«Nos toca atravesar un momento complejo para la industria textil»

Fuente: La Opinión ~ Expresó Marcelo Lombardo, quien conduce SOIVA desde hace 25 años, a LA OPINION. Desde enero de este año a la fecha se perdieron unos 8.000 puestos de trabajo a nivel nacional. En nuestra ciudad y la zona no hay despidos, pero reducciones de la jornada laboral y adelantamiento de vacaciones.

El miércoles último se realizó el acto de asunción de noveno mandato consecutivo de Marcelo Lombardo en el Sindicato de Trabajadores de la Industria del Vestido y Afines (SOIVA), durante una cena en el campo de deportes en Bella Italia.

Asistieron los integrantes de la nueva comisión directiva, el jefe de Gabinete municipal Marcos Corach, dirigentes gremiales y periodistas de distintos medios, presentándose luego del postre el grupo musical Clave Folk.

El ex concejal del Partido Justicialista había conseguido 279 votos en las elecciones que se llevaron a cabo en la sede de calle Lamadrid, cumpliendo 25 años en la conducción del gremio. Actualmente tienen 520 afiliados, la mayoría en el departamento Castellanos y el resto en San Cristóbal y 9 de Julio. El reciente incendio en la empresa Sueño Dorado no generó problemas en el personal: «gracias a Dios, todos los dependientes están trabajando la jornada completa», aclaró en una entrevista con este cronista de LA OPINION.

-¿Qué significa este nuevo mandato y cuáles los desafíos?
-Cada nuevo mandato implica nuevos desafíos y un renovado compromiso para seguir trabajando por los intereses de los trabajadores del vestido. Nos toca atravesar un momento complejo para la industria nacional en general, pero fundamentalmente para todo el sector textil, con pérdidas permanentes de puestos de trabajo, un mercado interno que no reacciona y que golpea fuerte sobre las estructuras productivas de las empresas del sector, que se sostienen del mercado interno que se encuentra contraído. El contexto nacional arroja guarismos alarmantes: desde enero de este año a la fecha se han perdido alrededor de 8.000 puestos de trabajo. En nuestra ciudad y la zona encontramos un contraste porque acá afortunadamente no tenemos despidos, pero sí compartimos el problema del país con una caída de la producción y un importante nivel de capacidad ociosa de las empresas. Venimos atravesando una serie de medidas con reducciones de la jornada laboral, adelantamiento de vacaciones; tenemos un esquema de «banco de horas» en Limansky que nos permitió reducir la jornada laboral, pero seguir cobrando el salario en forma completa. Son todas herramientas que hemos agotado y nos quedan pocas para seguir sosteniendo esta situación. La preocupación va en crecimiento porque no vemos en el corto plazo un cambio en los niveles de producción, sin un mercado interno que se reactive, la producción no va a aparecer y nos vamos a encontrar con muchas empresas sobredimensionadas. Venimos hablando con los distintos empresarios, tratando de cómo sobrellevamos este momento, con poco margen de previsibilidad, sin siquiera hacer proyecciones en el corto plazo. Esa situación de incertidumbre genera preocupación, imposibilidad de diagramar acciones o pensar en esquemas de crecimiento en un futuro inmediato.

-¿Cómo influye la inflación en este esquema?
-Tenemos un salario que está absolutamente depreciado, una discusión en paritarias de este año que quedaron muy por detrás del nivel inflacionario, que se traslada al precio final del producto de la indumentaria, pero no se refleja en el costo de producción del producto, cuya incidencia ronda del 20%, el resto se lo llevan los esquemas de comercialización y la presión impositiva del país que es alta y difícil de sostener. Discutimos un salario depreciado con un sector empresarial que no tiene posibilidades de incrementarlo porque sus márgenes de rentabilidad están achatados. Esto se da en muchos sectores con un desajuste de la cadena de valor con sectores que se terminan apropiando de un gran porcentaje del costo final de un producto y los sectores primarios de aporte de insumos y mano de obra quedan relegados.
-En este contexto, ¿cómo incide la importación de productos?
-El que ejerce la función de importador encuentra buenos precios en el exterior, pero no lo traduce a la venta del producto en vidriera; no generó una baja de la indumentaria sino que se ha equiparado al costo local, generando un nicho de crecimiento en sectores importadores en detrimento de los que confeccionan en el país. Se lo hemos marcado infinidad de veces con datos estadísticos al Gobierno para tratar de generar algún esquema de mayor protección de la industria textil.
-¿Hablaron con el gobierno nacional?

-Hemos tenido en distintos momentos acercamientos con el Ministerio de la Producción, nos sentamos a conversar pero no se tradujo en un diálogo, muchas veces en una conversación de sordos entre dos posiciones que intentan defender lo suyo. El sector de los trabajadores en conjunto con el empresariado presentamos proyectos en conjunto para atravesar el momento, pero del Gobierno encontramos una respuesta de silencio, negación o no compartir la mirada del sector. Sentimos muy poco respaldo y con cierto ánimo de desazón, y no hemos conseguido los caminos necesarios para que se traduzca en respuestas concretas.

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