Zara lanza su sitio de compras online en la Argentina

Fuente: Ambito ~ En 2018 la firma de capitales españoles Inditex, reconocida en el mundo por su marca de indumentaria Zara, hizo una fuerte apuesta por el comercio electrónico con el lanzamiento de su propia plataforma. Así llegó en una primera instancia a 155 mercados. En ese momento la Argentina no fue incluida en la lista. Pero el tiempo de espera está por terminar enbreve.

Desde hace semanas, ingresando a la web de la compañía o descargando su aplicación para celulares, y luego de seleccionar la opción de localización en Argentina, se puede leer la leyenda “Shop online. Coming Soon”. Ofrece además la posibilidad de inscribirse a una newsletter con novedades que hasta el año pasado no estaba disponible.

Otro dato clave es que la nueva colección para la temporada otoño ya está online tanto en su web como en la aplicación para celulares, y todos los precios están en pesos argentinos.

Actualmente, la empresa española tiene más de 7.500 tiendas físicas en todo el mundo y presencia en 200 mercados a través de su plataforma de ventas online. En la Argentina cuenta con 11 locales y emplea en forma directa a más de 800 personas.

Los últimos años no fueron fáciles para la empresa localmente, incluso en su último balance anual (2018, último informado) catalogó a la Argentina bajo las normas de mercado hiperinflacionario. En este contexto redujo la cantidad de proveedores con los que opera localmente: pasó de 37 en 2017 a 26 en 2018. También achicó de 36 a 30 el número de fábricas de confección asociadas a proveedores.

Inditex avanza con un plan de transformación digital con el que aspira a integrar plenamente sus tiendas físicas con el e-commerce: “Queremos que las propuestas de moda de todas las cadenas del Grupo estén disponibles online en todo el mundo en 2020. En 2018 nuestra oferta comercial ya alcanzaba 202 mercados”, dijo.

El plan de negocios incluye además absorber los locales más pequeños y que no están localizados en las grandes ciudades, para darles lugar a megatiendas con más metros cuadrados y variedad de productos. La estrategia está dando sus frutos porque recientemente informó que cerró los primeros nueve meses de su ejercicio 2019 con ventas totales de 19.820 millones de euros, lo que significa un crecimiento del 7,5% respecto al mismo período del año anterior. Además, consiguió un beneficio neto de 2.720 millones, un 11,6% más, en gran medida gracias a la mejora de sus márgenes operativos y el impuso del comercio electrónico.

Así es que a pesar de la crisis económica que afecta al consumo en la Argentina, el desembarco de la plataforma de comercio electrónico de Zara sería inminente. Además sucedería en un momento estratégico ya que recientemente llegó a la Argentina la tienda de moda brasileña Renner que busca hacerle sombra a la española con la apertura de cuatro locales ubicados en Córdoba y Buenos Aires, aunque hasta el momento no incursionó en el comercio electrónico.

Moneda. En la web de Zara los precios ya están en pesos argentinos.

Adidas pierde un juicio contra H&M por el uso de las tres tiras

Fuente: Cronista ~ Luego de 20 años, la conocida firma de indumentaria H&M le ganó el jucio iniciado por Adidas por el uso de las tradicionales tres tiras en una de sus colecciones. la empresa sueca había lanzado una colección en la que usaba ese elemento decorativo en camisas deportivas y pantalones cortos en azul, amarillo y marrón con dos bandas en las mangas y en los costados.

La Corte de Apelaciones de La Haya dictaminó que la compañía alemana no tiene la exclusividad de las tres bandas en todo el territorio del Benelux (Holanda, Bélgica y Luxemburgo) y en otros mercados internacionales.

Si bien el primero fallo resultó a favor de las empresa alemana, la segunda apelación tuvo resultados totalmente opuestos.

El motivo del cambio en el fallo estuvo relacionado a un estudio de mercado, en el que los consumidores no pueden asociar la línea de moda deportiva de H&M con la de Adidas y tan solo el 10% adivinaron que era Adidas. Así, la marca deportiva, que tendrá que pagar 80.000 euros por los costos del juicio, aunque todavía puede recurrir ante la Corte Suprema de los Países Bajos.

Este no es el primer tropiezo legal que recibe Adidas en el uso de su imagen de marca. En junio del año pasado, el Tribunal de la Unión Europea (TUE) también votó en contra de que la compañía germana pudiera apropiarse de las tres bandas en la zona comunitaria, lo que abría las puertas a que otras empresas pudieran vender artículos que incorporasen estos diseños.

Un año antes, el mismo TUE había dado la razón a la firma alemana al denegar el registro de dos marcas de calzado por usar tres franjas paralelas. Sin embargo, tras la última consideración del tribunal, este logotipo perdió su carácter distintivo en todo el territorio de la UE, un hecho clave para que H&M pudiera resolver el caso a su favor. Aun así, Adidas ha conseguido demostrar ese uso en cinco países de la UE, pero no en todo el territorio comunitario.

Adidas aún podrá recurrir la sentencia ante la Corte Suprema de Países Bajos. “Vamos a revisarla al detalle y no realizaremos ningún comentario por el momento”, ha informado la compañía al diario World Preview.

Las tres tiras fueron registradas hace 70 años en unos botines de fútbol por el fundador de Adidas, Adolf Dassler.

«De la supervivencia industrial, al desarrollo sostenido» – PPI:2020-2040

«Prospectiva para la Previsibilidad Industrial»

PPI:2020-2040

Como oportunidad para el desarrollo sostenible y resiliente según los ODS-NU, la industria debe prevenir y anticipar qué medidas tomará cuando no sean sostenibles las temporales herramientas de la OMC como resultan las licencias automáticas, no automáticas, dumping, cuotas, etc.

