señaló el secretario Merediz, y resaltó las capacidades de diseño, desarrollo e innovación de las pymes “que incluso en una situación tan compleja como la pandemia logran fabricar maquinaria de alta tecnología para abordar las necesidades sanitarias de nuestro país”.

El Grupo-Tek, fundado por Mariano Jimena y el ingeniero Javier Cardini, recibió la asistencia de los ANR del Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP) y su logro contó con la participación de unas 30 pymes y emprendedores argentinos.

Jimena adelantó que esta primera máquina abastecerá la demanda de regiones donde aún no hay producción de barbijos. “El resultado de esto es que al principio de la pandemia nuestro país no contaba con este tipo de máquinas y ahora, no solo tenemos la primera, sino que estamos listos para fabricar más”, concluyó

El Programa de Apoyo al Sistema Productivo Nacional se propuso destinar $2.300 millones para asistir a mipymes, cooperativas, empresas e instituciones de investigación y desarrollo que contribuyan a la emergencia sanitaria a partir de líneas de créditos directos a tasa fija del 12% y aportes no reembolsables.

La pandemia puso en jaque el financiamiento productivo

Otro de los programas del Ministerio de Desarrollo Productivo se dio a conocer la semana pasada cuando se lanzó una nueva convocatoria del Programa de Apoyo a la Competitividad (PAC), que destinará ANR de hasta $1.500.000 para 7.000 proyectos de desarrollo empresarial que mejoren las ventajas competitivas de las MiPyMEs.

Sin embargo, varios especialistas coinciden en que los diferentes créditos que puso a disposición el Gobierno son de supervivencia y no están pensados para un financiamiento a largo plazo, sino para paliar la crisis provocada por la pandemia de Covid-19. Muchas empresas todavía necesitan líneas de crédito para afrontar el día a día.

En una encuesta realizada por el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA), realizada a 777 empresas de diversas actividades, regiones y tamaño, se determinó que el 43% del total de empresas tuvo mayor demanda de crédito, pero solo el 38% del total pudo acceder al monto necesitado. Es decir que todavía sigue habiendo dificultades para conseguir préstamos para financiar inversiones y aumentar la capacidad productiva.

Estiman que 75% de trabajadores de la industria de indumentaria está en la informalidad

Fuente: Perfil ~ Es una aproximación tras analizar 257 unidades productivas. La investigación forma parte del libro “¿Quién hace tu ropa?”, coordinado por investigadores de la UNC y el Conicet. Salario sólo explica del 1,66% a 3,33% del costo de la ropa.

Los investigadores Andrés Matta y Jerónimo Montero Bressán, de la Facultad de Ciencias Económicas de la UNC y del Conicet respectivamente son los coordinadores del libro “¿Quién hace tu ropa? Estudios sobre la industria de la indumentaria en Argentina” que, desde distintas perspectivas propone una rigurosa mirada sobre el pasado, presente y perspectivas de ese sector.
Así, desde una lógica interdisciplinaria, el trabajo ofrece una visión global, pasando por la organización de la industria a nivel nacional o local, pero también estudios antropológicos de casos e incluso análisis de las cuestiones sanitarias y de género alrededor de esta industria. “Buscamos una mirada estructural del problema. Esta es una industria paradigmática que siempre se aborda desde una forma unidimensional, cerramos o abrimos las importaciones o unilateral, lo soluciona solo el Estado o los empresarios o la Afip. Todo eso ha fracasado, hay que mirar las cuestiones estructuralmente si no, no se soluciona nada”, explica Matta.

Uno de los segmentos más valiosos del libro lo ofrece el abordaje sobre la realidad de la industria de la indumentaria en el Gran Córdoba ya que permite identificar la existencia de cuatro segmentos que surgen de un análisis de conglomerados jerárquicos de variables relacionadas con su tamaño, su estrategia comercial, su posición en la cadena de valor, nivel tecnológico y el perfil de los titulares y trabajadores. Sobre 800 unidades productivas identificadas se tomó un universo de 257 para estudiar y lograr conclusiones. Así, se identifica en la capa superior del sistema a los “Fabricantes” que conforman un 15,1% de los establecimientos y a los que se denomina como comercializadores o fabricantes de marcas ya que su principal capital se encuentra en la construcción de su imagen comercial y en el control de los canales de ventas. Producen en anualmente 158,5 miles de prendas, emplean en promedio a 33 empleados, pero un porcentaje menor son costureros. “Son fabricas sin fabricantes, apenas el 18% realiza actividades de costura”, explica el estudio.

