Triple impacto. Fabrican ropa para hombres y llevan facturados $9 millones

Fuente: La Nación ~ Nacho y Muna nos cuentan cómo crearon Borna, una empresa de la que se sienten orgullosos y comprometidos y, además… ¡ les da un medio de vida exitoso en el que los números les cierran ! Los dos Ignacios, se conocen desde muy chicos, son amigos y socios. Vienen de disciplinas distintas, pero los une el espíritu aventurero, libre y soñador. Un ADN netamente emprendedor.
Borna nace en un viaje. Ignacio Munaretto, al que todos llaman Muna, estaba viviendo en Barcelona. Un día, le suena el teléfono y era su amigo Ignacio Franchini, Nacho, que le dice: «En un mes te voy a visitar». Apareció junto con otros siete amigos de toda la vida con los que finalmente se engancharon para viajar juntos por Europa. En ese viaje notaron que en las playas los hombres llevaban trajes de baño cortos, como los que se usaban en los años 80 y los 90. Vieron que era toda una tendencia de moda y eso les disparó la idea comercial, «Che: ¿esto en Argentina funcionará? Podría ser, habría que probar».

Ya tenían el primer insight, solo faltaba validarlo. Volvieron a Argentina, recorrieron locales de distintas marcas y nadie los tenía ni pensaban en tenerlos esa temporada, pero había mucho interés en la propuesta. Ahí fue cuando la idea dejó de ser idea y se transformó en emprendimiento.

Empezaron por fabricar shorts cortitos para hombres

Sin saber nada de la industria textil, ni siquiera coser un botón, fabricaron los shorts y los vendieron todos. En locales, en ferias, en cumpleaños, fiestas… A cualquier evento al que los invitaban, iban con su bolso lleno de shorts y de sueños.

Ahora compartían anhelos y estaban emprendiendo un camino distinto al que venían recorriendo por separado: Muna es licenciado en administración de empresas (UCA), publicista de la Escuela de Creativos Publicitarios y se especializa en diseño y marketing digital. Ganó premios como el Ojo de Iberoamérica y Diente Publicitario. Nacho es contador (UBA), hizo un intercambio de grado en la Universidad de Maastricht (Holanda) y trabajó en varios emprendimientos tecnológicos. En su tiempo libre se dedica a ser instructor de surf adaptado en la escuela Mardelsurf de Mar del Plata. Juntos llevan adelante Borna a puro empuje y garra emprendedora.

Decisión difícil: dejar el empleo en relación de dependencia

Al segundo año del emprendimiento duplicaron la producción y la vendieron toda. Al otro año ermpezaron a desarrollar más productos; gorras, camisas y remeras. Vieron que el negocio escalaba y se tornaba más sólido. Los números crecían y, con ellos, también la estructura. Entonces se decidieron a dar el famoso «salto de fe», también llamado «salto emprendedor» para enfocarse ciento por ciento en Borna. Hasta ese momento ambos tenían, en paralelo, respectivos trabajos en relación de dependencia que les «daba de comer».

«Ese salto fue pura adrenalina. Pero no solo por dejar de lado nuestros trabajos sino porque también empezamos a ver la realidad de la industria», comenta Muna. « Fue ahí que decidimos que si íbamos a pertenecer a la industria, necesariamente debíamos hacer las cosas de otra manera, jugar distinto. Nos enfocamos en hacer de nuestra empresa, una empresa de triple impacto: plata, planeta y personas».

Apostar por los propios valores

Para agregar valor social, fabrican sus productos con cooperativas de trabajo y fundaciones, ONGs y asociaciones civiles que compartan los valores de la marca, promoviendo la inclusión social de grupos vulnerables que no acceden fácilmente al trabajo. «Además del impacto social en la cadena productiva, destinamos un porcentaje de nuestras ventas a la compra de ladrillos para la construcción de talleres de oficios, ya que nuestra intención es que nuestros productos nazcan de manera responsable y que con la venta puedan contribuir a seguir generando herramientas de trabajo», relata Nacho. De esa forma generan una economía circular, que promueve la inclusión al inicio del proceso productivo y al final para que resulte transversal a toda la empresa.

También los convocaba el impacto ambiental: «Repensamos nuestros procesos para causarle el menor daño al medio ambiente que podamos», señala Muna. «Desde la reutilización de descarte textil en nuestros productos, como es el caso de las gorras, hasta la utilización de packaging biodegradable, verificando que nuestros proveedores cumplan con los estándares internacionales que rigen para evitar, por ejemplo, la deforestación de bosques nativos, y alianzas con otras entidades que utilizan nuestro descarte para hacer sus productos», enumera.