«De la supervivencia industrial, al desarrollo sostenido»

Inscripción sin cargo aquí: http://www.shitsuke.com.ar/Eventos/SeminarioPPI-2020-2040.html

Alcance del seminario: Herramientas del sistema multilateral de comercio

Plan de industrialización amigable con el medio ambiente y pautas a REVISAR del acuerdo UE-MERCOSUR con proyección UNASUR, estableciendo estrategias en prospectiva industrial para garantizar y fortalecer el mercado interno ingresando al LIBRE COMERCIO, pero SIN INGENUIDADES y luego de garantizar que los productos importados no impactan negativamente en la industria nacional, son seguros para los consumidores argentinos y cumplen los requisitos normativos mínimos internacionales junto a las requisitos nacionales, aplicando adecuados AOTC-OMC.

Resulta una oportunidad única para el desarrollo nacional, la activación de las herramientas legales y técnicas disponibles en la actualidad, que operadas responsablemente por el sistema socio técnico Argentino conformado por; la SOCIEDAD, la ACADEMIA, y el ESTADO dirigidos por el GOBIERNO, logren articular sistemas de administración inteligente del comercio en base al «LIBRO BLANCO» de la industrialización, para eliminar de raíz el flagelo del encender o apagar máquinas, replicando la temporalidad de los gobiernos.

Cuando: MIERCOLES 19/02/2020

Donde: Centro Tecnológico Shitsuke
               Sáenz peña 586, Luján, Buenos Aires
               16 a 19 hs
               reservas: seminario@shitsuke.com.ar

Inscripción sin cargo aquí: http://www.shitsuke.com.ar/Eventos/SeminarioPPI-2020-2040.html

Moda sustentable: el color que imprime la naturaleza

Fuente: La Gaceta ~ Natalia Orozco llegó a Tafí del Valle al encuentro  Diseño argentino artesanal sustentable de tejedoras sin saber que le cambiaría la vida. Siempre sintió un fuerte vínculo con la Madre Tierra y, lejos de su Jujuy natal, en los valles tucumanos encontró la respuesta. Los tintes naturales, la cadena de la lana, las técnicas milenarias de las comunidades terminaron de tomar forma cuando bajó a la ciudad. Hoy tiene su propia marca de diseño de ropa sustentable.

Con su emprendimiento experimenta y retoma las técnicas de producción y de teñido ancestrales. “Con la industrialización se perdió un oficio antiquísimo y precolombino que fue reemplazado por la creación de tintes químicos artificiales que agilizan la producción pero son altamente tóxicos para la Madre Tierra”, explicó.

El principal motor que impulsó al proyecto fue el hecho de haber conocido acerca del sistema industrial de producción de moda, que no sólo es excesivamente contaminante, sino que promueve el trabajo clandestino. “Desde un principio quise generar un cambio en el paradigma de producción volviendo a lo artesanal, tomando el oficio milenario de teñir con tintes naturales e ir rediseñando cada proceso del diseño, así sea sustentable en toda la cadena productiva”.

Natalia conocía de moda, pero no quería seguirla, sino que buscaba algo más profundo, que hablase de un contexto y se inspirase en la naturaleza. Es por eso que tomó la decisión de embarcarse en el mundo de lo sustentable, procurando disminuir la contaminación. “Cuidamos el uso del agua, tratamos de no desperdiciar juntando agua de lluvia”.

Su estilo de trabajo se basa en cero desperdicios textiles (zero waste pattern design), en el uso de tintes naturales de producción artesanal y la creación de los estampados a partir del uso de hojas naturales y residuos orgánicos, como cáscaras de cebolla, yerba mate. Inclusive el diseño del packaging sigue la premisa de crear con la menor huella ambiental posible. Actualmente trabaja con tejidos de algodón provenientes de cooperativas textiles del norte del país, lo que aporta a las prendas un valor social ya que dichas asociaciones trabajan con éticas de comercio justo. “Es importante visibilizar las condiciones en las que se crean las prendas, por eso hacemos foco en la trazabilidad completa de nuestros productos y en la transparencia laboral”.

Su propuesta sustentable no sólo es una manera de demostrar que se puede crear con técnicas más amigables para el ambiente. Natalia logra crear ya sea desde el descarte, los desechos o el reciclaje.

Natalia aplasta un helecho silvestre contra un recorte de tela blanca. Tuvo que viajar hasta las Yungas para encontrar ese pedacito de selva que quedará marcado en la prenda cuando el paso de las horas la oxide. El proceso es lento y puede durar hasta tres días pero a ella le apasiona. Cuando la huella de la hoja quede tatuada en la tela, junto con el pigmento de la yerba mate, todo el esfuerzo habrá valido la pena.

El feminismo gana visibilidad entre las marcas de moda argentina

Fuente: Fashion Network Argentina ~ A lo largo de la historia, la moda siempre funcionó como un modo de expresión para las mujeres: desde los colores característicos que vestían las sufragistas británicas, pasando por las primeras jóvenes en atreverse a usar un smoking hasta la rebeldía de Mary Quant al inventar la minifalda en los años 60.

En la actualidad, hace algunos años que las mujeres vienen atravesando un importante momento histórico gracias a la nueva ola de feminismo presente en muchísimos países del mundo. En Argentina, en particular, las reivindicaciones feministas tomaron mucha fuerza desde 2015, año en el que surgió el movimiento “Ni una menos”, un colectivo nacido con el fin de protestar y repudiar la violencia de género y los femicidios en dicho país.

Como pasó a lo largo de las diferentes épocas, las mujeres argentinas volvieron a utilizar a la moda como un canal para expresar y visibilizar aún más la lucha feminista. Fue así que surgieron muchas marcas de diseño ligadas con este activismo.

Una de ellas es Emme Vázquez, una firma de indumentaria creada por la diseñadora y actriz argentina Melisa Vázquez, cuya cápsula Carnal está pensada exclusivamente en torno a la violencia y las problemáticas que viven hoy las mujeres.

“Comencé a estudiar el feminismo y a acercarme al movimiento yendo a los encuentros de mujeres en Argentina. Además, soy docente en una materia de la FADU (Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires) que tiene perspectiva de género y una bibliografía muy interesante en relación a los estereotipos asociados a la indumentaria y la cuestión de hegemonía de clase en el sistema de la moda”, cuenta Vázquez en entrevista con FashionNetwork.com.