Controlan la mayor parte de la cadena de producción con una posición más fuerte frente a los “Talleres” y “Costureros domiciliarios” de menor envergadura a los que tercerizan la producción. “Estas empresas ´disciplinan´ el proceso productivo al fijar las condiciones de trabajo (calidad, plazos de entrega y precios por prenda). Transfieren así, parte del riesgo empresario a esas unidades tercerizadas”, advierte el trabajo.

Un segundo rol son los “Comercializadores” que son el 32,5% del sector, son similares a los fabricantes, pero no se registran como tales, sino como vendedores de indumentaria o monotributistas. Controlan algún tipo de canal comercial y subcontratan la totalidad de la producción. Muchas veces son los llamados “emprendimientos de diseño”.

Un tercer escalón son los “Talleres”, que son el 9,2% de los casos y son las unidades productivas que realizan tareas de confección y bordado para los Fabricantes y Comercializadores. Tienen más cantidad de equipos y de costureros y tercerizan también parte de su producción a unidades más pequeñas. El 81% se registra como Responsable Inscripto o monotributista. La mayoría son emprendimientos de economía social.

El último segmento son los “Costureros domiciliarios” que son el 43,2 de las unidades productivas, son emprendimientos unipersonales o familiares de subsistencia que funcionan en el marco doméstico confeccionando y comercializando prendas para los eslabones de arriba de la cadena productiva. Solo está registrado el 33%, en la mayoría de los casos como monotributistas sociales

Informalidad. La industria de la indumentaria ocupa a cerca de 150 mil personas en el país, con fuerte concentración en provincia de Buenos Aires y el Amba. Córdoba representa cerca del 4% tiene unos 6.000 empleados, de los cuáles sólo están registrados 1.500, es decir el 25%.

-¿La mayoría de las empresas tiene un vínculo directo o indirecto con la informalidad?
-Ahora tenemos algunos datos evolucionados y vemos que no pudimos encontrar problemas o irregularidades solo en el 9% de las empresas o de las unidades productivas analizadas en Córdoba. En el otro 91% tenemos que el 41% es totalmente informal, hay un 35% con alguna irregularidad de evasión o de elusión, por ejemplo, no se registran como fabricantes, sino como comercios, entonces no tienen inspección. O están registrados como fabricantes, pero no tienen trabajadores registrados. Y después tenemos un 15% donde aparecen marcas muy conocidas que tienen prácticas elusivas. Aún el 9% que en teoría es prolijo, termina teniendo, en algún momento del recorrido de la prenda, un vínculo con la informalidad porque termina subcontratando a partes que están en el 91%.

El estudio concluye, además, que el Sistema Socio Técnico que constituye hoy el núcleo de la industria de indumentaria a nivel global permanece casi inalterable desde hace casi 150 años, aunque sus principales características, la fragmentación, la precariedad laboral y la gobernanza concentrada en las marcas han tendido a profundizarse en las últimas décadas.

El costo del trabajador
Otro elemento central que aporta el trabajo es el análisis de los costos de la fabricación de las prensas. Y en ese sentido se estima que el costo directo total de una prenda ronda entre el 14% y el 20%, pero el salario tiene una incidencia del 1,66% en el caso de los establecimientos informales y de 3,33% en el caso de los formales. “Ahí hay claramente una estructura que se podría mejorar, para pasar de la informalidad a la formalidad de los empleados, porque no implicaría mayores costos”, dicen los investigadores.

Textiles marplatenses, temen por las nuevas restricciones: «En marzo, se vio una pequeña reactivación comercial»

Fuente: El Marplatense ~ El presidente de la Cámara Textil de esta ciudad, Juan Pablo Maisonnave, realizó un balance de la temporada de verano en Mar del Plata y habló de las nuevas restricciones anunciadas por Nación y Provincia.

En declaraciones a CNN Radio Mar del Plata, FM 88.3, el joven empresario afirmó que «estamos atentos a los anuncios y cuando se habla de restricciones afecta negativamente en el sector comercial. Esperemos que dure poco y no como el año pasado que estuvimos encerrados prácticamente 7 meses. El municipio tiene la información suficiente para que las decisiones sean acertadas».