Los desafíos que tuvieron que superar

  • Aprender desde cero. Tuvieron que hacer un «máster de la calle «para entender la industria. Salir a buscar proveedores, aprender cómo se hacían los productos, cómo se vendían, absolutamente todo.
  • Establecer alianzas productivas. Querían incluir a grupos vulnerables en la cadena productiva pero ¿cómo? Lograron que las gorras fueran trabajadas por la Fundación Mediapila, que capacita a mujeres para insertarse en el mercado laboral. Los buzos y remeras son empaquetados por redACTIVOS y En Buenas Manos respectivamente, asociaciones que generan empleo para personas con discapacidad. Estas alianzas, son piedra angular del negocio.
  • Reducir el impacto ambiental. La solución fue hacer más eficientes los procesos de trabajo y generar alianzas. Todo el descarte que se genera en la producción (telas que sobran de los cortes, avíos fallados entre otras cosas), lo reutilizan en sus productos (los parches de las gorras son de retazos sobrantes de telas de trajes de baño) y si no las pueden reutilizar las obsequian a fundaciones y marcas amigas que las utilizan para generar sus productos.
  • Encontrar un packaging ecoamigable. Pudieron hacer un envoltorio de cartón reutilizado o de plástico biodegradable, que a diferencia del plástico habitual, puede desintegrarse en alrededor de 6 meses.
  • Crecer en un contexto de crisis. En el último año, la industria en general y sobre todo la industria textil tuvo una de las crisis más fuertes. «Para superarla, repensamos nuestro negocio en su totalidad. Propósito, estructura de costos y procesos; optimizando recursos y focalizándolos donde realmente importa, logramos no solo mejorar nuestros indicadores. Hoy podemos decir que vimos en la crisis una oportunidad para seguir jugando diferente,estamos de pie y generamos un crecimiento», comparte Muna.

Los aprendizajes

  • No hay piloto automático. El tiempo nos enseñó que para emprender tenés que ser proactivo y reinventarte todo el tiempo, tenes que ser resiliente y así adaptarte a los vaivenes del mercado.
  • Apoyate en otros. «Si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos ve acompañado. Nos sorprendió la cantidad de gente que te da una mano cuando estás emprendiendo. Hay una cultura de colaboración que va mucho más allá de la cultura de la competencia».
  • Ayudar a otros que están en la misma. Así como nos han ayudado mucho a nosotros al ingresar a la industria, nosotros dedicamos tiempo a ayudar a emprendedores que están comenzando.
  • Las cosas fluyen mejor cuando es claro tu propósito. Cuando encontrás tu propósito las cosas fluyen con claridad, tu norte se vuelve claro y preciso, y si en algún momento tenes dudas de cómo accionar, te podés preguntar si lo que estas haciendo te acerca a tu propósito. Si la respuesta es Sí, vas por el camino indicado.

En números

  • $9 millones de pesos facturaron desde que empezaron.
  • $7 millones de pesos proyectan facturar este año.
  • U$S1000 dólares puso cada uno de los socios para la inversión inicial que año tras año fueron reinvirtiendo para apalancar el capital de trabajo.
  • 75 tiendas multimarca en todo el país venden productos Borna.
  • 1 concept store en Recoleta.
  • $225 mil pesos fue el premio que ganaron en 2018 al ser seleccionados por la incubadora del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires como emprendimiento social para participar de un programa de incubación de 12 meses.
  • 80 modelos de gorras.
  • 1000 ladrillos llevan obsequiados para ayudar a construir un centro de oficios en el Comedor Madres de San Lorenzo, de San Fernando.

Los consejos de Muna y Nacho para emprender

  • No tengas miedo a equivocarte. Emprender se trata de hacer, de ser proactivo; y cuando uno hace se equivoca. Sin Lo importante es entender que todo es experiencia que sirve para el futuro de tu vida como emprendedor.
  • Sé resiliente. En el camino de tu emprendimiento te va a pasar de todo, cosas buenas y cosas malas. Lo clave es entender que cada una de las cosas pasan por algo y que no es «que el mundo está contra vos». Cada vez que te caigas, levantante y sacá de eso un aprendizaje para el futuro.
  • Saber poner el foco y aprender a decir «no». Es importante entender dónde poner el esfuerzo para que tu emprendimiento crezca. Dedicarle tiempo a las tareas de valor agregado, aprendiendo a decir no a cosas que no suman para no perder tiempo en lo que realmente vale.
  • Invertí en tu producto o servicio. Es tu carta de presentación, lo que va a hacer que tu negocio despegue. Dáselo a gente para que lo pruebe, charlá con potenciales clientes para que te den feedback, circulalo y mejoralo constantemente hasta encontrar el valor agregado que tiene en comparación a la competencia.
  • Encontrá tu propósito. Tu emprendimiento es tu trabajo. Eso significa que van a haber cosas que no te gusten hacer, cómo en todo trabajo. Pero si le encontrás el propósito a lo que hacés vas a sentir que todo lo hagas está alineado a eso que te mueve. «El nuestro es promover la inclusión social, buscando generar igualdad de oportunidades para todos», dicen los Ignacios.

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