Sus diseños utilizan el corset como prenda emblemática de la tipología de mayor opresión de la vestimenta femenina, para generar prendas desestructuradas y fusionadas con la lencería, el estilo deportivo y frases de reconocidas autoras feministas.

En 2018, Emme Vazquez ganó el concurso Autores de Moda BA, lo que la llevó a poder presentar su colección en la importante pasarela de la Buenos Aires Fashion Week primavera- verano 2019.

“También trabajo con la fundación Media Pila, con mujeres en situación de vulnerabilidad para hacer otras remeras (camisetas) y poder ayudar. Varias de las modistas con las que yo trabajo son egresadas de esta fundación, que trabajan en sus talleres o desde su casa como monotributistas. Es un gran pilar para desarrollar un comercio ético y justo”, detalla.

Recientemente, sus diseños llegaron a París de la mano de la presentación del “Primer libro de Diseñadores de Latinoamérica”, de la fotógrafa francesa Marie Daveréde. Allí, Vazquez presentó su colección “Femme-Bang SS20”, participando con otros importantes diseñadores nacionales tales como Pablo Ramírez y Jessica Trosman.

Luchando por la aceptación de todos los cuerpos

Otra de las firmas argentinas que entrelaza el diseño con el activismo feminista es Crema, boutique de goce, un proyecto de lencería que apunta a la inclusión de todas las morfologías.

“Me parece fundamental que empecemos a desligarnos de la idea de que nosotras como personas nos tenemos que adaptar a las prendas. Las prendas se tienen que adaptar a nosotras. No es difícil ni costoso, es una cuestión cultural y se han instalado modas. Desde la militancia del feminismo venimos rompiendo con ese concepto de las mujeres de seguir cediendo ante todo y ante algo tan obvio y necesario como la ropa”, opina Lupa, la diseñadora y fundadora de la marca, en conversación con FashionNetwork.com.

Crema ofrece a través de las redes sociales diversos diseños de lencería con un enfoque artesanal sin stock ni tallas estandarizadas, donde cada clienta puede pedir a medida el modelo que más les gusta, realizándole todas las modificaciones necesarias para que se sientan cómodas.

Consultada sobre por qué cree que el feminismo tiene tanta fuerza en Argentina, Lupa dijo que es un movimiento en constante crecimiento. “Creo que hay una corriente mundial de información y visibilización de cuestiones que no se hablaban y que empezaron a hablarse. Cuando empezás a escuchar empezás a hacerte preguntas, es increíble como se generan interrogantes. Mi proyecto funciona en un círculo que se retroalimenta y se mantiene por el empoderamiento de las mujeres, que se reconocen merecedoras de esto, de tener la prenda que te gusta y cuando te gusta. Para vos misma y no para compartir con nadie. Creo que eso fue lo más lindo, que nos hizo encontrarnos”, expresa.

Las remeras como bandera

En 2017, las amigas Erna y Julieta aprovecharon la moda de las camisetas con slogans para crear Siesta, prendas que gritan, un emprendimiento que tiene como protagonistas las frases feministas.

“No queríamos hacer frases de cualquier cosa, porque de eso hay miles. Nos parecía una buena manera de comunicar y hacer visible la lucha feminista que cada vez tomaba más fuerza, sobre todo en las marchas que iban surgiendo luego del primer #niunamenos”, cuentan ambas a FashionNetwork.com.

Con lemas como “Somos la semilla de la rebeldía” o “Al machirulo ni cabida”, las camisetas de Siesta se consiguen en su tienda online con envíos a todo el país o en un showroom de emprendimientos autogestivos en Buenos Aires.

“Las frases se convierten en un resumen de uno o dos renglones lo que desde la academia y desde las calles se viene diciendo y escribiendo. Hacer visible en pocas palabras nuestro reclamos, como exigir políticas públicas que respeten nuestras decisiones y entender que la violencia de género debe ser tratada como una cuestión pública, un flagelo cultural al que debe abordárselo desde el Estado”, concluyen Erna y Julieta.

Adidas fabricará ropa y calzado con plástico reciclado

Fuente: IProfesional ~ Adidas entra de lleno en la ecología con una nueva propuesta para utilizar dos nuevos tejidos que contienen plástico reciclado en sus productos

El tema del plástico y su reutilización no es nuevo para el fabricante alemán, quien desde hace unos años hizo oficial su alianza con la organización Parley for the Oceans para convertir la contaminación marina en ropa deportiva. Esto se ha visto materializado en jerseys oficiales de futbol, zapatillas y equipamiento para otras disciplinas en 2019.

Ahora Adidas ha anunciado dos nuevos tejidos llamados Primeblue y Primegreen, tecnologías sostenibles que contienen plástico de los océanos y en donde se recicla el 100% del poliéster utilizado. Primeblue se define como un tejido de alto rendimiento que contiene Parley Ocean Plastic y está presente en las zapatillas Ultraboost 20 para corredores, así como en uniformes de ligas y equipos importantes.

Primegreen es también de alto rendimiento y se caracteriza por no contener plástico virgen (recién creado). Según Adidas, ambos serán clave para que la empresa alcance el 50% del volumen total de poliéster reciclado a finales de 2020.

El fabricante abordará tres categorías de productos sostenibles: reciclados, reutilizables y verdes. En los primeros entran los recién anunciados Primegreen y Primeblue, la segunda es de productos como la Futurecraft Loop, unas zapatillas para ser reutilizadas una vez cumplido su ciclo de vida. Por último, los productos verdes o «Bionic» serán pensados para tener múltiples vidas y eventualmente «volver a la naturaleza».

Con el anuncio, Adidas también detalló un plan en el que reducirá su huella de carbono y logrará la neutralidad climática en 2050. Comenzando este año, más del 50% del poliéster utilizado en los productos será reciclado. Posteriormente logrará acuerdos con diversas disciplinas deportivas y ligas para hacer la transición a uniformes sostenibles, indicó Hipertextual.