En ese contexto, aseguró que «a quien más va a afectar es al sector gastronómico y se van a pronunciar públicamente para expresar sus opiniones. En el caso nuestro, con el incremente de aforo en centros comerciales y menor circulación de gente va a impactar negativamente en el comercio. Si esto va a durar 15 días, veremos qué es lo que pasa. Estamos trabajando en reforzar los protocolos, la seguridad e higiene».

Al ser consultado sobre la temporada de verano, Maisonnave sostuvo que «con esta nueva realidad pensamos que no iba a ser una buena temporada. El piso era muy bajo y veníamos de un año de estar parados, entonces cualquier cosa que cambiara un poco la ecuación iba a ser bueno para el sector. Claramente no se puede comparar con la temporada anterior, pero hubo mayor consumo en enero y febrero porque hubo más gente en Mar del Plata. En marzo se vio una pequeña reactivación comercial y se veía otro tipo de movimiento«.

«Estamos haciendo relevamientos de la actividad y cuántos comercios han cerrado producto de la pandemia. El sector textil es muy amplio. La parte primaria, por ejemplo, están con mayor demanda y están creciendo. Pero lo que es confección de indumentaria va a ser un año de transición. Hay que tener en cuenta que en la temporada de invierno la mercadería se entrega desde diciembre a marzo y eso impacta directamente en los pedidos de este años porque como no han podido vender el año pasado, todavía tienen mercadería«, finalizó.

No pasa de moda: el inédito efecto de la crisis en el negocio de la ropa

Fuente: La Nación ~ En el último año, por la pandemia, la industria de la moda cambió. No sólo retrocedieron fuerte las ventas, sino que quedó stock de la temporada otoño-invierno 2020 que no todas las marcas pueden aprovechar.

Si bien las ventas por Internet crecieron, estuvieron lejos de compensar la caída de las presenciales. Los compradores a la caza permanente de ofertas son otro factor que pesa en la estructura.

La experiencia de nueve meses de 2020 marcaron las decisiones para este año: producción más acotada, reutilización de los básicos que quedaron y promociones.

A los desafíos generales de toda la economía, al sector le pegan especialmente los problemas para ingresar importaciones.

El cierre de los shoppings en Caba por siete meses fue un golpe fuerte para la industria de la indumentaria.
El cierre de los shoppings en Caba por siete meses fue un golpe fuerte para la industria de la indumentaria.

“Hubo sobrantes de las colecciones anteriores, mucha mercadería quedó en los depósitos –describe Claudio Drescher, socio de Jazmín Chebar y presidente de la Cámara Industrial Argentina de la Indumentaria-. A las marcas para mujeres se les hace mucho más difícil recuperar esos productos. En cambio, las de niños y hombres pueden hacer un mejor aprovechamiento. El stock frenado generó un costo extra muy importante”.

El ejecutivo remarca que el impacto de los centros comerciales cerrados siete meses en Ciudad de Buenos Aires fue letal: entre 65% y 70% de la venta global de productos de moda se origina allí.

Hace casi medio año la Cámara presentó al Ministerio de Desarrollo Productivo una propuesta de plan de reconstrucción para el sector que apunta también a desarrollar marcas para los mercados interno y externo.

Las empresas sufrieron haber desembolsado capital para productos que no pudieron vender, lo que les complicó también afrontar la primavera-verano. Después de esa coyuntura, Drescher apunta que la tendencia dominante es a “concentrarse en la cercanía, tener más velocidad de respuesta y no tener pedidos de programación tan largos para estar alineados a la necesidad del mercado”. Indica que era un cambio que ya venía y se profundizó.

Desde LTO, fábrica y venta de indumentaria femenina, Javier Ahumada describe que la crisis del año pasado implicó la salida del mercado de comercios y productores: “Quedaron los de más experiencia, los que ya surfearon otras crisis. En materia comercial, también los que pudieron adaptarse a las nuevas exigencias de los clientes, que pasan por cada vez más servicios y una organización de los locales donde la gente pueda elegir solo”, sostiene.

Coincide con sus colegas en que el stock que quedó sin vender se suma a las pérdidas porque con los actuales niveles de inflación “es capital invertido muerto; un rollo de tela económico cuesta $25.000, así que es mucho lo que se debe invertir para que quede parado. Hay que rotar cinco o seis veces en la temporada, como mínimo”.

