Un informe de Fernando Marull & Asociados analizó datos de la plataforma Numbeo en distintos rubros como alimentos, restaurantes, indumentaria y ocio. En base a ellos, calculó la misma canasta de consumo para Argentina, Chile, Brasil, EEUU y España. El ejercicio, iniciado en 2017, buscaba explicar el por qué de los viajes de argentinos a Chile y otros destinos del mundo destinados más que nada a la compra de bienes de consumo.
La crisis de balanza de pagos que se disparó en 2018 cambió todo eso, la Argentina pasó de estar más cara que los otros cuatro destinos en 2017 a abaratarse sustancialmente en dólares dada la caída en el valor del peso argentino. Pero el sector de indumentaria se destacó dentro de la canasta de bienes como el que, ni siquiera con una fuerte devaluación, logra abaratarse lo suficiente.
“Argentina se ha vuelto bastante más barata que otros países de la región. Hasta 2017, el costo en dólares corrientes de las canastas de alimentos, restaurantes e indumentaria superaba holgadamente al de la misma canasta en Brasil y Chile. Tras los sendos episodios de depreciación del peso en 2018 y 2019, Argentina se ha transformado en el país más barato en dólares del grupo en tres de las cuatro canastas monitoreadas; sólo en Indumentaria continúa siendo más caro que sus socios regionales”, escribió Marull en su análisis.
Para la comparación se utilizó el dólar mayorista, cercano a los $60 por unidad, porque es el que de hecho se paga por actividades comerciales o al que, en principio, tienen que hacer sus compras turistas del exterior (siempre y cuando no vayan al mercado informal).
“En Argentina, un par de zapatillas Nike cuestan en promedio USD 73, 40% menos que los USD 120 de 2015 y en niveles similares a Brasil. Aún por arriba de los USD 55 de Chile. Otro ejemplo, un jean cuesta USD 55 en Argentina, la mitad que hace unos años y aun así arriba de Chile y Brasil”, detalló el informe.
Sólo España, después del fuerte sacudón que sufrió el tipo de cambio argentino en 2018 y 2019, terminó con una canasta de indumentaria más cara que la de la Argentina.
Con todo, la existencia del Impuesto PAIS que grava con un 30% de recargo a los consumos en moneda extranjera hace que los argentinos no puedan ya aprovechar precios más baratos, por ejemplo, del otro lado de la cordillera.
“Con un dólar $60 Argentina quedó competitiva, salvo la indumentaria. Pero, al menos en los sectores monitoreados, tampoco es que le sobra mucho colchón cambiario. Además, hay que descontar retenciones (promedio 13%). En cambio, cuando las canastas las calculamos con un dólar de $80, si quedan bien competitivas, sugiriendo que ese sería un buen nivel de dólar que impulsaría las exportaciones (hoy sólo lo recibe el Turismo, porque los turistas cambian al paralelo). Igualmente, es poco probable que en el corto plazo Argentina vaya a un dólar oficial cercano a $80 (similar al dólar paralelo), dado que acaba de lanzar un plan de estabilización. Así, es esperable que en los próximos meses estas canastas vuelvan a apreciarse nuevamente”, concluyó Marull.
Las particularidades de los precios de indumentaria en la Argentina son una constante a lo largo de los años. Según analistas, se explican por varios factores. Pero para empezar, señalan, no habría que confundir industria textil con comercializadoras. Entre las distintas partes de la cadena de indumentaria se explican los costos mayores que se paga en los comercios argentinos. La protección a la industria en las aduanas explica parte, pero no todo el problema.
“Hay una cuestión de política comercial, sí, pero hay otros dos factores. Primero la presión impositiva, la competencia con el resto del mundo es muy difícil porque tenemos más impuestos que en otros países. El otro es el costo de financiamiento en el doble sentido. Por un lado, precios en shoppings y tarjetas son muy altos por los costos financieros, lo que reduce la competitividad de las industrias locales. Y por el otro lado, la tasa de interés es muy alta por eso desde el inicio un emprendimiento tiene un costo de financiamiento mayor que hace más cara la puesta en marcha”, dijo Matías Rajnerman de Ecolatina.
“Para empezar, la Argentina desarrolló una industria textil. Genera empleo en sectores de muy bajos recursos, no muy calificados y en general de sexo femenino, por lo que si se los expulsa no suelen encontrar trabajo tan fácil. Partiendo de eso nuestro país tiene una política proteccionista que genera un mayor precio de la ropa porque elimina cierta competencia y genera un nivel de precios más alto», agregó Rajnerman.