Pablo Ramírez: la osadía en blanco y negro

Fuente: La Nación ~ Con ese tapado de denim forrado en satén rojo, tan pesado y elegante, Gustavo Cerati sube al escenario del teatro Avenida acompañado por Pablo Ramírez. El diseño es de tiempo atrás, cuando el músico le pidió el vestuario para grabar el DVD de 11 Episodios Sinfónicos. «Voy a cantar con una sinfónica y tengo una vocecita pop», le confesó a Ramírez. El diseñador sintió entonces la necesidad de protegerlo por medio de un abrigo para que se enfrentara a esa situación. «Pensé en unir una prenda, como es el tapado militar y para la guerra, y el material que tenía que ver con el pop, que era el jean. El tapado tenía tanta tela y tanto volumen en su silueta, era grande y pesado, pero él era muy elegante», recuerda Ramírez, en su atelier, 19 años después.

Cuando llegó la presentación de Cerati en el Colón, Ramírez, que afianzaba su carrera y se perfilaba como uno de los grandes diseñadores de la Argentina, corrió desde su primer desfile en el Bafweek para ver la presentación con la Orquesta Sinfónica Nacional. «El Colón estallaba de gente. No había lugar y me quedé en la entrada, detrás de la cortinita, junto a los acomodadores. Cuando lo vi fue un shock para mí tan grande, era ver mi boceto transformado en Gustavo Cerati, en el escenario del Teatro Colón. Fue la primera vez que sufrí un ataque de pánico, porque me desbordó. Por eso te digo que tengo un alma tortuosa, porque en vez de disfrutarlo.».

La anécdota describe al detalle a Pablo Ramírez, que percibe la moda en negro y blanco. A puro talento creó un estilo de piezas eternas, tan clásico como sofisticado, con una seguridad, determinación y osadía que se contraponen con su timidez inherente.

Un estilo en la moda que cumple 20 años en marzo, con la presentación de su primera colección, Casta, que remitía a las monjas que lo acompañaron en su escolaridad en Navarro, Buenos Aires. Del otro lado de la pasarela hay un Pablo Ramírez vestuarista, que nació casi en simultáneo con el diseñador y que aún viste a elencos completos de obras de teatro, óperas, ballets y musicales en la Argentina y en el exterior. Su primer estreno fue el Descenso de Orfeo a los Infiernos en el teatro Avenida, dirigida por Alejandro Ullúa, también en el 2000. Hace dos años trabajó para la ópera Tosca, con dirección del brasileño Jorge Takla para su estreno en Montevideo.

Muchos de los vestuarios los realizó para el director teatral Alfredo Arias, como Elle, Divino Amore, Cinelandia y Tatuaje (uno de sus preferidos) «Los vestuarios de Alfredo me han dado siempre la posibilidad de explorar cosas, desde el volumen, el color, la textura, cosas inimaginables».

-¿Disfrutás de hacer los vestuarios?

-Sí, lo disfruto y lo sufro. Como todo en mi vida. Lo que disfruto en realidad es la parte del juego, pero no es mi juego. Para mí, el dueño del juguete es el director, es el que tiene la visión. Él tiene una idea y un cuento, y quiere contarlo de una manera, entonces me llama para que le haga los vestiditos a sus muñecas. Me encanta ese juego y saber hasta qué punto quieren de mí.

Antes de la experiencia con Gustavo Cerati, Fito Páez lo había convocado para que le diseñara un vestuario para él y su banda. Le hizo una propuesta con tal seguridad y se encontró con una persona tan receptiva que enseguida Fito accedió a vestirse de rojo, y los músicos de blanco, cada uno con un look diferente. Al mismo tiempo, Dolores Navarro Ocampo lo había llamado para que participara del concurso Diseñador del 2000. «El concurso me coincidió justo con lo de Fito, así que medio fue un caos.»

-Caos, pero también exposición.

-Sí, bueno. yo igual siempre las cosas buenas me las tomo en el mal sentido (se ríe). Siempre las vivo de manera tormentosa y dramática. Soy así.

-¿Te desbordó la situación?

-Me suele pasar eso, sí. Mi analista me dice: «Disfrutá del proceso». Y yo le digo: «Sí, tengo que lograrlo, la próxima». Pero me cuesta un montón. Ahora lo miro y dimensiono, pero en aquel momento no podía.

-¿Y cómo te abriste camino en la carrera con tanta timidez?

-Creo que tuve dos factores muy grandes. Uno, para mí, tiene que ver con algo que hice siempre. Hoy, siendo una persona grande, miro para atrás y veo al joven que fui y pienso: ¡Qué atrevido! Pero a la vez, yo estaba muy seguro, estaba muy decidido sobre lo que quería hacer y sobre cómo lo hacía.

-Tenías osadía y determinación.

-Había como una especie de inconsciencia en la determinación, porque desde muy muy chico, en cada cosa que hacía, había una determinación. Lo que me movió siempre fue la pasión. No había distracción. Nunca se me hubiese ocurrido elegir otra carrera. Como si el camino estuviera marcado, lo tenía muy claro. Una gran pasión. Y además siento que en un punto fui hacia una dirección y me fui encontrando, a la vez, en el tiempo y en el lugar, con las situaciones y las personas indicadas. Iba por el camino correcto.

Aquella primera colección, «Casta», fue todo un éxito, le siguieron pedidos y llamados, pero él aún no sabía qué camino seguir. Se unió por unos meses en un showroom con la diseñadora Mariana Dappiano, donde las coloridas estampas de ella se contraponían con el estilo gótico de él. Fue cuando recibió su primer -e insólito- pedido de traje de novia: una mujer le encargó el mismo vestido de cuero negro con el que había cerrado el desfile.

Claro que hay colores. Azul, rojo, fucsia, anaranjado. Pero Pablo Ramírez solo abre la paleta cuando hace vestidos a medida, «cuando pongo mi mirada en función de otro, entonces sí trabajo color». Pero en sus colecciones prêt-à-porter todo es negro, y blanco. El color es sólo personalizado.