Drescher señala que las prendas que quedaron del otoño-invierno pasado fueron puestas en locales “cuando son básicas o no se mostraron”, pero hay marcas que “mandan a sus outlets” porque no les queda otra.

Desde la empresa que manejan las marcas Portsaid, Desiderata y System reconocen que para adecuarse a la nueva realidad, “hay que ser flexible y dar un giro cuando es necesario”.

Enfatizan que cambiaron las prioridades y los momentos de uso de la indumentaria y, por lo tanto, las colecciones viraron en ese sentido. “Miramos tendencia constantemente y buscamos adaptar nuestras propuestas a eso y a nuestra realidad. Es un constante aprendizaje”, dicen.

La industria de la moda sufre en todo el mundo por la pandemia.
La industria de la moda sufre en todo el mundo por la pandemia.

Admiten que de la colección otoño-invierno 2020 dejaron afuera productos que no creían “correctos para ese momento en particular donde todos estábamos confinados y las ocasiones de uso se veían restringidas”.

Al mix de las colecciones lo van modificando en el momento, aunque se acortaron los tiempos productivos. “Cada una de nuestras marcas tiene una estrategia diferencial en la planificación de la colección. Estamos constantemente analizando posibles escenarios ante nuevos posibles cierres o caída de ventas”, definen.

Desde la empresa textil que produce varias marcas –Industrial, Black Sport y Rock & Jeans-, Diego Funes explica que trabajan just in time y eso se convirtió en una fortaleza: “Cuando llegó la cuarentena estábamos produciendo invierno, no teníamos lista la colección. Así que nos pudimos acomodar, lo que no les pasa a quienes tercerizan la fabricación o compran a otros. Podemos optimizar y no quedarnos con stock. Este sistema nos ayudó. Vemos que hay empresas que están cayendo por los problemas”.

El otro punto a favor es que el 85% de lo que hacen es atemporal y, además, son fuertes en el home wear (ropa para la casa), un segmento que creció mucho.

Funes comenta que en medio de la cuarentena dura la venta online y la que hacen a por mayor colaboraron para sostener los niveles de operaciones. “También el seguir trabajando para industrias. En contingencia, empezamos a producir batas, cofias y barbijos que un año después seguimos haciendo”, recuerda.

Los dueños de locales que compran a importadores o fabricantes desde hace unos meses perciben los cambios en la forma de producir moda. Gabriela Alercia, propietaria de Cortesía, ratifica que la fabricación es “mucho más acotada que en años anteriores, incluso hay poco de productos que se venden bien, se agotan y no hay más”.

En su caso, que trabaja con “básicos de diseño”, prima el criterio de elegir prendas que se puedan volver a poner en venta. Incluso menciona que importadores que un año atrás aumentaron precios sobre la base de la suba del dólar ahora los tienen más baratos y hay en existencia.

Marcas que antes hacían cápsulas de hasta un centenar de prendas, ahora las redujeron a un cuarto o menos. Analizan cómo van las ventas y actúan en consecuencia. La producción de la colección de invierno, en muchos casos, sigue hasta mayo mientras que en paralelo las marcas miran el verano. Drescher apunta que desde diciembre hay una mejora en las ventas y que, de no mediar otro cierre obligado, esperan una recuperación “lenta”. Aunque sostiene que hay diferencias fuertes entre empresas, las operaciones online representan entre 10% y 15% del total.

“Lo básico es resistente, el resto perecedero”, sintetiza el dueño de una de las marcas de “fast fashion” (moda de alta rotación) de la Argentina. En su caso, pudo recuperar remeras, jeans y camperas de la temporada anterior. “El año pasado fue muy complejo; no sólo se facturó menos, sino que muchos afrontaron problemas de abastecimiento. En los últimos meses también hay demoras en las importaciones, todo es complicado”, agrega.

En la Argentina, salvo géneros como el jean y el jersey, todo el resto es importado, por lo que los faltantes también condicionan la producción.

La crisis de la moda es mundial. El año pasado, Inditex –la española dueña de Zara, Pull&Bear, Massimo Dutti, Bershka, Stradivarius, Oysho, Zara Home y Uterqüe- puso en marcha un plan de venta online para dar salida al stock de sus 1.600 tiendas cerradas en la cuarentena europea. Fue la forma que encontraron para no perder la producción.

¿Cómo compran los argentinos? Es la pregunta que se hacen todas las pymes del país

Fuente: Cronista ~ Sin duda, los hábitos de consumo cambiaron con la pandemia. Los consumidores se replegaron en sus hogares y desarrollaron nuevas formas de comprar y consumir, más vinculadas «a una vida más saludable, al cuidado del medio ambiente, a volver a la «cocina en casa», a la sanitización de ambientes y elementos, al estudio remoto, a la telemedicina, a tener una conectividad de internet de mayor calidad y a la compra digital», precisa Mario Casasco, director ejecutivo del Centro de Desarrollo Pymes de la Ucema.

Como resultado las demandas de los clientes actuales en la Argentina están relacionadas a varios puntos. «Para este 2021 vemos algunas tendencias marcadas como un auge en el consumo de productos ecológicos y una inclinación de los usuarios hacia marcas que incluyan, dentro de su negocio, packaging, procesos de producción sustentables y la reventa de productos usados«, señala Gonzalo Latugaye, Brand Director en la plataforma Tiendanube.

En sintonía, Mariela Mociulsky, fundadora y CEO de Trendsity, vaticina lo que viene para el sector turismo. «El regreso a la naturaleza será la opción predominante a la hora de elegir los viajes. Tal vez el mundo se transforme en un escenario más abierto al turismo en la segunda mitad del 2021».

En tanto, Antonio Migliore, fundador y CEO del correo de última milla Moova, sostiene que el foco está puesto en las facilidades de pago, la inmediatez y el nivel de servicio que ofrezcan las marcas. «La necesidad de financiación es propia de un país en crisis y un contexto económico difícil; se trata de un fenómeno que impacta tanto en el mundo offline como en el online, a pequeñas y grandes empresas». 

«Aquellas que logren ofrecer múltiples opciones de pago, descuentos y promociones lograrán captar a una importante cantidad de consumidores. La inmediatez y el nivel de servicio son aspectos que recaen sobre el comercio electrónico, dado que cada vez más los usuarios necesitan velocidad y propuestas que les faciliten la compra y los ayude a resolver sus dudas o problemas de manera ágil y simple», sigue.

«Vemos que se consolida más el segmento de los ‘buscadores de ofertas’, para quienes internet es el lugar ideal. Este segmento está dispuesto a dedicarle más tiempo a las compras online y evalúa las distintas opciones de precios, en las que no solo entra en juego el producto sino también financiación y envío», concluye.

Los hábitos de consumo cambiaron con la pandemia. Los consumidores se replegaron en sus hogares y desarrollaron nuevas formas de comprar y consumir, más vinculadas «a una vida más saludable, al cuidado del medio ambiente, a volver a la «cocina en casa», a la sanitización de ambientes y elementos, al estudio remoto, a la telemedicina, a tener una conectividad de internet de mayor calidad y a la compra digital.

En la misma línea habla Andrea Zinik, a cargo de la Secretaria de Servicios y Comisión Directiva de la Federación de Comercio e Industria de Buenos Aires (Fecoba). «La gente está volcando sus compras a determinados sectores porque no puede realizar otros. Esto provoca el crecimiento de algunos en comparación con otros que vienen perdiendo. Específicamente los electrodomésticos dependen de la facilidad de pago y las cuotas que ofrezcan los bancos», señala.

«Los rubros con menos caídas interanuales son: Alimentos y Bebidas, Farmacia. Artículos Electrónicos, Indumentaria, Ferretería, Materiales Eléctricos, así como los productos relacionados con la construcción. Pero preocupa mucho el aumento de los precios y hay mucha expectativa en torno a la vacunación, si no se resuelve ese tema en forma rápida y masiva, no se puede garantizar la afluencia de público a los comercios y lugares de entretenimientos», advierte.

El papel de la tecnología

La transformación digital se impone como una respuesta efectiva a las altas expectativas de los clientes modernos. En la moda y la belleza, vestuarios virtuales, probadores digitales y «virtual shop» son algunas de las soluciones innovadoras que delinean una nueva experiencia de compra. 