Hubo una excepción, quizá de esas que confirman la regla. Cuando en el verano de 2005, a pedido de sus socios de entonces, el diseñador creó la colección «Fiesta», donde cerraba con t-shirts negras, blancas, azules y rojas. «Lo gracioso es que cuando terminó la temporada, se habían vendido las blancas y las negras y habían quedado las rojas y las azules, esas no se habían vendido», recuerda.

-¿Por qué el negro? ¿Fue una estrategia, una decisión o un gusto?

-Fue una decisión. En realidad. tengo que decir la verdad. Cuando antes de mi primera colección viajé a Nueva York, empecé a dibujar sobre papel negro con tinta blanca. Pensaba nada más que en siluetas negras. Cuando volví a Buenos Aires y fue el concurso, me dije: quiero que sean trajes negros. Cuando presenté la colección, empezar ahí fue directamente bueno, una declaración: yo quiero ser un diseñador de ropa negra, quiero crear ropa clásica que sea atemporal, que atraviese el tiempo, que la gente pueda coleccionar como piezas, como objetos, desde el primer momento. Me escucho ahora, 20 años después, y pienso: ¡qué atrevido, qué ambicioso!

-También diseñás en colores.

-Sí, sí, sí. No hago color en mis colecciones. No vas a encontrar color en mi perchero, pero para quien viene al atelier hago color, color personalizado. Ahora tenemos la tienda en Recoleta [en Ayacucho 1984, donde se mudó desde San Telmo hace dos años], con mucha más exposición. Hay gente que ve un vestido y pregunta: «¿Me lo pueden hacer en color?» Igual, a mí me encanta, no es que tenga algún problema con el color y que me haga mal o me moleste, de hecho lo disfruto, pero yo soy negro.

-¿Qué te gusta del negro? ¿La elegancia?

-Hace un tiempo me llamó Nicole Neumann y le presté dos looks para el Bailando… Se puso un smoking negro y luego un vestido blanco. Yo tenía su imagen con cosas medio estridentes y cuando la veo con el smoking negro, fue como una especie de tranquilidad visual. Era un oasis. Esa es la sensación que me da. Siento que el negro subraya a la persona. No encuentro otro adjetivo. Es como si la ropa, de alguna manera, no tuviera protagonismo, lo que tiene protagonismo es la persona. Lo que yo hago es silueta, una silueta donde no importa bien lo que tenés puesto, es como una sombra, que te favorece, que te mejora, que te estiliza. Pero la que te ves bien sos vos, definitivamente. Yo la veía a ella y decía: se ve divina. Y lo mismo con el vestido blanco, se veía espléndida.

-Una identidad tan fuerte, ¿se tiene que renovar en algún momento?

-De hecho, cuando empecé con todo esto, me cuestionaban que no era un proyecto comercial. ¿Cuán comercial puede ser querer hacer esto?

-¿Y vos le veías proyección comercial?

-Soy idealista, entonces veía unos ideales muy marcados. En ese entonces no existía para nada el concepto de sustentabilidad y yo estaba de alguna manera desarrollando algo que tenía que ver con la sustentabilidad. No quería hacer ropa descartable. Yo quiero hacer cosas que perduren, con buenos materiales, bien cortada, que la moldería esté bien hecha, que te calce bien y que digas: «Adoro este pantalón, amo este vestido, amo esta camisa, la quiero conservar, la quiero cuidar y es tan buena que me dura. Y como es tan buena y me dura, voy a comprarme otra prenda u otra pieza de este diseñador, porque sé que me funciona y lo puedo combinar con otras cosas». En la moda no hay fórmulas. Esto que yo había mirado y había criticado trabajando para otras marcas cuando iban atrás de lo comercial, me permitió no ser víctima de eso.

-Pero terminaste haciendo una fórmula vos también.

-Sí, pero todo el tiempo me doy cuenta de que. Por ejemplo, yo siempre hice novias y hoy sigo haciendo novias y nunca dejé de pensar que el vestido a medida es algo que está fuera de escala para la realidad en la que vivimos. ¿En qué país del Primer Mundo alguien se hace un vestido a medida? ¿Qué profesional sueco, español o francés va a ver a un diseñador a que le diseñe el vestido?

-¿Y por qué acá sí se da ese fenómeno?

-Eso está desfasado, y en realidad eso tiene un costo que.

-Es excesivo y exclusivo.

-Pero que no pasa por lo esnob, o por lo menos yo no le pongo el precio por esnob. Hay gente que por ahí piensa que el vestido a medida tiene que tener veinte entrevistas, yo no juego a eso. Vos venís con el zapato y la ropa interior que vas a usar, te tomo todas las medidas exactas. Después de eso, hago un maniquí con tus medidas. No es como en la casa Dior, no conservo los maniquíes de todas mis clientas. Yo armo el maniquí con tus medidas hasta que te entrego el vestido y, cuando te lo entrego, lo desarmo. Te lo probás dos veces.

-¿Buscás la perfección en todo lo que hacés?

-(Se ríe) Sí, sí. Es una búsqueda mía la perfección, absoluta. Lo tengo innato. No sé por qué, pero es así y creo que lo tengo en el ADN, porque mi hermana es igual, mis sobrinos también.

-Pero, ¿hasta la obsesión?

-Y, sí. El límite está bastante con la obsesión.

-¿En tu casa sos ordenado como en el atelier?

-Sí, pero como todo, siempre con vías de escape. Por ejemplo, me pasa que viene alguien y me dice: «Está impecable». Y yo digo: «No, para mí está hecho un desastre». Sé que tengo que aflojar. Me ha pasado con cosas que yo veo mal y que el otro no registra. O al revés, me llama la atención que la gente tiene en cuenta mi mirada de una manera y yo no. Me incomoda o me pone mal por el otro cuando la gente me saluda y me dice: «Ay, discúlpame que no tengo vestido negro». Y yo digo: «¡No, por favor!». Porque de verdad no me estoy fijando. Me conecto con la gente por otro lado.

-¿Cómo te llevás con ese mundo de celebrities? ¿Te divierte o es un mal necesario?

-Un mal, seguro (se ríe). Me parece muy agotador el sistema. Es lo mismo que te decía del vestido a medida, porque está muy fuera de escala acá. Encima, ahora entró en circulación el mal de la vestuarista o de la asesora de vestuario, o de la estilista. Yo no atiendo a nadie que no sea la persona en sí misma. El problema, en general, es que se pretende comparar lo que hay acá con lo internacional, y lo internacional es otra escala porque estás hablando, primero, de megaestrellas que mueven millones, y megacompañías, como Dior, Chanel, Saint Laurent. Yo soy un diseñador independiente, que tengo un solo local y una tienda online. Además, no hay coherencia, porque una actriz o una cantante hoy se lleva un traje mío, lo usa hoy y mañana sale vestida de cualquier cosa. No hay una fidelidad, no hay un seguimiento, no son embajadoras de Pablo Ramírez. En ese momento visten Pablo Ramírez, y además tampoco tenés la certeza ni la seguridad de cómo lo usará, con otro collar o peinado que le asesoraste. Entonces, es muy desgastante. Y además yo no tengo un piso en mi atelier dedicado a atender celebrities con un departamento lleno de asistentes buscando ropa. Somos nosotros. Lleva un montón de tiempo.

-¿Es una forma de visualización?

-Por supuesto, yo con todas, desde Cecilia Roth hasta Natalia Oreiro o quien sea, habla conmigo y vienen a acá. No puede venir alguien X en representación a buscar ropa, a llevársela para que se la pruebe. De ninguna manera. Y si viene a acompañarla, que la acompañe, pero la persona que la va a asesorar cuando se está vistiendo soy yo.

-Decime tres personas a las que disfrutaste vestir .

-Marilú Marini para mí es como lo máximo, es alguien que le das un pañuelo y que hace alta costura con eso. Es como el súmmum. También, Lucrecia Martel y Carolina Peleritti.

En su atelier amplio y luminoso, los maniquíes dan la bienvenida con su línea de bijou. Detrás de un escritorio impecable, una biblioteca ordenada, con libros principalmente de moda, se exhiben algunos de sus premios: el Konex Artes Visuales, el Fashion Edition otorgado por el fotógrafo de moda Scott Shuman, de The Sartorialist, las Tijeras de Plata y de Oro de la Cámara Argentina de la Moda.

-Al principio de tu carrera decías que te identificabas con el escritor Manuel Puig, ¿por qué esa identificación?

-Primero, me identifiqué con esa necesidad, de ser un chico de pueblo queriendo escapar del pueblo; con esto de cultivar una imaginación y un mundo propio e interior muy grande. Me cautivaron siempre todas sus novelas. Después empecé a estudiar sobre él y ahora, de grande, tuve la suerte de conocer a mucha gente que lo conocía.

Su pueblo, del que quería escapar, es Navarro, Buenos Aires, a 133 kilómetros de su tienda en Recoleta. Ahí nació hace 48 años, donde vivía con su papá mecánico, su mamá ama de casa, su hermana y hermano.

-Cuando volvés a esa infancia, ¿qué imagen tenés?

-La verdad es que ya estoy grande y siento que me reconcilié con todo eso, no tengo traumas de la infancia, pero sí siento que, de alguna manera, eso marca el camino que uno toma indefectiblemente. Hoy hablo con mi sobrino o con mi hijo [Valentín, de 19 años, hijo de su pareja y socio Gonzalo Barbadillo] los escucho y pienso: «No tengas dudas de que lo que estás padeciendo hoy va a hacer a la persona que serás mañana». Hoy es difícil que veas en perspectiva cómo vas a transformar esto.

-Eso vos lo transformaste en creación.

-Claro, creo que sí, que de alguna manera todos logramos rearmarnos o construirnos en función de dónde venimos o de quiénes somos. Si pienso en mí como un niño, por un lado me pienso como un chico normal y, por otro, me pienso como en una rareza también.

-¿Por qué hiciste el secundario pupilo?

-Terminé el colegio primario y en Navarro había cinco secundarios, y en séptimo grado les dije a mis padres -no sé cómo hice todavía-: «Quiero ir pupilo». Lo pienso al día de hoy. Quería ir pupilo porque no me gustaba ningún colegio, pensaba que el secundario sería un infierno y que la pasaría mal. Era eso, le tenía miedo al bullying en realidad. Necesitaba escaparme de Navarro, y el pupilo estaba en Luján.

-¿Y ahí la pasabas bien?

-Sí, pero cuando llegué, dije: «¿En qué me metí?».

-¿Cómo influyeron los hábitos eclesiásticos en tus diseños?

-Creo que un poco esto que acabás de observar tiene que ver con esa imagen que para un niño es tan imponente. Esta figura que aparece toda vestida de negro, que tiene ese misterio y, a la vez, después, cuando uno accede a la monja, a la hermana o al padre, te encontrás con un ser humano que tiene otra historia. Yo iba a un colegio religioso en el que las monjas vivían ahí, entonces de chico estaba el misterio.

-¿Quiénes te acompañaron desde esa infancia al camino de la moda?

-Una de las primeras señales fue en el secundario, cuando Eva, una amiga de mi madre, que vivía a la vuelta, me trajo una nota de la nacion que decía que se hacía el primer concurso de Alpargatas, y yo me presenté con 14 años. Armé los bocetos y me vine a Buenos Aires a presentar la carpeta. Yo estaba todo el día dibujando. En mi casa es como que no sabían qué hacer conmigo. Al mes, me llegó una carta por correo postal diciéndome que no había quedado seleccionado. Al retirar la carpeta, me recomendaron que siguiera participando.

-¿Tu familia te acompañaba?