En la Argentina, Natura, por ejemplo, presentó un probador virtual de fragancias; Lancôme lanzó un virtual try-on de maquillaje perfectamente integrado a su web que no necesita ninguna descarga o instalación; y Naíma y Calandra inauguraron su «virtual shop», una experiencia inmersiva, digital e innovadora que invita a recorrer las tiendas físicas de ambas marcas y comprar los ítems más destacados de cada colección, desde la comodidad del hogar, como si se estuviese recorriendo las tiendas físicas reales.

«Esto demuestra que la empresa que no usaba el canal online tuvo que recurrir en forma acelerada al mundo de los ecosistemas digitales, a las redes sociales, al WhatsApp, al marketplace, utilizar otros retailers que tenían un modelo de negocio fortalecido y así llegar al consumidor final y recuperar algo de su venta a través de canales digitales. Las expectativas de ventas minoristas para el primer trimestre de 2021 dicen que se venderá un 60,5% menos que en 2020, teniendo en cuenta que la cuarentena inició en marzo. Hay problemas de insumos que deben tener una solución para poder satisfacer la demanda», remarca Zitnik.

«Las empresas están adecuando sus modos de producción, sus políticas de recursos humanos, sus mensajes hacia adentro y hacia la sociedad en pos de empatizar con el nuevo consumidor. Si bien pareciera que gran parte de las tiendas físicas parecen condenadas a su desaparición, las que quedan en pie se proponen asegurar una experiencia de compra cuyo atractivo supere el temor a los contagios y garantice satisfacciones», señala Mociulsky. 

Amazon, Ali Babá, Mercado Libre son modelos comerciales ansiosos por capturar las porciones de mercado que se perdieron en el comercio físico, por eso sólo sobrevivirán aquellas que sean capaces de apalancarse en modelos omnicanal, donde lo presencial no sea la base, sino solo un punto más en la estrategia. No se trata solo de vender online, la inversión del retail en tecnologías es más necesaria que nunca, virtualizar la experiencia de probar, testear también es una necesidad imperiosa en el punto de venta», amplía.

En este contexto muchas se animan a competir de igual a igual con las grandes empresas. «Lo logran gracias al impulso que les da el comercio electrónico, que les permiten comercializar lo suyo en más de una ciudad y llegar a los principales centros de consumo de manera directa. Las pymes suelen ser más ágiles adaptándose a los nuevos entornos», aporta Gustavo Sambucetti, director institucional de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE).

Hoy nadie puede dudar de cómo la tecnología potencia a todas las industrias, y la transformación digital se reafirma como el paso necesario que todas las pymes del país deben dar para crecer. Muchas de ellas, descubrieron nuevas formas de operar y las oportunidades económicas que ofrece abrir un nuevo canal de ventas que quizás hasta el momento no habían explorado, como por ejemplo Rappi, dice Astrid Mirkin, gerente general en el país

«A través de la app se conectan con millones de usuarios y potenciales compradores, adquieren una mayor visibilidad, incorporan asesoría en marketing, cuentan con un servicio de envío y crean un nuevo canal para ofrecer sus productos, incrementando sus ventas un 20% promedio», detalla.

Mociulsky señala que es necesario entender que el mercado demanda productos y/o servicios con valor marcario, es decir, que comprendan la fragmentación social, una brecha entre pobres y ricos que crece con el desempleo y la falta de creación de puestos de trabajo. Esta grieta genera crisis pero también oportunidades. 

Evidencia de ello es el crecimiento de las marcas propias o marcas blancas: la Argentina encabeza el crecimiento en las ventas de estar marcas en América latina, con el 43,5% de la facturación, en 2020, según Nielsen.

Otro elemento a tener en cuenta -dice Mociulsky- es que cada vez son más las empresas cuya propuesta conlleva atender la valorización creciente de la sustentabilidad y la preocupación por el bienestar social. Las políticas deben visibilizarse en acciones que los consumidores experimenten en forma concreta. Por eso, muchas activan acciones de triple impacto y de responsabilidad social como donaciones, apoyo a las poblaciones vulnerables, programas de primer empleo, de conectividad y educación, de desarrollos de prácticas ecológicas.

Finalmente, Latugaye remarca que, además de la innovación tecnológica, las medianas y pequeñas empresas están capitalizando a favor la cercanía, el vínculo directo y la interacción con sus clientes, la capacidad de mostrarse humanos, compartir un poco el detrás de escena de sus procesos y generar contenido de valor que hace que sus clientes los elijan, los recomienden y los vuelvan a elegir».