-Sí, sí. No me sentía estimulado, quizá, pero tampoco era censurado. Estaba medio boyando. Por eso, de adulto digo: «Pobres, hicieron lo que pudieron». Y decís: qué difícil. Ahora puedo tomar conciencia y pensar en todo lo que me dejaron hacer. Pero nunca tuve problemas de enfrentarme porque siempre logré la forma de acomodarme y de hacer lo que yo quería. Siempre, en realidad, hice lo que quise sin tener que rebelarme.

«Nunca tuve la fantasía de tener una marca propia», reconoce a la distancia de aquellos años de aprendizaje. «Así como nunca me imaginaba cómo podría llegar de Navarro a Buenos Aires y entrar en el mundo de la moda. Lo tenía como meta, pero no sabía cómo lo haría. En el secundario, mi mamá me decía: «¿Por qué no le mandás unos bocetos a Roberto Giordano o le escribís a Pinky». Y yo le contestaba: «Ni loco, porque soy muy tímido». Veinte años después la vestí a Pinky. Las vueltas de la vida. Nunca fui atrevido, de mandarme, pero sí de estar muy concentrado en hacer lo que tenía que hacer. Yo lo que quería era trabajar en diseño y cuando empecé a trabajar, ya estaba».

Antes de «Casta», su primera colección de pasarela, hubo un camino que comenzó con un jumper de jean. Estudiaba en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo [«una de mis mejores experiencias, me abrió la cabeza por completo. Era un momento muy efervescente, porque en la carrera empezaba todo: desde cómo íbamos lookeados, porque te subías al 160 y ya te dabas cuenta de quiénes estudiaban Indumentaria»] cuando, decidido, volvió a presentarse al concurso de diseño de Alpargatas, aquel del que surgieron varios diseñadores renombrados de ayer y de hoy. Tomó la determinación de ganarlo para conseguir un trabajo que necesitaba tanto entonces. Había intentado sin suerte entrar como cadete de un banco y se había hecho el verano como vendedor de una disquería.

Como tenía que proponer un diseño en denim y tenía tan presentes a las alumnas que lo habían acompañado en el colegio católico, bocetó un jumper de jean, con tres lavados diferentes. A los 15 días, lo llamó el diseñador Mariano Toledo, que estaba en la organización del concurso, para decirle que quedaba entre los finalistas de los 500 que se habían presentado. El desfile fue en el Galpón Hirsch, actual Museum, con toda la troupe de modelos de Pancho Dotto y la efervescencia de los 90. «Todos estaban re nerviosos y yo muy tranquilo. Me di cuenta de que mis diseños les encantaban y yo estaba chocho. Al terminar, gané la primera mención, que era un contrato de trabajo en Alpargatas, que era lo que quería. Pero el animador, Roberto Pettinato, anunció que había un premio especial, que en el jurado había franceses, de un estudio que desarrollaban las líneas de jeans para Kenzo, Pepe Jeans y Armani Jeans, que premiarían con un contrato de trabajo para desarrollar su colección en París de. jumpers escolares. Cuando lo escuché, me descoloqué por completo. Imaginate, de no conseguir trabajo de cadete pasé a tener dos. Esa noche no pude dormir».

Así comenzó su primer viaje a Europa, con destino a París, donde hizo la colección de jumpers de denim, dibujó estampas de remeras y todos los días aprendía una rutina de diseño diferente. Cuando volvió a Buenos Aires, Alan Faena viajó al mismo estudio porque buscaba un diseñador. Allí mismo le recomendaron que la persona que necesitaba estaba en Buenos Aires y que se llamaba Pablo Ramírez. Así comenzó a trabajar en Via Vai, Gloria Vanderbilt, Hope & Glory, Sol Porteño y Adriana Costantini. Todo el camino que, hace 20 años, lo llevó a crear una etiqueta con su nombre, que hoy representa todo un estilo.

Alta costura. El inédito negocio detrás de los trajes que usan Boca y River

Fuente: La Nación ~ Rivales en la cancha, hermanados en la moda. Boca y River no solo comparten marca de camiseta. Cuando visten de etiqueta, en cenas de gala o viajes al exterior, los clubes más populares utilizan los mismos hilos italianos. Traje, camisa y corbata confeccionados por un emprendimiento familiar que creció uniendo la alta costura y la pelota. Con 20 años de trayectoria en el rubro, la familia Abal trajo la marca italiana Giorgo Redaelli al país y factura $1,5 millones al mes.

El negocio comenzó hace dos décadas, aunque inicialmente los Abal se dedicaban a la comercialización mayorista de prendas europeas. «Empezaron mi papá y mi mamá. Compraban telas o prendas ya hechas en Italia y las vendían a otros locales», relata Emilio Abal, sobre la actividad que Ricardo y Verónica comenzaron en 1998. Tiempo después, se contactaron con el diseñador Giorgio Redaelli, quien les dio la licencia para comercializar su marca en América latina.

El paso hacia la venta minorista llegó años después. La firma sobrevivió a la crisis de 2001, pero modificó su esquema. «La parte mayorista decayó bastante en el país, porque se estiraban mucho los plazos de pago, el producto italiano se volvió caro por el tipo de cambio y empezó a haber más competencia con la tela china, que mejoró también su calidad», dice Abal.

Formado como contador y administrador de empresas (UADE), trabajaba en la consultora KPMG antes de sumarse al negocio familiar en 2009. Ese año, sus padres compraron el primer local en Monserrat, que está activo hace una década. Hoy, tienen otro local en Puerto Madero, operativo hace ocho años, y el más reciente, en el Microcentro.

Asociarse al fútbol fue la estrategia que les permitió expandir su negocio. El primer contacto fue con Racing, una idea que surgió en 2012 alimentada por la pasión familiar. «Pensamos en hacer merchandising para los clubes y venderlo. Nosotros somos hinchas de Racing y llevamos la idea», dice Abal. La propuesta derivó en convertirse en sponsor del club y vestir al plantel con indumentaria formal para los viajes internacionales.

«Hasta ese momento nunca habíamos hecho trabajos con delegaciones y el objetivo también era conseguir más exposición», relata Abal, sobre un primer intento que no funcionó: el plantel utilizó los trajes, pero el emprendimiento no tradujo esa iniciativa en ventas. El vínculo se extendió al año siguiente, donde comenzaron a llegar los éxitos: Racing fue campeón local en 2014 y eso dinamizó el negocio. » Hicimos una línea formal de camisas, corbatas y pantalones y empezamos a sacar chombas. La idea fue lanzar productos premium, pero que no fueran tan formales y se pudieran usar en cualquier situación», dice.

Así comenzaron a expandir su presencia en el deporte. Llegaron a Boca, club del cual hoy son proveedores de ropa para viajes internacionales y cenas de gala de los planteles masculinos y femeninos; River, que los eligió para el Mundial de Clubes de 2015; y Vélez. También trabajaron con la selección de básquet (Mundial 2014) y con Rosario Central.

Esa estrategia define el perfil del público que compra en sus locales. » Muchos nos conocen por medio de los clubes. La primera compra es un producto de su equipo y después se engancha con otras cosas», dice Abal, quien detalla que alrededor del 60% de sus ventas corresponden a las líneas de los clubes de fútbol. «Estas licencias de sponsoreo nos sirven mucho. Cuando Boca nos menciona en un posteo en Instagram, nos da una exposición gigante a la que nosotros por nuestro medio no llegaríamos«, explica Abal.

Entre camisas y sacos, una chomba fue el éxito más reciente de Giorgio Redaelli. Se trata de un diseño especial para Marcelo Gallardo, que se agotó cuando el entrenador de River la usó en un partido. «Habíamos hecho una para Diego Milito y nos interesaba hablar con Gallardo. Le acercamos los diseños, le gustó la idea y los aprobó. Un día nos llamó porque la iba a usar en un partido de Copa Argentina un domingo y fue un boom. Tuvimos lista de espera de más de 1000 personas queriendo comprar la chomba de Gallardo porque obviamente no alcanzó el stock. Fue un nivel de exposición para el que no estábamos preparados, y en menos de 24 horas se empezaron a vender las réplicas en internet», recuerda Abal.

Las camisas son las prendas más demandadas: fabrican entre 1500 y 2000 por colección, y las renuevan cada cinco meses. A diferencia de sus primeros años, hoy los Abal realizan la mayor parte de su producción en el país. «Todas las telas son importadas de Italia. Vamos a las fábricas donde compran marcas como Hugo Boss, Armani o Versace y se venden muchos stocks remanentes. Quizá son volúmenes chicos para ellos, pero para nosotros nos sobra y da una diferencia importante en la calidad del producto», reconoce.

Parte de las prendas son de confección propia, donde Daniela, diseñadora y también hija de los creadores del emprendimiento, supervisa la producción, y el resto es tercerizado en otros talleres textiles. Los accesorios -pañuelos, gemelos, chalinas- son importados.

Ese factor, reconoce Abal, condiciona la dinámica de los precios y los fuerza a adaptar su modelo de negocio. «Le vas buscando la vuelta. Al taller le entregamos todas las telas cortadas y ordenadas, para que no tengan que armar las camisas de cero. Con decisiones así intentamos ahorrar parte de los costos», dice Abal, aunque reconoce la imposibilidad de escapar a la inflación.

«Cuando el dólar se fue de $45 a $60 tuvimos que ajustar porque tener todo importado nos afecta, pero tampoco podés tocar el precio cada vez que sube el dólar porque llega un momento en que dejás de vender. De todas maneras, nuestros clientes entienden la situación y saben lo que pasa», dice.

Los turistas volvieron a elegir «el sweater de Mar del Plata»

Fuente: El Marplatense ~ En una temporada con una afluencia de turistas que no se veía en años anteriores, son varios los sectores que se ven beneficiados. Desde la industria textil, manifestaron que también se han visto favorecidos, más allá de que en los días donde acompaña el clima, la gente se vuelca a las playas y no tanto a los distintos centros comerciales de la ciudad.

«Ha sido una temporada donde hemos visto un gran caudal de gente en la ciudad, de acuerdo a los números que ha dado a conocer el Emtur y la Asociación de Gastronómicos y Hoteleros, con una marcada tendencia los últimos dos fines de semana, con una ocupación hotelera de prácticamente el 100%, lo que claramente ha beneficiado al sector comercial», manifestó Juan Pablo Maisonave, presidente de la Cámara Textil de Mar del Plata, en declaraciones a El Marplatense.

«Por otro lado en nuestro caso dependemos también del clima. En los últimos fines de semana tuvimos días muy lindos, por lo cual la gente disfruta de la playa durante todo el día y eso ha afectado negativamente al sector comercial, porque obviamente no han podido visitar los centros comerciales, pero a su vez, si se ha beneficiado el sector gastronómico«, aseguró.

«De todas maneras hemos tenido también días con temperaturas medias y la gente ha podido visitar los distintos centros comerciales de la ciudad y aprovechar la avenida Juan B. Justo, la cual estuvo muy nutrida de gente, buscando poder llevarse el sweater de Mar del Plata«, destacó Maisonave.

En referencia a la continuidad del sector durante el resto del año, el referente de la cámara textil señaló que «estamos trabajando constantemente. Las empresas de la ciudad de Mar del Plata, son muy heterogéneas, algunas trabajan con locales comerciales propios, en los cuales fabrican para vender la unidad, como así también están los que trabajan para marcas de primer nivel en todo el país. Por este motivo, algunas empresas ya están vendiendo las prendas de invierno y planificando el verano que viene«.

«Siempre se está trabajando en posicionar a Mar del Plata con un polo textil de calidad. Siempre tratamos de mostrar que no solo están las fábricas y los empleados que están en las mismas, sino que también es muy importante el aporte que hace el sector académico, con una universidad y varios centros de capacitación, en todo lo relacionado al diseño y oficios que ayudan a que Mar del Plata sea tan diferente con respecto al país», concluyó Maisonave.